Páginas

jueves, 18 de mayo de 2017

FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2017. FIRMAS

ATENCIÓN: FIRMAS RECTIFICADAS.

Fnac ha anulado la firma del día 8, así que solo estaré el sábado 3 de junio de 7 a 8 de la tarde. Si alguien, por lo que sea, solo puede ir ese día por la mañana y tiene muchísimo interés en que le firme un libro, puede ponerse en contacto conmigo a través del correo del formulario. Estaré en la Feria del Libro de Madrid durante todo el día.

Disculpad las molestias.

Si no te quieres encontrar conmigo, esquiva estos días la Feria del Libro de Madrid. Estaré por allí.



EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS DE KRISTIN HANNAH



Sinopsis:

En el caluroso verano de 1974, Kate Mularkey ha decido aceptar su papel de cero a la izquierda en la vida social de su instituto. Hasta que, para su sorpresa, «la chica más guay del mundo» se muda al otro lado de su calle y quiere ser su amiga. Tully Hart parece tenerlo todo: belleza, inteligencia y ambición. No pueden ser más distintas. Kate, destinada a pasar inadvertida, con una familia cariñosa pero que la avergüenza a cada momento, y Tully, envuelta en glamour y misterio aunque poseedora de un secreto que la está destrozando. Contra todo pronóstico, se hacen inseparables y sellan un pacto para ser mejores amigas para siempre.

Durante 30 años se ayudarán mutuamente para mantenerse a flote esquivando las tormentas que amenazan su relación: celos, enfados, dolor, resentimiento... Y creerán que han sobrevivido a todo hasta que una traición las separe... y someta su valor y su amistad a la prueba más dura.


Mis impresiones:

No voy a resumir el libro, no me apetece, solo quiero soltar la angustia, el nudo en la garganta y las lágrimas que me ha hecho derramar el puñetero libro. Soltar lo que he pensado, no lo que probablemente sería un análisis serio y profesional de la novela.

He llorado.

De rabia, de impotencia, de angustia... y casi nada tenía que ver con lo que la autora me contaba ni con cómo me lo contaba.

El baile de las luciérnagas es uno de esos libros que tienen la particularidad de sacarte de vez en cuando de la historia y llevarte a la tuya. No ha sido solo el tramo final, ese diario que escribe Kate que me recordó a los momentos en los que mi padre y yo escribimos La arena del reloj. Ha sido un poco en general. Porque, por alguna razón desconocida, he sido capaz de ser un poco Tully a ratos. Y ha habido otros que me he sentido igual que Kate.

Es un libro donde la empatía se ha sentado a leer a mi lado y a veces me ha jugado alguna mala pasada.

La historia de este libro es sencilla: un narrador omnisciente en tercera persona hace un repaso de la amistad entre Tully y Kate, desde que eran niñas hasta su madurez, partiendo del verano de 1974 que es cuando se conocen. Mientras Tully es obstinada y ambiciosa, y tiene unas carencias afectivas severas desde la infancia, Kate es todo lo contrario: serena, familiar, con sueños normales, como los de todo el mundo. Enamorarse. Tener hijos. Amar. Tener una casa que sea su refugio y un marido que la quiera. Tully, en cambio, quiere ser la mejor periodista del mundo y hará lo que sea por conseguirlo, pero sin quitarse la coraza porque, cada vez que se la afloja, algo se cuela y le hace mucho daño.

Algo que suele tener que ver con Nube, su madre.

Lo que más me ha gustado es cómo, dos personajes tan diferentes, empastan tan bien, se completan de un modo tan magnífico. Lo que tiene una le falta a la otra y justo por eso, porque en realidad no se parecen, es por lo que su amistad sobrevive tres décadas. La autora cuida todos los detalles, incluso las viste como sus vidas: a Tully de marca y a Kate deprisa, gris, sin estilo. Me ha encantado encontrar este detalle, que dice muchas cosas buenas de Kristin Hannah.

No se dónde, leí que es imposible una amistad como la que se retrata en el libro. Yo creo que es posible porque no es una amistad típica. En realidad, son más como hermanas adoptivas, y los que hayáis leído la historia sabréis por qué lo digo. En la amistad muchos errores no se perdonan, simplemente las cosas se dejan correr hasta que se mueren, pero cuando la persona es tu familia, al final cedemos. ¿Quién no se enfada con sus padres y después se le pasa sin que apenas recuerde hasta por qué se enfadó?

No está escrita con un lenguaje brillante, pero sí efectivo. Esto lo quiero dejar muy claro, porque a veces leo cosas en algunas reseñas que me descolocan. En toda la novela solo he encontrado un par de párrafos en los que el lenguaje se complica y se vuelve poético, pero justo después el narrador habla de los intentos de Kate por escribir una novela. En realidad juega a mostrar y no mostrar lo que quizá ella podría estar escribiendo en ese momento, pero no es el registro que usa en la novela, que está escrita, sobre todo, para que el lector disfrute de la historia. Sin aspavientos. Sin tonterías.

Digo que quiero dejar claro que está escrito de manera sencilla porque parece que escribir sencillo es un pecado, que conseguir que el lector se sienta a gusto entre las frases y estas fluyan sin tropiezos por delante de sus ojos, sobre todo porque la sintaxis carece de trampas que la ralenticen, está mal. Que es de gente facilona al escribir, cuando yo considero que es todo lo contrario, que para llegar a esto hay que haber trabajado muchísimo más que para abrumar con adjetivos y sobrecargar los textos.

Que hay que haber vivido y madurado bastante.

No hay frases preciosas ni ideas grandilocuentes, solo alguna certera; no hay más magia en la historia que ver pasar la vida con sus luces y sus sombras, sin idealizar nada. Porque puede que Tully haya conseguido éxito y dinero, pero no todo es tan bonito. Le falta la familia de Kate, el amor, pero a Kate también le falta tiempo para poder cumplir sus sueños y la admiración de su hija Marha, que se la lleva casi en exclusiva Tully. Y a esta le falta Johnny, el marido de Kate, que representa para ella la estabilidad emocional que nunca ha sido capaz de alcanzar.

[Ahora viene toda la parte de la reseña que he borrado, porque la escribí pensando en una de mis novelas y no en esta, y la verdad, ni esa novela está (y creo que no estará nunca) publicada, ni procede.]

Hay muchas cosas por las que creo que merece la pena leer esta novela. Si tienes una edad próxima a las protagonistas (nacieron en el 60), quizá te suene la música, recuerdes series de la tele, sonrías al evocar elementos que forman parte del imaginario de la época. Si eres más joven, la verdad es que toca universales: el amor, la amistad, el camino de la vida... cosas por las que todos pasamos, hemos pasado o pasaremos.

Y emociona.

Y eso, emocionar, no está al alcance de mucha gente. Emocionar sin dramatizar, emocionar con lo chiquitito.

Kristin Hannah lo consigue.

Supongo que tocará hacerse con El ruiseñor.

Muchas gracias a María José, que me regaló este libro el 23 de abril. Llevabas razón, es un buen libro para regalarle a una amiga.

lunes, 15 de mayo de 2017

NOVEDAD: LA ARQUITECTURA DE LOS SUEÑOS


Te presento a mi nueva criatura. No es ficción, no es novela ni relato, te traigo las bambalinas de la creación de una novela y espero que disfrutes de este paseo en el que me ofrezco como tu guía, tanto si escribir es tu sueño como si tienes curiosidad por conocer todas las decisiones que un autor tiene que ir tomando a la hora de componer una novela.

¿Por qué esta portada?

Seguro que has visto cientos de manuales de narrativa, guías de creación literaria o libros de consejos de escritura. Hay muchísimos publicados, algunos más generales -como es el caso de La arquitectura de los sueños- y otros más específicos, centrados en un tema. Pero casi todos tienen un elemento común: las portadas.

Dos de cada tres tienen una máquina de escribir.

En el tercero aparece un bolígrafo.

Ahora en serio, los que os dedicáis a esto sabéis que encontrar una imagen que exprese lo que un libro contiene y, además, sea un poco original es bastante complicado. En este caso, confieso que miré montones de manuales, estuve haciendo fotos a mi vieja máquina de escribir, pensé un montón y... tuvo que llegar a salvarme la diseñadora de la portada, Pilar Muñoz -es escritora, en realidad, pero es versátil, inteligente y tiene un gusto exquisito-. Pilar encontró la imagen que define lo que es La arquitectura de los sueños.

En ella aparece una niña haciendo equilibrios sobre una pila de libros. Si miras a su cara, refleja felicidad. Si posas tus ojos en el texto, verás como le ha ido dando golpecitos con la mano, con la coleta, con el pie...





En este manual, guía, libro de no ficción o como lo quieras llamar, te muestro que para escribir una novela hay que hacer un montón de equilibrios, tomar cientos de pequeñas decisiones para que el mecanismo funcione a la perfección. Yo, como esa niña de la portada, me subo encima de los libros sobre un pie, mientras extiendo los brazos y sonrío. He aprendido las reglas de la ficción, de hecho te las voy a ir mostrando de la manera más amena que se me ha ocurrido, pero como esa niña hace con las letras, de vez en cuando muevo un poquito alguna.



Porque cuando te sabes las reglas, quizá es cuando llega el momento de transgredirlas.

¿Por qué lo he llamado La arquitectura de los sueños?

Lo digo en la sinopsis, siento que los escritores somos un poco arquitectos de sueños, vamos creándolos a partir de una idea que se gesta en nuestra mente. Poco a poco, vamos poniendo los pilares que constituyen ese mundo de ficción, esa recreación de la realidad en la que nos movemos y a la que invitamos a nuestros lectores. 

Y porque me ha gustado, porque creo que es un título bonito, un título que se ajusta mucho a lo que hacemos, construir sueños, diseñarlos para los lectores. Para el primer lector que lo hacemos, para nosotros mismos.

¿Para quién es este libro?

Podría parecer que es solo para escritores, pero yo me atrevo a decir que no, que es para mentes inquietas, para gente que quiera saber algo más del proceso creativo. Ya sabéis que yo no hago nada sin lectores cero, no me atrevo, y he empleado también a gente que no escribe. Creo que han sido los que más me han sorprendido con las impresiones de la lectura.

Quiero dar las gracias a unas cuantas personas que me han echado una mano con esto, directa o indirectamente.

Meg Ferrero. Lleva años diciéndome que escriba algo así, y cada vez que la veo me pregunta por dónde voy, así que de alguna manera ha sido el impulso primero, la causante de que la idea empezase a gestarse en mi cabeza. Y que si no la escribía ya, me temo que entraríamos en un bucle infinito, repitiendo incansables la misma conversación al saludarnos (es broma).

Pilar Muñoz. ¿Qué voy a decir de Pilar? Es un ángel con el que tropecé hace años y ha sido la artífice de la portada. De verdad, yo solo he tenido que estar de acuerdo. Como siempre, ha sido lectora cero. Es mi diapasón particular.

María José Moreno. Esta vez ha sido también lectora cero. Al final va a acabar consiguiendo que deje de ser leísta. De vez en cuando enciende un foco en el texto y me obliga a pararme a pensar.

Laura Sanz. Ha sido mi lectora cero más rápida. No sé si durmió ese día. Sus consejos los he escuchado porque es una mujer con la cabeza muy bien amueblada.

María Perbech. Es lectora, pero yo quería saber la opinión de alguien que no tiene nada que ver con la escritura y me ha dejado muy tranquila al respecto.


Para arrancar con una historia siempre necesito algo donde apoyarme. Tengo un amigo escritor, Enrique Osuna, que un día me dijo que enfoco bien los temas, pero reconozco que esta vez tenía muy claro qué era lo que quería contar, pero me faltaban las manos en las que apoyarme para dar el impulso y montarme a lomos de este caballo (he estado estos días entre metáforas y aún no se me ha pasado la resaca). Esas manos, ese enfoque y ese apoyo los encontré en una frase de Mikel Alvira, "escribir es decidir". A partir de ahí, empecé a construir esta arquitectura soñada, este manual para lectores y escritores, este libro raro que se lee en un suspiro.

Este nuevo paso adelante.

Me quiero quedar siempre entre palabras. El lado me es indiferente, pero siempre con un teclado en las manos.

Puedes conseguirlo en Amazon.

jueves, 11 de mayo de 2017

QUERIDO LECTOR

Sé que te tengo despistado perdido. Es normal que no sepas qué pensar de alguien que cambia género cada poco, saltándose todas las leyes lógicas del marketing. Alguien con tan poca visión comercial que ambienta novelas románticas en Castilla y León en lugar de en Nueva York o París, que firma con un nombre sin ningún glamur y que revienta estereotipos a la mínima que un personaje le da la excusa para salirse del carril.

Yo también pensaría que alguien que ignora todo lo que recomiendan para triunfar en estos días en la literatura está un poco mal de la cabeza. O, no sé, quizá le daría alguna vuelta más al pensamiento y llegaría a la conclusión de que esa persona está segura de lo que busca, que quizá no sea lo más habitual en estos tiempos, pero es perfectamente lícito. Nada más –y nada menos- que aprender cada día un poco más. No tenemos veinte vidas, no podemos dedicar cada una de ellas a especializarnos en algo, así que hay que exprimir la única que está a nuestro alcance. Para mí, aprender es vivir con más plenitud. Cuantas más cosas, mejor, y compartirlas con otros completa este proceso.

Por eso espero que me perdones que haya dejado por esta vez lo que estaba haciendo hasta ahora. Esto no es una novela romántica. Ni intimista. Ni juvenil. Ni histórica…

Espero que, a pesar de todo, leas el libro que acabo de escribir, que en muy pocos días estará disponible. Si de paso te lo compras, te lo agradeceré muchísimo.  Incluso, te digo más, si eres autor, a lo mejor con los beneficios a mí me sobra algo de dinero para comprarme tus libros y nos acaba viniendo bien a los dos.

No doy más vueltas. Esto que pondré pronto en tus manos, sé que te lo estás temiendo desde que empecé a escribirte esta carta, no es una novela. Es otra cosa, una especie de bambalinas de la construcción de un libro, ese espacio oculto a los ojos del público donde se gesta la ficción. Invisible y necesario. Revelador y mágico. Imprescindible saber cómo funciona y bastante más desconocido de lo que debería. Un espacio que llevo años recorriendo y que me apetece compartir contigo. Me ofrezco a servirte de guía si tienes ganas de ver una novela desde otra perspectiva.

Imagina un espectáculo teatral. Antes de que se levante el telón, para que todo salga perfecto, hay muchas cosas que deben funcionar con la precisión de un reloj suizo. El director tiene que ocuparse de marcar las pautas a los actores, técnicos de luces y sonido, caracterizadores, tramoyistas… Debe programar ensayos, pruebas de vestuario, maquillaje, decoración del escenario… y dejarse la piel en cada momento para que, llegado el día del estreno, el espectáculo salga redondo. Para que todos esos elementos encajen y el espectáculo acabe siendo un éxito.

No hay apenas elementos que se dejen al azar.

La verdad es que, en el teatro, para que todo parezca natural el esfuerzo es arduo; exactamente es eso lo que sucede en la construcción de una novela, que es de lo que trata este libro que tienes entre las manos. En él, lo que pretendo es que me acompañes mientras te explico lo que se cuece entre detrás del escenario, antes de que el telón se levante. Que eches conmigo un vistazo a todas las decisiones que tendrá que ir tomando el autor -más o menos el equivalente al director de escena- para escribirla. Si quieres ser -o ya eres- escritor, quizá te venga bien refrescar la memoria. Si todavía no te has atrevido a empezar esa novela que ronda por tu cabeza, tal vez te sea útil para reflexionar antes de sentarte a escribir, e incluso sepas a qué libros acudir para seguir investigando. Si solo eres lector, te aseguro que mirarás de otro modo el trabajo que hay detrás de la escritura de un libro.

Quizá después hasta lo valores de manera diferente.

Añado algo más: si eres padre y te encuentras en el aprieto de repasar temas de lengua con alguno de tus hijos, tal vez también te pueda ayudar, porque muchas cosas de las que en él aparecen forman parte de los temarios de la ESO y Bachillerato, aunque se pasa por ello –cuando se pasa- de puntillas.

Lo dicho, en unos días lo pondré en tus manos.

No te voy a decir nada más de él de momento, ni título, ni fecha de salida, ni te voy a enseñar la portada. Sé, empecé por ello esta carta, que el marketing recomienda lo contrario, pero ya he sido víctima demasiadas veces de los piratas. Por eso voy a hacerlo todo como ellos: atacando por sorpresa.

¿Te apetece acompañarme?

Yo estaría encantada de hacer este viaje contigo.

Atentamente:

Mayte

miércoles, 10 de mayo de 2017

EL CARAMELO

Al abrir la pequeña caja que llevaba dos décadas escondida en un cajón, el caramelo cayó al suelo. Su envoltorio naranja ni siquiera estaba descolorido, a pesar de que lo guardó cuando apenas tenía 11 años. Lo acarició entre los dedos y cerró los ojos.

No le costó mucho recrear la escena de aquel momento del pasado. Jorge, con su cara pecosa y su pelo alborotado, plantado delante de ella y le ofrecía un sugus. Ella aceptó y, justo al darse la vuelta, ya con el dulce en la mano, escuchó su petición.
-¿Quieres salir conmigo?
Se quedó clavada en la baldosa, incapaz de darse la vuelta. Incrédula. No eran más que niños.



Una sonrisa cruzó su rostro, ahora maduro, al evocarlo. La inocencia de aquella pregunta seguía provocándole ternura, la misma que sintió aquel lejano día.

-Cuando seas más alto que yo -contestó la niña de sus recuerdos, cuando al fin reaccionó.
A Jorge no le costó ni seis meses alcanzarla, pero ella siguió ignorando su propuesta.
-Cuando seas mayor que yo -lo retó, a sabiendas de que aquello era completamente imposible, porque era unos meses mayor.
Jorge no se rindió. Preguntó mil veces y todas obtuvieron respuestas que conducían a un no.
Pero ella, a pesar de sus negativas, había guardado el caramelo ese día del 81. Nunca se lo comió. Nunca quiso que desapareciera y, con él, se perdiera el recuerdo.

-¿Qué es eso?  -le preguntó su marido, al entrar en la habitación y verla sonreír mientras miraba el sugus.
-¿Esto? Un momento feliz.
Jorge se quedó mirando su mano y también sonrió.
-Lo sigues teniendo.
-No podía ser de otro modo -dijo ella, enterrándose en sus brazos.

Tuvo que duplicársele la vida para que al fin le dejara entrar en su mundo. A los 22, fue ella quien le besó y desde entonces no se habían separado. 

martes, 9 de mayo de 2017

A LAS OCHO EN EL THYSSEN, DE NIEVES HIDALGO.


Sinopsis:

¿Se puede publicitar una novela de zombis como romántica?
Alex Vílchez, autor reconocido de novelas de suspense, lo ha hecho animado por su editora, bajo el seudónimo de Robert Cooper. Es cambiar de tercio o no escribir, porque se encuentra en un bajón creativo. Y para sorpresa de todos, la novela rompe el techo de ventas, posicionándose en el número uno de romántica.
A Lucía, administradora de la web más visitada del género, casi le da un soponcio cuando se entera y lee la novela de zombis. Sube una crítica que hace que el libro baje quince puestos en un solo día, declarándole la guerra. Y Vílchez está dispuesto a presentar batalla, utilizando mil artimañas para fastidiar a la mujer que intenta hundirlo.
Casualidades de la vida, se encuentran en una cita a ciegas.
Lucía y Alex se atraen de inmediato. Pero ¿qué puede pasar cuando ella se entere de que Alex no es otro que su odiado Robert Cooper? ¿Qué hará Vílchez al saber que Lucía es la administradora de la web que le ha fastidiado las ventas y le está dejando en ridículo?

Mis impresiones:

La última de las reseñas de este blog fue de una novela de Nieves Hidalgo y ahora vengo con otra obra de la misma autora. Os lo dije en ella, A las ocho en el Thyssen ya la tenía en digital, pero la llegada de Destinos cautivos en papel a casa hizo cambiar mis planes.

Luego, al terminarla, empecé a leer mi regalo del día del libro, El baile de las luciérnagas de Kristin Hannah. Ya sabéis que desde hace mucho no tengo lista de prioridades, solo sigo mis deseos. Esta la tuve que abandonar. No le sucede nada malo a la novela y ya he retomado la lectura, pero me pasó algo muy extraño: cada palabra de El baile de las luciérnagas me hacía llorar. Yo. La que no llora con los libros. Se ve que tuve unos días muy malos (de zanjar asuntos pendientes sobre todo) y tenía tal dolor de ojos que me enfadé conmigo misma. El libro me está encantando, pero necesitaba frenar esas emociones.

¿Qué mejor que volver a Nieves?

Y así llegué hasta Alejandro y Lucía, a la curiosa historia entre un autor de novela negra que por una idea loca de su editora acaba escribiendo una novela romántica de zombis, y la bloguera que pone a caldo en su web semejante despropósito.

[Esto puede parecer muy de ficción, pero hace unos años hicieron furor las novelas eróticas de humanas con dinosaurios. Después de eso, los zombis no me sorprenden nada.]

Alejandro Vilchez está pasando por un mal momento. Su novia le dejó a dos días de la boda y no es capaz de encontrar la inspiración. El bloqueo le dura ya más de seis meses y, por la presión de su editora, se ve empujado a escribir Tránsito mortal, la descabellada historia de los amores de unos zombis. Vomitiva por donde se mire, pero con una entusiasta campaña de marketing se ha convertido en la novela romántica más vendida. Claro que no la firma él, sino el misterioso Robert Cooper, un seudónimo detrás del que protege su verdadera identidad.

Lucía, por su parte, tiene una vida tranquila como ayudante en una clínica dental, aunque en sus ratos libres es la administradora de una de las webs más importantes: Sueña romántica. Cuando Tránsito mortal cae en sus manos le parece un insulto absoluto a la novela romántica y hace una reseña demoledora de la novela que consigue que baje un montón de posiciones en las listas. Quince de sopetón.

Alex y Lucía no se conocen, pero por una de esas casualidades del destino (de verdad, para los descreídos, las casualidades existen en la vida real), acaban conociéndose a través de una web de citas. Así, dos personajes que están más bien predestinados a odiarse acaban quedando a las ocho en el Thyssen y descubriendo que quizá uno es lo que le falta a la vida del otro.

Si hay una cosa que hace que A las ocho en el Thyssen destaque entre las novelas de Nieves Hidalgo no es la trama ni el tema, ni siquiera los personajes o la ambientación. Según palabras de la autora, es la primera vez que se adentra en el subgénero de la romántica contemporánea. Hasta ahora siempre había escrito novelas históricas, en las que se mueve como pez en el agua (doy fe, aunque no sea notaria). Sin embargo, Nieves ha querido explorar y yo creo que sale más que airosa del reto.

A mí la novela me ha durado un día entre las manos. Me he dejado llevar por lo que me estaba contando y no tengo un pero que ponerle. Nieves Hidalgo escribe de cine, sabe llevarte de la mano, da igual en qué época esté escrito lo que te cuenta. Lo hace con solvencia, con gracia y me da lo mismo si no me sorprende con giros de doble salto mortal con caída hacia atrás y saludo al respetable.

Me mete en la historia, me la creo y la leo sin saltarme una coma.

Además retrata unos personajes a los que vas descubriendo a medida que avanza la novela, con múltiples facetas que no expone desde el primer instante. Alejandro empieza siendo el típico protagonista: es guapo a rabiar, un escritor de éxito y al principio un poco chulito, pero a medida que avanza vas descubriendo sus fantasmas, su pasado, las sombras de su vida y resulta ser un personaje mucho menos superficial.

Lucía es una chica sensible, soñadora, lectora, administra un blog… También es guapa y lista, pero tiene una suerte penosa en el amor. ¿Demasiado tópicos los dos? Bueno, quizá, pero como yo no me he ido saltando páginas (no se me ocurre hacer reseñas de novelas en las que me salto las páginas), he acabado descubriendo a un personaje que me ha recordado a alguna persona real que conozco.

Los secundarios de A las ocho en el Thyssen sirven como sostén de los principales. José, Asier, la señora Elvira, amiga Maribel y Takamoto son los apoyos y el contrapunto de Lucía. Carlos y Lara hacen ese mismo papel con Alex. El antagonista es Cooper, o Alex, o nadie. Y eso mola, que no haya un malo malísimo, sino una comedia de enredos bonita y bien contada, con personajes reconocibles en la realidad  y situaciones que te sacan más de una sonrisa.

¿Y qué me decís de Zeus, el perro de Lucía? Desde que Ulises, mi labrador, entró en mi vida, me he dado cuenta de que me encanta que salgan perros en las novelas.

Otra cosa que me ha gustado muchísimo son los escenarios. No  solo el Madrid de los Austrias, por el que Nieves nos pasea de vez en cuando, sino las menciones a otros lugares que para mí son muy especiales. Pastrana, por ejemplo. Ya sé que sale poco, pero la villa ducal fue el lugar en el que trabajé hace muchos años y conservo impagables recuerdos. Y Peñafiel y el Duratón, que están a un tiro de piedra de mi casa. (De hecho, si me asomo a la terraza y el día está despejado, veo la parte de arriba de las Hoces). La autora no se pasa con las descripciones, son las justas para situarnos y crear la atmósfera necesaria en cada momento, pero invitan a recrear en tu mente esos lugares.

Algo que sé que Nieves ha reflejado bien, pero que no he vivido en primera persona ni tampoco comparto es la relación que tiene Lucía con su web. El personaje le da demasiada importancia a un espacio virtual, tal vez porque está sola, aunque sus amigos creo que completan bastante los vacíos de su vida personal. Me intentaba poner en su lugar y creo que si alguien me tira el blog un día (y mira que llevo años con él, que ya le he podido coger cariño), como le pasa a ella después de publicar la reseña de libro de Cooper, a mí me daría un ataque, pero de risa.

Os digo una cosa, si os apetece leer algo divertido y bien escrito, esta es la novela.




lunes, 1 de mayo de 2017

DUDAS: ATRÁS, ARRIBA, ABAJO, ADENTRO, AFUERA.



Son adverbios que comienzan con una a de origen preposicional, por lo que cuando se emplean juntos no se utiliza preposición entre ellos:

No se dice: de arriba a abajo.
Se dice: de arriba abajo.

No se dice: de fuera a adentro.
Se dice: de fuera adentro.

DUDAS: ADELANTE Y DELANTE



Adelante es un adverbio que se usa con verbos de movimiento:

Sigue adelante, no te pares.
Inclinó el cuerpo hacia adelante.

Delante se usa con verbos que indican reposo:

Estaba sentado delante de mí.

DUDAS: A- / HA- TÓNICAS



Delante de nombres que comienzan por a- y ha- tónicas se emplean artículos masculinos:

el agua
el hacha
un arma
un águila

Pero si otra palabra se interpone entre el artículo y el nombre, el artículo irá en femenino:

la límpida agua
una enorme hacha
una nueva arma
una gran águila

Con los demostrativos, sin embargo, no funciona esta regla. Se usarán en femenino:

este agua (incorrecto)
esta agua (correcto)

Excepciones serán:

Los nombres de las letras: la a.
Los nombres propios: una Alba