sábado, 27 de diciembre de 2014

LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES DE FÉLIX G. MODROÑO.



Sinopsis:

Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao cuando se entera de que Izarbe ha muerto. Su retorno pretende ser el último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte. Alfredo tendrá que enfrentarse a su propio pasado, reviviendo una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas del Viejo Continente. Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo XX, y a medio camino entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de viajes, La ciudad de los ojos grises es, sobre todo, una bella historia de suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.

Mis impresiones:

Llevaba mucho tiempo saltándome la primera parte de las reseñas de La ciudad de los ojos grises, la que analiza la novela, y leyendo solo las impresiones finales porque quería llegar al libro sin saber apenas nada de la trama. Me ha costado porque esta es una novela que han leído en casi todos los blogs que frecuento, pero de ella solo sabía que no me iba a defraudar.

Así, sin muchas pistas (quizá la sinopsis leída hace años), enfrenté las 400 páginas de esta novela de Félix G. Modroño.

La novela arranca en París, donde reside el protagonista, Alfredo Gastiasoro, un arquitecto bilbaino, al principio de la primera Guerra Mundial. La Nochebuena de 1914, conoce la muerte de Izarbe a través del periódico y decide regresar a Bilbao para despedirse. Ella, desde hace muchos años, es su cuñada aunque para Alfredo es mucho más que eso: es la mujer de la que lleva enamorado desde que era un adolescente. Este sencillo punto de partida es el inicio de una novela llena de secretos que se irán desvelando frente a nuestros ojos. Alfredo, junto a su amigo de la infancia, Fernando Zumalde, que trabaja en la Guardia Municipal de la ciudad, inicia una investigación que le han prohibido al segundo. Ninguno cree la versión oficial que dice que Izarbe murió de manera accidental, al caerse a la ría.

A partir de ahí, y en un tono pausado siempre, sin grandes sobresaltos, el autor nos lleva de la mano por Bilbao, una ciudad que a principios del siglo XX está siendo transformada por la Revolución Industrial, dejando de lado lo que fue para convertirse en una de las ciudades más importantes de España por obra y gracia del progreso. Alfredo, el protagonista, hace dos años que no pisa sus calles y serán sus ojos los que más se sorprendan de todos los cambios que están acabando con los rincones que ambientaban sus recuerdos de infancia. Es eso, quizá, la excelente descripción de la ciudad, de sus calles, sus edificios, sus lugares emblemáticos de la época, lo que primero atrapa de la novela. Pero no se olvida en este recorrido de las personas, de mostrarnos las distintas clases sociales y las tremendas diferencias entre ellas. Otro de los atractivos de este libro es la presencia de personajes reales que el autor ha sabido insertar en la narración como secundarios o como parte del paisaje de la ciudad, de modo que terminan de dar color a este cuadro que nos muestra. Así aparecerán María de Maeztu, Miguel de Unamuno, Mata Hari o Indalecio Prieto, entre otros.

La trama alterna momentos en los que la narración avanza y otros en los que toman protagonismo los recuerdos de Alfredo. Con este recurso narrativo podemos conocer a Izarbe, a pesar de que sabemos de su muerte desde las primeras páginas de la novela. Así también vamos descubriendo el pasado que va poniendo luz al presente, se van desvelando secretos guardados con celo durante décadas y otros más recientes.

Como cuesta contar sin contar...

Alfredo es el protagonista de la novela, en torno al que giran todas las historias. Es un hombre atractivo, sin problemas para tener a las mujeres que quiera, pero que no ha logrado encauzar su vida porque jamás ha salido de sus pensamientos Izarbe, el otro eje conductor de esta novela. Es una joven adelantada para su tiempo, que sufre por las injusticias sociales y trata por todos los medios de ayudar a los más desfavorecidos. En un tiempo en el que la voz de las mujeres no se tenía en cuenta, Izarbe alza la suya sin importarle las consecuencias. El triángulo acaba en Javier, el hermano de Alfredo. Es quien finalmente acabó casándose con ella, pero es perfectamente consciente de que Izarbe no le ama como correspondería.

El título me parece muy acertado. Hace alusión al gris de los ojos de Izarbe, pero también a esa atmósfera gris que envuelve a Bilbao.

Me ha encantado cómo escribe Félix G. Modroño y he sentido evolucionar su forma de narrar a través de la novela. Mi sensación es que el autor maduraba a medida que avanzaba; la narración pasa de ser más descriptiva al principio a mucho más poética y emotiva al final de la novela. Pasaban las páginas y cada vez me envolvía mucho más, personalizando la narrativa y dejando que se escuche la voz particular del autor. Es algo que muy poca gente consigue.

Os recomiendo la novela, tiene su parte histórica, aquella que centra en Bilbao y todo su protagonismo; su parte romántica, la historia de amor entre Alfredo e Izarbe y su parte de misterio, en torno al asesinato de la mujer de los ojos grises.

Ya tengo Secretos del Arenal, la novela con la que el autor ha ganado el premio Ateneo de Sevilla, y estoy segura de que la leeré también y acabaré recomendándola.