domingo, 29 de enero de 2017

HARRY POTTER Y EL LEGADO MALDITO

Basada en una historia de J.K.Rowling. John Tiffany y Jack Thorne.



Sinopsis:

Ser Harry Potter nunca ha sido tarea fácil, menos aún desde que se ha convertido en un atareadísimo empleado del Ministerio de Magia, un hombre casado y padre de tres hijos. Y si Harry planta cara a un pasado que se resiste a quedar atrás, su hijo menor, Albus Severus, ha de luchar contra el peso de una herencia familiar de la que él nunca ha querido saber nada. Cuando el destino conecte el pasado con el presente, padre e hijo deberán afrontar una verdad muy incómoda: a veces, la oscuridad surge de los lugares más insospechados.

Mis impresiones:

Siempre digo que en el blog solo aparecen los libros que me gustan muchísimo, pero hoy voy a hacer una excepción a medias. No puedo decir que no me haya gustado, volver al universo Potter es algo que me apetecía, pero me ha descolocado bastante. No sé si encaja en esa norma propia de solo poner lo que recomiendo sin pensar a quienes me quieran escuchar.

¿Y por qué entonces está aquí?

Pues porque creo que necesito poner en palabras escritas las sensaciones contradictorias que he tenido con esta obra. Tal vez para, yo misma, entender.

Empiezo por la sinopsis. Con las palabras que aparecen en ella, desde luego no se hace ningún spoiler de lo que sucederá en el escenario, aunque tampoco imaginé de qué iba. No he leído una sola reseña antes de ponerme con el libro, porque no quería condicionarme. La sensación al leer esa sinopsis fue que la historia giraría en torno a Harry y su hijo Albus, pero... no necesité leer muchas páginas para darme cuenta de que Harry no pasa de ser un secundario en todo esto. Los verdaderos protagonistas serán Albus, su hijo, y Scorpius, el hijo de Draco Malfoy, un par de marginados que acaban convirtiéndose en los mejores amigos, algo curioso teniendo en cuenta la pésima relación de sus padres cuando estuvieron en Hogwarts.

No quiero desvelar la historia, es mejor que la conozcáis por vuestra cuenta, que decidáis si os gusta o no. La trama juega con viajes al pasado y cómo, el alterar pequeños detalles, altera el presente de manera inevitable. Juega con la posibilidad de que Voldemort pudiera retornar y pusiera de nuevo en peligro el mundo de la magia.

Lo que me ha resultado difícil de entender ha sido la evolución de los personajes. Ron es idiota; ya era un poco bobo de adolescente, pero lo de adulto es de traca. Harry ha perdido su chispa. A Hermione, tampoco la reconozco y lo de Draco, pues mira, eso sí me gusta, porque tengo la sensación de que su evolución está justificada en la obra, aunque es como un doble salto mortal. Lo que quiero decir es que no los he reconocido.

A lo mejor al madurar no nos parecemos en absoluto a los adolescentes que fuimos, es posible.

La parte "técnica" es quizá la que menos me ha convencido. El discurso, sobre todo al principio, me parecía demasiado inconexo. Creo que a los fans muy fans o a quienes se han leído los libros hace poco no les pasará, pero yo hace años que no vuelvo a ningún libro de la saga. Se dan cosas por supuestas que a mí creo que se me han olvidado.

Luego llegamos a que esto es una obra de teatro. A mí me gusta leer teatro, de hecho me gusta tanto que mis primeras obras (de esas que tengo en cajones) eran obras de teatro. Una de ellas incluso la ensayamos en el instituto. El teatro tiene sus reglas para ser escrito y en esta obra algunas caen fulminadas (no sé si por algún hechizo).

La primera, las acotaciones. Al principio de la obra las hay, pero a medida que avanzamos se van haciendo cada vez menos frecuentes y las que aparecen, las que no lo hacen entre paréntesis, no son acotaciones teatrales, son otra cosa. Más literarias.

Voy a hacer un spoiler, no leáis si os ponen de los nervios, pero lo necesito como ejemplo:

En la página 28, hacia el final, hay una acotación que es absolutamente literaria:

"Se produce un silencio. Un silencio total y profundo. Un silencio que se agazapa y se retuerce, herido en su seno."

Ahí me imaginé a mi misma como directora de escena (ya sabéis que tengo mucha imaginación), dando instrucciones a los actores y a los técnicos de sonido: "Quiero un silencio total y profundo, uno que se agazapa y se retuerce, herido en su seno). Y me da la risa. Absoluto silencio, ¿no? Esto es teatro, no es novela, tampoco estamos en el género lírico, que yo sepa. No es necesario este tipo de frases, a menos que seas Valle Inclán y esto se llame Luces de Bohemia, pero no es el caso.

Hay otras zonas de la obra similares y muchas más en las que, si fuera la directora, echaría de menos acotaciones mucho más concretas. No sé si está escrito así para captar lectores que no están acostumbrados al teatro, si está publicada para aprovechar el tirón de la saga y prepararnos para la película (porque creo que acabará habiendo película).

En cualquier caso, algo muy bueno tiene: mi hijo se la leyó en día y medio sin obligarlo. Eso ya es un logro por el que merece estar aquí, porque aunque no me haya convencido del todo, sí me admira el tirón que tiene y la capacidad de conseguir que los chicos lean.

miércoles, 25 de enero de 2017

UN PEQUEÑO ANTICIPO...



Dentro de unas horas, cuando llegue la media noche, Entre puntos suspensivos estará disponible para su lectura digital. También lo estará para que podáis hacer una valoración de la novela, así que llegaré a esa otra etapa en esto de la escritura: el momento en el que sube el telón, los focos se posan en tu rostro y empieza el espectáculo. Para mí es un momento de nervios, no sé si encontraré silencio y plena atención del público, o los silbidos llenarán la sala incluso antes de que pueda pronunciar las primeras palabras.

(Lo digo por lo del otro día, igual no me dejan ni empezar antes de decir qué les parece)

Hace cuatro años que vengo publicando a principio de año y este es el primero en el que estoy sorprendida del montón de novedades que se presentan. Ganarse la atención de los lectores está quizá más complicado que nunca, pero no voy a dejar de intentarlo.

Porque quiero contaros una historia.

Porque me apetece que, mientras la leáis, vuestros problemas personales se hagan humo y solo os preocupéis de seguir lo que les pasa a Paula y a Javier. Le decía a una amiga que mis objetivos con esta novela son tres: entretener, hacer reír y emocionaros un poquito.

Espero conseguir alguno.

Os dejo con la primera escena de la novela. Para ir abriendo boca:


Capítulo 1
«Lo más valioso no es lo que tengo, sino a quién tengo.»
Anónimo

La puerta del despacho del inspector Muñoz se abre de golpe, alentando a una ráfaga de aire que hace que los papeles que reposan desordenados en su mesa salgan volando y aterricen en el suelo. El inspector, treinta y dos, pelo muy corto, ojos negros y brazos tan musculados que tiene que mandar que le hagan las camisas de encargo, se pone furioso. Tiene advertidos a todos en la comisaría que, antes de poner un pie en sus dominios, al menos se tomen la molestia de llamar con educación. Está a punto de gritar a quien ha osado entrar así; sin embargo, su primera intención muta al ver a la mujer que se acaba de sentar frente a él, sin haber sido invitada.
            —¿Vas a seguir mirándome con cara de idiota? —le pregunta ella.
Javier Muñoz espanta el desconcierto, deja de lado el comentario mental que ha hecho sobre lo que opina de lo bien que le queda el vestido que lleva y se cuelga la placa de manera imaginaria, recuperando el aplomo que ha volado con sus papeles. O más bien con la visión de quien tiene delante. Desde luego no es alguien a quien esperase en su despacho esta mañana.
            —Ya veo que has aprendido a llamar antes de entrar.
Lo dice con ironía, con intención de molestar a la visitante que ha provocado que los documentos del caso que estaba revisando se hayan mezclado por el suelo. Es uno que está a punto de prescribir, al que quiere echar un último vistazo antes de darle carpetazo. Ahora, cuando ella se vaya, tendrá que volver al principio. Es lo que esta mujer provoca siempre, desorden en su vida. Altera lo que creía listo para dejar en la estantería de los asuntos terminados y le obliga a regresar a un pasado del que nunca se ha deshecho del todo.
Con aparente tranquilidad, escondiendo de sus ojos la tormenta que se está formando en su cabeza, Javier empieza a colocar las hojas dispersas y se agacha para recoger del suelo las que han acabado allí. Cuando lo hace, desde debajo de la mesa, mira los zapatos de su visitante, las medias que realzan la perfección de sus largas piernas y observa perplejo cómo se levanta y sale del despacho. Unos toques impacientes en el cristal de la puerta le ponen en alerta y se levanta demasiado rápido, tanto que no puede evitar darse un golpe con el tablero de la mesa.
—¿Puedo pasar? —grita ella, desde fuera del despacho, tan fuerte que media comisaría tiene que estar mirándola.
            —¡Quieres no armar escándalo! —replica él, levantándose mientras se frota la cabeza.
Javier abre. A la vez que la deja entrar, lanza una mirada reprobatoria al exterior del despacho que provoca una reacción inmediata en sus compañeros de trabajo. Todos se apresuran a parecer muy ocupados. Después, cierra con cuidado, intentando retomar el control de la situación.
           —Me puedo sentar, ¿verdad? —pregunta la mujer. El tono está cargado de la misma ironía que minutos antes ha empleado él con ella.
           —¿Qué quieres, Paula? Me imagino que esta no es una visita de cortesía.
Con un gesto le indica la silla.
           —No —dice ella—. No es una visita de cortesía. Necesito tu ayuda.
Javier se apoya en el borde de la mesa, de pie, buscando una posición que la intimide. O, quizá, una en la que no acabe siendo él intimidado por ese vendaval que tiene delante. Se cruza de brazos y la mira a los ojos, intentando averiguar qué clase de ayuda puede necesitar Paula para haber aterrizado en su despacho.
          —¿Has matado a alguien? —le pregunta.
          —Eres idiota, idiota perdido. No estoy de broma.
          —No me digas más; has cambiado de idea y me vas a dejar a Valeria todos los fines de semana. Los necesitas para irte de viaje con ese novio italiano que tienes ahora. ¿Cómo se llamaba? ¡Andrea! Sí, bonito nombre para un tío…
         Paula se impacienta y además no cree que sea momento para meter a su hija en la conversación, ni tampoco a su pareja.
          —¿Ya?
          —¿Ya, qué?
          —Que si ya has dicho la tontería de turno y me vas a dejar hablar.
          —Habla.
         —Mi padre ha desaparecido.

Para saber más.... Entre puntos suspensivos

jueves, 19 de enero de 2017

ESTO NO ES UNA COMPETENCIA

Ayer, mirando Facebook, saltó una publicación de mi amiga Margalida Ramon, a la que conocéis seguramente de su blog, Libros, exposiciones, excursiones... En ella, esta fotografía de un texto copaba todo el interés:


El mío, desde luego, se lo llevó a la primera, porque es algo que siempre he dicho y que siento de verdad. Me encanta que la gente que me rodea cumpla sus objetivos, que tenga éxito en lo que se propone y, llegado el caso, si se puede, contribuir a ello. Aunque solo sea con el apoyo que pueda prestar.

No entiendo la vida como una competición, salvo contigo mismo.

Desde que empecé a moverme en este mundo de la escritura, lo que más espanto me causó fue la competencia. El "quítate tú para ponerme yo" que poco a poco fui detectando y que chocaba frontalmente con lo que yo siento. Es más, no solo chocaba de lleno, sino que es una estupidez. ¿Cuántos lectores pueden "vivir" su pasión consumiendo libros solo de un autor? Yo, desde luego, no soy capaz.

Ni siquiera soy capaz de quedarme en un género, así que lo otro es más que ridículo para mí.

Entonces, ¿no me voy a alegrar de que a las personas que me rodean, que escriben, les vaya todo bien?

Sin embargo, esto no es así. A medida que fui dando pasos, me encontré con personas que no tienen ningún escrúpulo en darte un empujón para quitarte de en medio, no sea que hagas un poquito de sombra a su trabajo. Yo, que soy de encender luces, de ponerlas en otros antes incluso que en mí misma (porque siento menos pudor), me encontré desconcertada con actitudes que no sé si duelen ya, creo que no es eso, sino que descolocan.

¿Se puede ser feliz así?

Ayer, al ver esto, me tranquilicé. Siguen quedando personas que se alegran de lo bueno, que aportan algo positivo en lugar de centrarse en encontrar la manera de hundir al de enfrente. Creo que es el camino que quiero seguir, porque como persona me llevará mucho más lejos que cualquier treta maquiavélica (de las que ya hemos intercambiado opiniones en el blog y otras de las que seguro hablaremos en el futuro). Quiero rodearme de luz, de gente que la transmita y que no te la apaguen de un manotazo.

De personas.

Con eso me quedo.

lunes, 16 de enero de 2017

SORTEO DE SU CHICO DE ALQUILER EN PAPEL

Con motivo del lanzamiento de mi nueva novela, Entre puntos suspensivos (para lo que quedan menos de diez días) he decidido organizar un sorteo en el blog. Para participar es requisito indispensable comprar la novela en digital antes del 15 de febrero, día en el que se cerrará el sorteo.

Guardad los comprobantes de compra, porque os harán falta en el caso de resultar ganadores.

Ahora viene cuando os preguntáis por qué demonios el requisito es comprar la novela si estoy organizando un sorteo. Bueno, pues porque en realidad esto va al contrario. Voy a tener un detalle con las personas que se hagan con la novela estos días, y ofrecer la posibilidad de conseguir en papel un libro que hasta hace un par de días era una rareza, porque ya no estaba a la venta en papel: Su chico de alquiler.

Sortearé dos ejemplares en papel de la primera novela que escribí. Esa muy loca que comparte personajes con Entre puntos suspensivos, la novela que se publica estos días de la mano de HQN, primero en digital y después en papel.





La manera de distribuir los puntos

Un punto por compartir el enlace del sorteo en público en Facebook, Twitter, Instagram, Google +... Me tenéis que dejar los enlaces para que pueda comprobarlo. Uno por cada red social, claro. Tenéis que ponerlos en los comentarios del blog.

Uno por decir que PARTICIPAS en el sorteo en un comentario en el blog, lo necesito para asignar el orden de los puntos. Recordad que si ganáis deberéis tener en vuestro poder el comprobante (un correo, una captura de pantalla...)

Uno más por ser personas humanas. Es que no se me ocurren requisitos.


El sorteo lo realizaré después del lanzamiento de la novela en papel, la semana siguiente. El nombre del ganador lo publicaré en las redes y tendrá una semana desde el día que se realice el sorteo para reclamarlo.

Para los demás, si no habéis leído Su chico de alquiler y os apetece tenerlo... pues os lo regalaré en digital si participáis. Igual que para el sorteo, tendréis que mostrarme un comprobante de compra de Entre puntos suspensivos. Solo tenéis que decirlo.



domingo, 15 de enero de 2017

LA MALA EDUCACIÓN DIGITAL. TEST.



A todos nos gusta que nos digan que somos personas educadas y correctas, que nuestros padres hicieron un buen trabajo con nosotros, pero eso no siempre es posible. Nuestras acciones nos delatan y, hoy en día, es en las redes donde más lo hacen. ¿Tú eres un maleducado digital?

Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, algo estás haciendo muy mal...

1.- ¿Escribes en los muros ajenos? 

Eso es como si entrases en casa de alguien que no conoces y le abrieras la nevera o los cajones de la mesilla. Ya, si encima de escribir lo haces poniendo enlaces de algo que quieres vender eres el colmo de la mala educación.

2.- ¿Etiquetas a tus contactos sin ton ni son, aunque lo que pones no tenga  que ver directamente con ellos o con su trabajo? 

Los jarrones con flores y las frases chulas hace mucho que no son bien recibidos. Mucha gente tiene reparos en quitar la etiqueta: piensa que tal vez solo la mantienen porque son más educados que tú.

3.- ¿Metes a gente de manera indiscriminada en grupos? 

¿Te imaginas que fueras el dueño de una tienda y empujases a la gente para que entrase en ella? Pues se siente exactamente igual. Una invasión a la intimidad que deberías tener en cuenta.

4.- ¿Mandas solicitudes de amistad y, cuando te aceptan, envías de inmediato un privado pidiendo a esa persona un me gusta para tu página o un enlace para venderle tu producto? 

Mal, mal, mal. Vas derechito al infierno digital, o sea, directito al bloqueo. Y con toda la puta razón.

5.- ¿Envías privados de manera persistente a personas que apenas conoces? 

Esto se ve también muy mal y puedes jugarte que te dejen de seguir. Tú mismo.

6.- ¿Entras en hilos para polemizar? 

Esto molesta mucho, y es también objeto de bloqueo, pero además masivo. No solo te caerá el de la persona a la que has invadido su post, sino también muchos de los que estaban comentando en el mismo. Malo, malo…

7.- ¿Copias cadenas indiscriminadamente, comprometiendo a los demás? 

Las cadenas son caca, no se hace. Las personas sensatas pasan de ellas, por muy buenas intenciones que tengan.

8.- ¿Compartes fotos de niños enfermos (o de adultos, o de perros) sin comprobar si lo que dicen es realmente cierto? 

Esto es muy feo. Si encima pides un Amén al final, puede que acabes achicharrado en el infierno digital por siempre jamás.

9. ¿Aceptas la amistad de alguien pero, al instante, le escribes un privado amenazando con que si te pide un me gusta o lo etiquetas lo bloquearás?

Como carta de presentación no me dirás que no es bastante cutre.

10.- ¿Alguien te pide un like para su página y se lo das, pero lo quitas a los cinco minutos?

Cobarde...


¿Conoces alguna práctica más? ¿Te molesta la mala educación en las redes? ¿Eres un modelo de educación exquisita o metes la pata a veces como todo hijo de vecino?

viernes, 13 de enero de 2017

BOOKTRAILER DE ENTRE PUNTOS SUSPENSIVOS





Javier, Paula, la desaparición de Mario y un viaje donde tendrán que enfrentarse a eso que sienten.

Puedes comprarla aquí Cuesta 2,89€, y es una historia cerrada y completa.

Dentro de trece días, estará disponible en tu lector digital.


¡Nos leemos!

miércoles, 11 de enero de 2017

ARRIESGAR

En un género como es romántica, es muy complicado salirse del guion, porque todo está cerrado desde antes de comenzar a escribir la novela. Es así, es lo que espera el lector, y tú como autor tienes que tenerlo muy claro. Apostar por un final diferente te puede sacar de esas expectativas y tumbar todo el trabajo, por mucho que te creas que has escrito una maravilla de novela.

Partiendo de eso, los cimientos de la historia, que están tan claros y que los tengo tan claros, los dejo así. El armazón se moverá en lo previsible. Pongamos un ejemplo en el que una casa sea nuestra novela: en la mía, si abres el grifo del agua caliente, saldrá agua caliente.

No sé si me explico.

A partir de ahí, a partir de que las luces se enciendan al dar al interruptor y que el agua salga por los grifos, sí tengo elementos con los que puedo arriesgar y, aunque soy consciente de la comodidad de no hacerlo, yo lo hago.

Con los personajes.

Con los detonantes.

Con los detalles.

Es ahí donde me distancio, en el color de las paredes y la decoración de esas habitaciones imaginarias. Y lo hago porque creo que, aunque la base sea la misma, siempre podemos aportar matices.

En Detrás del cristal me atreví con un detonante de locos y os pedí paciencia para entender las razones por las que eso sucedía. La tuvisteis y la novela gustó mucho, me lo recuerdan casi a diario. Entre puntos suspensivos, por un parte, se parece, porque apuesto por una protagonista poco convencional. Poco de novela romántica y más de andar por casa, de la vida real que nos rodea. Incluso cuestionable pero ¿es que acaso no se puede cuestionar uno todo?

¿Es un riesgo?

Enorme, pero sin riesgo nada cambia. Todo se estanca y se repite en bucle.

Donde no arriesgo es en la escritura, esa la he masticado hasta decir basta para que resulte fluida (repito mucho esta palabra), para marcar mi propia distancia con algunos textos que se están haciendo pasar por novelas y que hacen daño al género. Para intentar que esto no sea el todo vale en el que se está convirtiendo.

Pero eso, decidme que os diga, ya no está en mis manos, está en las vuestras, en elegir lo que queréis leer y lo que os molesta ver escrito.

lunes, 9 de enero de 2017

UNA SERIE DE CATASTRÓFICAS DESDICHAS DE LEMONY SNICKET



Aunque he buscado, no he encontrado una sinopsis, así que me voy a limitar a copiar las primeras líneas, que creo que definen muy bien de qué va esta novela:

"Si estáis interesados en historias con un final feliz, será mejor que leáis otro libro. En éste, no sólo no hay un final feliz, sino que tampoco hay un principio feliz y muy pocos sucesos felices en medio."

Así, con esa premisa rotunda (y que se mantiene a lo largo de toda la narración) el autor nos adelanta lo que vamos a encontrar en este primer libro de la serie, titulado Un mal principio. Mal principio para los personajes, mal desarrollo y mal final, pero en los hechos, no en la narración. Porque todo en este libro son eso, hechos desafortunados que viven los tres hermanos Baudelaire.

¿Por qué lo he leído ahora si es un libro que se editó en España a principios de siglo? ¿Por qué lo he leído, si encima se trata de una novela orientada en principio a un público juvenil? ¿Por qué lo he leído si ya sabía que todo iría mal desde las primeras líneas?

Bueno, ya os he dicho mil veces que si contase las cosas que me pasan, me darían para una biografía extensa y que, probablemente, tachasen de fantasiosa, así que esto, lo que pasó para que aterrizase en la lectura de un libro que me costó encontrar porque está descatalogado casi, me lo voy a guardar. Habrá que dejar algo para las memorias, por si algún día me convierto en alguien importante de quien el mundo desee conocer su pasado.

(Después de escribir esto me estoy descojonando de risa (habla bien)).

A lo que voy. Este libro, Un mal principio, es el primero de una serie de literatura fantástica. Tuvo su réplica en el cine y quizá su éxito o su popularidad quedó eclipsado porque coincidió en el tiempo con Harry Potter, y la verdad es que hay un abismo entre ambas historias. No quiero decir que esta no cumpla, al contrario, es una muy buena historia, pero más por el planteamiento literario que por la originalidad de la trama. Pero no es el mundo de J.K. Rowling, no tiene ni de lejos su encanto.

Lo que más me ha gustado de la historia son las continuas interrupciones que se hace el narrador a sí mismo, explicando lo que significan determinadas palabras en el contexto en el que las usa. Es muy original y me ha sacado más de una sonrisa. En lo demás, esta saga cuenta las aventuras de tres niños, Violet, Klaus y Sunny Baudelaire. Viven felices con unos padres que los adoran, hasta que un día una desgracia se cierne sobre ellos: mientras están solos en la playa, disfrutando del día, se declara un incendio en su casa y sus padres mueren. Según el testamento, el pariente más cercano tendrá que ocuparse de ellos hasta que Violet, que tiene 14 años, sea mayor de edad y pueda gestionar la inmensa fortuna que les han legado sus padres.

Y ahí es donde empiezan los problemas.

El pariente más cercano (geográficamente) es el Conde Olaf, un ser extraño, malvado, que se las hará pasar canutas a los tres niños, porque las personas que los rodean parecen no darse cuenta de lo mal que están viviendo. Para hacerse con la fortuna y deshacerse de los niños cuanto antes, ideará un plan malvado que incluye chantajes sentimentales, engañar a una juez y una obra de teatro.

Una de las cosas más interesantes de esta novela es la caracterización de los personajes. Snicket (que en realidad es un seudónimo del verdadero autor) no deja mucho espacio a la imaginación del lector, sin ser pesado, da datos precisos de cómo son cada uno de ellos. En ese sentido, el malvado Conde Olaf será al que mejor lo presente, con ese halo de fantasía que es importante para una novela como esta y todos los detalles extraordinarios que lo rodean (incluidos sus amigos actores, que son también bastante... inquietantes).

Los lugares en los que transcurre la acción es imposible situarlos en un tiempo concreto, pues tan pronto hablan de carruajes de caballos por calles adoquinadas y antiguas mansiones con torres imperfectas (inclinadas) como aparecen elementos como unos walkie talkies o luz eléctrica. Es fantasía, así que cabe todo lo que podamos imaginar, y el público objetivo son niños, que no se van a cuestionar absolutamente nada en cuestiones de verosimilitud.

El autor pone a los protagonistas en constantes aprietos y el lector, sobre todo creo que si se trata de un lector adulto, disfruta con la lectura. Quizá es porque siempre deja un pequeño espacio para el humor un tanto oscuro o que desdramatiza todas las situaciones de aprieto en las que los coloca.

Si cae en vuestras manos uno de estos libros, aunque seáis adultos, no lo descartéis. Yo creo que merecen la pena.

domingo, 8 de enero de 2017

ESOS PERSONAJES MASCULINOS


Estos días he leído una novela catalogada en romántica, que era bastante crítica con las novelas románticas. A todo lo que olía a sentimientos lo catalogaba como ñoño o cursi, vendiendo como “ejemplo” unos personajes que, para mí, son completamente irreales. Las mujeres eran desinhibidas, sexualmente activas, de las que cambian de pareja en la cama como de complementos de ropa (a los que se dedicaban líneas y líneas, algo que me pone de los nervios porque no aporta nada a las novelas) y el personaje masculino… ahí es donde me mató.

Nos quejamos, y con razón, de personajes masculinos que esconden maltratadores, topicazos increíbles de seres de otra galaxia (en la mía no existen, al menos) con físicos de infarto y modales controladores y perversos, pero que hacen que las mujeres de las novelas caigan rendidas a sus ¿encantos.?

Pero ¿y esos otros como el que nos plantea esta novela?

El tipo era guapo a rabiar, sexi, con un pecho duro como una pared de hormigón y, a la vez, sensible, tierno y el más encantador de los seres humanos que habitan el universo conocido. Nada de machista, suave y dulce como el algodón de azúcar, tan imposible de encontrar como un diamante puro. Comprensivo, paciente hasta la náusea. Incapaz de que se le moviera un pelo para decir algo incorrecto.

Y, eso, no es ñoño.

Una mierda.

Eso es una puñetera mentira, los hombres así no existen. Al menos en mi galaxia, por lo que nunca encontraréis a ninguno así en mis novelas, aunque sean ñoñas porque el narrador se permite hablar de emociones, esas que sí conozco porque me las encuentro cada día al doblar la esquina.

Me parece tan perverso vender que es malo dibujar un personaje “malote” como esos otros que son la divinidad caída de pie en la Tierra y me desmontan la novela del mismo modo. No tienen ni una tara, ni un puto defecto que achacarles y eso es tan horrible si la mente de la lectora no sabe que eso no existe en la vida real como el poner como ejemplo de lo más de lo más a seres tan poco ejemplares como el ejemplar de las cincuenta sombras.

Por eso, esta novela, no me ha gustado.

Por eso y porque me vende un mundo con el que no empatizo, el típico grupito de amigas a las que les cuentas hasta tus aventuras sexuales con pendejos y señales.

Que no, que no me lo creo, que no lo entiendo.

Debo de ser muy bruta, o en el mundo en el que vivo lo que más veo es la imperfección.

viernes, 6 de enero de 2017

LAS HIJAS DE BANU DE ELENA FUENTES MORENO



Sinopsis:

Sara vive en un futuro perfecto, hasta que un libro se cruza en su camino cambiándolo todo para siempre.
Una saga familiar maldita.
Un amor que hará tambalear el mundo.
Una era insólita.
Un nuevo orden.
Una civilización perfecta.
Ellas dirigirán la tierra...
¿Estás preparado para ver el futuro?

Mis impresiones:

Las hijas de Banu es la tercera obra que leo de Elena Fuentes Moreno en menos de un año. Eso, evidentemente, es porque me han gustado las dos anteriores, porque en ningún momento me he sentido defraudada por lo que he ido encontrando en sus novelas.

Ya os conté que la primera que leí, Barridos por el salitre, me sorprendió muchísimo. ¿Podría pasar de nuevo? Pues sí, la prueba es esta novela, totalmente distinta a las anteriores. Esta es una distopía.

Para mí, el atractivo de las distopías está en crear una sociedad casi desde sus cimientos y eso Elena Fuentes lo hace de manera sorprendente. Pero vamos al principio de la historia, para que nos podamos entender bien.

La novela se divide en un prefacio, titulado La semilla, para que podamos entender qué era lo que pasó en la Tierra para que todo llegase al extremo de hacerse necesaria una nueva manera de organizar la civilización. Después la novela se divide en cinco capítulos largos y un epílogo, donde la historia principal de Las hijas de Banu queda cerrada (aunque tengo la sensación de que es una de esas novelas en las que se podría seguir narrando durante muchas más entregas).

La trama arranca en 2152. Banu huye de un mundo sumido en una guerra devastadora, buscando un lugar seguro, aunque con una guerra bacteriológica en ciernes es poco probable que lo encuentre. Banu procede de Irán y, tras un penoso viaje, llega sola a Lisboa, donde coge un barco en el que cruzará el Atlántico. Tiene solo 18 años. Al llegar al otro lado del mar, la guerra ya es un hecho en todo el planeta y quedan pocos supervivientes.

Por otro lado, el narrador omnisciente de la novela da un salto temporal de unos cien años hacia adelante nos presenta a la joven Sara, miembro de la nueva sociedad creada por Banu. Y aquí llega mi problema. Si os cuento cómo es esta sociedad, os destrozo la novela, la parte que a mí me ha parecido un ejercicio fantástico de creatividad. Por eso, solo me voy a quedar con un detalle. Para crear esa sociedad partiendo casi de cero, Banu toma una decisión muy drástica, con implicaciones éticas importantes: eliminar una parte esencial de lo que somos.

Ya, ya sé que en este punto de la reseña solo me están entendiendo los que hayan leído la novela y la autora, pero os prometo que tiene que ser así, que no puedo decirlo porque el spoiler sería de los gordos. Solo os diré que es en ese punto cuando la novela toca la conciencia de quien la lee, porque te hace plantearte si realmente sería justo hacer algo así y cuáles serían las consecuencias. Elena usa la historia para poner a los personajes en el aprieto de descubrir que su vida, tal como la conocen, es una gran mentira y usa para ello, para el primer descubrimiento de que las cosas no son como se las han contado, un libro: Romeo y Julieta de Shakespeare. Un libro que descubre que existen también emociones que les han sido vetadas.

Por cierto, vais a entender muy bien por qué se llama Las hijas de Banu.

Ha habido momentos en los que el libro me ha traído a la memoria otra distopía, Juntos, de Ally Condie, que leí hace unos años. Sobre todo en un pequeño detalle, que es algo que de esa distopía no he podido olvidar, porque no me parece descabellado: los personajes no saben escribir a mano porque han dejado de hacerlo. En el caso de Las hijas de Banu, se juega con un lápiz para dibujar o contrapuesto a hacerlo con dispositivos electrónicos.

En cuanto a la narración, la novela se lee con fluidez, sin escollos. Los personajes son coherentes, aunque a los "malos" los he visto menos perfilados. Son más tópicos que los buenos.

¿Os la recomiendo? Si os gustan las distopías, sí, por supuesto. La creación de esa sociedad que hace Elena merece la pena. Es muy visual, muy futurista pero, a la vez, no imposible. Hay elementos de los que habla que no creo que haga falta que pasen dos siglos para que los tengamos en nuestras manos. Y eso de que los dispositivos que utilizan y de los que dependen para todo... ¿Esto no está pasando ya?

Podéis encontrar Las hijas de Banu en Amazon, por menos de un euro.

La novela ha sido mi última lectura de 2016 y la primera de 2017, porque se me coló un libro de por medio:  Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket, una novela de fantasía, para niños, que disfruté mucho (las explicaciones de lo que significan las palabras son muy divertidas). Estoy pensando que quizá haga una reseña, depende del tiempo que tenga esta semana.

jueves, 5 de enero de 2017

LO QUE OPINAN DE BRIANDA

Os voy a poner la captura de un comentario de Brianda. Me lo dejó Cristina en Facebook y me dijo que lo había puesto en Amazon, pero no aparece. Puede que tarde, o puede que nunca se vea. Como no es la primera ni la segunda vez que a esta novela le desaparecen -como por arte de magia- los comentarios buenos, que se registran ventas y lecturas en Unlimited sigue anclada en el treinta mil -las ventas y lecturas que ellos mismos me reflejan en la gráfica- y que pasan cosas extrañas con el archivo, he decidido guardarme aquí el comentario.

Por si no les viene bien colocarlo, que no se pierda como los anteriores.

Pincha en la imagen si quieres leerlo mejor.















*Editado: la opinión  apareció el dia 6, recortada a gusto de Amazon.

Y no, no pago comentarios, por si alguien lo duda. Ni pido ni pongo por encargo.



martes, 3 de enero de 2017

ESOS SUEÑOS DE MEDIA TARDE



He soñado con una campaña de marketing. Ha tenido que ser que en la comida he puesto salsa barbacoa, porque otro ingrediente extraño no ha entrado en mi dieta de hoy. Lo cierto es que me he quedado dormida y me ha perseguido la portada de un libro que (creo) no he visto nunca antes de que apareciera en mi sueño.

En esta portada se veía a un personaje enmascarado; llevaba una de esas máscaras del Carnaval de Venecia, blanca y con plumas. Y un traje azul, con reminiscencias del siglo XVIII. Hasta ahí, todo normal, podría tratarse de una novela histórica, pero... aquí es donde aparece la campaña de marketing.

Había individuos disfrazados así por toda la ciudad.

A veces estaban dentro de un escaparate. Vivos, siguiendo con la mirada enmascarada (lo que era bastante inquietante) los pasos de los viandantes. Otras veces estaban sentados como copilotos de los coches, daba igual si iban en marcha o permanecían aparcados. Uno, incluso, estaba en Mercadona haciendo la compra. Con una mano empujaba el carrito, mientras que con la otra sostenía ese palito por el que se sujetan las máscaras.

Ha sido muy raro, bastante inquietante, porque te miraban todo el rato, aunque no daban miedo. En el sueño, yo estaba segura de que se trataba de una campaña de marketing de un libro y la verdad es que funcionaba, porque la gente no hablaba de otra cosa.

Me he despertado sobresaltada, pero no ha sido por el enmascarado, es que no llevaba zapatos.

lunes, 2 de enero de 2017

ONCE VECES 2 DE ENERO

Los años empiezan siempre en fiesta, celebrando con la familia y los amigos ese nuevo ciclo al que le hemos puesto como fecha el último día de diciembre. En casa, seguían siendo fiesta el día 2, el día de tu cumpleaños.

Hoy hubieras cumplido 76.

Siempre te echo de menos, no solo los 2 de enero. Te echo de menos los martes, los sábados y los domingos, sobre todo los domingos, aunque no se libran tampoco lunes, miércoles, jueves y viernes. Fuiste mi padre, mi guía en la vida, la persona que me enseñó a ser quien soy, que me llevó de la mano recorriendo el mundo. Me enseñaste a pescar y la geografía de España, a hacer raíces cuadradas y a distinguir los níscalos de esas otras setas que son tan parecidas. Me enseñaste a conducir y no me libré de una buena bronca el día que me fui tan feliz con mis patines y se me olvidó llegar a la hora que me habías puesto. Me enseñaste que para crecer hay que leer, pero también para poder desarrollar el pensamiento crítico, y que no sean otros los que piensen por ti y te conviertan en su marioneta. Me enseñaste que se puede querer con toda el alma a alguien, incluso cuando hace mucho tiempo ya que se ha ido.

Siempre he pensado que tuve una inmensa suerte en que me tocases como padre.

Sé que discutíamos mucho, a veces incluso cuando estábamos diciendo lo mismo, pero he llegado a la conclusión de que era nuestra manera de medirnos y retarnos, un juego entre dos personas que no se podían querer más. Porque también estaban las otras veces. Las que me tumbaba en el sofá y apoyaba mi cabeza en tu hombro, segura y protegida, feliz por tenerte a mi lado.

Hoy es once veces después del 2 de enero y llevo toda la tarde añorándote.

Ya son muchos 2 de enero sin ti, papá.



domingo, 1 de enero de 2017

UN AÑO CARGADO DE POSIBILIDADES



Hacer planes no es muy sensato. A la mínima, un soplo de aire te descoloca lo que tú habías ordenado con todo el cuidado del mundo y, cual piezas de dominó colocadas una detrás de la otra, los sueños se van cayendo.

Por eso, hace tiempo que no planeo.

Voy haciendo un poco lo que me apetece y el mejor ejemplo de eso es este blog. Es un caos, en el que tan pronto te encuentras una reseña, como un relato de una página o una reflexión que se me ha ocurrido a media tarde. En términos de marketing es la peor estrategia que se puede usar, no me canso de leerlo por todas partes. ¿Sabéis algo? Me importa un pimiento.

Ahí, con frase hecha y todo, vulgar hasta el extremo, pero que define perfectamente lo que pienso.

Esta es mi casa, y en mi casa me gusta, muchas veces, pasar las horas en pijama. No ponerme tacones (por amor a mis suelos de madera de verdad, o porque en realidad son una mierda por lo incómodos que son). No pintarme la cara y disfrazarme de otra que no soy yo.

Este año que arranca hoy no me lo planteo. Simplemente lo voy a dejar como una hoja en blanco, cargada de posibilidades. Como este blog, se lo cedo al caos de los deseos repentinos, me niego a volverme previsible y que los martes siempre sean el día de la reflexión y los jueves el de la reseña.

No.

Esa nunca seré yo.

Seré siempre la que es responsable en su trabajo diario, la que cumple con su papel de madre y se esfuerza por otro que me ha tocado en el mundo real, pero aquí, en esta mi casa virtual, reivindico el derecho a hacer lo que me dé la gana. A escribir o no escribir reseñas. A hablar de narrativa o de un paseo con Ulises. A quejarme de nada y dar las gracias por todo. A contar qué tal van mis libros, porque eso en el mundo real no lo hago, salvo pregunta previa y esas no se producen.

Voy a hacerme más fotos y a publicar alguna más este año. Quizá a alguien le extrañe que deje de esconderme, pero ahora ya no me importa. He superado el miedo y se ha ido la necesidad de que no se me viera mucho junto con la salida de mi vida de las personas a las que yo tampoco quiero ver.

Eso, que existen las posibilidades para este año. La posibilidad de que la nueva novela vaya bien (o mal), la posibilidad de escribir otras, la posibilidad de conocer a gente interesante y la posibilidad de desconocer a quienes no merecen la pena.

El 31 de diciembre espero ver qué ha pasado con todo esto, y ver si he llegado a las 400.000 visitas en el blog. Es una burrada, lo sé, pero si lo abandono un poco menos, a lo mejor lo consigo.

Mira, ese es el único plan. Pasar más por aquí. Estar más horas en pijama.