Cuando
no se manejan certezas sino aproximaciones corres el riesgo de errar el
cálculo. Lo que tú creías se transforma en lo que es y te descoloca por
completo porque los indicios, que otras veces te ayudaron a encontrar el
camino, esta vez han servido de tan poco que el sendero se ha terminado en un
precipicio al que no sabes si asomarte o saltar.
O darte
la vuelta.
No estoy
acostumbrada a interpretar tan mal las señales.
Me
retiro a reflexionar.