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jueves, 21 de septiembre de 2017

LA IMPRESIÓN QUE PERMANECE


Una vez más vuelvo para registrar un fracaso lector. O más bien las circunstancias alrededor de ese fracaso porque, como siempre, no diré título. No es cobardía, puedo defender por qué no me ha gustado una novela con argumentos sólidos, pero en este caso sería muy injusta: no he pasado de la cuarta línea.

No tengo ni idea de la trama, ni me interesa.

¿Cómo es posible que mi listón de exigencia se haya visto interrumpido tan pronto? Eso me llevo preguntando un buen rato, intentando dilucidar si me he vuelto loca de remate o una anciana cascarrabias que no soporta de ninguna manera cualquier incorrección, aunque esta sea un pelo que se ha escapado de un apretado moño, una motita de polvo en el hombro o una miserable miguita sobre la alfombra.

Tengo restos de palomitas de caramelo en el teclado del portátil, me da que no es eso.

Esto no es una mota o una miguita, es la base. Los cimientos que han sufrido un cataclismo de 8 en la escala de Richter al encontrarme una expresión absurda. He mentido un poco, sí he continuado leyendo unas líneas, lo justo para pasar página en el Kindle y he visto otra peor que la anterior. La decisión que estoy segura que había tomado en la línea cuatro la he ratificado y he mandado a paseo el libro. Sin contemplaciones. Esto se lo paso a un niño de ocho años. A uno de nueve ya no.

A alguien que se atreve a publicar esto, menos.

Y que no me diga que esto es una metáfora que no he entendido, llevo toda la puñetera vida explicando qué es una metáfora y esto no lo es. Esto es ese tipo de lenguaje engolado y pretencioso de quien no se ha enterado de que escribir consiste en contar una historia de la mejor manera que se pueda, sudando cada palabra, cada expresión para que transmitan emociones, que en eso consiste la literatura... pero que se entiendan. Que las entienda alguien más que uno mismo, que no suenen como si nos quedasen todos los cursos de la ESO por terminar.

No puedo contaros de qué va el libro porque en cuatro líneas no me ha dado tiempo a saberlo. No lo he comprado, porque adquirí la sanísima costumbre de descargar fragmentos de novelas antes de comprarlas, no fuera a ser que me pasara esto y, lo siento, pero no tiro ya más euros.

Esta no era una novela de las que quiero leer, de todos modos, solo una de esas sugerencias que te llegan al correo y a las que a veces hago caso. Porque a veces me descubren gente maravillosa, como me pasó con Elena Fuentes (por cierto, enhorabuena por ser Finalista en el concurso de Amazon con El legado de Ava). Otras, sin embargo, acabo preguntándome por qué todo el mundo piensa que escribir un libro es tan sencillo como abrir un Word y liarse a poner palabras unas delante de otras. Hace falta ritmo, duende y un dominio de las herramientas del escritor: sí, las palabras. Su significado connotativo y denotativo, las figuras literarias, los giros, las expresiones, los latinismos y los latinajos...

Esto es una vida de aprendizaje que no termina jamás.

Lo digo y lo repetiré hasta que me sangren los dedos al teclear: que no te dominen ellas, que las domines tú. Que no acaben diciendo lo que quieren sino lo que tú deseas. Que no se inventen metáforas que solo entiendes tú, porque entonces no es una metáfora. Es la peor tarjeta de presentación.

Y, ya se sabe, la impresión que se causa la primera vez es la que permanece.

9 comentarios:

  1. Bueno, yo te puedo decir que esta misma tarde me decidí por un relato que tenía de Amazon de una escritora relativamente "conocida" dentro de la autopublicación y no he podido pasar de la primera página. No eran los localismos latinos, que me sacaban de su lectura continuamente, sino más bien la falta de coherencia ortográfica. Tiene opiniones relativamente buenas a lo bonito de la historia pero si me encuentro con varios errores gramaticales, ¿cómo voy a centrarme en la trama?
    Pues nada, cosas que pasan... cierro el libro, pongo mi opinión en Amazon y a otra cosa, mariposa
    A veces se gana y otras se pierde
    Besos

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    1. Esa falta de coherencia está convirtiéndose en algo demasiado común. Carmen, me preocupa mucho que transmitamos la sensacion de que todo vale, que cualquier cosa es una novela. Ya no digo literatura, eso está lejísimos.

      Yo me niego. No quiero ser cómplice de este despropósito. El otro día decía alguien en Facebook que todas las "niñas" tienen derecho a contar sus historias. Perfecto, que se vayan a plataformas como Wattpad, que no las vendan. Que esperen a aprender, aunque sea, ortografía. Es lo mínimo, creo. Y no es elitista, como he tenido que escuchar. Soy lectora. Sobre todo y por encima de todo. Y, después, profesora. Mucho más lejos, escritora. Y no me dan envidia posiciones en una plataforma (que ya he ocupado, por cierto). Siento lástima por lo que pudimos conseguir con la autoedición, el respeto que tenía en 2012 y 2013 que no tiene ya.

      Y no me extiendo más. Esto duele.

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  2. ¡Cuanta razón, Mayte!
    Ciertamente se agradecería algo de respeto a los lectores y un mínimo de corrección, tanto ortográfica como gramatical, en muchos de los "libros" que pululan por ahí. Incluidos los de algunos autores de reconocido prestigio, continuas reediciones y fantásticas cifras de ventas.
    Creo que es lo mínimo que se puede exigir.

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    1. Es lo menos, Paco, pedir que un escritor sepa escribir. Yo no sé si algún día dejará de quedarme grande la palabra, pero de verdad sigo sintiéndolo así. Mi mundo se ha movido siempre entre escritores, he crecido escuchando en persona a los que ahora salen en los libros de texto y para atreverme a atribuirme esa palabra en este blog he tenido que publicar tres novelas con editorial. Antes no era capaz de ponerla, me parece demasiado grande. Sin embargo, encuentro que hay gente que se levanta un día, se ducha y, quién sabe por qué, va a su ordenador, abre un perfil en sus redes y la escribe. Y luego publica cualquier cosa para avalar esto. Hay mucha falta de pudor en este mundo.

      En fin...

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  3. No puedo más que darte la razón. Escribir es algo más que juntar letras y si encima las juntas mal y rematas con faltas ortográficas, mal te va a ir. Y desde luego, flaco favor hacen al resto de autopublicados, por desgracia.
    Un abrazo

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    1. Me duele en el alma decir esto, pero ya no leo autoefitados sin garantías. Me explico, las oportunidades que doy son mínimas, tienen que hacerlo muy bien en el fragmento para que siga o tengo que haber leído algo suyo antes.

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  4. Esto, a la autoedición, la está hiriendo de muerte.

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    1. Desde luego, tal y como está ahora, con lo que está destacando, no dan ganas de acercarse. Y que nadie me diga que son prejuicios, son juicios que me he cansado de hacer. No me entra en la cabeza esto del "todo vale". Pero bueno, como ne dijo una escritora autoeditada que todavía no ha publicado (no estoy loca, ya tiene perfiles por todas las redes con la palabra escritora, aunque aún no ha escr5) es que estamos mayores...


      En fin...

      Dejo este blog abierto para quien se decida a hacer una tesis doctoral sobre el despropósito de la literatura actual. Tiene hilos de los que tirar para media vida.

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    2. Escr5 es escrito.

      Ne es me.

      Y es una caca que no se pueda editar.

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