martes, 10 de septiembre de 2024

MACHADO Y YO: CADA VEZ

Imagen generada por Freepick

 Cada vez...


Todas las veces que volvía a registrar una novela, regresaba a tu casa. A pedir tu bendición, a agradecerte la mano invisible, yo qué sé. Y cada una de las veces, aunque suene imposible, te sentí a mi lado, al lado de esa niña soñadora que sabe que nunca va a ser grande, pero que, pequeña y todo, se esfuerza por dejarse el alma en cada historia.

Solo te he fallado cuando el virus me ha obligado a cambiar la presencialidad por registros virtuales, cuando el tiempo que vivimos se convirtió en una pesadilla que nos robó hasta las pequeñas cosas que nos habíamos inventado para no sentirnos tan solos.

Nos robó la intimidad de un pacto entre escritores de dos épocas que en realidad es solo mío, pero que siempre quiero pensar que compartimos los dos.

Te preguntarás por qué te cuento todo esto, qué voy a hacer que necesita tanto preámbulo. Voy a recoger esos poemas tuyos que tanto me gustan y voy a reunirlos. Me gustaría hacer otra cosa, leerlos, poner en ellos voz y emoción. Sueño que esto que escribo podría ser un audiolibro.

¿Por qué no?

Tal vez me atreva, tal vez cuando aprenda lo intente.

Tal vez, no tardando, eso sea tan sencillo como autoeditar un libro.

No solo voy a transcribir los poemas, voy a hablar de sensaciones, de lo que evocan para mí, de lo que se me ocurra. Tú ya me conoces, mi mente es puro caos y necesito escribir para ordenarme.

Pero, además, siempre he pensado una cosa. Los poemas no están para medirlos ni para catalogarlos, están para sentirlos y sentirnos en ellos, y eso es lo que siempre me ha pasado contigo. Yo te siento y me siento a tu lado, imaginando que me los recitas. Yo me emociono y quiero contarte a la vez esas emociones que me despiertas. Dejo a otros lo de analizar rimas y contar sílabas y yo estoy hablando de piel y alma. 

Si me quieres escuchar, poeta…

(Seguirá)