lunes, 19 de marzo de 2018

DONDE NO LLEGAN LAS PALABRAS




A veces las palabras sobran. Son aquellas situaciones en las que lo que se quiere decir traspasa de tal manera las emociones que es muy complicado encontrar términos que se ajusten a ello. Un "te quiero" repetido hasta la saciedad puede ser sincero, pero suena tan vacío como el "te acompaño en el sentimiento" de los funerales.

Donde no llegan las palabras, están los gestos.

Un abrazo.

Un beso.

Una mirada.

Un roce.

Un apretón en el brazo.

Un suspiro a medias.

Un café sin que te lo pidan.

Un me hago cargo de tus cosas para que descanses.

Ahí, aunque las palabras no lleguen, se siente la compañía. Se siente la empatía que todos necesitamos para seguir pensando que el camino, por duro que sea, merece la pena. Sin ellos, sin abrazos, sin besos, sin miradas, sin roces, sin apretones en el brazo, el frío del invierno se queda corto comparado con el que se siente en el corazón.

Donde no llegan las palabras, llega el corazón.