lunes, 5 de enero de 2015

LA TRIBU MALDITA DE VÍCTOR FERNÁNDEZ CORREAS.


Sinopsis

Anar teme por su clan. Todo lo que los rodea se ha vuelto hostil: los animales han desaparecido, los frutos escasean y varios compañeros han sido devorados por las fieras. Además, el implacable y violento invierno se cierne sobre ellos. Todos los miembros de la tribu desean emigrar. Todos menos unos pocos. Entre ellos, Kamu, el líder de los cazadores. Ellos prefieren esperar a la siguiente primavera. Pero Anar, el chamán de la tribu, insiste en buscar una tierra maravillosa y pacífica, un valle donde el agua fluye, donde abundan los frutos y donde megaceros y manadas de caballos pastan. Un valle en el que el grupo podría establecerse de forma permanente y al resguardo de las amenazas de la naturaleza y de otros homínidos. Con sus compañeros, y pese a la infinidad de riesgos que habrán de afrontar durante el trayecto —entre ellos el encuentro con tribus rivales—, Anar emprenderá un azaroso y peligroso viaje en busca del mágico lugar. La llegada de otra tribu permite al líder de los cazadores, Kamu, cumplir su deseo de fortalecer el clan con nuevos y poderosos miembros. Sin embargo, el nuevo grupo trae consigo a una extraña y atractiva hembra pelirroja que amenaza la supervivencia de todos aquellos que decidan acogerla. Ocurrió hace 400000 años y La tribu maldita lo narra en esta excelente primera novela sobre el mundo de Atapuerca. Anar, Kamu y Numu, junto al resto de la tribu y a la extraña pelirroja Kanai, vagaron por la península en busca de una tierra soñada. Fue una travesía repleta de amenazas que finalizó en la fatal Sima de los Huesos.

Mis impresiones

Los libros ambientados en la Prehistoria ejercen una especial fascinación sobre mí. Supongo que tiene que ver con que la profesora que tuve en la universidad, Primitiva Bueno Ramírez, que vivía todo lo que nos contaba en clase. Su manera de transmitir conocimientos la recuerdo repleta de pasión y, quizá por ello, desde el principio se convirtió en mi asignatura de Historia favorita. Coincidió además que leí en aquel momento El clan del oso cavernario y la novela terminó de despertar mi interés por nuestros primeros pasos por el planeta.

Por eso, cuando tropecé con una reseña de La tribu maldita en el blog El búho entre libros, comenté que me apetecía mucho leerla. La sinopsis me resultaba atractiva y la valoración que se hacía del libro también. Lo que no me esperaba es que Víctor leyera mi comentario y la novela acabase en el buzón de mi casa. Me hizo tanta ilusión que se saltó toda la lista de pendientes y a punto estuvo de pasarle por encima al libro que estaba leyendo en esos momentos. Tuve que contenerme porque ya no soy capaz de simultanear lecturas; si lo intento alguna acaba abandonada.

Así que, cuando finalmente pude empezar, descubrí algo que me he guardado, que no le he comentado a él todavía: ¡no había visto la dedicatoria! ¡Muchas gracias! A veces parezco idiota y otras lo soy directamente. Menos mal que la evolución humana no dependió de mí, apañada estaba la especie con mi despiste monumental… Tenía que haberme imaginado que el libro llegaría personalizado.

La historia que plantea Víctor está situada cronológicamente en el Pleistoceno medio, una época que coincide con el Paleolítico en el desarrollo humano. Es un momento en el que los homínidos que habitan el planeta son nómadas que se desplazan constantemente en busca de recursos para su supervivencia. El autor elige precisamente este período porque coincide con la datación de los restos que existen del homo heidelbergensis, los individuos que poblaron la Sierra de Atapuerca, en Burgos, hace más o menos cuatrocientos mil años.

La tribu maldita pretende ser un reflejo del modo de vida de una tribu y para ello el autor hace una profunda investigación de su modo de vida, pero no se conforma con eso, sino que crea una trama de novela que nos va llevando de la mano. La realidad se pone el traje de la ficción pero no la perdemos nunca de vista porque estos personajes no viven vidas extraordinarias, más allá de lo extraordinario que es sobrevivir en las tremendas condiciones en las que lo hacen. Y es que, un elemento clave para subsistir es el fuego. En La tribu maldita, el clan protagonista no ha alcanzado aún su dominio, lo que convierte la supervivencia en algo todavía más sorprendente. Cazan, pero sobre todo viven de la carroña, de los restos de animales abandonados por los lobos o leones. Sienten frío, hambre, dolores que no son capaces de calmar. Nacen y mueren, completando el ciclo de la vida sin apenas dilemas morales. No entienden por qué morimos, pero tampoco les preocupa demasiado cuando ocurre. Hay un pasaje que a mí me produjo un tremendo desconcierto. Unas hembras recolectoras están en su tarea cuando aparece una pantera (una especie que habitaba la península). Se ven rodeadas y una de las hembras sufre su ataque. La pantera se lanza a su cuello y la arrastra para llevársela como alimento mientras los demás… no sienten nada… salvo que tienen hambre. Es la misma sensación que el autor logra transmitir cuando mueren niños tras el parto o los primeros años de vida: no hay dramas, hay supervivencia de los más fuertes y la vida que sigue adelante completando su ciclo.

Víctor Fernández Correas documenta los escenarios, los animales, las herramientas, las formas de caza, la vestimenta, el paisaje y lo hace tan bien que escribe una novela rigurosa, sin dejar de ser una historia de ficción. Da un paso más y elige fabular sobre seres humanos concretos, reales, que habitaron en la Sierra de Atapuerca. Así, el conocido como Miguelón, el cráneo número 5 que podemos contemplar en el Museo de la Evolución humana de Burgos, se convierte por obra y gracia de su pluma en Kamu, líder de esta tribu. Sabemos la causa de la muerte de este individuo y Víctor la usa para recrear una hipotética situación sobre cómo se pudo producir (tomándose alguna licencia narrativa). Y no solo él. El dueño de la pelvis mejor conservada que existe aquí se llama Anar, un anciano que ha sido líder de su tribu hasta que sus achaques le impiden seguir siéndolo y cede el mando a Kamu. Y así, unos cuantos personajes más son construidos a partir de lo que sabemos de los restos fósiles encontrados en la Sima de los huesos. A su vez, se permite también imaginar sobre excalibur, un bifaz de cuarcita roja encontrado en Atapuerca, extremadamente raro  por la poca frecuencia de ese material en la zona.



No os voy a contar cómo acaba, qué hipótesis elige el autor para hablar sobre la causa de la muerte de todos estos individuos, cómo acabaron todos en esa Sima de los Huesos, porque quiero que, si podéis, la descubráis vosotros mismos. Lo que sí os diré es que toda la novela transmite la dureza de un tiempo en el que la mayor preocupación era seguir vivo.

La novela se sustenta en descripciones, tanto de paisajes como de sentimientos, teniendo el diálogo escasísima importancia. Cuando aparece no son más que palabras muy cortas, gruñidos que incluyen ideas muy básicas (hay una lista al final para no perderse pero no hace falta, la vi después de haber terminado la novela y deduje siempre qué significaban los términos por el contexto). A pesar de la ausencia de diálogos se lee muy rápido porque está muy bien escrita. El epílogo es una auténtica clase de historia (prehistoria).

Ah, y además esta novela está prologada por Eudald Carbonell, prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo,  así que supongo que tratando el tema que trata no puede traer mejor aval.

Hace años visité Atapuerca. Me gustó la visita guiada por el yacimiento, pero me gustó mucho más el parque arqueológico, la explicación in situ de técnicas de pintura, el tallado de herramientas o cómo encendían fuego. Creo que una vez que has leído la novela la explicación sobre el terreno cobra otra dimensión. Entre mis planes está volver. No creo que tarde, cuando haga un poco mejor en Burgos, que ahora hace un frío que pela.



Sobre el autor, para quienes no le conozcáis, Víctor Fernández Correas nació en Saint Denis (Francia) en 1974 mientras sus padres trabajaban allí; una familia de tantas, de emigrantes que buscaban ganarse la vida. Sin embargo él se declara extremeño casi por los cuatro costados. En la actualidad vive en Getafe (Madrid).

Comenzó a escribir a mediados del año 2000, animado al ganar un certamen de relato corto en Valverde de la Vera (Cáceres). En el Primer Certamen de Relato Corto ‘Princesa Jariza’ de Jaraíz de La Vera, en 2001 se alzó con el premio, con una historia de templarios y semana santa en Jerez de los Caballeros.

Un relato escrito en 2001, Epílogo imperial, se transformó, ampliado y documentado, en La conspiración de Yuste, su primera novela, editada por La esfera de los libros en 2008. Cuatro años después, en 2012,  reapareció en el mercado literario con La tribu maldita, editada por Temas de hoy.
Actualmente trabaja en su tercera novela, mientras que escribe cada mañana efemérides con las que nos da los buenos días en Facebook y que yo, particularmente, disfruto como una enana. Tengo que decir que si en esta novela muestra grandes dotes narrativas, en los textos que ha escrito últimamente ha evolucionado hasta encontrar una voz personalísima que a mí, particularmente, me tiene enganchada. 

No hay que perderle la pista.


Con esta novela inicio mi reto 2015 en el apartado de novela histórica. Prehistórica no hay. ¡Sólo me quedan 19 para conseguirlo!