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viernes, 16 de junio de 2017

ESOS AUTORES INACCESIBLES

Ayer recibía, en realidad como casi todos los días, el mensaje de una lectora, para compartir conmigo por privado sus impresiones de Entre puntos suspensivos, mi última novela. Me contaba que le había gustado mucho, que le duró un suspiro -algo que valoraba como muy positivo, puesto que venía de un libro que le costó tanto que parecía no tener final- y que se había quedado enganchada con mi forma de escribir.

Y otra cosa, que seguiría haciéndolo porque le había gustado mucho que, en una historia aparentemente sencilla, aparecieran temas de fondo y frases que habían removido su conciencia.

Para mi eso es oxígeno como profesora, ver que alguien es capaz de rascar un poquito y no quedarse en la superficie de la historia. Es esperanza en el futuro, en que sigan existiendo buenos lectores. Cada vez quedan menos -por mucho que se diga que hay gente que lee, lo cierto es que de ese grupo los hay que solo recorren las letras con los ojos, no se quedan con mucho más. Solo hay que ver los comentarios que se hacen en algunos blogs de algunas novelas para darse cuenta de que no se han enterado de nada. O bueno, siempre cabe la posibilidad de que no las hayan leído -algo que en algunos casos se demostró cierto- y que solo tengan el blog abierto para que les surta de novedades literarias que después revenden. No me lo invento, mis propios libros han caído en esto.

A lo que iba, que me despisto.

Otra de las cosas que me decía esta lectora -que apareció a través de los DM de Twitter- era que me agradecía infinito que le hubiera contestado. Había autores, según ella, a los que también les había mandado sus impresiones. Algunos le habían contestado con un escueto: "Gracias. Un abrazo", respuesta de Community Manager o de alguien que no se esfuerza mucho. Otros, veía que habían abierto el mensaje pero de responderle nada de nada. Por eso, que yo le dedicase un rato, nada, cinco minutos, le sorprendió.

Tengo que confesaros que a mí me ha pasado.

Entendí a esta lectora más de lo que puede sospechar, porque hay autores que a mí no me han hecho ni caso cuando he hecho una reseña de sus libros -y eso que celebran las de otras personas que son poco más que la sinopsis con fuegos artificiales- y que si he tuiteado la reseña mencionándolos a ellos y a la editorial a la que pertenecen, me ha contestado la editorial y ellos no.

¿Por qué me pasa esto?

Yo nunca suelo tener una teoría, pero desde mi entorno me han sugerido una explicación. Hay algunos autores que deben pensar que me intento enganchar a su popularidad haciendo reseñas de sus libros. Pues nada más lejos de la realidad. Siempre he hecho reseñas desde que este blog está activo -y lo está desde hace una década- y las pienso seguir haciendo. Es verdad una cosa, hay de quien no voy a volver a leer un solo libro, lo tengo claro, porque los feos que me hacen tienen distintos niveles y algunos ya han pasado el nivel que considero yo un "hasta aquí", pero de otros... pues los leeré si alguien me presta el libro, pero no me voy a tomar la molestia de reseñarlos. Ni, esto es más importante, de comprarlos. No ha sido una ni dos veces, no se trata de un despiste, no es que no hayan contestado a nadie, es que solo me han saltado a mí, como si tuviera piojos o fuera alguien despreciable. Soy una lectora y una lectora a la que se trata con un desdén que yo no me permito con uno solo de mis lectores. Por educación, por compromiso, por lo que sea, pero nunca se me ha ocurrido hacer esto -y menos repetirlo-, porque es muy, muy feo. Y encima, cuando jamás hago reseñas negativas.

Escuchaba el otro día el lío que se montó con Isabel Allende en la Feria del Libro de Madrid. Hubo gente que soportó dos horas y pico de cola a pleno sol para que, al final, como se había acabado el tiempo, casi les arrancasen el libro de las manos, se lo dieran a la autora para que estampase únicamente su firma y ni siquiera los dejasen acercarse. Una lectora dijo en la radio que siempre la había seguido, pero que había perdido las ganas de volver a leerla. Había ido ilusionada y ni siquiera le dedicó una triste mirada.

Pues esto es más o menos lo mismo.

A mí a veces no me miran ni virtualmente, ni siquiera cuando les doy un toquecito en el hombro, regalándoles un comentario positivo de su obra.

Pues ya no, nunca más.

Y yo no, no pienso hacer eso nunca con nadie que me haya leído.

No va conmigo.



17 comentarios:

  1. Hola Mayte,
    yo he comenzado ahora a hacer reseñas en mi blog. Tomé la decisión de solo reseñar autores de pequeña tirada pues creo que es más provechoso para todos: para el lector que los conoce poco pues no son mediáticos, al autor pues cuanto más promoción mejor, y a mí porque sé que esos autores valoran más mis reseñas. Los autores mediáticos están en otra división y no creo que valga la pena hacerles el trabajo sucio a sus editoriales.
    Un abrazo
    JAP Vidal

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    1. Yo no me guío en la lectura o en las reseñas de si alguien tiene alta o baja tirada. Leo, sin pensar si han publicado con editorial o ellos solos, y eso lo sabe la gente que frecuenta este blog. Incluso hago reseñas de gente como Unamuno, que si me llega a contestar me matan de un susto. A los que me refiero es a personas que empezaron a la vez que yo en esto de publicar, pero a los que les ha ido mejor. Yo me alegro, pero soy una persona que jamás hace reseñas malas y cuando se repite que hagan como si no la hubieran visto (insisto, a otras sí les hacen la ola aunque sean penosas), me empiezo a plantear que está pasando algo. De acuerdo, me dedicaré entonces a autores extranjeros.

      Fin del problema.

      Seguro que Ken Follet no piensa que intento aprovecharme de su fama...

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  2. Están en otro nivel, en otra dimensión, y yo no sé cómo repercute eso en cuanto a tiempo y dedicación, si es posible o no llegar a todo y a todos como sí puede hacer quien tiene menos lectores y seguidores. De cualquier forma, sí que he podido comprobar ciertos «desplantes» por parte de algunos de los que forman parte de esa élite que no atienden a ninguno de los dos factores que he dicho, sino a una carencia total de educación y, ante todo, de diplomacia hacia quienes, a fin de cuentas, deben su fama.

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    1. Es eso, educación y diplomacia. En el momento en el que hago una reseña llevo puesto el traje de lectora y sé encima que mis reseñas, eso no me lo invento, lo tengo comprobado con el programa de afiliados, generan ventas. (No os penséis que con él me hago rica, cada dos o tres años me mandan un cheque que cambio por libros). ¿Es tan difícil ser agradecido?

      Un beso

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  3. En ese sentido soy una persona extremadamente pudorosa con mis mensajes privados, pero hace tiempo que dejé de esperar una respuesta por parte de muchos de los escritores. Si me retuitean, ya es mucho. Lo que sí que he descubierto que algunos, tras mi reseña nunca más se han acercado a mí, y nunca más un me gusta. Me pregunto qué habría ocurrido de hacerlas más positivas o tirando cohetes.
    Cosas que se van asumiendo con el tiempo.
    Un beso

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    1. Yo no busco una relación personal, pero es verdad que te preguntas por qué es justo a ti a quien haceb el feo.

      He tenido una racha mala, con el tiempo más que recortado y si no ha sido de una manera, lo he agradecido de otra.

      Son dos minutos.

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  4. Ojiplática, ¡Que falta de educación! Se les ha subido la fama a la cabeza. Triste.

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  5. En la viña del señor hay de todo. Cada uno allá con su conciencia. Yo contesto siempre , simplemente por respeto hacia el Otro, algo de lo que últimamente se carece en todos los ámbitos. De otro lado, también hay que ser educado pero a veces como se dice por mi tierra la «nacencia» hace mucho ;-) Besitos

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    1. Ausencia de empatía. Eso me parece.

      El refrán, creo que lo entiendo, pero igual me hago la boba y lo uso como excusa para bajar a Córdoba a verte este verano.

      Besos!

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  6. Pues voy a hacer de abogada del diablo. Perdón, por adelantado. No creo que los escritores (ni cualquier otro profesional) tenga la obligación, ni siquiera moral, de contestar a todas y cada una de las menciones que reciben en las redes sociales o de las reseñas de sus libros. Si hay bloggers que cierran los comentarios de sus bitácoras porque son incapaces de contestar a todos cuando estos sobrepasan las varias decenas por entrada cómo podemos pretender que los autores respondan a todo. Es algo que no me ha preocupado nunca, ni como blogger ni como periodista. Entrevisto a quien sea (escritores, actores, directores, políticos, artistas...) y jamás espero una respuesta. De hecho, lo mejor, creo, es que no la haya, para no pervertir tus impresiones la siguiente vez que tengas que escribir sobre ese autor. Igual que opino que no se deben hacer entrevistas por correo (son una plaga en los blogs) que no sabes quién te está contestando.

    Besines.

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    1. Cierto, pero yo no planteo estrictamente eso, sino aquellos que hacen diferencias entre los lectores. No tienen (perdón, tenemos) obligación de contestar a nadie, pero la educación nunca está de más. Ser educado no creo que pervierta una opinión. A mí, desde luego, no me va a influir. Sí me influye que contesten a todos menos a mí, porque sé sumar, y el resultado de la suma no me gusta.

      Besos

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  7. Aunque no suelo participar - por más que os lea-, sí me gustaría comentar algo hoy. En mi corta experiencia, lo único que me ha compensado de esta aventura de la edición ha sido justamente ese contacto con el lector. Por saber cómo interpretan tu texto, por saber que han disfrutado contigo, por obligarte a reflexionar sobre lo escrito, merece la pena ser leída. Solo por eso. Y qué menos que agradecer el tiempo que te han dedicado...Claro que quizá yo pueda permitirme ese trato por contar con pocos lectores. No sabría ignorar un mensaje, aunque fuese negativo, por eso me cuesta entender esa actitud. Quizá se deba a que no tienen tiempo de atender a tantos lectores...

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    1. Un muchas gracias, un retuit, un gesto pequeño, te hace grande, Sara. Eso creo yo.

      Besos

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    2. Por cierto, yo tampoco he ignorado a quienes han venido a decirme "tu libro es una mierda", que me ha pasado, a ver si vamos a pensar que todo es bueno. Todotiene varias caras. Sí ignoro a quienes buscan otro tipo de acercamiento, que los hay. Pero ese es otro tema.

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  8. Me viene al pelo esta entrada. He tenido una conversaciones con ciertos seres estos días de atrás. No, no eran literarias, pero sí que se disculpaban de su falta de interés, cariño o si me apuras, educación, diciendo que los mensajes "no siempre se contestan". Vale, es otro ámbito. Pero lo traslado aquí. No se contestan si mandas un chiste, un hola quetal o yo qué sé. Si es una pregunta directa del tipo ¿qué tal fue tu operación? considero que como mínimo es una falta de educación.

    Los autores tendrán muchísimos seguidores, y no podrán contestar a todos los mensajes, lo entiendo. Por eso valor muchisisisisisisimo más a aquellos que, cuando les cuentas lo mucho que les ha impactado su obra, lo que te ha gustado más y lo que menos, tienen, como tú bien dices, cinco minutos para dedicarle a la PERSONA que hay detrás del mensaje, para que esa comunicación entre escritor y lector se haga más patente.

    Yo, por mi parte, os estoy inmensamente agradecida a quienes nos concedéis aún más tiempo del que ya nos habéis dedicado escribiendo vuestras novelas.

    Gracias, gracias, gracias.

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    1. Mira, esta entrada surgió porque el autor en cuestión me ignoraba reiteradamente y empezó a no parecerme casual. De hecho, como soy observadora, seguí insistiendo (no en plan cansino, sino muy de vez en cuando) y SIEMPRE me saltaba. Lo que dije en la entrada, dos y dos.

      Pues fíjate que ha pasado algo curioso. Hace poco se me ocurrió volver a interactuar en Twitter y, ¡oh, sorpresa! me contestó. Pero vamos, no es para tirar cohetes ni ponerse contento ni pensar que me había equivocado en mis apreciaciones: creo que no maneja sus redes. Si algo soy, lo digo siempre, es observadora y he soñado toda la vida con ser negro literario. A ese autor, la persona que le lleva las redes le conoce aún menos que yo que no tengo el gusto, porque lleva tiempo expresándose diferente. O es otra persona, o le ha dado un vuelco la cabeza y yo estoy muy tonta.

      Que también puede ser.

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