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martes, 23 de junio de 2020

NUEVA NOVELA DESPUÉS DEL VERANO

Debería empezar a poner el título, pero estoy gamberra y lo voy a dejar para un poquito más adelante. Al final le voy a pillar el gusto a esto del hype...

De momento os diré que el protagonista se llama Daniel Durán y será un escritor fantasma, un negro literario como los llamamos aquí. Tiene 36 años y carga a sus espaldas un pasado que no le deja avanzar. Será lo que sucede en esta novela lo que desanude sus emociones. A pesar de ser escritor, se mantiene en una forma excelente, porque practica con un saco de boxeo todos los días. A mí me ha dado por imaginármelo más o menos así.


Hay otro personaje con el que forma una pareja increíble. Se llama Elsa García y sé que cuando veáis la foto os va a dejar descolocados que diga que estos dos forman una pareja, más que nada porque es evidente la diferencia de edad. No diré la de ella, que no es elegante... Es la dueña del grupo editorial para el que trabaja Daniel.


Elsa y Daniel no son una pareja sentimental, no voy a contar una historia de amor (aunque el amor estará presente también en esta novela), voy a hablar de literatura. Si te gustan los libros, tal vez te guste esta novela.

Otro día cuento un poquito más y presento a otro personaje: Beatriz Álvarez.


domingo, 14 de junio de 2020

ME NOTO QUEBRADIZA

Estos meses de estado de alarma, con tanto gel hidroalcohólico, mis uñas se han vuelto quebradizas. A nada que me doy un golpe involuntario, una se rompe, a veces, con suerte, por un sitio que no importa. Otras, sin embargo, atino en un punto crítico y, aunque es una nimiedad, provoca un dolor insoportable.

Pasa pronto, pero las horas que dura aprendo a jurar en varios idiomas.

Y no solo mis uñas están quebradas en este estado de alarma. El animo lo tengo igual, muchos días al borde del llanto aunque no sepa por qué, la mayoría con problemas para concentrarme al leer. Muchos más, renunciando a escribir porque no llego a ninguna parte. Las palabras me rehuyen menos que las historias. Sé que están, pero algo impide que salgan fuera.

Me estoy dedicando a lo fácil, a sacarle brillo a lo que voy recuperando de los cajones, a dejarme llevar por la corriente de los días, pero no hay entusiasmo. En nada. Con nada. Es como si este encierro no se hubiera llevado solo la libertad de andar por la calle y mostrar tu sonrisa, sino las mismas ganas de salir a la calle y sonreír. No solo me ha dejado sin besos y abrazos reales, se ha ido la sensación de recuerdo incluso de los virtuales.

Ya no hago planes.

Me cuesta un mundo poner un pie en la calle porque mi anhelo en este tiempo ha sido esperar el día en el que volver a ver a mi madre, y ya ni siquiera sé si será prudente, visto lo imprudente del comportamiento de la gente. Incluso de esa que se ha estado quejando todo el tiempo de los demás.

Reconozco que tengo miedo y puede que esté pensando por mí. A que mi madre enferme y le apliquen un protocolo de guerra por ser mayor. A enfermar yo, y que sea peor de la gripe que viví en febrero, que fue horrible. A que esto se siga alargando hasta el infinito.

Reconozco que estoy cansada de remar. Estoy cansada de parar y no notar que me recupero. Estoy cansada de vivir cansada. Ni siquiera mi pasión tira de mí lo suficiente. Tengo una novela ahí, en capilla, y no sé cómo defenderla, porque tampoco este ánimo quebradizo al que le cuesta respirar tiene energía para pensar alternativas.

Lo único que me da paz es algo que he vuelto a hacer: dormir.


lunes, 8 de junio de 2020

ESO DEL HYPE

Me han preguntado este fin de semana que cuando voy a empezar con el hype de la nueva novela. He optado por sonreír y decir: pronto, pronto... aunque lo que tenía que haber dicho es: ¿qué puñetas es eso del hype?

Va a llevar razón mi hija cuando me dice que soy de otro siglo.

Al parecer hype es crear expectación, una técnica de marketing que consiste en abrir el apetito de los consumidores con intención de subir las ventas de un producto el primer día.

¿Por qué dije pronto, soy tonta? Yo no sé hacer eso ¿y si lo hiciera y se volviera en mi contra? ¿Y si sugiero algo y los lectores piensan que es otra cosa y después se decepcionan porque no cumple sus expectativas? 

Después, investigando, me he enterado de que existe otro tipo de hype que consiste en crear todo un secretismo y un misterio alrededor del producto que se va a sacar, porque así los fans empiezan a especular con qué será. Aquí no eres tú el que decepciona, se decepciona cada uno por lo que ha pensado que puede ser.

Tampoco sé si es buena idea.

1.- No tengo fans.
2.- También se puede volver en tu contra, por pasarte de secreto.

Total, que lo que voy a hacer, se llame como se llame, es contar cosas poco a poco sobre la siguiente novela. Ahí va la primera:

No es romántica.

jueves, 4 de junio de 2020

LA COLINA DEL ALMENDRO. FRAGMENTO.



Puedes conseguirla AQUÍ 



Un pequeño fragmento...

 Dejó apoyado el sombrero sobre la mesa. Se quitó los guantes color crema, tirando con suavidad de cada uno de los dedos, y los colocó al lado. Sacó las horquillas que sujetaban su pelo en un moño y liberó la suave melena, que se derramó en una cascada por su espalda. Empezó a desanudar sin prisa los botones nacarados del vestido uno a uno, sintiendo su tacto frío y suave. Sacó los brazos las mangas y abandonó la tela de Chambray, que se desmadejó amontonada a sus pies. Continuó haciendo lo mismo con las prendas interiores, una a una, hasta que quedó desnuda. Después, despacio, dio un paso adelante hacia el espejo de la habitación.

    Nunca se había permitido ese capricho. Era la primera vez que se veía sin ropa y, lejos de cuestionarse si era o no hermosa, se preguntaba cómo la vería John. ¿Sería la mujer que deseaba? ¿Se sentiría dichoso por haberla elegido o, por el contrario, se avergonzaría de su aspecto? No podía saberlo, no tenía para comparar nada más que las imágenes de los desnudos de Eros y Psique y, no eran más que imágenes, no personas reales. Pero no era solo eso lo que le preocupaba. Se preguntaba qué sentiría ella misma cuando tuviera que desnudarse delante de su esposo. Un escalofrío repentino recorrió su pálida piel, salpicándola un instante de diminutos bultitos. Se le aceleró el pulso. Aunque trataba de no dejarse llevar por el pánico, muchas veces escuchaba una voz interna que le susurraba que no estaba preparada para entregarse a él. Cada día que pasaba, se acercaba más al momento de su encuentro y la habían educado para aceptarlo, pero nadie le explicó cómo afrontarlo sin sentir como le temblaba hasta el alma.

    Respiró y cerró los ojos.

    Entonces, cuando la forzosa oscuridad espantó un poco el miedo, permitió a sus manos posarse en sus senos desnudos. Primero con timidez. Después, dejándose llevar, acariciando con suavidad su propia piel, un territorio cercano para ella y tan desconocido como el timbre de la voz de John o el color de sus ojos. Siguió recorriendo su cuerpo, imaginando que no eran sus manos las que la acariciaban. Un extraño nerviosismo se apoderó de cada una de sus terminaciones nerviosas. Era agradable e inquietante. Ni siquiera se dio cuenta en qué momento John dejó de ser solo un nombre para convertirse en James.

    Era la calidez de sus manos la que deseaba, quien en su mente recorría la geografía inexplorada de su cuerpo. El escalofrío se había marchado, dando paso a otras sensaciones desconocidas para Mary. Se obligó a abrir los ojos y descubrió que su rostro había enrojecido. Se regañó en silencio. No podía permitirse esos pensamientos, mucho menos después de lo que había pasado esa noche. Agarró el camisón de batista que estaba encima del baúl y lo pasó por los hombros, dolorida consigo misma.