lunes, 9 de mayo de 2022

LAS FÁBRICAS DE LUZ

Es como se llamó a las primeras centrales eléctricas que se instalaron en nuestro país a finales del siglo XIX. Normalmente las ubicaban aprovechando antiguos molinos a los que añadían maquinas de vapor, dinamos y calderas para incrementar la productividad.

No eran capaces de suministrar luz a lugares demasiado alejados de su ubicación y la forma de cobro a sus clientes era por bombilla instalada. Eso hizo que en algunos hogares se hiciera un agujero en el suelo para poder pasar la bombilla de una planta a otra.

Solo se encendían por la noche, al igual que el alumbrado de las ciudades.

Todo esto lo he aprendido hoy escribiendo un pequeño relato que ya va por las 25 páginas. Solo es un divertimento mientras hago de lectora cero de otras novelas y termino este curso que está siendo tan extraño.

También estoy leyendo el ensayo de Brandon Sanderson, Curso de escritura creativa. No me puedo permitir un curso de verdad, presencial, con alguien de su talla (incluso tampoco más bajito), así que me conformo con aprender de lo que leo. Hasta ahora me gusta lo que estoy encontrando. Incluso algunas verdades incómodas sobre esto de escribir que a veces nos negamos a nosotros mismos, pero que ahí están.

Pero no me quiero dispersar. Fábricas de luz. Me ha gustado tanto el término que uno de mis personajes se ha convertido en el dueño de una de ellas.

A veces escribir es pura magia. Sobre todo cuando lo haces sin pensar en nadie más que en ti mismo.