Páginas

domingo, 19 de julio de 2009

LA ARENA DEL RELOJ, el libro que escribí con él.

La vida es sorprendente. Cuando crees que ya no es capaz de darte algo nuevo, va y lo consigue. Cuando mi padre murió hace tres años, pensé que se había acabado. Todo lo bueno que me correspondía se había terminado y, el resto, sólo sería esperar el final. Ya había sido madre las veces que lo seré, ya había tenido la mejor familia, ya me había encontrado con el amor de mi vida y ya había empezado ese pastel tan amargo que es el de las despedidas de los que quieres. ¿Qué más queda? Ni siquiera pensaba que me quedaba el principal sueño, el que siempre me ha mantenido en pie. Me quedaba encontrar el reconocimiento por mi trabajo. Hoy, gracias a un par de premios menores, he logrado llegar al sueño: publicar.

No nos engañemos, es sólo una autoedición, pero no tiene publicidad más allá del boca oreja y ya llevo vendidos más de veinte ejemplares. Más allá de lo que nunca me atreví a soñar. Lo que menos me gusta es que siempre me dicen que han llorado y no era mi intención. Lo mejor, que algunos que ya lo han leído, descargado de internet o porque se lo han dejado, me lo piden en papel. Voy a tener que hacer otro pedido.

La vida todavía me tenía reservado este regalo. Mi padre, sin estar físicamente, lo ha conseguido. Siempre he dicho que era el mejor. No hay nada que no haya conseguido para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si dejas tu comentario, entenderé que aceptas formar parte del reflejo de este espejo. Gracias por tu visita.