sábado, 31 de diciembre de 2011

DESEOS

Las fechas en las que nos encontramos son muy propicias para que nos dé por hacer balances y expresar deseos. Pensé resistir la tentación pero, qué vamos a hacer, soy débil. Sucumbo con facilidad a tentaciones que debería sacudirme de encima mientras me concentro en lo importante.

Voy a pedir tres deseos. Formularlos en voz alta (o por escrito) no se si es una buena idea. Hay quien, víctima de cualquier superstición estúpida, puede pensar que con esto no se cumplirán. Yo, que no creo en casi nada, me arriesgo a ello.

1.- Derrotar a un dragón. Tenemos una ardua lucha entre los dos y a día de hoy no sé quién va ganando, pero no me pienso rendir.

2.- Superar las cinco pruebas mágicas. Al final, pequeñito, está el éxito. Espero que no me distraiga por el camino, soy muy de desconcentrarme.

3.- Conquistar al príncipe. (En mi caso no valía princesa). Es el mejor final para los cuentos y para los deseos. ¿No?

Feliz 2012

Mayte

jueves, 29 de diciembre de 2011

LA MECÁNICA DEL CORAZÓN, DE MATHIAS MALZIEU

Lo de hoy no es una reseña es, simplemente, una recomendación. Este libro de Mathias Malzieu me ha parecido, sencillamente, hermoso. Desde el principio me gustó la historia de Jack pero sobre todo la forma, las palabras, me han ido arrastrando y seduciendo en el camino de la lectura. Descubridlo, merece la pena.

El cuento arranca en Edimburgo, el día más frío de la historia. En lo alto de una colina nace Jack, un bebé que llega con el corazón dañado. Necesitará un reemplazo, un corazón de madera del que dependerá su vida. Pero para sobrevivir Jack deberá cumplir tres premisas:


Una: no tocar las agujas.

Dos: dominar su cólera.


Tres: no enamorarse nunca.

De ello dependerá la mecánica del corazón.



Os dejo algunas frases que bien pudieran ser otras. Para ir abriendo boca.

"Tienes que comportarte como un jugador de póquer. Jamás muestres tus dudas y tu miedo. En tu mano tienes una carta maestra, tu corazón. Crees que es una debilidad, pero si tomas la opción de asumir esa fragilidad, este reloj-corazón te convertirá en alguien especial. ¡Lo que te hace diferente será tu arma de seducción!"


"Es cierto, soy una especie de discapacitado del gran amor, y se supone que mi corazón postizo no es capaz de soportar el terremoto emocional que siento cuando la veo, pero, qué le voy a hacer, late por usted".


"Ya sabes que me gusta la forma que tienes de creer en tus sueños, pero de vez en cuando hay que bajar de las nubes, hay que crecer".

¿Lo habéis leído ya?

martes, 27 de diciembre de 2011

SIETE HISTORIAS (O EXCAVANDO EN EL POZO DE LA FANTASÍA) DE ÁNGELS OM.


Editorial Círculo Rojo
Colección Relatos
ISBN: 978-84-151-4324-6
224 páginas

Sinopsis:

¿Qué conexión puede existir entre: una princesa triste, un monstruo alienígena, un malvado Visir, un laberinto lleno de acertijos, la tumba de un antiguo Faraón, viejos recuerdos de familia, seis niños y un perro? Difícil, pero no imposible.






Mis impresiones (o mi historia sobre siete historias)

Pertenezco a un grupo de Facebook que se llama Reseñas y propuse a los autores que también forman parte de él que me dejasen sus novelas. Era una manera de poder leer hasta que mi ajetreado día a día me dejase ir a una librería o a casa de mi madre, para secuestrarle algún libro de su biblioteca y, a la vez, un modo de darle una oportunidad a autores que están empezando.

Siete historias, la novela de Ángels Om, apareció así en mi vida.

Al principio indagué sobre todos libros que llegaron. Leí un poquito de allí, otro poquito de acá y, poquito a poquito, me fui haciendo una idea de lo que tenía. Nada más empezar a leer éste me di cuenta de que me encantaba. Hace mucho que sé que un libro no es sólo lo que te cuenta sino que importa, por encima de todo, cómo te lo cuenta. La forma de narrar de Ángels, su sentido del humor, los entrañables personajes que protagonizan estas Siete historias, me hechizaron desde que leí la "breve introducción (o tal vez no tan breve)". Como hago siempre que un libro me gusta, pensé cuál sería el mejor momento para disfrutarlo plenamente.

El viernes 16 tocaba visita a la peluquería y me lo llevé. Allí me tengo que quitar las gafas y de lejos no veo (lejos es un metro), así que necesito leer para centrar la vista en una distancia cómoda y no acabar con dolor de cabeza. Las revistas de "peluquería" no me gustan ni un poquito, así que me llevo libros. No sé cuántas páginas cayeron, no me fijé. Sólo puedo deciros que la mañana se me pasó volando y ni siquiera me di cuenta, hasta que "recuperé la vista", de que Rocío se había confundido de tinte. Ahora soy morena de nuevo. Cuando llegué a casa me enteré de que Siete Historias había sido seleccionada como una de las Fuera de serie 2011 y no pude estar más de acuerdo con el jurado. Me puse super contenta y eso que mi única vinculación con la novela era estarla leyendo en ese momento.

Los protagonistas de estas Siete historias son seis hermanos: la mayor es Natalia, una adolescente muy adolescente que tiene seis años más que los trillizos, José, Luis y Julián, de 10 años, unos trastos de cuidado. Tras ellos, Irina, la narradora de la historia, dos años más pequeña y finalmente, Carmen, una niña china adoptada de cuatro años y medio que es para comérsela. Uno, tres más, cinco, seis… si cada uno cuenta una historia falta alguien… ¡Nikon! Es su perro, la mascota de la familia, tan protagonista como los demás.

La historia arranca cuando Natalia se tiene que quedar con sus hermanos porque sus padres se ven obligados a salir por motivos de trabajo. No le hace gracia, ya que esa tarde tiene una cita, así que protesta gritándoles a los trillizos que la culpa de todo la tienen ellos por haber nacido. Como son unos gamberros (o es simplemente que son tres iguales y las ideas se multiplican por tres) fingen un desmayo, asustando a Natalia. Cuando se da cuenta de que le han tomado el pelo empieza a lanzarles cosas, abriendo un boquete en la pared de la cocina, una especie de puerta mágica a un mundo donde vivirán las historias que imaginen, siete historias, cada una dirigida por uno de ellos (incluido Nikon). China, un laberinto, la historia de un sultán prisionero, un viaje a Plutón, la vida vista desde los ojos de un perro, Egipto y finalmente su propia historia familiar, conforman este relato de cuentos deliciosos. Derrochan talento y generan muy buenas sensaciones durante la lectura y después.

Mis personajes favoritos… ¡Todos! Natalia, porque es adolescente, Irina, porque me recuerda a una niña que conocí, Carmen porque es muy graciosa y más lista que un rayo, y los trillizos, porque me traen a la memoria a mis mejores amigas de la infancia. Es super divertido que tus amigas sean trillizas, os lo aseguro. Y Nikon, cómo no. Las mascotas siempre se acaban convirtiendo en parte de la familia. El Nikon de mi vida se llama Willy (William Shakespeare, para ser exactos) y es gato pero es capaz de hacer cosas que cuando las cuentas parece que te las estás inventando. (Nota aclaratoria: el gato es de mi madre y el nombre se lo puso la vecina, venía con el gato cuando se lo dieron. Yo no he tenido nada que ver con su nombre.)

Creo que este libro cumple una extraña cualidad, algo que no tienen muchos libros, y es que es apto para todos los públicos. Se disfruta muchísimo cuando eres adulto y, he hecho una prueba, a los niños también les resulta muy interesante. En las novelas pensadas para quienes se están iniciando en la lectura, suelen emplear un lenguaje y unos modos de comportamiento que no se corresponden con la realidad y creo que eso es lo que hace que muchos niños no se identifiquen y abandonen la lectura. Siete historias, a pesar de la imaginación que derrocha, utiliza un lenguaje real y eso es lo que más les engancha. Además, mientras lees parece que te has metido en una película de animación.

El libro se puede conseguir a través de la librería de Círculo Rojo y en la misma página de la autora. Es ahí donde tengo que ir ahora mismo porque hay un niño esperando para leerse estas Siete historias, y su decimosegundo cumpleaños está al caer.

sábado, 24 de diciembre de 2011

UN AÑO ATRAVESANDO EL ESPEJO

Este año ha sido muy intenso para El espejo de la entrada. Ha sido el primer año de vida de este blog, aunque no coincida esta cronología con su fecha de nacimiento, allá por marzo del 2008. Varias veces he comentado que, los dos primeros años, mi blog se mantuvo fiel a mí misma, convirtiéndose en un refugio en el que escribía para unos únicos ojos: los míos. A veces pasaba meses sin visitarlo, por pereza, por dejadez o por olvido. Sin embargo, cuando a partir de la navidad de 2010 se fueron sumando seguidores mi curiosidad creció y, con ella, este espacio que ahora se ha convertido en parte de mi rutina. Siempre ando pensando algo nuevo que escribir para colgar aquí y además, gracias a él, he conocido a gente muy creativa y muy especial que enriquecen mi propia vida.


He hecho una lista con algunas de las cosas que han tenido su presencia en el blog durante este año. ¿Os apetece contarme las vuestras? Ahí os dejo mi selección.

Mejor libro: Crónica Insignificante de Emilio Casado Moreno. Me dejó tantas sensaciones que bloquearon mis palabras al empezar la reseña. Para mí se merece estar entre los más vendidos del año aunque no sea el caso. Ahora, eso sí, como el talento se abre paso por los caminos más insospechados, ya tiene premios. Para empezar es una de las novelas Fuera de Serie 2011, y desde hace poco se puede conseguir en Amanzon.

Sorpresas en e-book: El color de la maldad, de Armando Rodera y La biblia de los caídos de Fernando Trujillo Sanz. Una apuesta diferente. Otras novelas que están encontrando su propio camino para llegar a los lectores.

Adictivo: El eterno olvido, de Enrique Osuna. Las pruebas te van arrastrando en la lectura y no puedes dejarlo. Otra que está en Amazon.

Imprescindible: Habitaciones Cerradas, de Care Santos. Un libro con una estructura muy poco frecuente. Cargada de secretos y sorpresas que me encantó desde el principio.

Un género nuevo para mí: novela negra. Nunca me había atraído, pero El documento Saldaña, de Pedro de Paz consiguió mantener mi interés hasta el final. Descubrí a este escritor a la vez que al género, así que espero leer pronto La senda trazada.

Una decepción: lo siento, Cazadores de sombras. Me costó un triunfo acabarlo, aunque reconozco que es más culpa mía que del propio libro.

Libros juveniles: selecciono dos, Rubí y Juntos. Buenas sensaciones tras la lectura.

Mi reto: La metamorfosis, Frank Kafka. Le perdí el miedo, por fin. Y no me decepcionó, aunque, como siempre, entendí lo que me dio la gana.

Una sorpresa personal: Su chico de alquiler. La vida es curiosa. Si me hubieran preguntado cuál de mis libros elegiría para que lo leyeran extraños, éste hubiera sido el último... Gracias a quienes se tomaron su tiempo en leerlo, reseñarlo y después contarme su opinión.

Lo malo de este año... sin duda, la pérdida de amigos. Se me han escapado tres.
Javi, amigo de la infancia, compañero de juergas adolescentes, padrino de mi sobrino, una sonrisa eterna, empeñado en ponerle a mi persona un adjetivo que creo que sólo veía él. Javi se puso enfermo y en cuatro meses nos dejó. Siempre recordaré la presentación de Su chico de alquiler por él, el batallón de preguntas que me lanzó no sé si para que perdiera el miedo o para ponerme más nerviosa. Ese día, cuando nos fuimos a tomar algo para celebrarlo, ni me imaginaba que nos estábamos despidiendo para siempre.

Satur se fue un mes después que Javi, exactamente por la misma enfermedad. Era compañero de la universidad de mi hermana, pero también mi amigo. Tan buena persona que soy incapaz de quedarme con una sola cualidad suya. Quizá también, su sonrisa permanente.

La última en marcharse fue Barby, bloggera, amiga, cómplice de mi aventura literaria, firme creyente de mis posibilidades, guardiana de mis próximos proyectos. Barby me prometió que cuidaría de mis “niños literarios” y como el ángel que estoy seguro de que ahora es, sé que lo cumplirá. Quizá ella haya sido de lo mejor de este año. Mi cuarta seguidora, empujón necesario, para mí que soy una indecisa en todo lo que he logrado. Por ella, me he atrevido a presentar una novela a una editorial. Seguro que saldrá mal, pero se lo debía. Ella fue valiente, siguió sus sueños sin importarle lo que pudiera perder en el camino. Yo tengo que aprender de eso. Y si lo consigo, mi novela será para ella.

También he perdido a mi abuela, y aunque por su edad fue diferente, nunca te acostumbras a que se vayan las personas que quieres. Viví con ella 27 años.

Un deseo: que el día que me decida a dar un paso esté en el próximo año, que mi próxima novela complete el círculo y abra otra etapa diferente en mi vida. Lo estoy necesitando.

Gracias por las catorce mil visitas y por los comentarios que dejáis tras ellas. Para alguien como yo las palabras son siempre la mejor medicina.

viernes, 23 de diciembre de 2011

OCHO AÑOS

Me parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde ese 23 de diciembre en el que nos conocimos, cuando le di el primer beso. No os voy a contar cómo fue nuestro encuentro, sólo un par de palabras para definirlo: rápido e intenso. Un momento de los que se agarran a tu memoria para no soltarse de ella nunca. Hoy, mi princesa, cumple ocho años.

Felicidades, Aitana. Te quiero.


¿Te apetecen unos bombones?


jueves, 22 de diciembre de 2011

EDUCAR, GABRIEL CELAYA.

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertas distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya
 
Hoy se despedía Mari Carmen, una de las profesoras de Aitana, tras 42 años en la enseñanza y al final de la función de navidad le han leído este poema. Me he emocionado por lo que me toca, porque escucharlo me ha recordado por qué me gusta mi trabajo. Y se me ha escapado alguna lagrimilla incontrolada.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

WILLIAM

Hay veces en las que uno desea que se lo trague la tierra, y hoy es uno de esos días. William, frente al párroco, está a punto de pronunciar unas palabras que son mentira, se va a ligar a una promesa eterna que detesta, sólo porque no es capaz de superar ese sentimiento de culpa que le embarga. Mira a la mujer, mayor que él, que lleva un ramo entre las manos y un hijo en su vientre y tiembla. ¡Cómo se arrepiente de la torpeza a la que le empujaron sus veinte años! ¡Cómo echa de menos a la joven de la que le ha separado su mala cabeza!


No escucha apenas, contesta sin emoción, mientras en su mente imagina el amor que jamás vivirá, eternamente enlazado a la responsabilidad que lo ha empujado aquí. Ya en la calle sigue sin escuchar. Sonríe, besa, abraza y come, pero no lo disfruta. Se ha metido en un túnel oscuro y no sabe cómo saldrá. Él, tan lleno de sueños, siente que se le escapan. Ya no irá a Londres, seguro. Se quedará en Strafford para siempre. Sólo le quedan la pluma y la tinta, poner en un papel sus deseos, que hablen por boca de otros. Tal vez escribirá sobre un muchacho enamorado de una mujer prohibida para él. Quién sabe si en algún momento alguien considerará esta una buena historia para ponerla sobre un escenario.


A veces, leerse biografías, inspira pequeños relatos. Acabo de terminar de leer una biografía de Shakespeare, un autor que me encanta.

martes, 20 de diciembre de 2011

LUNA DE OTOÑO DE JULIA ZAPATA RODRIGO

El otro día acabé con mis libros pendientes. Desde hace un tiempo pertenezco a un grupo de Facebook de autores y bloggers en el que se reseñan las obras de los primeros. Me invitaron a entrar porque pertenecía a los dos grupos, aunque de la primera premisa he hecho más bien poco uso. No así de la segunda, algunas de las reseñas que han aparecido en este espejo se han colado ahí, para difundir la obra de autores que están empezando y así contribuir a que alguien cumpla su sueño, el de poner la palabra escritor detrás de su nombre.

Uno de los libros que me llegó fue Luna de otoño de Julia Zapata Rodrigo. Cuando recibí todos los ejemplares que los autores me proporcionaron decidí echar un vistazo a cada uno, para saber por donde empezar. Me encontré con relatos de distintos géneros y como no quería mirar reseñas anteriores, me puse a leer. Uno de los libros captó mi atención por encima de los demás, porque el estilo de escritura me resultaba muy cómodo, muy parecido al mío. Había otro que no podía abrir, otro que tenía que leer teniendo el ordenador conectado a internet (lo que supone un trastorno al no poder pasarlo a la tablet) y este libro.

SINOPSIS

Cuando las piedras del camino van creando llagas en los pies y no vemos una luz que nos guíe, que nos dé esa fuerza para seguir adelante, muchas veces nos rendimos y nos resignamos a vivir lo que nos ha tocado sin arriesgar más.


Nos olvidamos que para conseguir algo hay que luchar y seguir luchando, y no cesar en el empeño.


Sofía, la protagonista de Luna de Otoño nos da una lección de superación, una mujer marcada por el pasado que sueña con un futuro mejor. Utilizada hasta la saciedad, manipulada por la persona que ama.


Enclaustrada en una vida que no desea, y obligada a renunciar a su sueño.


Anulada y poniendo en duda su valía, como mujer madre y esposa.


Sofía nos adentra en su mundo, en su corazón. El corazón de una mujer que quiere vivir, volver a amar a sentir, pero sobre todo quiere ser ella misma sin ser coaccionada por nadie.


En su camino se cruza esa persona que la despierta de su letargo, para ella es una bocanada de aire fresco, una ventana al exterior que la depura, que le aporta color e ilusión a su triste y patética vida.


Aunque el camino hasta llegar a él ha sido bastante complicado... no lo será menos el intentar conseguir su merecida felicidad.


Pero Sofía es fuerte y aunque derrame muchas lágrimas y haya momentos en que el sufrimiento la deje abatida, luchará por conseguir el puesto que merece en la vida, aunque para ello tenga que renunciar a algo muy valioso.

Una historia de amor, de luchas internas, ilusiones, traiciones y dolor...que no dejará indiferente a nadie.


"Luna de otoño, una historia que conmoverá el corazón del lector".


Empecé a leer unas páginas de Luna de Otoño y, a pesar de que tiene un estilo muy pausado, sin darme cuenta me había merendado ochenta páginas. Fui de un libro a otro pero, al cabo de un par de días, volví y lo leí del tirón.

Luna de otoño narra la vida de Sofía en un tono intimista. Julia ha elegido un narrador en tercera persona para contarnos las circunstancias infelices que han hecho que esta muchacha, mujer madura para cuando termina el libro, haya acabado donde está. Toda una serie de desdichas, enfermedades, pérdidas, malos tratos, han ido poniendo al personaje en situaciones límite. Desde una violación cuando apenas tenía cinco años, a su primer amor con un personaje, Diego, que no es precisamente un dechado de virtudes. Cuenta cómo se enamoró de su marido y cómo, la rutina, acabó asfixiando esa relación hasta hacerla insoportable. Sofía busca en todo momento libertad y acaba encontrándola a través de su afición a la pintura, retomada tras años de haber abandonado y la pantalla del ordenador, cuando tropieza, ya mayor, con Adrián, más joven que ella y se enamora de él. La historia entre ambos, nada sencilla por otro lado, acabará por concederle un poco de valor para salir del círculo vicioso que le ha arrastrado siempre, donde la depresión y la desesperación han ganado casi siempre la batalla a la alegría. Pero Sofía no se rinde, busca la manera de escapar de lo que parece que va a ser siempre su destino. Busca, en definitiva, vivir.

El narrador, cómplice siempre de los pensamientos de Sofía, se mueve entre el presente y el pasado, a veces sin una lógica aparente, pero creo que todo el libro son los recuerdos de Sofía, y cuando recordamos nuestra mente danza caótica.

El libro de Julia está editado por Círculo Rojo y se puede conseguir en la librería de la editorial, a través de internet. Un euro de cada una de las ventas de este libro Julia Zapata Rodrigo lo dedica a la fundación Dravet. El síndrome de Dravet, anteriormente conocido como Epilepsia Mioclónica Severa de la Infancia (SMEI), es un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza por una epilepsia severa que no responde al tratamiento.

Si queréis sabe más:

http://www.dravetfoundation.eu/

Espero que os animéis a leerlo, si es que no lo habéis hecho ya.

lunes, 19 de diciembre de 2011

AL SALIR DE LA NIEBLA

Tengo ya muchos años y he decidido morir. Mi alma lleva tiempo gritándome que la libere de este cuerpo caduco en el que está atrapada y, finalmente, he encontrado la manera. No ha sido sencillo, nada de eso. Estoy sorda, cegada por unas espesas cataratas y apenas tengo movilidad, así que debía idear algo sin comprometer a nadie. Nada de venenos, ni firmes cuerdas colgadas de una viga. No cabía la posibilidad de saltar por la ventana o lanzarme por las escaleras, mis piernas y mis fuerzas no me lo permiten. Al fin, he hallado el modo de escapar de mí misma. Era tan fácil que casi me avergüenzo de haber tardado tanto. Supongo que hay que achacarlo a la torpeza de mi cerebro, que ya no es lo que era. Ciento dos. ¿Quién se imaginaba que podría vivir tanto?

Abro los ojos y estudio la niebla. No veo otra cosa desde hace casi diez años, pero he aprendido a distinguir los matices de la nada. Si se acerca al blanco es de día y de noche si los tonos son naranjas o amarillos. No oigo apenas, pero el rumor de la televisión, el tráfico y las pisadas de los vecinos se mezclan en un barullo que casi siempre me molesta, así que también por ahí intuyo en qué momento me encuentro. Ahora es de día. Un día radiante porque la luminosidad me obliga a cerrar de nuevo los ojos. Me molesta. Ojala fuera tan sencillo dejar de escuchar. ¡Si al menos oyera algo claro…! Sólo me llegan fragmentos de palabras, ruido de un mundo que va perdiendo su forma en mi memoria. Noto una mano en mi brazo derecho y el rumor de una conversación. Me ha parecido oír mi nombre. No contesto. No sé si no puedo o, en realidad, es que no me apetece. No sé qué quieren ahora. A lo mejor me han visto abrir los ojos y han pensado que me puede hacer falta algo. No entienden que ya todo es inútil. Hace días que me he negado a comer o beber. Siento la debilidad que me produce no alimentar mi cáscara y, a la vez, el placer inmenso de tener, de nuevo, el control de mi vida. Aunque sea para perderla.

El agua ha resbalado por la barbilla y se ha metido por mi camisón. Agua fresca que me despierta y me conduce a un rincón de la memoria. Risas de niños y chapoteos en el agua del río. ¿El Tajuña? No me acuerdo, pero ya no importa. Era un río y yo una niña feliz. Niña con ilusiones, mucha vida por delante. Más de la que, entonces, podría alcanzar a soñar. Sonrío. Allí está Tomás, con su cara redonda y sus modales bruscos, tratando de molestar. Muchos años después descubro otras intenciones. Tomás, ya hombre, y su extraña manera de pedirme que fuera su novia.

- ¿No le importaría, señorita, que yo la frecuente?

A veces hacía falta un diccionario para entenderle. Cuando se ponía serio, porque el resto del tiempo era transparente: dulce, simplón, generoso, honesto… Tomás me coge de la mano y me arrastra al centro del baile. No deja de mirarme durante la pieza. Veo. Me pierdo en sus ojos verdes, acaricio la piel de sus brazos tostada por el sol campesino. ¡Cuánta felicidad concentrada en un momento! Me descubro soñando con unos hijos de ojos verdes y sonrisa traviesa. Los dibujo en mi mente, les pongo nombre y les invento un futuro grande. Y, de repente, todo explota.

No quiero recordar aquello. Esta noche no. Ya he llorado muchas noches de mi vida por esa otra que me arrebataron. Tomás. Mi Tomás. Tan alegre. No veía el peligro. No me escucha cuando le grito que no vaya.

- No es tu guerra, ¡tú qué sabes de política! Déjales que se las arreglen solos.

- Esta guerra es de todos. No podemos dejar las cosas como están. ¿Qué futuro les daremos a nuestros hijos si no afrontamos la realidad?

Rebotan las palabras en mi mente. Hijos. Nunca hubo hijos. Tomás no vuelve. Ni siquiera su cuerpo inerte para devolverlo a la tierra. El tiempo pasa y me marcho. Madrid. Grande, nuevo, una oportunidad de empezar otra vez. Pero no estás, Tomás. Repaso el rostro de todos los extraños que me cruzo y ninguno es el tuyo. No puedo encontrar tus ojos por más que busque. Mitigo la tristeza oyendo música. Liszt, no sé por qué, me gusta. Me tranquiliza. Suspiro.

Alguien baja la persiana. He oído un ruido que, a base de repetirse, reconozco. Se mezcla con un barullo de voces, puede que tenga visita. Noto una mejilla sobre mi rostro y el instinto hace que me vuelva y estampe un beso. No sé a quién. Tal vez a mi Tomás. Más caricias, de esas que extrañé tanto. Alguien que me quiere está aquí, pero sus nombres se han borrado. Lo que no se ha perdido es el ruido de las bombas.

- ¿Eres la novia de Tomás Agüero?

- Sí, ¿qué pasa? – el recuerdo es tan nítido que siento que me tiemblan las piernas, aunque estoy tumbada y de estas palabras hace ya una vida.

- Una bomba cayó sobre el camión en el que iba. Ha muerto, igual que todos sus compañeros.

Una bomba para él. La mía es distinta. Me veo dentro del refugio. Niños llorando y madres que tratan de ahuyentar el miedo apretándolos contra su pecho. Sirenas que avisan de lo inevitable. Un silbido y el mayor estruendo que recuerdo para, después de soportar un pitido desquiciante, sumirme en el silencio. Estoy viva, eso es lo que importa, dice mi madre, lo leo en sus labios. Yo no estoy segura. Estoy mutilada. Me falta un sentido, el oído, y el sentido de mi vida: Tomás. Dos mutilaciones aunque tenga brazos y piernas. Sigo respirando y no me opongo a que, cuando nos recuperemos de esta desgraciada guerra, busquen una solución a mi sordera.

- Lo que quiera, madre.

Me incorporan para intentarlo de nuevo, quieren darme agua. No colaboro, cierro la boca y aprieto los labios para que la vida no se cuele dentro de nuevo. Necesito que me dejen tranquila pero no sé cómo decírselo. Vuelvo a estar tumbada, no me molesto en abrir los ojos. Sigo recordando. Otros momentos que casi se parecen a la felicidad. Un audífono me devuelve, con sonido metálico, la voz de mi madre. Oigo a padre, a mis sobrinos, la voz de mi hermano que se burla de la pinta que tengo. La vida, mi vida, empieza de nuevo. Pasan muchos años, pero en los recuerdos los recorro en segundos.

- Tengo demasiados años para estas tonterías – le digo a Julián mientras me mira fijamente.

- Nadie es viejo para enamorarse.

A lo mejor Julián lleva razón, pero me cuesta creerle. Madre murió cuando tenía un año menos que yo. Soy mayor y él no es Tomás. Insiste y, al final, lo consigue. Me estoy casando. La iglesia me parece hoy más hermosa, veo las sonrisas de los invitados y me contagio de su felicidad. Es una enfermedad que me dura mucho, hasta que Julián se marcha. Sus cuentas con la vida las salda en cinco minutos. Un infarto y me despierto de ese sueño. Ya soy vieja, estoy sola y puede que pronto me marche con él. Me consuela la idea.

Ha venido alguien más a besarme. Insisten en su empeño ridículo de mantenerme atada a una vida que hace mucho que ya no me interesa. Hace más de treinta años que perdí a Julián, mucho tiempo para una espera. Me veo sentada en una silla, en un sofá, frente a una mesa camilla, enfrascada en un libro hasta que la niebla se apodera de mí. ¡Qué largo el camino desde entonces!

No puedo hablar. Trato de explicarles, de hacerles entender, pero es imposible. ¡Estoy tan cansada!

Una música suave inunda mi mente. Franz Liszt. Sonrió. Las notas de Sueños de Amor suenan claras, sin eco, igual que en aquel tiempo en el que todavía oía. Veo un paisaje, la ribera de un río que hace rato que fluye por mi memoria. Y allí está Tomás, esperándome. Pero no está solo. A su lado, con una sonrisa, Julián me tiende una mano. No puedo elegir; igual que una madre no puede elegir entre sus hijos yo no puedo decidirme por ninguno. Los quiero a los dos. Si tengo dos manos, dos ojos, dos orejas, dos piernas sobre las que camino, puedo tenerlos a los dos, me digo.

- Te esperado mucho tiempo – me sonríe Julián.

- Para mí ha sido casi una eternidad – la voz de Tomás llega clara, nítida. ¡Es casi un niño!

Me agarran cada uno de una mano y al salir de la niebla entre la que vivía me veo joven, ligera, hermosa. Caminamos, no me importa dónde y, sin saber por qué me suelto, levanto mis manos y hago un gesto de despedida, aunque no sé a quién. Escucho otras palabras, esta vez lejanas, que anuncian la hora de mi muerte. Por fin, soy libre.

Esta historia es real, la historia de María. Murió hace un año, a los 102 cuando, cansada, cerró la boca y se dejó arrastrar al otro lado.

Algunos datos los he cambiado un poco en beneficio de la ficción (y porque tampoco estaba segura de la verdad)

domingo, 18 de diciembre de 2011

UN VIERNES CORRIENTE Y UNOS PREMIOS FUERA DE SERIE

El viernes estaba en el programa de mi vida señalado como un día corriente, un viernes más en el que, además de las tareas de la mañana, tenía tres citas: una, el café con mis amigas, otra en la peluquería y la tercera con el mercadillo de la plaza, la única mañana de la semana en la que donde vivo hay algo diferente que hacer. Siempre me doy un paseo sola entre los puestos y aunque mi intención casi nunca sea comprar nada, muchas veces se acaban viniendo conmigo calcetines, unas castañas o cualquier tontería si mi humor ese día me permite darme un capricho.

El café fue como siempre, una charla amena entre "unas jovencitas de cuarenta", como apuntó muy seria Ana una mañana cualquiera. Durante esta hora juntas hablamos de lo que se nos va ocurriendo, nos interrumpimos, nos reímos, tenemos conversaciones absurdas (como la del otro día, en la que se colaron 928 gramos de coca descontextualizados que dieron para mucho) y procuramos, aunque eso no sea un acuerdo firmado, dejar a los niños donde están, en el colegio. Los cafés se nos alargan y siempre hay que salir corriendo porque hay dos que tienen que abrir sus negocios y las demás empezar un maratón que estoy segura que no superarían algunos atletas de élite… ¡Si no fuera por eso! Cualquier día pasaríamos media mañana allí. Nos concedemos el regalo de un rato de relax, para mí el único de la jornada. Lo raro es que sucede al principio, cuando el día apenas empieza. Supongo que cargo las pilas allí.

La peluquería me dio la opción de leer, y ahí estuve sumergida en una historia preciosa que ya os contaré. Ir a la peluquería es algo que me da mucha pereza y no por la peluquera, Rocío, que es un encanto, sino porque no me gusta que me toqueteen el pelo. Hay a quien le relaja y a mí me pone de los nervios. Pero cuando el flequillo se mete ya en los ojos es momento de dejar la pereza y agarrar las tijeras.

La tercera cita, con el mercadillo, fue un mero trámite, hacía tanto aire que las camisetas de los puestos volaban por los aires y empezaron a recogerlo prontísimo. Así que volví a casa en menos de veinte minutos. Menos mal que tengo un pelo genial (lo único genial que tengo por otro lado) que no se despeina ni con un tornado fuerza cinco porque si no, lo de la peluquería hubiera quedado en nada.

Encendí el ordenador mientras empezaba a hacer la comida y entré en Facebook. Mi manía de hacer siempre varias cosas a la vez… ¡Qué alegría me llevé! Tenía un mensaje de Emilio Casado, contándome que su novela, Crónica Insignificante, había sido elegida como una de las finalistas del proyecto Fuera de Serie. Le felicité, por supuesto, me encanta lo que está logrando, y me puse a buscar algún hilo en el que se hablase de ello, para saber un poco más. Como no encontré lo que buscaba cerré el ordenador y me concentré en los macarrones.

Por la tarde, después de trabajar, volví a buscar a los otros galardonados con los Fuera de Serie 2011. Las otras tres novelas seleccionadas son Siete Historias, de Ángeles Om, mi lectura actual, que hasta donde he leído me está conquistando; Tengo ganas de morirme para ver qué cara pongo de Miguel Albandoz y Hermano, de José Luis Serrano, estas dos dos últimas totalmente desconocidas para mí. Si os interesa podéis leer más de ellas en este enlace: Novelas Fuera de Serie 2011.

De todo esto sólo me quedo con lo importante para mí, la alegría que sentí al enterarme de que Crónica Insignificante, que os he repetido mil veces que para mí es el libro del año, había logrado algo que está al alcance de muy pocos: conseguir un premio antes incluso que el apoyo de una editorial. Y mira que estamos pesaditos, repitiéndoles que se están perdiendo algo muy bueno. ¡En fin! Ya escucharán algún día. Ellos sabrán.

Me he estado riendo con la ironía que se plantea con este reconocimiento a Crónica Insignificante antes de su edición (que no autoedición, autoeditada está aquí). La misma ironía que encontrarte con que te invitan a presentar tu novela (en este caso estoy hablando de mí) cuando ni siquiera he decidido si es lo suficientemente digna para estar publicada. Eso me ha pasado esta semana. He tenido que decir que no, claro está, y le he pasado el testigo a otra persona. Cuando esté todo en marcha os contaré quién es. Y cuando yo esté segura de algo también os lo haré saber.

sábado, 17 de diciembre de 2011

¡YA TENEMOS GANADOR!

Esta mañana he sorteado el ejemplar de El bolígrafo de gel verde que os prometí. El ganador es GANADORA. Es Estela y tenía el número 9. El libro se va a Palencia. ¡Enhorabuena Estela!

Os dije que tenía que pensar cómo hacerlo. El caso es que sé que hay programas donde es muy sencillito obtener un ganador pero tenía un problema: los dos números que no participaban. Así que, ni cortas ni perezosas, Aitana y yo hemos organizado un sorteo de colegio, con papelitos agitados y su manita inocente. Testigos de la limpieza del evento: la cámara de vídeo y Álex.

Nos ha salido un vídeo un poco largo, no he querido cortar el momento de la preparación, cuando mi pequeña doblaba los números y los ponía en el bote de cristal. He intentado hacer que hablase pero, con lo que ella es, la cámara le ha despertado la vergüenza (o la envidia, confunde a veces los significados de estas dos palabras, a saber cuál habrá sentido esta mañana) y he tenido que sacarle las palabras a base de preguntas. Me hace gracia cómo habla, con su ceceo acrecentado ahora que se le han caído los dientes y quería que, ya que es la primera vez que os dejo verla, la escuchárais.

Después de una hora inútil tratando de subir el video y en vista de que se me resiste, os dejo el enlace donde lo podéis encontrar.

Aitana sorteando el libro. Voy, además, a ponerlo en Facebook por si alguien quiere verlo.

Lo dicho, felicidades a Estela a los demás, muchísimas gracias por participar y muchísimas más por ir dejando por ahí vuestros reflejos.

viernes, 16 de diciembre de 2011

PARTICIPANTES EN EL SORTEO DE EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE

Cerrado el plazo para participar en el sorteo de El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno, esta es la lista definitiva de participantes. Mañana publicaré quién ha resultado ganador. Os deseo a todos muchísima suerte.


1.- Dácil Muñoz
2.- Eva Ortiz
3.- Lorenzo Tomás blanco
4.- Félix Magallón Martínez
5.- Carolina
7.- Francis Garc
8.- Astarielle
9.- Estela
10.- Espe
11.- Margari
12.- Marta
13.- Alex
14.- Sherezade
15.- Yoli
17.- Bel Ramón Martorell
18.- Mona Lisa
19.- LauNeuk
20.- Reyes Alonso
21.- Patito
22.- Lalis Cullen
23.- Kyra

Habréis visto que faltan dos números, uno pertenece a una persona que no ha enviado su correo y el otro… es que me lo salté yo (¡perdón!) al hacer la lista. ¡Qué vamos a hacer! ¡Soy de letras! No es que le tenga manía al seis…

Tengo unas horas para decidir cómo sortear el libro. Estoy pensando que a lo mejor grabo un vídeo del proceso. La mano inocente, por supuesto, será la de Aitana. No creo que le entre pánico escénico, es toda una artista (sobre todo en el arte de escaquearse cuando hay que hacer deberes).

martes, 13 de diciembre de 2011

RECORDATORIO DE SORTEO: EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE DE ELOY MORENO

Os recuerdo que en dos días se cierra el plazo para participar en el sorteo de un ejemplar de El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno, firmado por el autor.

Si queréis participar todavía estáis a tiempo. Las bases las podéis encontrar aquí y son tan sencillas como dejar vuestro nombre y un correo de contacto.

¿Lo vais a dejar pasar?

domingo, 11 de diciembre de 2011

CUANDO LEAS ESA CARTA, DE VICENTE R. GRAMAJE.

Ya iba siendo hora. Después de más de un mes que hace que está en casa, he podido leer esta novela. Este libro ha sido galardonado con el premio Círculo de Lectores de novela 2011.

Víctor Monteoscuro es un médico rural en excedencia. La muerte de su esposa no sólo ha afectado a su vida personal, sino que también le ha hecho replantearse si es realmente bueno en su oficio, pues no fue capaz de hacer un diagnóstico precoz del cáncer que se la llevó. Por eso emprende un viaje por el norte de África con el objetivo de recorrer la ruta de un antiguo viajero, pero que es sólo una excusa para no pensar. En ese viaje tropieza con el momento en el que en Monte Arruit, durante una obra, desentierran los restos de militares españoles muertos en 1921. Víctor recoge una botella de entre los huesos y descubre en ella una carta, escrita por el capitán Gimeno Trester, con una destinataria a quien Víctor se empeña en devolver esta parte de su pasado.

El autor elige un modelo narrativo poco frecuente para contar la historia, pero que a mí me sonaba mucho porque uno de los últimos libros que he leído es Nivaria, de Óscar R. Arteaga y es el mismo: intercalar pasado y presente en capítulos sucesivos. En este caso, sin embargo, no se trata del pasado del protagonista y su presente, sino el pasado de los hombres que aparecen en la fosa común del Monte Arruit y la aventura de Víctor tratando de encontrar a la destinataria de la carta que ha encontrado. Con los capítulos del pasado el autor trata de rescatar del olvido una de las etapas más desconocidas de nuestra historia, la época del Protectorado de Marruecos y con ello un incidente que, debido sobre todo a la Guerra Civil, mucho más dolorosa para la conciencia colectiva, quedó en el olvido: el desastre de Annual. Para su búsqueda, Víctor se apoya en la capitana Claudia Navarro, a la que conoce el día que encuentra la botella y que le ayudará. Ambos acabarán viviendo una historia de amor que sacará al protagonista de la apatía en la que vive. La carta, al final, le servirá también de ayuda a él.

La novela en general me ha gustado. Está muy bien documentada y pone luz sobre asuntos que se han ido olvidando pero que marcaron a muchas familias a principio del siglo XX. Como único pero tengo que decir que me costaba entrar en la historia, sobre todo debido a esa estructura dual de la que hablo. Cuando parecía que había logrado seguir las andanzas de los militares, su lucha diaria con el sol y los piojos, su resistencia desesperada sin agua… me iba de viaje de repente con Víctor, en busca de la dirección de la carta. Y cuando creía que estaba ya dentro de su aventura detectivesca (me costaba, lo siento no me he podido creer su idilio con la capitana Navarro) de pronto habíamos vuelto a Chemorra. Me ha gustado descubrir al final del libro unas cuantas páginas en las que la ciudad de Segovia es el escenario. Esto no tiene la más mínima importancia pero me apetecía contarlo.

Por lo demás, está bien escrito y hay momentos muy brillantes, pero que quedan un poco disueltos en esa confusión que, a mí y solo a mí, me ha provocado la organización del relato.

sábado, 10 de diciembre de 2011

MI RINCÓN

Todos tenemos lugares únicos, sitios donde nos encontramos especialmente tranquilos. No tienen por qué serlo para los demás, basta con que a nosotros mismos nos transmitan tranquilidad. Mi rincón está en mi casa, en el salón. Cerca de la puerta de la terraza, por donde entra mucha luz, al lado del radiador, donde en invierno no hace nada de frío. Ahí escribo, trabajo, pierdo el tiempo... dependiendo del momento.

Tengo cerca la estantería de mis libros, una de las tres que están repartidas por la habitación, donde tiene su sitio el atlas de National Geographic, al que se le acabarán cayendo las hojas de puro usado, una enciclopedia de arte en la que puedo encontrarte cualquier cosa más rápido casi que Google, de bien que la conozco, un buen montón de revistas de Fórmula 1, libros del instituto, amarillos por el tiempo pero muy útiles todavía. Los CDs se han quedado en segunda fila, escondidos detrás de los libros. El equipo de música se rompió hace unos ocho años y ahí sigue, esperando que alguien se acuerde de arreglarlo. Encima de la estantería, recordándome lo perezosa que soy, una maqueta a la que limpio el polvo periódicamente, a medias, La Vera Cruz de Segovia que me está llevando más tiempo que lo que costó construir la original.

Este es mi rincón.
¿Y vosotros? ¿Teneís un rincón especial?

viernes, 9 de diciembre de 2011

EDITORIAL PALABRAS DEL CANDIL

Con este nombre tan sugerente se presenta una editorial muy diferente a la mayoría de las que podemos encontrar en el mercado actual. Es distinta porque Palabras del Candil está enfocada a narradores orales, a gente que, según dicen en su página, vive del cuento, por supuesto, en el mejor sentido de la palabra. Al menos en el más literal. Los cuentos que en ella se publican no sólo están pensados para ser leídos, sino también para ser escuchados. Nació en 2005 en Guadalajara y desde entonces se mantienen fieles a su línea, y son muchos los autores que han ido encontrando su hueco en ella. Me gusta algo que he leído en el blog "nuestros textos se leen con la oreja y se susurran al ojo".


La literatura, realmente, nació así. Los juglares que en la Edad Media recorrían el mundo a pie, cargados sólo con palabras, con poemas que memorizaban para contarlos en las plazas de los pueblos a cambio de unas monedas, con la finalidad de entretener. Contaban historias, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días, como es el caso del Poema de Mio Cid, aunque es cierto que si no hubiera habido alguien que se hubiese molestado en ponerlas por escrito, se habrían perdido. Hoy, aunque el mundo ha cambiado y las formas de ocio son otras, todavía quedan cuentacuentos y algunos de ellos tienen su espacio en Palabras del Candil, que de algún modo se ocupa de que estas historias que nacen para ser escuchadas, permanezcan.

Pep Bruno es una de las personas que están al frente de esta editorial. Le conocí hace ya mucho tiempo, un 23 de abril en el que, disfrazado de Miguel de Cervantes, convenció a los niños que esa tarde deambulaban por la biblioteca, que era su fantasma, que había venido a celebrar el día del libro. Después de un rato muy divertido, sentó a los niños a su alrededor y les contó cómo se le había ocurrido escribir El Quijote. Los niños le escuchaban, interrumpiendo su relato sólo cuando querían preguntarle cualquier cosa que se les iba ocurriendo relacionada con el libro. Fue una tarde mágica que siempre voy a recordar. No me extraña nada que haya acabado dedicándose a esto porque lo lleva en la sangre.

La editorial tiene su página en Facebook y un blog muy interesante por el que creo que merece la pena darse una vuelta.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

CARTAS

  Antes de que llegaran las cartas no se había dado cuenta de que estaba muerta.


  La primera no tenía importancia, era una simple reclamación, algo que no había salido como ella esperaba y buscó alguien que le diera una respuesta satisfactoria a sus dudas. Tardó en llegar y los argumentos de la persona que le contestó no terminaron de convencerla, por lo que optó por contestar. Así, despacito, día a día, se fueron sucediendo. Cartas formales, centradas en el tema que había iniciado esa extraña relación. Poco a poco, la persona al otro lado introdujo en ellas matices sin importancia. El atentamente de despedida, se convirtió en un abrazo. El adiós, otro día, pasó a transformarse en un beso y, sin querer, sin planearlo, los dos fueron abriendo su alma. Ya no importaba el principio de aquella historia. Lentamente se había convertido en otra cosa, la necesidad imperiosa de no sentirse tan solo.


  Todos los días, a partir de entonces, la rutina se transformó. Empezaba el día con alegría, abordaba sus tareas con otro talante, sabiendo de antemano que, cuando llegase al buzón, encontraría una carta. Su recompensa. Nunca se habló en ellas de sentimientos. No se lo permitió. Demasiada soledad encima, demasiados fracasos que desbordaban su capacidad vital como para permitirse uno solo más. No sabía que ya había empezado el camino lento de su propia destrucción.


  Un día la carta no llegó. El buzón le devolvió un vacío, negro, oscuro, que apagó la luz en su interior. No se dio cuenta, pensó, quizá, en un retraso del cartero. Volvió a mirar varias veces y, cuando se convenció de que era inútil, decidió esperar hasta el día siguiente. Nada. Tampoco al otro, ni siquiera una semana después.


  La rutina, esa que siempre había marcado sus tiempos, se volvió insoportable. Los días se movían lentos y aunque la esperanza le hacía volver al buzón, ya no había alegría en el gesto sino un miedo terrible a la confirmación de su soledad.


  Las personas se mueren por muchas causas. Ella, murió de tristeza. Murió por la ausencia de esas cartas que la mantenían en pie. Se rindió a la evidencia de que, de algún modo, llevaba mucho tiempo muerta.


  Tres días después de su entierro, el cartero puso en el buzón una carta.

viernes, 2 de diciembre de 2011

PRIMER SORTEO EN EL ESPEJO DE LA ENTRADA: EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE.

Hola todos.

Para celebrar el primer año de funcionamiento del blog (que no su primer año de vida), os traigo un sorteo que espero que os haga la misma ilusión que a mí.

Los que leísteis la entrada, La relación autor lector, sabréis que uno de los escritores que ha colaborado ha sido Eloy Moreno. Cuando le pedí que me diera su opinión, él me propuso sortear un ejemplar de su novela, El bolígrafo de gel verde, entre mis seguidores. La idea me encantó, sobre todo porque a quien gane le llegará el ejemplar DEDICADO por él. Como muchos de los que atravesáis el espejo venís de lejos, le pregunté si el sorteo podía ser INTERNACIONAL y... me dijo que sí. Eso supone que TODOS, viváis donde viváis, podéis conseguir la novela.




Las reglas del sorteo son sencillísimas:

1º- dejar un comentario en esta entrada, pidiendo vuestra participación. Si habéis leído el libro, podéis decir alguna palabra que según vosotros lo defina. Si no, lo que os sugiere.

2º- enviar un correo aquí, con vuestros datos. No hace falta una dirección postal, eso sólo se lo pediré al ganador. Es para que os pueda decir el número con el que participáis en el sorteo. Si no os funciona el enlace, podéis poneros en contacto conmigo a través de la página CONTACT@.

3º- hacerlo antes del 15 de diciembre, fecha en la que se cierra el concurso.


Para que sea todavía más sencillo no es necesario ser seguidor del blog, pero me haría ilusión que lo fuerais, la verdad...


El nombre del ganador se publicará el día 17 de diciembre en este blog y avisaré al ganador.


¿A qué estáis esperando? Creo que es una oportunidad fantástica de conocer esta novela, si es que todavía no lo has hecho.



Suerte!!!

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿POR QUÉ NO?

Es sólo una parte de la pregunta: ¿por qué no te ofreces a algunas editoriales para reseñar sus novedades? Me lo sugirió un amigo que sabe de la pasión que despiertan en mí los libros y el interés que pongo en cada uno de ellos. Así, me dijo, podrás leer sin que eso afecte a tu economía. Le respondí que no, que de momento quería seguir haciendo lo que hago, hablar solo de los libros que me apetecen. ¿Estoy dejando pasar de largo algo? Quizá. Puede que mi blog no se convierta jamás en un punto de referencia literario, ni que logre una cantidad inmensa de visitas pero no siento que me esté perdiendo nada. Me los regalen o no, sabré arreglármelas para seguir leyendo. Alguien que creció en una biblioteca no puede vivir de otro modo.


Algo que me frena es el tema de las puntuaciones a libros, tan habituales en muchos blogs. ¿Por qué hay que puntuar el arte? Arte es cualquier cosa que despierte emociones pero como esto es absolutamente subjetivo, ¿quién soy yo para decir que un libro no cumple esa condición? Cada persona es un mundo y las sensaciones que nuestros sentidos captan, por mucho que sean iguales, se procesan de modo muy distinto. Por eso prefiero estas reseñas mías, tan poco técnicas, tan llenas de sensaciones subjetivas. No pretenden ser más que mi propia verdad.

Además, últimamente me están gustando mucho más los libros autopublicados, y esos jamás llegarán a través de una editorial. Sabéis que no puedo resistir la tentación de abrir un libro. Tampoco a los que llegan hasta mí, porque me los enviáis a través del correo electrónico o porque, sencillamente, la suerte o la casualidad los ponen en mis manos. Nunca me voy a negar a darles una oportunidad, porque he descubierto novelas muy interesantes de este modo, mucho más que algunas que se exponen en los escaparates de las librerías con el sello de superventas.

Así que aquí seguiré, leyendo lo que quiera, escribiendo lo que necesite sacar de mi cabeza, dejando este espejo a la vista de todo el que lo quiera atravesar. Y ofreciendo mi propio reflejo, tan verdad o tan mentira como lo son todos los reflejos de los espejos de la entrada.