En realidad, a mí me da lo mismo.
La experiencia lectora es idéntica en los dos casos, no soy una romántica del papel, ni de su tacto o su olor, ni siquiera me hace mucha ilusión acumular libros físicos porque luego hay que limpiarles el polvo. Hay que poner más estanterías. Necesito hacer expurgos que suelen venir acompañados de sentimientos de culpabilidad.
Tampoco es que reniegue de él, al contrario, entrar en una librería y comprar un libro que deseo no tiene nada que ver con descargarlo en el dispositivo. Me gustan los libros, crecí entre ellos, pero me he adaptado a estos dos modos de lectura sin grandes problemas.
Lo que he descubierto es algo que detesto, relacionado con el papel, en lo que no había pensado mucho.
Cuando compro un libro digital y no me gusta, lo dejo. Donde sea, sin cargo de conciencia, abandono su lectura y me olvido hasta tal punto que alguna vez, por error, he vuelto a empezar un libro de los que ya había descartado (normalmente con idéntico resultado).
El problema es cuando se trata de un libro en papel.
Ahí me cuesta más el abandono, quiero seguir leyendo, a pesar de que no me esté gustando nada. Y claro, me enfado conmigo misma, porque el tiempo no es infinito y tampoco mi espacio o mi capacidad económica. Me enfado por haber tomado una mala decisión al elegirlo, de un modo que no sucede en digital.
Vete tú a saber por qué.
No creo que sea el precio, algunos me los han regalado, es algo que no consigo explicarme a mí misma.
Mi abandono más sonoro de este año está encima de mi mesilla. Con el marcapáginas en más o menos la tercera parte de su extensión, lo miro cada día, con la intención de retomarlo, pero no puedo. Me ha ido decepcionando por distintas razones, y eso que cuando me lo compré pensaba que me iba a gustar. No ha sido así, pero tampoco he pasado página, como hago con los digitales, permanece ahí, por si pudiera en cualquier momento volver a sumergirme en él y se fuera a obrar el milagro de terminarlo.
Es un libro con excelentes críticas, todo hay que decirlo, de alguien que me gusta cómo escribe. No está mal escrito, pero a mí me chirría todo el tiempo. Soy incapaz de distraerme con él, al contrario, me distraigo de él y, cuando me quiero dar cuenta, estoy pensando en cualquier otra cosa.
¿Os pasa esto o soy una rareza lectora?
Pues dejaré mi experiencia al respecto. Cuando me regalan libros en papel, antes era lo más normal, pasa eso que tú dices. Y con uno, lo encontraba tan insoportable, que a pesar de ser de un autor de campanillas, lo dejé. El confinamiento me ha dado tiempo para ordenar estanterías. Lo encontré y lo saqué, fue un regalo de cumpleaños de hace 10 años. Y sólo había leido 100 páginas. Ya que lo tenía en la mano, decidí darle una segunda oportunidad. Y esta vez he descubierto un libro completamente "nuevo", que me ha enganchado por completo. No puede ser. Hace diez años me pareció aburrido y pedante, y ahora, me parece estupendo. Y no me importa acumular libros mientras me queden estanterías. Nunca se sabe.
ResponderEliminarEso es que la primera vez no era su momento. En este caso, lo que me pasa es que no estoy de acuerdo con la moralina que lleva en cada página. Creo que ha sido la pandemia, que ha descolocadomuchas certezas y me cuesta asumir como "verdades" algunos temas que trata. Lo intentaré en otro momento.
EliminarA mí ya no me quedan estanterías. Encima, cada vez que mi madre me dice que me dejará su biblioteca me entran sudores. ¿Dónde la meto? ¿Me mudo?
🤦🏻♀️
Besos
Me he visto reflejada en cada palabra. Yo creo que en papel cuesta más abandonar porque lo tenemos más presente al estar ahí, ocupando un espacio físico. No creo tampoco que sea cuestión de precio.
ResponderEliminarEso sí, últimamente compro muchos más en digital. Y disfruto mucho.
Algunos los tengo meses en la mesilla. Es superior a mí dejarlos a medias, todo lo que con el digital no me pasa.
EliminarBesos
Yo no suelo comprar en digital, prefiero el papel y me encanta ir de librerías aunque cuando estoy en mi ciudad voy directamente a encargarselo a mi Librero, también utilizo mucho las bibliotecas y no tengo problema en dejar un libro sin terminar si no me convence, salvo que sea un compromiso ( los del club de lectura, por ejemplo.). Cuando era más joven terminaba todos los libros aunque no me gustarán, ahora no, la edad me ha librado de esa servidumbre. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tampoco los termino, pero sí me he descubierto sintiéndome culpable.
EliminarGracias por comentar
Los libros en papel te miran acechantes, ese es el problema, su presencia. Yo he ido aprendiendo con los años a abandonar sin cargo de conciencia, hay tantas historias maravillosas por descubrir... Biquiños
ResponderEliminarYo me he acostumbrado a leer en digital por motivos parecidos a los que mencionas. Primero, el espacio en mi casa es escaso, luego el tema que comentas del polvo. Para una asmática es una pesadilla. El kindle pesa poco, independientemente del tamaño del libro que esté leyendo en ese momento, me lo puedo llevar a todas partes sin tener que pensármelo dos veces.
ResponderEliminarY sobre lo que comentas de dejar de leer el libro... Creo que tienes razón,es más fácil dejar de leer algo en versión digital. Aunque he de admitir que en mi caso lo achaco más a la edad y la experiencia. ¿Por qué perder el tiempo en algo que no te gusta?