miércoles, 27 de abril de 2011

ANA MARÍA MATUTE, PREMIO CERVANTES.

Hoy he visto a Ana María Matute, recogiendo el premio Cervantes. La oía hablar y, a la vez que ella, me emocionaba. Sentada en su silla, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, lanzaba su discurso con los ojos emborronados y el corazón pletórico: "La única verdad es todo lo que me he inventado en la vida". Eso es lo que son los escritores, inventores de vidas. Sólo con palabras, mezclando verbos con adjetivos, adverbios con sustantivos, subordinadas de causa con coordinadas copulativas, añadiéndole un toque de determinantes y alguna que otra conjunción y... ¡magia! Aparecen personajes con alma, capaces de despertar nuestras emociones humanas. A Ana María Matute le han dado otro premio pero creo que no se acerca, ni de lejos, a lo que nos ha regalado ella.


Viéndola a ella me venía a la cabeza otra grande que se marchó hace poco: Josefina Aldecoa. Su desaparición, el 16 de marzo, nos pilló mirando a Japón y el desastre del tsunami. Si cae en vuestras manos Historia de una maestra, leedlo. Es una pequeña joya literaria. Lo leí hace mucho pero no he podido olvidarlo.