Dicen
por ahí que en esta vida hay tres cosas que uno debe hacer:
- plantar un árbol
- escribir un libro
- tener un hijo
Dicen
también que eso no es difícil. Lo difícil es:
- que el árbol crezca…
- que el libro sea leído por
alguien…
- que el hijo se convierta en
persona.
El
árbol… lo planté hace tiempo.
El
libro... lo leyeron ya.
Mis
hijos crecen y, de momento, se parecen bastante a lo que asumo que es una
persona.
Ayer vi
Hermano Mayor y creo que es en esto en lo que tengo que poner más interés.
Aunque sólo sea por seguir conservando las puertas de mi casa sin agujeros o
que ninguno de ellos, dentro de unos años, decida que de mayor lo que quiere
ser es narcotraficante.
Feliz
fin de semana.
Lo de escribir un libro me parece que será una de las cosas que me deje pendiente. El árbol lo planté, pero tan lejillos que no he podido ver como crece... Pero coincido contigo. Pongo más interés en ver crecer a mi hija y verla convertida en persona. Que en estos tiempos cualquier tropiezo en su educación puede dar muchos dolores de cabeza...
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Que razón tienes Maite!Una madre nunca deja de preocuparse de si lo hace bien y de que si el día de mañana, todo ese trabajo servirá para algo.Personalmente, y hasta ahora, creo lo estoy consiguiendo. En cuanto al árbol ya lo planté; y en lo de escribir un libro coincido con Margari. Un beso
ResponderEliminarA mí se me murió el árbol. Creo que ya va siendo hora de que plante otro. Tengo mucha fe en la constancia. Para los hijos y los libros también.
ResponderEliminarEspero que ninguno decida ser narcotraficante, eso desde luego. Biquiños!
ResponderEliminarEn los hijos es en los que más tiempo hay que dedicar y esperar a recibir los frutos cuando lleguen a la madurez. No tengas miedo, eres una gran madre y te lo agradecerán.
ResponderEliminarBesos
Margari, a veces no nos damos cuenta de lo obvio, que lo único que necesitan es tenernos cerca. Nos cargamos de obligaciones y perdemos ese tiempo único e irrepetible que es su infancia, además de que es la parte de su vida que más les va a marcar. Yo no pienso negarles ni un minuto de felicidad ahora. Ya crecerán y se irán, pero mientras tanto, sus padres se quedan con ellos.
ResponderEliminarBesos para tu niña también.
Silvia, esto de ser madre requiere mucha energía pero es la mejor empleada del mundo.
ResponderEliminarYo creo que de momento voy bien. Pero también es que todavía, aunque empezamos a rozarla, la adolescencia no ha llegado con toda su fuerza.
¡Ya veremos luego!
Besos
Mónica, planta ese árbol pronto porque lo otro lo llevas genial.
ResponderEliminarBesos
Mandarica, te lo prometo: no me lo he inventado. El chaval en cuestión tenía como anhelo para el futuro convertirse en narcotraficante.
ResponderEliminarY pegaba a sus padres...
Y rompía puertas...
Y conducía sin seguro...
Vamos, que te hace preguntarte qué puñetas han hecho esos padres tan mal. A veces es muy obvio, salen criaturas que se han visto forzadas a cambios para los que nunca están preparados, nuevas vidas en las que los adultos no han contado con ellos, simplemente se los han impuesto. Pero de otros, simplemente me da por pensar que de vez en cuando hay que ser un poco más duros.
Besos
Marga, no sé si seré una gran madre, sé que todos los días lo intento. No dejo de estar pendiente pero nunca me siento con ellos a hacer los deberes (respondo a sus preguntas pero hasta cierto punto), dejo que vayan solos a sus actividades (aunque pueda llevarlos a veces) y sé que eso, aunque a veces sería mucho más sencillo no hacerlo, les ayuda a crecer. Mi trabajo es ese, ayudarles a convertirse en personas.
ResponderEliminarBesos y gracias por la confianza.
En el árbol y en el libro, ya he cumplido. Lo del hijo siempre me ha parecido tan complicado, tan complicado que no os imagináis lo que os admiro a las madres (y a los padres). Besito.
ResponderEliminarBuena entrada. De momento lo llevas todo primorosamente jeje
ResponderEliminarBesos