jueves, 28 de junio de 2018

QUIEN SE FUE A SEVILLA...

O EL PODER DE LOS CAMBIOS.

A ver si consigo explicar el pensamiento que lleva un par de días circulando por mi cabeza. Tampoco hay que hacerme mucho caso, soy más de pensar que otra cosa. Por ejemplo, puedo pensar las mil maneras de tirarse de cabeza a una piscina llenita de agua, las piruetas necesarias para hacerlo con gracia y salir de allí cual sirena, pero al final ni me asomo al trampolín, no sea que me caiga una gota de agua y me constipe.

Igual es que me he constipado muchas veces...

El caso es que estaba pensando en cuando hemos estado en un lugar mucho tiempo y de pronto nos encontramos con que ya no es el nuestro. Me lo he llevado a mi terreno, el de los libros, he echado un vistazo a las sensaciones que tengo por ahí dispersas en mi subconsciente -o inconsciente, nunca lo he tenido muy clara la diferencia- y me apetecía venir aquí a ponerlo por escrito.

Más que nada porque las sensaciones no son claras y potentes, sino bastante confusas y si algo he aprendido con los años es que, cuando me siento y escribo, es como si pasara el limpiafondos a la piscina: todo queda cristalino.

(Mis metáforas esta mañana veo que están influidas por el calor, porque solo me salen piscinas.)

Yo hace tiempo, vendía muchos libros digitales. Pero cuando digo muchos eran muchos, muchos, había días de más de cien. Bastantes más. Y no me refiero a esos días que los regalas, en esos he llegado a rozar el millar. Ese torbellino estuvo girando en mi vida aproximadamente tres años a toda velocidad. Al principio había mucho vértigo, pero esto es como todo, uno se acostumbra a las emociones fuertes y lo que nota después es cuando no están, cuando la adrenalina no tiene trabajo y no sabes qué hacer con ella.

Llegó un día, no sé precisar cuándo, en el que mi gráfico dijo cero ventas.

Te sorprende, pero como al día siguiente llegan media docena piensas que quizá haya sido una excepción, aunque llevas tiempo dándote cuenta de que la gráfica iba cuesta abajo. Pero no le das mucha importancia.

Hasta que llega otro día.

Otra vez suben, pero se empiezan a repetir los días vacíos. Incluso son tantos que se acaban convirtiendo en meses y lo excepcional ahora es que haya alguna venta.

Hablo de ventas pero no por el concepto económico, hablo de ventas porque es lo que veo y, aunque sé que no es cierto las estoy asimilando con lecturas. Estos gráficos te indican que tu tiempo ha pasado, que de alguna manera lo que viviste se ha ido. Miras los tops y te acuerdas de que en algún momento fue tu sitio. Y piensas si no te fuiste a Sevilla sin darte cuenta...

O le das otra vuelta y razonas. Aunque esto a veces se parezca a perder el amor, a sentir que tu pareja de abandona -no se me ocurre otra metáfora, estoy espesita hoy- no es cosa tuya. Que va. En realidad tú no te has movido y Sevilla sigue tan lejos como siempre. Es que la gente cambia, los gustos se alteran, los tiempos pasan, las personas deciden que quieren otra cosa y el magnífico poder de la novedad, al que no es inmune nadie, arrastra sus pasos a otro lado.

Tú ya eres pasado.

Tú ya has pasado.

Y cuando el gráfico ese lleva tanto tiempo en plano, te das cuenta de otra cosa. La distancia necesaria te deja un pensamiento magnífico: tuviste la oportunidad de vivirlo. Tú fuiste un día y eso no te lo va a quitar nadie, aunque solo tú lo recuerdes ahora.

He hablado de libros, pero en realidad esto pasa en cualquier faceta de la vida.

(Dedicado a todos los que se han sentido alguna vez abandonados por la suerte. Recuerda, una vez la tuviste, es más de lo que puede contar la mayoría).