domingo, 4 de mayo de 2014

LA MEDIOCRIDAD SE HA CARGADO EL INVENTO

"La mediocridad se ha cargado el invento".

Me lo decía un amigo escritor a propósito de Amazon y los libros digitales autoeditados. Nada se parece a ese inicio, cuando a finales de 2011, principios de 2012, muchos nos lanzamos a la aventura de subir nuestros textos a una plataforma novedosa que permitía que el autor "publicase" sin coste alguno y, no solo eso, obtuviera además beneficios por ello.

¡Una maravilla!

Muchos textos, algunos muy, muy buenos, pudieron abandonar los cajones donde llevaban años esperando una oportunidad sin encontrarla.

Encima que se superaba la traba del rechazo editorial, los autores podíamos aspirar a cobrar por nuestro trabajo. Eso sí, dentro de los estrechos márgenes de poner las obras a un euro porque todo aquel que pretendió subir más allá, enarbolando la bandera de la dignidad o la calidad personal (los había de todos los colores en sus razonamientos) se dieron un tortazo de muerte, algo que no había que ser demasiado listo para intuir. Salvo honrosísimas excepciones se convirtieron en invisibles en las listas de ventas, aunque a final de mes el 70% de beneficios que reporta subir por encima de los tres dólares el precio compensase esas ventas menores. (Las compensa pero, ¿compensa tener menos lectores cuando ya has decidido salir del cajón?)

El hecho de que encima, casi nada más empezar, las editoriales se lanzasen a la búsqueda del ansiado best seller (es mucho más cómodo que te digan, lee esto que merece la pena, que ir buscando tú entre un montón de manuscritos) contratando a los autores que les parecía que encajaban con sus catálogos, hizo que la gente se lanzase en masa a subir todo lo que tenía entre sus manos, dejando de lado en muchas ocasiones algunos pasos que deberían darse antes de lanzarse al vacío.

Autocrítica.

Reposo de los textos.

Revisiones exhaustivas.

Autocrítica.

Autocrítica.

Autocrítica.

¿Me repito?

A lo mejor es que como yo soy tan crítica conmigo misma me parece que es lo más importante, valorar si todo lo que aterriza en Amazon es interesante por algún aspecto o si subimos la primera mierda que nos aparece por el disco duro porque esto, como leí en el blog de todo un experto que tiene una docena larga de libros publicados (bajo seudónimos varios, según él, así serán) esto no es más que un negocio que hay que alimentar.

Una inmensa hoguera de vanidades, añado yo.

Está ocurriendo algo, dentro de unos meses volvemos a ello si queréis. Lo primero, la sensación que tengo, es que se venden muchos menos libros que hace simplemente un año. Los libros que ocupan en top tienen unas ventas inferiores a las que tenían el año pasado otros libros en los mismos lugares. Lo segundo es que estoy convencida de que hay menos calidad en general y lo tercero es que, como decía mi amigo, la mediocridad se ha cargado el invento.

Algo de razón tiene.

En mi kindle he inaugurado una lista. Cruelmente la he llamado NO (para eso el kindle me lo compré yo solita y es mío). Significa que no voy a leer esos libros, que los he empezado y me han decepcionado tanto que no voy a perder un minuto de mi vida en ellos. ¿Por qué? Pues sin decir títulos, allá cada uno con su conciencia, voy a contaros qué me pasó con algunos.

Primero de la lista: me aburrió profundamente antes del cinco por ciento. No le encontré la gracia aunque no estaba mal escrito. Creo que no tiene alma y cuando algo no tiene alma...

Segundo: uf, uf, uf... que simple soy. Tanta profundidad me perdió al siete por ciento. Me hace falta alguna carrera más para entenderlo. Eso, o que no hay por dónde cogerlo.

Tercero: ¿pero esto qué es? Un aburrimiento absoluto, sin ningún estilo al que agarrarse como salvavidas. Llegué con las expectativas altísimas, muchas recomendaciones y no pude superar el 10% de cortesía. Me superó él a mí.

Cuarto: este me llamó la atención lo malísimamente mal escrito que está. Cambia de tiempos verbales como quien se está probando ropa mirándose a un espejo. La sinopsis era interesante, la portada buena pero el contenido... una pena. Pero de las gordas.

Quinto: un peñazo. Floritura tras floritura para demostrarme que sabe usar muchos adjetivos unos detrás de otros pero sin ningún ritmo. En el primer diez por ciento no había pasado nada así que cerré y a otro.

Voy a parar porque así tengo treinta. Menos mal que en el otro extremo hay noventa que sí me han gustado, pero el porcentaje de error es demasiado alto como para que ahora vaya alegremente a comprarme un libro a Amazon. Por mucho que cueste un euro o tres, por muchas opiniones buenas que tenga. Tengo que asegurarme primero de que lo vale.

En el extremo opuesto, os lo he ido contando, libros que pese a su sencillez en algunos casos cubren con creces mis deseos lectores pero encontrarlos cada vez cuesta más.