domingo, 1 de enero de 2017

UN AÑO CARGADO DE POSIBILIDADES



Hacer planes no es muy sensato. A la mínima, un soplo de aire te descoloca lo que tú habías ordenado con todo el cuidado del mundo y, cual piezas de dominó colocadas una detrás de la otra, los sueños se van cayendo.

Por eso, hace tiempo que no planeo.

Voy haciendo un poco lo que me apetece y el mejor ejemplo de eso es este blog. Es un caos, en el que tan pronto te encuentras una reseña, como un relato de una página o una reflexión que se me ha ocurrido a media tarde. En términos de marketing es la peor estrategia que se puede usar, no me canso de leerlo por todas partes. ¿Sabéis algo? Me importa un pimiento.

Ahí, con frase hecha y todo, vulgar hasta el extremo, pero que define perfectamente lo que pienso.

Esta es mi casa, y en mi casa me gusta, muchas veces, pasar las horas en pijama. No ponerme tacones (por amor a mis suelos de madera de verdad, o porque en realidad son una mierda por lo incómodos que son). No pintarme la cara y disfrazarme de otra que no soy yo.

Este año que arranca hoy no me lo planteo. Simplemente lo voy a dejar como una hoja en blanco, cargada de posibilidades. Como este blog, se lo cedo al caos de los deseos repentinos, me niego a volverme previsible y que los martes siempre sean el día de la reflexión y los jueves el de la reseña.

No.

Esa nunca seré yo.

Seré siempre la que es responsable en su trabajo diario, la que cumple con su papel de madre y se esfuerza por otro que me ha tocado en el mundo real, pero aquí, en esta mi casa virtual, reivindico el derecho a hacer lo que me dé la gana. A escribir o no escribir reseñas. A hablar de narrativa o de un paseo con Ulises. A quejarme de nada y dar las gracias por todo. A contar qué tal van mis libros, porque eso en el mundo real no lo hago, salvo pregunta previa y esas no se producen.

Voy a hacerme más fotos y a publicar alguna más este año. Quizá a alguien le extrañe que deje de esconderme, pero ahora ya no me importa. He superado el miedo y se ha ido la necesidad de que no se me viera mucho junto con la salida de mi vida de las personas a las que yo tampoco quiero ver.

Eso, que existen las posibilidades para este año. La posibilidad de que la nueva novela vaya bien (o mal), la posibilidad de escribir otras, la posibilidad de conocer a gente interesante y la posibilidad de desconocer a quienes no merecen la pena.

El 31 de diciembre espero ver qué ha pasado con todo esto, y ver si he llegado a las 400.000 visitas en el blog. Es una burrada, lo sé, pero si lo abandono un poco menos, a lo mejor lo consigo.

Mira, ese es el único plan. Pasar más por aquí. Estar más horas en pijama.