martes, 11 de febrero de 2014

EMPEZAR DE CERO

Así empieza La arena del reloj y así,desde cero, comenzó esta aventura literaria que ni siquiera me atreví a soñar tan intensa como está siendo. En poco menos de una hora será 12 de febrero y oficialmente arrancará una de esas fechas que se sellan a fuego en tu alma, un instante de cambio, una etapa nueva.

Pongo en ella algunos sueños.

Le presto un trocito de mi corazón.

Cargo en ella toneladas de ilusión.

Le añado unas manos para que se agarre.

No lo pongo todo, como veis, me guardo un poco porque la vida es larga y estoy segura de que ésta no será la última meta que me imponga. Necesito, para lo que quiera que sea que se me ocurra en el futuro, sueños, ilusión, corazón y unas manos que me ayuden a sostenerme en pie.

Puedo sola, pero se está mejor en compañía.

No me olvido de dejar espacio para anclar bien los pies en el suelo, para que no se me pase por alto ser sensata, para recordar que todo en esta vida se rige por la gráfica que mi padre me pintaba muchas veces en un papel: primero estás abajo, luego subes a un cielo imaginario y después llega una decepción con la que comienza la bajada; pero si logras no caerte al punto de partida y a media altura enderezas el rumbo, no hace falta volver a subir de nuevo sino continuar recto y lo habrás conseguido.

En la amistad.

En el amor.

En los negocios.



Yo querría haber escrito cómo me siento, pero hoy las palabras se me resisten. Supongo que es normal, tantas emociones juntas han cortocircuitado mi capacidad de pensar. Pilar Muñoz Álamo, escritora cordobesa, a la que no debéis perder de vista, ha escrito exactamente lo que siento. Con su permiso, os lo muestro:

11 de febrero de 2014.

"Siento vértigo. Una leve opresión me cierra la boca del estómago y cientos de sacudidas minúsculas me impiden permanecer demasiado tiempo quieta en cualquier lugar, apenas sosegada; parezco pincharme a lo largo y ancho de mi cuerpo con granos de arena imaginarios. Intento ocupar mi mente, focalizar la atención en alguna tarea concreta, pero me disperso una y otra vez de manera irremediable. Deambulo de un pensamiento a otro a la velocidad de la luz y todas las opciones posibles y probables acuden al unísono intentando que las baraje para saber qué ocurrirá mañana. Y a partir de mañana. El control de la situación se desliza entre mis dedos, no puedo atraparlo, huye hacia otros derroteros que desconozco, hacia lugares concurridos o tal vez inhóspitos, hacia manos cálidas y acogedoras o hacia miradas frías que se deslizarán por su portada sin reparar en ella, para detenerse en la autora conocida, en la escritora consagrada que pisa tierra firme desde hace años. Anhelo mis redes, navegar en alta mar, con mis herramientas domadas por el uso que tengo la dicha de conocer como pescador hábil y experto. Y es que nunca he pisado tierra firme. La reacción de quienes esperan en la orilla deseosos de palpar el producto con sus manos y no a través de imágenes virtuales me resulta extraña. Quiero hablarles, quiero convencerles de los beneplácitos de lo que ofrezco para poder subir peldaños, o acaso para mantenerme en aquel en el que acaban de depositar mi cría. Pero me siento tan pequeña ante un mundo tan grande, tan extenso, tan disperso que no sé cómo acaparar cada uno de sus rincones con mis únicas dos manos, cómo alcanzar cada uno de sus recovecos con mi voz, porque dudo si quien la extrajo de mi red la pondrá por mí. 
Se teme todo aquello que escapa a nuestro control. Asusta todo aquello que nos afecta y que resulta invulnerable a las consecuencias de nuestras decisiones inmediatas. El desconocimiento de cómo manejarlo todo produce un nerviosismo difícil de sortear. Y el vértigo de no saber qué ocurrirá marea. No podré conciliar el sueño esta noche, auguro que la caída al vacío provocará en mí emociones indescriptibles que mantendrán mi cuerpo largo tiempo en estado de vigilia. 
Comienza una nueva etapa. Mañana. Y solo me queda esperar, con la certeza de que haré todo cuanto esté en mi mano, en cualquier lugar y en cualquier momento, para alimentar a mi vástago como es debido. No os quepa la menor duda." (Relatos de Mujer- Pilar Muñoz Álamo)

Buenas noches. Mañana será el primer día.

No sé de qué, pero el primer día...