viernes, 20 de enero de 2012

LA REALIDAD Y EL DESEO

Me paso la vida tomando apuntes, aunque no hagan falta.

Con este nombre se recoge toda la obra de Luis Cernuda a partir de 1936. Siempre me ha gustado este título porque creo que resume el conflicto que alguna vez tenemos todos con nosotros mismos: lo que realmente deseas choca de frente con tu realidad, provocando un tumulto en tus sentimientos que, en ocasiones, no es fácil de manejar.


De Luis Cernuda nos hablaron poco en el colegio. Su exilo, primero a Inglaterra, más tarde a Estados Unidos y finalmente a México, donde murió en 1963, mantuvo sus palabras lejos mucho tiempo. No ayudó nada su condición de republicano, y mucho menos su inclinación sentimental, para que se le prestase atención durante muchísimo tiempo y, cuando finalmente se abandonaron prejuicios, su nombre quedó medio oculto entre otros grandes de su generación, como Alberti o Lorca.

Pero a mí el que me gusta es él. Supongo que en mi mente me salto el carácter huraño que dicen que tenía y lo dibujo sólo con los otros rasgos de los que hablan quienes le conocieron: su sensiblidad exagerada y vulnerable, esa necesidad de buscar la belleza y esa angustia por alcanzar lo inalcanzable. Y el amor, la razón última de su existencia.

Hay palabras que te tocan, porque sí, porque les da la gana. Al principio son un susurro, luego te acarician y a la que te despistas te roban el alma. Hay frases que de puro simples, son perfectas (*). Este fragmento de poema, perteneciente a Los placeres prohibidos, las palabras que contiene, son de Luis Cernuda pero cuando las leo en voz alta, con su permiso, me pertenecen.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne, (*)
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.(*)

Aunque sólo sea una esperanza
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.

¿Alguna vez un libro os ha tocado muy dentro?
Lanzo una pregunta para valientes que se atrevan a contestarla.