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lunes, 31 de mayo de 2021

CUANDO TE HABLA UNA NOVELA

 Estos últimos días he hecho una lectura cero de una novela. Es algo que viene siendo habitual, pero últimamente, por mi propia salud y por el trabajo pendiente lo había dejado un poco de lado. He tardado mucho más de lo que tardo en condiciones normales, y quizá ello haya sido la causa de que la lectura haya sido mucho más pausada, reflexiva y emotiva.

En realidad, emotiva no lo ha sido por la velocidad.

Lo ha sido por todo lo que esa novela ha removido dentro de mí, por los lugares que me ha hecho visitar, lugares que tienen un espacio reservado en esa memoria con la que no puede ni la falta de B12. Esa memoria que recoge lo que es la base de tu propia persona.

Toda la novela me ha estado hablando de mí misma.

Cuando terminé, lo que hice fue contarle una historia paralela a la autora. En lugar del análisis que esperaba, que atendiera a la forma, al ritmo, al interés que podía generar o a los posibles errores, yo le devolví un relato de un tiempo pasado que para mí es de lo más valioso que poseo.

Fue ahí, en este impulso no refrenado, cuando me di cuenta de que la novela es mucho más extraordinaria de lo que pensaba. Creo que lograr con un libro que el lector no solo complete la historia, que dote de vida en su imaginación a los personajes, sino que la haga suya y se traslade a su vida, es magia.

Me habló y recorrí con los dedos de la imaginación antiguas cicatrices, puse en primer plano los recuerdos más felices y quizá un final que no es de novela, pero que tiene mucho de literario porque, en su día, fue el activador de la imaginación que logró que escribiera una de mis primeras novelas no publicadas. Una de las que vivirán eternamente en el cajón.

Me ha hecho comparar pasado con presente y darme cuenta de que muchas veces nos empeñamos en perseguir la felicidad sin darnos cuenta de que, una vez, ya la tuvimos. Y que no importa si de nuevo no logramos rozarla con los dedos, si el presente no se le acerca; estuvo ahí, lo vivimos, fue tan real y tan maravilloso que solo queda dar las gracias.

Por haberlo vivido.

viernes, 28 de mayo de 2021

PROMESAS A LAS ESTRELLAS, GABRIELA MISTRAL



Ojitos de las estrellas

abiertos en un oscuro

terciopelo: de lo alto,

    ¿me veis puro?


Ojitos de las estrellas,

prendidos en el sereno

cielo, decid: desde arriba,

    ¿me veis bueno?


Ojitos de las estrellas,

de pestañitas inquietas,

    ¿por qué sois azules, rojos

    y violetas?


Ojitos de la pupila

curiosa y trasnochadora,

    ¿por qué os borra con sus rosas

    la aurora?


Ojitos, salpicaduras

de lágrimas o rocío,

cuando tembláis allá arriba,

    ¿es de frío?


Ojitos de las estrellas,

fijo en una y otra os juro

que me habéis de mirar siempre,

    siempre puro.


Gabriela Mistral, Casi escolares.

martes, 25 de mayo de 2021

RESEÑA DE LA COLINA DEL ALMENDRO POR MARTA QUEROL

Marta Querol es una autora española; tiene una trilogía compuesta por El final del Ave Fénix, Las guerras de Elena y Yo, que tanto te quiero, que no solo he leído, sino que he recomendado y regalado, porque me encantó. Acaba de publicar otra novela, primero bajo seudónimo y ahora de nuevo con editorial y con su nombre, El infiltrado, que está en mi kindle, esperando. Tiene antologías de relatos. Escribe para la revista Zenda. Es una mujer con voz propia que defiende lo que piensa siempre desde el respeto y la educación, pero sin renunciar a su verdad. La he leído muchas veces hablar claro, como nadie, de los complicados entresijos del mundo editorial que a veces tienen tantas sombras como luces.

¿Qué estoy intentando decir con esto?

Pues, básicamente, que el hecho de que Marta escogiera mi novela como lectura, provocó una aceleración de mis latidos. Sé que los escritores a veces somos los más duros jueces, porque conocemos los mecanismos por los que se mueve este juego que es la narrativa. Me encantó que lo hiciera, pero sé que Marta es sincera, así que tuve la sensación de que me iba a presentar a un examen casi como los de oposición. 

Cuando me dijo que la novela le había gustado, respiré aliviada. 

Y eso que no me imaginaba que un martes por la mañana me iba a despertar con una video reseña, algo que no me sucede habitualmente. Mi hija me dice mucho que me haga la diva, que haga como si estas cosas me pasaran todos los días y no les doy importancia, pero yo no soy capaz. Igual que Marta es sincera en sus opiniones, yo soy transparente con mis emociones y cuando estoy agradecida o sorprendida, o emocionada, o feliz... se me nota. Estoy aprendiendo a reprimirme cuando estoy triste (aunque a veces no me salga del todo), pero cuando hay algo muy bonito no pienso dejarlo escapar.

Porque la vida tiene muchos, muchos, ratos feos.

Porque llevo meses en los que me está fallando la salud y no veáis cómo vienen unas palabras como las de Marta hoy.

La reseña está en YouTube y yo me la guardo aquí. Porque Mary Davenport se merece que esto no se pierda. Porque le agradezco a Marta muchísimo que me haya hecho llegar unas impresiones tan chulas. Porque esta novela se merecía un recorrido en la calle que nos interrumpió el virus y que yo, ahora, tampoco le puedo dar, y esto es suficiente para decirme a mí misma que todo lo invertido en ese libro valió la pena.

Muchísimo.

Aquí podéis verla. A mí me han entrado muchas ganas de leer la novela de nuevo.

lunes, 10 de mayo de 2021

AMAR EL DÍA, ABORRECER EL DÍA DE MARÍA DE ZAYAS

 Una de nuestras autoras del Siglo de Oro más desconocidas es María de Zayas. Fue una mujer adelantada a su tiempo, cuyas obras se publicaron en vida y que se ganó el respeto de grandes autores como Lope de Vega. Fue tanto su éxito que incluso un autor francés tradujo sus libros y los hizo pasar por suyos. Sin embargo, en el XIX, el academicismo decidió hacer con ella lo mismo que se hace con muchos de los trabajos realizados por mujeres: minusvalorarlos, silenciarlos, esconderlos... prentendiendo con ello, supongo, que su memoria desapareciera.

Se lo merecía, al parecer, por deslenguada, por hablar de sexo sin tapujos, por quejarse de que las mujeres no se educasen en las mismas condiciones que los hombres. 

María de Zayas era buena. De ella nos han llegado, a pesar de esos señores, obras muy variadas. Y poemas. Este soneto me fascina, creo que es tan hermoso como los que tratan el mismo tema que escribieron Lope de Vega y Francisco de Quevedo. ¿Qué es el amor?

Esto decía...

Amar el día, aborrecer el día


Amar el día, aborrecer el día,

llamar la noche y despreciarla luego,

temer el fuego y acercarse al fuego,

tener a un tiempo pena y alegría.


Estar juntos valor y cobardía,

el desprecio cruel y el blando ruego,

tener valiente entendimiento ciego,

atada la razón, libre osadía.


Buscar lugar en que aliviar los males

y no querer del mal hacer mudanza,

desear sin saber qué se desea.


Tener el gusto y el disgusto iguales,

y todo el bien librado en la esperanza,

si aquesto no es amor, no sé qué sea.


María de Zayas y Sotomayor.

lunes, 3 de mayo de 2021

COMPROMISOS LECTORES

 Decía el otro día Marta Luján en un tuit que ella, antes que escritora, es lectora, y que no lee por compromiso con otras autoras, sino siguiendo sus propios deseos lectores. Que no le importa si la otra persona lee sus libros y que, desde luego, no lee esperando nada de vuelta.

Solo puedo quitarme el sombrero ante su tuit.

Llevo años siguiendo esa filosofía, leyendo lo que de verdad me apetece y comentando únicamente lo que me llega, lo que me mueve, lo que me conmueve y me gusta tanto que de verdad me apetece compartirlo con los demás. Y en ese contexto de siempre buscar lo positivo, me da igual si la persona a la que leo nunca siente la necesidad de abrir un libro mío. De hecho, leo a gente que jamás se va a molestar en leerme a mí, y no hablo solo de autores extranjeros. Hablo de algunos que tengo muy cerca.

El tuit de Marta me trajo de recuerdo varias historias. 

Una se remonta a la Navidad de 2011, cuando por primera vez abandoné un libro que suponía un compromiso lector. Lo hice después de intentar leerlo con todas mis fuerzas y que se me hiciera bola, porque no me estaba gustando nada. Era autoeditado, era el principio de este movimiento, y el autor, que sabía que lo estaba leyendo -cometí la torpeza de anunciar que lo había empezado-, al ver que pasados tres meses no decía nada sobre su novela, me bloqueó en las redes. Supongo que si hubiera dicho que el libro me parecía un tostón habría hecho igual, pero me callé porque quién soy yo para tirar el trabajo de nadie.

A partir de esa experiencia, no suelo anunciar qué es lo que estoy leyendo. Me libera de ese tipo de reacciones y me concede a la vez la libertad de pensar lo que quiera de los libros. Tengo que decir que desde 2011 he empezado muchísimos más que he terminado, que he leído fragmentos que no me han convencido, pero me lo he guardado porque sé que solo es mi opinión y puedo estar equivocada.

No tengo la soberbia de pensar que yo soy la que tiene razón.

Hace como dos años, me pasó otra de estas cosas que tienen que ver con este tuit de Marta, pero en sentido contrario. Alguien se leyó un libro mío y lo alabó el público. Desmedidamente. Yo lo agradecí, como hago con todo, y me fijé que esa persona escribía. Como soy muy curiosa, pero también me he cansado de tirar dinero, me descargué el fragmento de su novela. Después de un inicio prometedor, la novela se volvía muy lenta para mí y la dejé. No estaba muy mal escrita, pero carecía de algo que le pido a los libros: alma. Técnica sí tenía, pero la emoción no la encontraba por ninguna parte. No se me erizaban los pelillos del brazo ni sentía envidia por lo genial del enfoque.

Tiempo después, poco, esta persona se puso en contacto conmigo para pedirme que leyera su libro y le dejase un comentario. Yo, con toda la amabilidad del mundo, le dije que lo tendría en cuenta. Me daba mucho respeto decirle que ya lo había empezado y no me había gustado, no me complace causarle dolor a nadie, y menos en algo que para nosotros es tan valioso como son nuestras novelas. Yo sé que hay gente que disfruta subiéndose a un pedestal a despotricar sobre otros autores, pero yo lo paso mal y no quiero exponerme voluntariamente a cosas que me lo hagan pasar mal, sería idiota. Transcurridas unas semanas, noté su repentina ausencia en mis redes. Después de me gusta continuos desapareció, hasta tal punto que pensé que habría desistido en esto de escribir. No era así. Sigue, pero me ignora con cordialidad. Me pregunto si los halagos que tuvo para con mi novela no serían sino un medio para su fin.

Desde luego, si así era, creo que es la estrategia más equivocada. Yo no había descartado leer su siguiente libro por si había mejorado y ahora, con todo lo que tengo en mente, quizá sí.

Por fortuna, eso no sucede siempre. La mayoría de los autores que conozco son como Marta, saben separar su yo lector de ese otro que escribe. 

Ojalá todo el mundo lo entendiera tan bien. Nos iría a todos un poquito mejor.

domingo, 2 de mayo de 2021

EN MAYO, AÑOS DE MENTIRAS A MITAD DE PRECIO

 Daniel intenta escribir una novela. No sabe cómo se hace, solo se ha dejado llevar por su instinto y por esa capacidad terapéutica que tienen las palabras a veces y que ahora tanta falta le hacen. Daniel no es un aspirante a escritor más, tiene algo especial, algo que brilla aunque aún le quede mucho camino por recorrer hasta que aprenda a centrarse en lo importante. Eso ha visto Alejo Novoa en él. Esa será la razón por la que el autor más esquivo de la literatura vuelva a dar señales de vida. Quizá porque él, un día, también necesitó que lo rescatasen de sus fantasmas.

"Una historia de mentiras que esconden grandes verdades" . Laura Sanz, Escritora.
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