lunes, 16 de abril de 2012

CARTA DE UNA DESCONOCIDA de STEFAN ZWEIG


Sinopsis:
Un afamado y mujeriego escritor no reconoce la caligrafía de la carta que recibe una mañana. Para su sorpresa, la remitente es una mujer desesperada, dispuesta a declararle, antes de morir, su amor secreto y casi obsesivo, escondido durante muchos años.



Llevaba tiempo queriendo leer algo de este autor, porque siempre que leía sobre sus libros todo eran halagos. Sin embargo, no había tropezado con él. En realidad fue una absoluta torpeza mía porque el libro no he tenido ni que comprarlo: estaba en mi propia casa.

Hace años, con un periódico, venían unos libros, una colección que se llamó "Clásicos del siglo XX". Son unos libros encuadernados en pasta dura que coloqué en una estantería de casa, en la habitación de mi hijo. En estantería que está bastante mal situada para ver los títulos de los libros si no te asomas a propósito. Y para hacerlo hay que subirse encima de una mesa, lo que no es demasiado sensato. Nunca les he hecho mucho caso, sobre todo porque varios eran títulos repetidos, novelas u obras de poesía que ya había leído. Este pasado fin de semana, haciendo limpieza de trastos (juguetes básicamente) mis ojos se posaron en la estantería. Le hacía falta sacarlo todo, limpiar y revisar. Cuando, después de trepar, los libros fueron pasando por mis manos fui recordando experiencias lectoras. Hasta que tropecé con Carta de una desconocida. ¿Cómo es posible que nunca me hubiera fijado que lo tenía? ¿Por qué no lo leí? Eso lo sé. Por la fecha de edición, cuando llegó a casa, una de dos, o estaba al final de un embarazo difícil o ya tenía un bebé en mis brazos, con la consiguiente merma de tiempo libre que supone. No es fácil leer mientras estás cambiando pañales.

Las sensaciones de la lectura de esta Carta de una desconocida, no han podido ser mejores. En serio. El relato es sencillo y muy corto, no creo que completase una hora de lectura, pero me ha inundado de emociones. Siempre digo que los libros tienen sus momentos y creo que este ha llegado en el mejor. Lo he vivido, me he plantado en la piel de la protagonista, he sido capaz de entender su obsesión, aunque racionalmente sea una locura y harto imposible. Los delirios del amor no duran tanto como para llenar una vida, eso es más locura.

Nunca sabemos los nombres de ninguno de los protagonistas porque, en realidad, no interesan. Sólo nos interesa esa historia de amor y olvido, ese dolor de la protagonista, que no ha sido capaz de amar a nadie más que él en su vida. Ha sacrificado todo por un sentimiento que nació cuando no era más que una niña de trece años.

El vocabulario del relato es muy sencillo, sin grandilocuencias y el uso de diferentes tiempos verbales hace que nos convirtamos en la mujer que sufre y ama o en aquel que recibe la misiva. Sólo en cuatro párrafos, los dos primeros y los dos últimos, el narrador sale de la historia, usando la tercera persona. Es aquí donde conocemos al escritor: primero su desconcierto al encontrarse con la carta y finalmente la tristeza de no ser capaz de recordar con claridad a quien tan intensamente le amó. Me guardo un detalle que descubriréis nada más empezar a leer, pero es que creo que ya he contado bastante. El desencadenante de la carta, la razón por la que la desconocida decide ponerse en contacto con el escritor y, por supuesto, el final.

Insisto. Leedlo. Espectacular