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domingo, 18 de septiembre de 2016

RECAPITULANDO

Los primeros quince días de septiembre una de mis novelas, Su chico de alquiler, ha entrado en una de las promociones que Amazon organiza, descontar el 50% del precio habitual de la novela. Eso, si queréis, puedo hacerlo yo el día que se me crucen los cables, pero no resulta nada efectivo porque lo sabría yo y los pocos a los que les llegaran mis promociones en las redes (de bastante poco alcance).

Sin embargo, haciéndolo ellos, resulta efectiva.

¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que la novela se vuelve visible en una de las páginas de la plataforma y es de ese modo, y supongo que a través de correos a los clientes, como obtiene una relevancia que en ningún caso yo le puedo dar.

Esto tiene consecuencias positivas y negativas.

Positivas:

Se obtiene esa visibilidad, que se traduce en muchas ventas que de otro modo no se producirían, así como lecturas en kindle unlimited, que repercuten, y mucho, en que se mueva dentro del ranking general.

En mi caso, la novela rozó el top cien, y nunca mejor dicho porque se quedó en el 101, se han multiplicado por treinta las ventas y las lecturas mucho más. Eso repercutirá, supongo, en que cobre algo más de lo habitual cuando llegue el pago de Amazon. ¡Bien! Septiembre es un mes de mierda, en el que hay que comprar los libros de texto, pagar el IBI, llega el seguro del coche y la hipoteca no se olvidan de pasarla. Esto no es más que calderilla, pero igual pago el teléfono con ello.

Muchas personas que no conocían la novela han sabido de ella. Siempre es bueno, porque así no se morirá aún. Además, dentro de unos meses saldrá a la venta otra que tiene relación con esta. No tienen más que ver que los personajes, pero si alguien tiene curiosidad por saber cómo han evolucionado en Entre puntos suspensivos, puede saciarla a mitad de precio.

Se sigue hablando de mí como autora sin que tenga que esforzarme. Y, creédme, mantenerme aquí es algo que me está costando un mundo. Tengo tentaciones de cerrar todo día sí y día también porque estoy agotada.

Negativas:

Estas son las de siempre. Esta es una novela que, por el título, genera unas expectativas que no cumple. No me siento culpable, la escribí hace muchos años, cuando no existía la literatura erótica tal y como la entendemos ahora. Le llegan lectores de ese género que, por más que en la sinopsis me empeñe en poner que es una novela JUVENIL no entienden que no haya sexo. Y se les caen todos los palos del sombrajo (gracias, papá, por la expresión que siempre usabas, me encanta). Y me dicen cosas que, si las pensaran antes de escribir, no tendría ningún sentido mencionarlas, pero ya se sabe que todo el mundo es libre de opinar (menos mi familia, que no pueden comentar en mis libros porque según Amazon no son objetivos. ¡No los conocen! Casi mejor que no opinen...).

Me llegan comentarios y, en mi caso, no son buenos. En esta promoción solo ha llegado uno de una estrella. No los pido nunca, me parece que hacerlo desvirtúa en gran medida el valor de lo que ofreces. Y no de cara a los lectores, que al final no son tontos y si leen pueden tener su propio criterio, sino con respecto a ti mismo. Si pides a quien te puede ofrecer algo positivo o que no van a darte uno negativo, al final te puedes creer que eres la leche escribiendo. De momento prefiero saber que eso no es cierto y que tengo muchísimo por aprender, por más que con esta novela poco pueda hacer que es la primera que escribí, hace tanto que casi ni me acuerdo.

¿Con qué me quedo?

Con esa visibilidad, con lo que me he entretenido estos días mirando las ventas (una costumbre que desde que publico con editorial apenas practico), con que me pague el teléfono (muy importante) y con que no se muera del todo.

Sigo escribiendo. Seguiré intentando aprender de todo esto, porque al final aprender es la única razón que me mantiene aquí.