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jueves, 4 de junio de 2015

YA ESTÁ A LA VENTA LA CHICA DE LAS FOTOS DE MAYTE ESTEBAN (HQÑ)

Esta noche, como Cenicienta, he esperado a que dieran las doce. A esa hora estaba previsto el estreno –se permitían ciertos minutos de retraso como cortesía–, y había que prepararse como esta novela merece. Como en realidad no me iba a ver nadie, lo que he preparado ha sido más sencillo que el vestido de la portada y la alfombra roja: una botella de vino blanco que puse a enfriar y un par de copas.

Con él voy a brindar.

Primero, por aquel día de diciembre de 2011, cuando surgió dentro de mí la primera semilla de esta novela, que nacía simplemente para entretenerme durante la Navidad. A continuación, por mis lectores cero, las tres personas que la leyeron antes de enviarla al HQÑ y que estuvieron seguros de que la que tenía entre manos era una buena historia. Después, a dos pedazo de amigas que no han dejado de alentarme todo este tiempo –y que estoy segura de que no dejarán de hacerlo-. A quienes han compartido estos días de preventa (preestreno casi) las promos, a quienes las han puesto por su cuenta, a quienes me han mandado todos esos preciosos mensajes de ánimo que he estado contestando hasta hace un momento y a los que incluso han hecho un conteo hacia atrás de este momento, para el que yo no he tenido ni tiempo.

A quienes me aguantáis con paciencia los enlaces que de pronto llenan mis perfiles sociales cuando me dan arrebatos de sobreprotección maternal hacia la novela.

No  pongo nombres porque siempre me olvido de alguien y no es justo. Al fin y al cabo, quienes sois os reconoceréis.

Y en último lugar, pero no los últimos, a todos y cada uno de vosotros, los que esta noche recibiréis en vuestro lector el libro. La confianza mostrada en mí al comprarlo a ciegas emociona y pesa a partes iguales. Espero devolvérosla con palabras: las de la novela.

Todo empieza en Grimiel, un pequeño pueblo en la falda de una montaña, a unas tres horas al norte de Madrid. Es invierno, y lunes, así que el coqueto hotel rural está a punto de cerrar. Luisa se irá a ver su serie, Dani a celebrar su cumpleaños y Rocío seguirá con los eternos preparativos de su boda, para la que queda mes y medio. Nada parece interrumpir la suave rutina que preside entre semana este pequeño paraíso. ¿Nada? Este lunes, sí. Una pareja de actores, Lucía Vega y Alberto Enríquez, lo han elegido para relajarse antes del estreno de su última película. La prensa no tiene que saber de su idílico descanso, y mucho menos de la relación que los une. Al menos hasta que la película se estrene.

Pero ¿todo esto es verdad o no es más que parte de un guion de cine?

Leo estos días un libro, Mientras escribo, de Stephen King. En él dice que pone a los personajes en una clase de aprieto y se dedica a observar y transcribir cómo salen de él. Pues algo así es lo que hice.


Espero que os divirtáis.