lunes, 24 de octubre de 2022

YA NO SER, SOLO ESTAR

 Estaba leyendo una publicación de Facebook, una de esas emocionantes y raras que no parecen de postureo y que te hacen soltar una lágrima, cuando me he dado cuenta del tiempo que hace que yo también solo estoy. Que ya no soy ni siquiera donde siempre fui.

Supongo que la vida es eso, un escenario donde las función se acaba, las luces bajan y el telón se cierra. Con una ovación o silencio, eso es algo que nadie alcanza a ver.

En la publicación, el autor hablaba de su abuela. Se descosía el alma sin pudor y dejaba echar un vistazo dentro de sí mismo a cualquiera que pasara por allí, supongo que porque necesitaba mucho hablar y ser escuchado. Ser un momento, el placebo efímero de un post en una red social que generase reacciones porque a veces hace mucho frío cuando solo estás. 

Hace tiempo que su mundo se empezó a desdibujar y solo queda él en la foto familiar. Las sillas silenciosas al lado de su mesa son testigos de que, cuando las emociones le superan, necesita gritar bajito, escribirle al aire que echa mucho de menos. Al mundo, a su mundo, ese que vive dentro de sí mismo y cuyos rescoldos calientan su pecho aunque la verdad, la dura verdad, es que a su alrededor siga haciendo mucho frío.

Necesita un momento para sentir que es y no solo que está.

Y yo lo entiendo. 

Vaya si lo entiendo.











martes, 11 de octubre de 2022

SOBRE ACOSO Y DEMÁS, SIN FECHA DE CADUCIDAD

Cuando escribes una novela necesitas documentarte. 

Si es histórica, los libros, las hemerotecas, revistas especializadas... son una fuente de recursos muy buena que te ayuda a centrar la novela y a contextualizarla. Incluso, a veces, algunos hechos concretos los puedes usar para redondear el marco de lo que estás contando. Así fue en La colina del almendro, cuando cuento el ataque que sufrió La Venus del espejo, el cuadro de Velázquez, en la National Gallery de Londres por parte de una sufragista justo antes de la Primera Guerra Mundial.

Si la novela es contemporánea, también lo necesitas. Es mucho más sencillo porque los escollos que te encuentras son menores. Aunque solo sea porque vives en el mundo, hay cosas que sabes. Por ejemplo, la memoria te puede ayudar a centrar si en un determinado año existían los teléfonos inteligentes (aunque puedes asegurarte, debes hacerlo, de hecho) o si existe una carretera que conecte dos lugares. Sabes cuánto puede durar un viaje, pero si echas mano de Google Maps igual eres más concreto.

Hace un año me estaba documentando para Sin fecha de caducidad, la novela con la que he ganado el Premio Internacional de Novela HQÑ. Además de todos esos detalles menores, hubo uno al que le presté mucha atención: cómo denunciar el ciberacoso. Aprendí, por ejemplo, que es la palabra correcta para hablar del acoso entre adultos (siempre que no haya cuestiones sexuales) y que no es lo mismo que el ciberbullying porque ese es el que se ejerce sobre menores.

Mi personaje sufre ciberacoso. Para saber cómo se debía conducir leí todo lo que cayó en mis manos relacionado con el tema y cómo trabaja el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil. Pero, por si acaso eso no era suficiente, tengo un amigo que es casi mi hermano que es miembro del cuerpo y también hablé con él. 

Por desgracia, no es fácil denunciar el acoso. 

Se tiene que mantener en el tiempo, por ejemplo. Dos veces no es suficiente para considerarlo acoso aunque dos veces puedan llevar a una persona al suicidio dependiendo de la situación emocional en la que se encuentre. Esta investigación me dio las pautas para saber cómo proceder con el personaje. Las otras, las necesarias para construirlo de manera que pareciera verosímil también las documenté, pero en ese caso no me hizo falta la Guardia Civil.

Alba S. Kent fue víctima de bullying en el instituto y vuelve a sufrir ciberacoso de adulta. Esto también es un patrón que se repite, las víctimas no reaccionan con celeridad para parar los pies a los abusadores y eso provoca que se crezcan y sigan. Eso provoca que pueda repetirse en su vida.

Pero es que no es fácil. A la dificultad de reunir las pruebas está la otra, la de aceptar en público que no has sido capaz de pararle los pies a una persona o a un grupo de personas que están ejerciendo sobre ti una presión insoportable. Tampoco es fácil reconocer que te afecte, hay siempre quien opina que no es para tanto. Tampoco es fácil ser víctima. Si no reaccionas, no creas que se cansan: puedes pasarte años sufriendo. Si alguien te defiende, es posible que sufra las consecuencias si no se la agarra con papel de fumar. No vale una  respuesta visceral, porque entonces eso es violencia y encuentras que el maltratador es victimizado.

Y la víctima de verdad, mientras, se puede estar muriendo de dolor. Y, tal vez, planeando su muerte real.

Ha pasado demasiadas veces.







lunes, 10 de octubre de 2022

CERRADO POR DECEPCIÓN

Esta mañana cerré una historia por decepción. Pero no de las pequeñas, de las gordas de verdad, de esas que de pronto te preguntas qué demonios has estado haciendo en los últimos años para no darte cuenta de que estás haciendo el tonto.

Sin remordimientos, hice una selección y le di al botón de borrar.

No quedan ni pruebas de lo bueno, o de lo que al menos yo consideraba bueno. Lo he borrado y espero que esto dé un resultado positivo. Lo espero por una experiencia que tuve en 2015; harta de que una persona me tomase el pelo y se pensara que yo estoy en la misma categoría de un pañuelo de papel (que se usa y se tira) hice lo mismo que he hecho hoy y, oye, mano de santo.

De esta historia apenas me acuerdo y esa persona lo único que me provoca es una profunda compasión. A veces nuestras elecciones son tan catastróficas que lo único que dan es pena.

Hoy también he borrado y espero que, de aquí a siete años, ni me acuerde de esto.

Me he tomado una cerveza para celebrarlo.

domingo, 9 de octubre de 2022

CONGRESO VIRTUAL DE NOVELA ROMÁNTICA 2022



Del 24 al 28 de octubre se celebrará el segundo congreso virtual de Novela Romántica. Como en anteriores ediciones, este congreso está enfocado tanto a autores como a lectores del género, y tiene como principal objetivo el trazar unas líneas de información sobre aspectos destacados del proceso de escritura, así como explotar las opciones de publicación y promoción.

El programa de este año tiene dos temas relacionados con el proceso más importante, las escritura: La creación de una escaleta, los tips de corrección y errores más comunes, el eneagrama para la creación de personajes o los clichés del género romántico.

También hay una charla interesante, llamada Acompañamiento emocional para escritores. En este mundo hay que prepararse para el éxito y el fracaso y ninguna de las dos opciones es sencilla de gestionar, así que creo que es un tema muy importante.

Después hay un grupo de conferencias dedicadas al marketing tales como: Cómo crear un club de lectura y un club de escritura, crear una estrategia de marketing y Facebook, Google y Amazon Ads.

Creo que hay algunas mesas muy interesantes para escritores, tanto si ya han publicado como si están pensando en ello.

Las masterclass serán conducidas por 26 profesionales (amplía la foto y los verás), entre escritores y personas que se dedican al marketing en redes, y prometen sorteos, descuentos o una caña virtual con los autores que participan en el congreso, entre otras cosas.

Si quieres más información, contacta con ellos a través de su Instagram: @congresonovelaromantica


sábado, 1 de octubre de 2022

NO ES CULPA MÍA

En esto de la escritura, más bien en la publicación de libros, a veces tengo una sensación de déjà vu, como si muchas de las situaciones las estuviera viviendo repetidas, con esa sensación entraña que te deja el fenómeno.

Cuesta mucho trabajo explicarle a alguien que no forma parte de este mundo algunas cosas que nos pasan. No saben por qué te afectan determinadas situaciones que, para quien está fuera, no son más que una tontería. No entienden por qué se clavan en ti algunas palabras y otras, que quizá fueran las que más deberías recordar, las olvidas casi nada más escucharlas.

Pero, si hay algo que no entiende bien quien no lo ha pasado, es la sensación de pérdida que tienes cuando una de tus novelas no llega a los lectores. El otro día, antes de empezar la mesa redonda en Azuqueca, decía Javier Ruescas que es algo así como un niño que nace muerto. Y la verdad es que el ejemplo es perfecto. Tienes la sensación de que has estado gestando algo muy tuyo, muy íntimo durante meses, quizá años, y, al llegar el momento de la verdad, de tenerlo entre los brazos, la alegría planificada se acaba convirtiendo en un duelo. 

No llegas ni a verle los ojos abiertos.

A lo mejor eres valiente y vuelves a enfrentar la situación, te vuelves a arriesgar a que una de tus criaturas muera antes de nacer o a las pocas horas, pero os aseguro que una pérdida detrás de otra va haciendo mella dentro de ti y llega el momento en el que te planteas no hacerlo. Prefieres refugiarte en el pensamiento de que es mucho mejor ponerte a salvo del dolor que esto provoca.

Son nuestros hijos, no son solo novelas, son parte de nosotros mismos y cuesta mucho verlos agonizar o morir. A veces, cuando ves a los de otros lozanos y rollizos, te preguntas si no has sido buena madre, si no les has aplicado los cuidados que merecían.

Porque, además, hay quien te culpabiliza de no haber hecho las cosas bien, que te dicen que es culpa tuya que hayan muerto porque algo hiciste mal.

Y así, además del dolor de la pérdida, se te queda la culpa pegada a la piel, y a ellas se suma el miedo de volver a enfrentarte con la misma situación.

Porque somos humanos y cada duelo del alma nos deja huellas en el cuerpo, y es estúpido exponerte a más de los que la vida te va a traer sin remedio.

Yo no sé cuánto tardaré en rendirme, en dejar de parir niños muertos, pero supongo que llegará el día en el que ponga en una balanza mi propia salud mental y deje de intentarlo. O, al menos, deje de exponerme a que me digan que, además, es culpa mía.

Porque no es culpa mía, eso ya lo sé.