lunes, 16 de septiembre de 2013

LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS DE RAFAEL R. COSTA


Sinopsis (extraída de Amazon):

Poetisa, madre, judía, superviviente del Titanic, e interpretadora de sueños. Sarah Georginas Parker se ve obligada a trasladarse desde la capital checoslovaca a Estados Unidos, con un hijo de doce años, en 1924, meses antes de que muera su amigo Franz Kafka.

En su nuevo país, y ayudada por la Hermandad Hebraica, su vida dará un giro. Conocerá Harry Houdini, a Nancy Cunard, se codeará con la Alta Sociedad neoyorquina y finalmente volverá a Europa, donde pasará un año en un campo de concentración de Praga. 

Una mujer singular, un arcángel, que luchó contra la realidad hostil en una de las épocas más convulsas de nuestro pasado reciente.

La imagen de la portada es de Eduardo Elizalde Brisuela.

Mis sensaciones:

Los que leéis mi blog sabéis que desvelo muy poco de las novelas, de su argumento. Simplemente trazo pinceladas de sensaciones, de las que me deja cada relato. Esta novela tiene todos los ingredientes para seducir a quienes les apasionan dos cosas: la Historia y la capacidad de un autor para narrarnos la vida. 

Cuando empecé a leer ya sabía de la delicadeza de la prosa de Rafael R. Costa, lo comprobé al leer El caracol de Byron y por eso quizá intuía que éste era un libro que no podía decepcionarme. No lo ha hecho, tiene entre sus páginas montones de frases de esas que dan ganas de subrayar y leerlas muchas veces.

Es una novela con mayúsculas, me asombra la capacidad del autor para aglutinar en torno a la protagonista a personajes como Hemingway, Kaftka, Harry Houdini, Hilter o Freud y hacer que te parezca, como lector, que existiera una mujer, poetisa, interpretadora de sueños, superviviente del Titanic, que haya tenido una vida tan fascinante, rodeada a su vez de personas que ya son personajes para la memoria colectiva.

Los dos elementos que nos llaman a la hora de elegir un libro siempre son los mismos: portada y sinopsis. Yo me reservo normalmente la lectura de la sinopsis, o si lo hago es muy por encima, sin darle demasiada importancia, pero reconozco que las portadas a veces suponen un elemento clave para mí. En este caso siempre ha sido así. De hecho, hace casi un año tropecé con Rafael en la presentación de un libro y no pude evitar decirle que estaba fascinada con la portada. Mi retraso de lecturas ya no es notable, sino sobresaliente, así que ha tenido que pasar mucho tiempo hasta que he podido acercarme a ella.

Os aseguro que ha sido un placer.

La interpretadora de sueños no es solo la historia de Sarah Georginas Parker, es un repaso a la historia del siglo XX. Asistimos con ella al naufragio del Titanic, a los felices años 20, al crack del 29, al estúpido horror de la guerra en los campos de exterminio nazis, somos testigos de su ascenso social haciendo uso de su don para interpretar los sueños y de su final inesperado. 

Si eres de los que disfruta con novelas ambientadas en los primeros años del siglo pasado, esta es tu novela, sin duda.

La narrativa de Rafael R. Costa me provoca sensaciones. La primera, la más poderosa, la de estar formando parte de la historia que me cuenta. No he tenido problemas para imaginarme sentada en la mesa de Los dos osos dorados al lado de Georginas, escuchando a Frank Kafka. Hay muchos momentos en la novela que se te quedan prendidos en la memoria pero si tengo que elegir uno (nadie me obliga, lo elijo, simplemente) es la madrugada en la que espera en el puente sobre el Moldava, en Praga, a que amanezca mientras se disipa la niebla. Un coche se ha llevado a sus amigos a un destino más seguro mientras ella, que días antes renunció a salir de la ciudad de la mano de Hemingway, se queda sola, prendida a su equipaje, esperando a que la detengan. Es un momento en el que pensé que quizá, en su piel, yo habría hecho lo mismo: esperar. Bajar los brazos y dejar que el destino me condujera donde quisiera.

No quiero contar más, quiero que la leáis y si la habéis leído que me contéis qué os pareció.

Merece la pena.

Otra reseña de La interpretadora de sueños en Vivir de libros de Ana Saavedra