domingo, 16 de noviembre de 2014

¿A QUÉ LLAMAS TÚ AMOR? PRESENTACIÓN EN MADRID

14 de noviembre de 2014

17:30
Centro comercial La Gavia

Faltaba tiempo para que Pilar Muñoz se reuniera con sus lectores, pero siempre procuro que a mí me sobre para acudir a una cita. Mitiga la sensación de ansiedad y, además, me permite echar un vistazo a todo. Media hora antes de haber quedado entré en el centro comercial. Con la calma que te concede el que te sobre tiempo, llegué a Fnac y pude comprobar cómo montaban la sala, preparaban los micrófonos, la pantalla y colocaban sillas y sillones. Di una vuelta por la tienda. Incluso pude experimentar una sensación que ya se está convirtiendo en habitual, la de encontrar cada vez más libros de gente que conozco, tanto en las mesas de novedades como en las estanterías.

No sé si a alguien más le pasa, pero a mí me provoca un pellizco en el estómago. Me alegro tanto que me entran ganas de asaltar a las personas que tengo al lado y ponerme a contarles que conozco al autor o a la autora, pero me contengo. 

Aunque me cuesta.




18:00
Fnac

Pilar llegó y, después de los saludos de rigor (nunca nos habíamos visto en persona), comenzamos a charlar como si fuéramos amigas de toda la vida. Esa es una sensación que he experimentado en anteriores ocasiones, cuando la amistad virtual da paso a una real, una en la que las conversaciones se escuchan en lugar de leerse. Ya no somos la foto de un perfil sino alguien que parpadea y que respira, que se mueve, y sonríe en lugar de enviar un emoticono. 

Mientras esperábamos a Ana Coto y Pilar le daba instrucciones al técnico de Fnac, la conversación se llenó de preguntas sobre el viaje, sobre los nervios, sobre el tiempo que quedaba para empezar. Poco a poco fueron llegando algunos compañeros blogueros que ocuparon la segunda fila y entonces...


18:25
Fnac


Me fui.

Me asaltó una corazonada.

No tengo activado el messenger para Facebook. Aunque lo tenga abierto y alguien me envíe un mensaje privado no puedo ver nada más que el emoticono que señala que me lo han mandado. Hace poco he descubierto que hay una manera de leer al menos una parte del mensaje. No lo suficiente como para enterarme de qué me están contando, pero sí veo quién lo envía y el principio. 

Mi teléfono, al lado de la imagen de uno de mis contactos decía: nos vemos allí.

Antes de salir corriendo, pensé: ¿si yo fuera él, dónde estaría? Sonreí y, un par de minutos después, estaba saludando a Rafael R. Costa. Tengo que darle las gracias porque 31 paradas de metro de ida y otras 31 de vuelta no es algo que todo el mundo se decida a hacer así como así. La verdad es que me alegró muchísimo que al final se decidiera a acudir a la presentación de ¿A qué llamas tú amor?

Mientras hacíamos tiempo, buscamos su novela, La interpretadora de sueños, recientemente editada por Espasa, y yo me quedé con uno de los ejemplares, antes de que se agotase, para que me lo firmara al final de la tarde. Tenía otro en la mochila pero no era mío sino uno que compré para regalar.

Juntos regresamos donde Pilar esperaba para empezar y después de las presentaciones empezaron a llegar caras conocidas. El abrazo con Lidia Casado fue muy emocionante. (Después hasta nos hicimos una foto juntas con el móvil, en plan selfie total).

19:15
Sala de conferencias.

Un poco después de la hora prevista, cuando todo el mundo ya había ido tomando posiciones en la sala, comenzó la presentación, Pilar trajo el booktrailer de la novela.




Para romper el hielo estuvo Ana Coto, editora de Palabras de Agua, que saludó a los presentes y me cedió el turno para que cumpliera mi pequeño cometido en esa tarde: trazar una semblanza personal de Pilar Muñoz. Después de dos datos biográficos breves, pasé a contar cómo nos conocimos a través de las redes y cómo he sido testigo de primera fila de su evolución como autora, desde que en 2012 leí los relatos que componen Ellas también viven, pasando por su primera novela, Los colores de una vida gris y ¿A qué llamas tú amor?, la novela que acaba de publicar bajo el sello de Palabras de Agua.

Tras mi lectura de la sinopsis, llegó el turno de la autora.

Pilar era la protagonista así que fue ella la encargada de transmitir a los presentes lo que ha querido contar con esta novela. Insistió en que, a pesar de que la narración contiene un fuerte contenido erótico en algunas escenas, también hay una trama de peso detrás, importante, que reflexiona sobre las relaciones de pareja, el amor, incluso el maltrato. La protagonista, Jana, es una mujer real, independiente, madura, envuelta tan solo en un momento de confusión.

Para que los lectores supieran un poco más de la novela, Pilar, micrófono en mano, leyó el primer capítulo.



Hubo tiempo para las preguntas del público, algunas sobre los personajes, la trama, la elección de la posición del narrador o los nuevos proyectos que tiene en mente Pilar Muñoz. Después, llegaron las firmas, y digo las firmas, porque no fue la única que estampó palabras en la primera página de un libro.


Pilar se pasó un buen rato firmando y regalando sonrisas que dejaban ver que estaba siendo un día muy especial para ella. Aunque ya hace un mes que la novela se puede adquirir en librerías, el viernes fue la puesta de largo oficial y, además de que el marco fue precioso, la puesta en escena que escogió estuvo muy bien.

Por cierto, las fotografías del fondo, si os pasáis por la tienda Fnac de La Gavia, merece la pena pararse a mirar: son obra de Juan Rulfo, el autor de Pedro Páramo. 

Decía que no había sido la única que firmó porque Rafael también se tuvo que emplear con el bolígrafo, pero es normal, no se puede desperdiciar la oportunidad de personalizar un ejemplar de su libro teniéndolo cerca, ¿no creéis?

Tuve la inmensa suerte de recibir un regalo inesperado, un poemario del maestro.




La presentación terminó, las luces de este escenario se apagaron y sospecho que este día Pilar lo grabará a fuego en su memoria: 14/11/14, incluso la fecha es bonita. Le deseo mucha suerte con esta aventura, con esta novela en la que ha puesto sus reflexiones, su corazón y su talento, una historia que se disfruta y que te dura entre las manos muy poco tiempo.

(Cuando todo había acabado nos marchamos a tomar algo para refrescarnos y allí fui testigo de la admiración que provoca Rafael R. Costa. Y luego no me deja llamarle maestro... Menos mal que no le hago ni caso.)