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domingo, 21 de agosto de 2011

EL CALOR, UNAS FOTOS Y LAS FIESTAS PATRONALES.

¡Qué calor! Ni siquiera en Segovia, lugar al que todos le suponéis un clima gélido, se pueden soportar los días que llevamos. En mi casa, por lo menos, durante el día tenemos unos treinta grados en el salón, llegando a los treinta y dos cuando a mi hija se le "olvida" cerrar la puerta de la terraza. Por la noche la temperatura suele bajar mucho, pero en esta semana no ha bajado de los veintisiete. Con este calor la pereza se multiplica. Parecemos una manada de leones después de una buena comida, tirados en el sofá sin hacer nada.

Todo este tiempo lo he dedicado a pensar, y pensando pensando me he acordado de que llevo semanas aparcando hacerles unas fotos a mis libros. Me ha costado levantarme del sillón, ir a la estantería, sacarlos, buscar la cámara, fotografiarlos y volver a colocar todo. Después he tenido que darme una ducha porque ni os imagináis lo que he sudado. Menos mal que abandoné a tiempo el primer plan, que consistía en limpieza general. Así que, ya que me ha costado tanto hacer una tontería semejante, ¿por qué no compartirla?
Mis dos novelas publicadas, los relatos premiados y un homenaje a mi otra abuela.

A toda la pereza acumulada por el calor hay que sumarle el cansancio. Llevamos una semana de fiestas y, aunque sólo salimos un ratito, estoy agotada por la falta de costumbre y por la música de las atracciones que parece que tienen un altavoz encima de mi cama. Hoy acaban con una comida en el río y esta noche será raro no escuchar más chiscar las trallas (esto debe ser gacería, la jerga exclusiva de Cantalejo y significa golpear las trallas contra el suelo para que hagan ruido). Los quintos llevan desde el uno de agosto haciéndolo y hasta que no lleguen los quintos del año próximo no las volveremos a escuchar. Quiero decir que los que han alcanzado este año la mayoría de edad se han portado, han sido mucho menos pesados que los de otras generaciones. Pero hay que aguantar, es la tradición. Las consecuencias de quejarse contundentemente por esta costumbre forman parte de la peor leyenda negra de este pueblo, esa que no se cuenta en alto no sea que se despierten los fantasmas.

6 comentarios:

  1. En este tiempo que nos prohiben todo propongo que prohiban a la atmósfera pasar de 30 ni bajar de 12.

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  2. Ya tienes el tutorial que me pediste en mi blog. Espero que te sirva de utilidad ;)

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  3. Jajaja... Sabéis lo que es pasar calorrrrr!

    ¿Te imaginas lo que es subirte al metro en un huequecito donde sólo caben tus pies, juntos, porque está abarrotado de peregrinos cantando y dando gritos, y tú sin moverte empezar a sudar por la condensación del ambiente?

    Así semana y pico... El aire acondicionado a tope, pero ni se notaba. Tal fue la angustia que pasé el sábado (tuvieron hasta que desalojar el tren porque estaban colapsadas las estaciones), que casi me echo a llorar.

    Eso... eso sí es pasar calor!

    Un abrazo

    PD. Mi abuelo era de Segovia, ¿lo había comentado ya?

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  4. Gracias, Álex, ahora me paso.

    AM, no me acordaba de los peregrinos, aunque aquí tampoco nos hemos librado de ellos. El viernes (el pasado no, el anterior) llegaron tres autobuses y nos invadieron el parque. Ha tenido que ser horroroso para quienes no habéis podido escapar.

    No me habías dicho lo de tu abuelo. De todos modos, si conoces Segovia, sabrás que por la noche refresca, y esta semana al tiempo se le ha olvidado comportarse.

    Un beso.

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  5. Pues vaya que el calor estuvo insoportable. Por acà ha estado lloviendo mucho, y eso lo disminuye un poco.
    Las fotos de tus libros son geniales!
    Y lo de las fiestas muy curiosos. En mi pueblo, las tenemos en diciembre.
    Saludos!!!

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  6. ¿En diciembre? Supongo que serán muy distintas a las de España, porque en diciembre sería raro pasar toda la noche en la calle. Claro, estoy pensando que en México el clima es muy distinto.

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