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miércoles, 14 de septiembre de 2016

HASTA QUE VUELVA LA LUZ


Algo se para dentro cuando termino una novela. Una luz se apaga de pronto y me pierdo. Siento un vacío, después de sentirme plena. Suele ser así, un día subes arriba, a lo más alto de la montaña rusa y la misma gravedad, cuando acaba, te empuja a bajar sin frenos. Pero las cuestas no son infinitas, ni las que bajan ni las que suben, así que, después de resbalar sin control, de sentir la adrenalina fluyendo por las venas, toca otra vez la lentitud de la subida.

Estoy lista para ir a esta velocidad pausada, porque deja tiempo para pensar, para reflexionar sobre las sensaciones. Para prepararse, quizá, por si otra vez sucede que volverán las ganas y bajaré. No sé si la próxima vez tocará una zona de tirabuzón con rizo, de esas que vas dando vueltas y vueltas, o será solo bajar en línea recta. Esperaré.

Al final, todas las bajadas y todas las subidas se acaban pareciendo.

Estos tiempos de pausa hay que aprovecharlos para tomar notas, para escribir algo aunque al final no merezca la pena, aunque acabe en el olvido de una papelera que se recicla de manera constante. Lo hago. Escribo. Y escribo distinto porque ya no escribo para nadie.

No quiero escribir para nadie más que no sea yo misma.

Me he cansado de perseguir lo que se me escapa, de buscar sueños inalcanzables, de dejarme la piel en cada palabra que trata de acercarme a un lector. No esas que se quedan en los relatos o en las novelas, sino las otras, las necesarias para que otros ojos se posen en las primeras. El precio del tiempo moderno, que obliga al escritor -pobre- a ser su propio publicista. Es agotador y distrae, quema mucho y mi piel arde ya desde hace tiempo. Tiene un tono que ya no es saludable, ya no es un bronceado atractivo, sino más bien un marrón preocupante. Tanto sol, acabaré enfermando, así que abro mi sombrilla, me siento debajo y me quedaré escuchando al viento que sopla entre los pinos de mi pinar. Lo que quiera contarme.

La cuesta, cuesta. No imaginaba que tanto, y mira que esta vez, con el bagaje de la experiencia, pensaba que sería capaz de domar miedos y emociones. Pero no, sigo igual, torpe para este tiempo de calma en el que me manejo muy mal.

Me siento egoísta por extrañar la luz. Es un solo foco el que necesitaba, lo justo para orientarme yo, no para que nadie me viera. Uno pequeñito. El menos destacado del escenario, pero no está oscuro. Me ha vuelto a tocar bailar en la sombra y me voy golpeando los dedos de los pies con las esquinas de muebles invisibles para mí. Y esta vez, en lugar de ahogar el grito, me entran ganas de chillar muy, muy fuerte.

Supongo que solo será hasta que vuelva la luz.

8 comentarios:

  1. La luz volverá y pronto y su no viene, enciendes otra.
    Tienes que tomarte las cosas como vayan viniendo, sin desesperar.
    Porque tú lo vales, amiga!!!

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  2. Preciosa entrada y unas palabras mía como lectora , no te rindas ,lo bueno siempre llega, bssss

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    1. Supongo que estoy acomodándome a la nueva situación de pausa. Sé que volveré a escribir algo que me llene. Otra vez pasó que pensé que nunca más me sentiría igual con una historia y lo he hecho.

      Lo que necesito es que esto no dure mucho, me cansa no hacer nada!

      Besos

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  3. Como siempre, me has dejado asombrada con esta entrada. Es preciosa tanto en su lado "luminoso", como en la oscuridad que encierra. ¡Y te entiendo tanto! Mira que yo solo estoy empezando, pero esas cosas queman mucho. Por suerte siempre he escrito, y lo seguiré haciendo hasta que ya no pueda más, para mí misma.

    Ya verás como la situación acaba pasando. Sea más tarde o más temprano, pero volverás. Todos tenemos situaciones así en algún momento, y yo misma lo viví a comienzos de este año (y me daba miedo no saber cuándo volvería a escribir).

    Saludos <3

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    1. Sé que pasa y que se pasa, pero mientras estás ahí el tiempo se hace eterno (y más estos días que apenas me puedo mover y no me vale el salir para distraerme). No me extraña que me entiendas, te lo he dicho más veces, siempre que leo tus post tengo la sensación de que tienes una manera de sentir las cosas muy similar a la mía, Rocío.

      Un beso

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  4. Mucho ánimo, acabará pasando y volverás a tener ese tono de piel saludable que te ayudará a ver las cosas más positivas ^^

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  5. Si dejo la promoción, enseguida.

    Besos!!!

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