lunes, 30 de diciembre de 2019

MARÍA JOSÉ MORENO


En esta cuarta entrega de autores de mi generación literaria hablaré de María José Moreno.

Con María José he vivido cada día de estos últimos años todo: éxitos, tropezones, desvelos, aprendizaje… No creo que quede nadie en nuestras redes ajeno a que, junto con Pilar Muñoz, formamos un trío de «brujas», como nos gusta auto denominarnos. 

Brujas buenas, de las que utilizan los conjuros solo para intentar que el mundo que nos rodea sea un poquito mejor. 

Nos han llegado a regalar escobas —mejor no os cuento lo raro que te mira la gente cuando entras con una escoba en un bar en Madrid— y la verdad es que deben funcionar, porque las tres hemos echado a volar en este mundo literario. Y, también con ellas, hemos ido espantando a escobazos todos aquellos obstáculos que se han ido presentando, que los hemos tenido de todos los colores. Quizá por ello decidimos un día ser brujas de colores —o pudiera ser por una broma con los apodos de un grupo de Messenger. A María José le adjudicamos el apodo de bruja blanca, tal vez porque es médico y ese es el color de quienes nos sanan, aunque ella sea más bien médico del alma.

En esta foto, las dos el día que nos conocimos en persona.


(En realidad, lo de los colores de las brujas no tiene la más mínima importancia. Lo más importante es que nos hemos dado cuenta de que hemos desarrollado poderes telepáticos, como se demuestra cada vez que las tres escribimos a la vez el mismo mensaje.)

BIOGRAFÍA LITERARIA 

María José Moreno nació en Córdoba (España) en 1958.

Siempre ha vivido en esta ciudad, aunque es una viajera incansable. Escritora, psiquiatra y profesora titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba, empezó publicando artículos relacionados con su profesión. Sin embargo, en 2008 dejó ver otra faceta suya, aquella en la que escribe historias de ficción. Su relato Cosas de Catedráticos fue galardonado con el Cuarto Accésit en el II Certamen Internacional de Relato Breve de la Universidad de Córdoba.  Alentada por esto, al año siguiente abrió las puertas de Lugar de Encuentro, su blog literario, donde empezó a publicar sus relatos cortos. 

En el año 2010 quedó finalista en el Certamen de Novela por entregas (ediciones Fergutson), con su novela Vida y milagros de un ex. Este es el momento en el que empezó a darse cuenta de que esta afición es algo más para ella.


Está casada, tiene una hija, con la que comparte nombre y profesión (y yo os diría que son dos gotas de agua) y tiene un nieto que le dibuja una sonrisa en cuando habla de él. La familia es un pilar fundamental en ella y eso se refleja en sus novelas.

LA LLEGADA DE AMAZON A ESPAÑA

María José Moreno fue una de las primeras autoras que hicieron uso de esta plataforma en nuestro país. En 2011 decide publicar Vida y milagros de un ex y pronto empiezan las descargas que llegarán a las cuarenta mil. Tras el éxito de esta empresa, decide subir a la plataforma Bajo los tilos (2012), con la que de inmediato alcanza las primeras posiciones en Amazon. 


LA AUTOEDICIÓN CAMBIA DE IMAGEN

Uno de los obstáculos que tenía cualquier autor que osara autoeditarse antes de 2010 era que, de manera irremediable, su obra llevaba un selló invisible en la portada del que no se podía desprender: era una novela «mala». Este prejuicio venía del hecho de que muchas de esas obras que se autoeditaban habían sido rechazadas por editoriales previamente y se presuponía que eso las invalidaba como aptas para ser leídas.

La llegada de Amazon cambió esto de manera radical.

Cierto es que se subieron obras que no merecían la pena —algo de lo que doy fe porque leí algunas que no habría pasado nada porque jamás hubieran abandonado los cajones del olvido—, pero también llegaron otras que ni siquiera habían intentado ese camino de la edición tradicional. Era una vía nueva, rápida y, sobre todo, gratuita. No se perdía nada por probar a ver qué sucedía.

Muchos autores dimos ese paso.

En el caso de María José Moreno el resultado fue fantástico desde los primeros días. La calidad de sus obras llamó la atención de grandes editoriales que le ofrecieron enseguida publicar con ellos pero, sobre todo, lo que logró fue dotar a la autoedición de un respaldo de calidad que hasta ese momento no tenía.

Fue invitada a participar en los primeros eventos que organizó Amazon sobre este fenómeno que estaba revolucionando el mundo editorial y está en esa primera fotografía que reunió, entre otros, a Fernando Gamboa, Jorge Magano, Josep Capsir o Enrique Laso en la Feria del Libro de Madrid, y que ya es casi mítica, un símbolo de este principio que cambió tantas cosas.


En diciembre de 2013, el Diario Córdoba le otorgó un reconocimiento en homenaje a su destacada trayectoria profesional, siendo incluida en el especial “500 mujeres que hacen Córdoba”.

LA LLEGADA AL MUNDO EDITORIAL

En el 2013, el grupo Ediciones B se fijó en María José Moreno. Contactaron con ella y acabó publicando en papel  Bajo los Tilos, una historia intimista que plantea una pregunta inquietante: ¿qué sabemos en realidad de nuestros padres? Es una novela corta, que se lee en un suspiro, en la que la intriga se mezcla con las emociones. Ediciones B mantuvo la portada original con la que ella autopublicó en Amazon, una fotografía en la que la protagonista era la propia hija de María José.

Su siguiente novela, La caricia de Tánatos (El desván de la memoria, 2013), es publicada en Amazon. Se trata de una obra que aborda el maltrato psicológico desde una trama con ritmo de thriller. En pocos días se convierte en un fenómeno de ventas en la plataforma.


UN HERMOSO CUENTO

En abril de 2015 escribe un cuento para niños, Pepe Pepino (Editorial El desván de la memoria), publicación que promueve entre los más pequeños valores como la amistad, el amor filial, la tolerancia y la inclusión. El libro, para primeros lectores (de 5 a 6 años), tiene una historia curiosa vinculada a la inauguración de la Feria del Libro de Madrid de ese año.

María José Moreno fue invitada a firmar. Aunque llegó a Madrid por la mañana y podría haber ido a la caseta,habíamos quedado y al final decidió ir a buscarme a la estación —para que yo no acabase en cualquier lugar del mundo menos donde tenía que ir. Después, las dos nos encaminamos a casa de otra escritora a la que tenemos mucho aprecio, Mercedes Gallego. Estábamos preparándonos las tres para comer cuando María José recibió un mensaje: Pepe Pepino había protagonizado una anécdota que después sería recogida por toda la prensa: la reina Sofía, encargada ese año de inaugurar la feria, compró unos ejemplares para sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. 

Con su encanto, este personajillo verde acabó en palacio y también en los primeros lugares de ventas en la categoría de Amazon de libros ilustrados.


EL INICIO DE LA TRILOGÍA DEL MAL

En el otoño de 2015 La Caricia de Tánatos (Versátil, 2015) aparece en papel en todas las librerías. La editorial Versátil decide publicarla en su colección de thriller y novela negra, OffVersátil, pero no aparecerá como una novela aislada, sino como parte de una Trilogía de una fuerza sorprendente: La trilogía del Mal. Así, con mayúsculas, ese mal que nos rodea silencioso y que a veces asfixia hasta matar. María José Moreno es psiquiatra y aplica sus conocimientos a la literatura. De este modo construye tres novelas que giran alrededor de problemas cotidianos que nos rodean sin que muchas veces seamos conscientes del daño que hacen: los malos tratos psicológicos, los abusos en la infancia, el submundo de la red oscura y la pedofilia. 

La segunda novela de la trilogía, El poder de la Sombra (Versátil, 2016), aparece en marzo y en septiembre de ese mismo año la tercera y última novela de la trilogía, La fuerza de Eros (Versátil, 2016).


La trilogía se articula en torno a un personaje, Mercedes Lozano, una psicóloga que empieza recibiendo llamadas anónimas inquietantes. A medida que avanza la historia, la tensión se va incrementando, hasta el punto de que, en la última de las novelas de la trilogía, cuando acabé la lectura cero tuve que salir a la calle un rato a respirar un poco. Las sensaciones que me había provocado aquel libro eran brutales. Me había puesto en el papel del personaje principal de tal modo que había vivido lo que ella vive en ese final de infarto que tienen los libros.

UNA SERIE PARA TELEVISIÓN

Uno de los sueños de todo autor, por lo menos de todos los que conozco, es que una de sus obras se acabe convirtiendo en una película o una serie de televisión. Es algo bastante complicado, porque hace falta que se den muchas casualidades para que esto acabe sucediendo.

A María José Moreno está a punto de sucederle.

En el año 2016, en la presentación de El poder de la sombra en Madrid, hubo una persona que llamaba la atención entre el público, más que nada porque todo el mundo la reconoció. Era la actriz Macarena Gómez, cordobesa como María José, conocida por su papel de Lola en la serie La que se avecina, que ya había leído La caricia de Tánatos y tenía especial interés en saber de primera mano de qué iba la siguiente historia.

Algo que no he contado antes es que toda la trilogía transcurre en Córdoba. Fue precisamente ese detalle el que primero llamó la atención de Macarena y, finalmente, tras negociar los derechos audiovisuales con Versátil,  adquirió los de toda la trilogía. Hasta donde yo sé, el guion está en proceso. Tengo muchas ganas de que se materialice en algo que se pueda ver en televisión, porque asistí a la gestación de estos libros y estoy segura de que será muy emocionante.

UN 4 DE FEBRERO

María José Moreno tiene su participación en la Antología solidaria que publica este libro a beneficio de la fundación Aladina en 2019. Su relato, una compañía especial, cabalga entre la realidad y la fantasía. 


SU SIGUIENTE NOVELA

Todavía no se puede contar mucho, pero sí creo que puedo deciros que a principios de 2020 María José Moreno volverá a publicar una novela. ¿Volverá a triunfar con ella? No lo dudo.

EL ESTILO NARRATIVO

María José Moreno es clara. Quizá por su condición de docente, sabe elegir las palabras exactas para llegar al concepto que quiere transmitir. No deja de tener belleza, a pesar de esa solvencia en las frases su estilo narrativo consigue el equilibrio adecuado combinando elegancia y precisión, es creativo, fluido e intenso. Con un lenguaje agradable y tranquilo, consigue envolver al lector en su discurso y mantenerlo en la historia, que no solo es eso, sino también una profunda reflexión sobre el ser humano y sus circunstancias.

Conoce las reacciones humanas por su trabajo y ese conocimiento redondea a sus personajes de tal modo que podemos sentirlos como humanos. No son planos, tienen distintas facetas, espejos de la realidad que vivimos y que ella analiza cada día desde su consulta.


domingo, 29 de diciembre de 2019

UN AÑO LLENO DE LIBROS

Voy a recordar este 2019 que acaba en poco más de un día como el año en el que más libros he publicado. Probablemente no se dé con mucha más frecuencia una conjunción de astros de tal calibre que se sucedan las publicaciones al ritmo de este año, así que no vendrá mal que deje constancia en este diario casi que es mi blog.

La primera de las publicaciones llegó en febrero, en concreto el día 4, día en el que se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. Cada 4 de febrero, la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) intenta concienciar a la población con el fin último de recalcar la importancia de la prevención contra esta enfermedad.

Un grupo de escritores nos reunimos y agrupamos una docena de relatos que, bajo el título Un 4 de febrero, compusieron una antología cuyos beneficios han ido a la Fundación Aladina. Esta asociación proporciona apoyo integral a niños, adolescentes y familiares, para que el proceso de la enfermedad sea mucho más llevadero.




Para esta antología escribí el relato Te has ido. Es una historia complicada, un personaje que se ha enamorado de su lector y, como este le ha abandonado, ha decidido ponérselo difícil al escritor. Quizá, de todo lo que he escrito en mi vida, este puede ser el relato más oscuro y es probable también que para una antología así debería haber elegido algo mucho menos filosófico y más ligero. Lo positivo es que el resto de relatos de mis compañeros son preciosos, no pasa nada porque el mío sea una ida de olla total y difícil de entender.

El mes de febrero fue muy especial para mí, después de dos años sin poder hacer nada, de un 2018 que había pasado en blanco, de un verano de ese año y unos meses de otoño que no fueron nada fáciles de llevar, llegó el invierno y con él la ilusión por los cambios que se habían producido y de embarcarme en un nuevo proyecto. Además, iba acompañada de mis queridos escritores de generación, así que había muchos motivos para sonreír.

También a principios de año recibí el encargo de escribir un relato para otra antología. Esta vez venía de la mano de HQÑ, el sello de romántica de HarperCollins Ibérica. Me invitaban a participar en esta recopilación de relatos para los que nos dieron unas instrucciones muy sencillas: debían ser historias románticas en las que, como plus, debía aparecer una receta.

Mi relato, aunque al principio tenía otro título que yo sentía muy acorde con la historia, se acabó publicando en el mes de julio como Comer y amar, todo es empezar. Cuento la historia de Carlos, Paola y Leyenda, una preciosa yegua blanca. Todo transcurre en Navidad, en Grimiel, un pueblecito que es mío (me lo inventé para La chica de las fotos y otra vez ambiento una historia en él). Grimiel representa la España vaciada, y este pequeño relato intenta poner en el foco en ella, para que no nos olvidemos de que existe y que, desde luego, se puede ser muy feliz en ella. Solo hay que conseguir que no se vacíe del todo.



Si pinchas en la foto, te lleva a la página de compra. Como veréis, no llega a un euro, y si os fijáis mejor también veréis que está perdido en las posiciones del ranking. Si os digo la verdad, esta ha sido una de las grandes decepciones de este año. No por el relato, del que me siento muy orgullosa, sino por las cifras de ventas. Se trataba de una historia completa, corta, para leer en un par de horas como mucho, es verdad, pero escrita con todo el mimo que le pongo a cualquier novela. Tenía un precio que es menos de lo que cuesta un café en cualquier sitio, de hecho menos que cuesta en algunas máquinas. No es que esperase grandes cosas de él, pero al menos... ¿algo? Cuando vi el primer informe de ventas no me podía creer que fueran tan pocas. Ni siquiera el menos afortunado de los relatos que he publicado a solas, Oasis de arena, que ya lo tenían casi todos mis seguidores porque yo misma se lo regalé antes de publicarlo, tuvo un arranque tan desastroso.

Tras más de dos años sin publicar nada, estuve dándole muchas vueltas a si de verdad yo sirvo para esto o es mejor que deje ya de intentarlo. En serio, fue tan mal que todas estas cosas hay que pensarlas.

Sin embargo, acontecimientos posteriores me han hecho ver esto con otra perspectiva, que en gran medida no tiene nada que ver conmigo, sino más bien con la forma en la que fue publicado: solo en ebook y a través de una editorial, lo que implica que en Amazon no goza del dopaje extra que representa para una novela salir a bordo del programa kindle unlimited. Esta es una de las principales decepciones de publicar un ebook solo con editorial. Me refiero a que no tenga el respaldo del papel detrás. Sinceramente, salir de este modo solo, no compensa. De momento, salvo este ebook que formaba parte de un coleccionable no he publicado nada con editorial que no incluya también el formato en papel, pero tampoco creo que lo vaya a hacer de este modo. Si no existe la novela en papel como apoyo, me niego a que una de mis historias se pierda entre las miles que hay porque a mí me cuesta mucho escribirla como para que el resultado no me dé ni para tomarme un café. Y porque da la sensación de que vale menos de lo que vale y tampoco a eso estoy dispuesta a dar esa imagen que no se corresponde con la realidad. Al menos, mis historias no tienen faltas de ortografía y tampoco les doy a las palabras significados que no tienen.

En el mes de agosto, hace hoy exactamente 4 meses, se puso a la venta la que es mi cuarta novela con editorial, la tercera con HarperCollins Ibérica, La colina del almendro. Es una novela romántica de ambientación histórica en la que el romance pesa menos que en otras de las que he escrito y en la que el marco histórico es la excusa para hablar de un momento clave de nuestra historia, ese conflicto bélico que hace de bisagra entre el siglo XIX y el XX, pero también es un homenaje a las mujeres que lucharon por conseguir que tuviéramos derechos que en ese momento eran una quimera para nosotras. Hay venganza, amor, guerra y he puesto en ella lo mejor de mí.




Pero el año no se ha quedado ahí. Ha habido más. En el mes de octubre salió otro coleccionable de HQÑ, esta vez en papel. En él estaba incluida La chica de las fotos, la primera novela que publiqué con HarperCollins, tras quedar finalista en el III Premio Digital HQÑ. Salía a la venta con un cambio de imagen, aunque por dentro está casi igual. Ha habido un pequeño cambio en el nombre de los capítulos, pero por lo demás es idéntica.




¿Creíais que con eso estaba cerrado el año? Pues no, todavía quedaba una cosa más, algo que salió a la venta el 26 de diciembre, hace tres días. Esos 9 relatos con receta, que en el verano fueron apareciendo de uno en uno, se han recopilado todos en una publicación, que también está solo disponible en digital. La portada me gusta mucho más que las de los relatos individuales, aunque está muy en sintonía con las que se hicieron este verano. Las 9 recetas para enamorar puedes descargarlas en Amazon por menos de tres euros.




Ya no me da tiempo a publicar nada más en este 2019, pero llegará 2020 y quién sabe lo que sucederá. Quizá tome decisiones que he ido postergando mucho. O no, porque ser escritor, una de las cosas malas que tiene es que nos pasamos la vida pensando y quien piensa mucho valora todas las opciones muchísimo.

Mañana seguiremos con las entradas previstas de los autores de mi generación literaria.

Edito la entrada para añadir un apunte que cierra el año con broche de oro: La colina del almendro ha sido galardonada con el III Premio Britt, en categoría Mención Especial, por unanimidad del jurado.

Os dejo AQUI en enlace de la entrada.





viernes, 27 de diciembre de 2019

MAYTE UCEDA



Otra de las autoras de esta mi generación con la que siento una enorme vinculación es Mayte Fernández Uceda. Me recordaba no hace mucho que, si echamos la vista atrás, en nuestros inicios vivimos momentos muy emocionantes que recorrimos a ciegas, de un modo muy inocente y sin saber a dónde iban a llevarnos. Nos unía el deseo de encontrar un puñado de lectores para nuestras historias. Sin saber muy bien cómo había sucedido, alcanzamos metas, unas más importantes que otras, luchamos por mantenernos, que como ella me recordaba fue lo más complicado y aprendimos, o lo intentamos, a lidiar con las críticas más crueles.

Una de las cosas que más pronto entendimos, curtidos a base de reseñas de una estrella, es que no se puede gustar a todo el mundo.

BIOGRAFÍA LITERARIA

Oviedo, Asturias, 1967.

Mayte Fernández Uceda, estudió Informática de Gestión aunque, años más tarde y debido a que no acabó de conseguir que lo sintiera como lo suyo, se matriculó en la universidad para estudiar algo más acorde consigo misma. Se decantó por Educación Social, una disciplina pedagógica que trata de hacer del mundo un lugar mejor. A pesar de eso, su pasión más absoluta siempre fue la música. Desde pequeña toca la guitarra, compone canciones y llegó a formar parte de un grupo musical en la década de los noventa. El salto de las canciones a las novelas fue un simple paso adelante, una forma de hacer más extensas las historias que inventaba, puesto que cuando intentaba contar algo en unas pocas estrofas siempre se le quedaba corto. Escribió muchas de las canciones que después tocaba con su grupo en la Agrupación Artística Gijonesa y lo recuerda como los años más increíbles de su vida.

Vivió en Madrid durante una temporada, pero desde hace años reside en Cudillero con su marido y su hijo.

COINCIDENCIAS PERSONALES

Una de las cosas que tengo en común con Mayte, además de llamarnos igual (y ambas con esa y griega), de sentir pasión por la literatura y de ir prácticamente en paralelo con los temas que decidimos abordar en nuestras novelas, es la música. Creo que nunca lo hemos comentado porque yo solo hablo de pasada sobre esta etapa. En mi caso, estuve vinculada al mundo de la música durante algún tiempo de mi vida e incluso participé en la grabación de un disco que tengo escondido en una caja y hará como 25 años que no escucho. Intenté tocar el piano, pero tras varios años en el conservatorio vi que no era lo mío y ahora lo tengo debajo de un montón de ropa.

En eso diferimos, Mayte sigue sintiendo la música como su gran pasión y yo solo canto en el coche y encima me invento las letras porque se me olvidan.

No he compuesto una canción en mi vida.

COMIENZOS LITERARIOS

Cuando Mayte estaba en el tercer año del grado de Educación Social, una tarde, mirando a la torre de estilo neogótico que se ve desde su casa, se le ocurrió una historia, seguro que algo influenciada por la novela de moda crepuscular. Estaba deslumbrada por la visión que le había venido a la cabeza, y comenzó a escribir sin pensar adónde le llevaría aquello, con la estructura de un diario, día a día,  algo que no es de extrañar, pues desde pequeña le encantaban los diarios.

Era 2009.

Dos años después, terminado el primer borrador, se enteró de la posibilidad que ofrecía Amazon para autopublicar novelas. Como a la mayoría de nosotros, la idea de dejarla a la vista y saber qué opinaban los lectores empezó a seducirla. Sin embargo, durante un año, no la subió a la plataforma. Prefirió trabajarla y pulirla sin prisa. El pensamiento de que iba a llevar su nombre la convenció para hacerlo del mejor modo que pudiera.



Esto es algo que quizá preocupa mucho más a los autores que no hemos abordado el mundo de la literatura desde un seudónimo. Las obras llevan nuestro nombre real, así que nos esforzamos mucho en que aparezcan lo más perfectas posible. No sé si en el caso de los seudónimos alguien me dirá que se esfuerza del mismo modo, pero mi experiencia como lectora, en algunos casos, tiene connotaciones negativas.

Hasta hace poco, no me paré a pesar en la importancia que tiene firmar con tu propio nombre. Mucha más de la que le damos.

Finalmente subió a Amazon Los Ángeles de La Torre (2012), su primera novela, que significó un reto y un punto y aparte en su vida. Esta historia, encuadrada en el género de la fantasía, supuso su primer acercamiento a los lectores.

EL ÉXITO DE UNA NOVELA

Un día impreciso, nunca me acuerdo de los días en los que suceden cosas importantes, Mayte Uceda me escribió para contarme que tenía la portada de la nueva novela que pretendía subir a Amazon. Estuvimos hablando un rato sobre ella, había decidido cambiar de género y presentar una novela romántica. En realidad, en Los ángeles de La Torre también había romance, pero esta vez ponía en acento en él mucho más que en esa primera novela. Otra vez, sin pretenderlo, volvíamos a coincidir: desde la fantasía dábamos las dos un salto a la romántica.

Me gustó lo que me contaba, pero me gustó mucho más la novela una vez la leí. El ritmo, la excelente construcción de la escritura y una historia sólida que hacía que no quisieras soltar la novela me dijeron desde el primer momento que era una autora que merecía mucho la pena y que llegaría lejos. De hecho, reseñé con entusiasmo esa novela en este blog. No erré mis impresiones, Un amor para Rebeca (2014) enseguida se convirtió en una de las novelas más leídas de 2015 y no solo eso, fue traducida al inglés y al alemán por Amazon Crossing con los títulos A love for Rebecca y Rückkehr in die Highlands, obteniendo en este idioma resultados asombrosos.








EL SALTO AL MUNDO EDITORIAL

Mayte también vivió un proceso muy similar al mío. Tras el éxito de Un amor para Rebeca recibió importantes ofertas editoriales. En ese momento, los que habíamos llegado hasta aquí probando a encontrar lectores asumimos como un éxito el que una editorial grande (o varias) se interesase por nuestros libros. Poco sabíamos de este mundo, así que aprendimos como se aprende cuando el camino no está despejado: a base de prueba y error. Sobre la marcha.



La editorial que se interesó por el trabajo de Mayte fue Planeta. Con ella publicó Alicia y el teorema de los monos infinitos (Planeta, 2017), una comedia refrescante ambientada en un viñedo mallorquín. La novela fue traducida al italiano por Newton Compton Editori, bajo el título Alicia e il teorema dell'amore infinito, y al aleman por Piper Verlag.



EN LA ACTUALIDAD

Mayte Uceda se encuentra trabajando en su proyecto más ambicioso hasta el momento, una novela de ambientación histórica (también coincidimos ahí) que transcurre en los primeros años del siglo XX. A veces tengo la sensación de que tenemos mentes telepáticas. No puedo contar mucho más, porque todavía es pronto, pero creo que de esta novela vamos a hablar bastante en los próximos meses.

AUTORA DEL XXI

Hablando con Mayte Uceda, me comentaba que no ha estado en contacto con muchos autores, pero tiene claro que compartimos todos la misma sensación: lo más difícil no es que te contrate una editorial, o recibir un premio, lo de verdad difícil es que los lectores quieran leer nuestros libros. Que te vuelvan a publicar un segundo, que los lectores no se acaben yendo seducidos por otra novedad.

Otra sensación compartida es que ya no somos los mismos de hace ocho o nueve años, cuando empezamos, algo que siento exactamente como ella. Esa ingenuidad con la que abordamos esto, esa ilusión máxima ante cada diminuto progreso, se fue desvaneciendo poco a poco, porque, como bien dice Mayte, “el mundillo nos enseñó primero la miel y después los dientes”.

EL ESTILO

La narrativa de Mayte Uceda destaca, sobre todo, por los diálogos cargados de naturalidad, que enseguida hacen que sus personajes se sientan como reales. En una de sus novelas hay un personaje colombiano y ella hizo un enorme trabajo para que el lector "escuche" realmente a un colombiano. En este sentido, toda la prosa de Mayte está muy cuidada, es limpia y elegante, y la dota de un excelente sentido del humor, incluso en los momentos que quizá pudieran ser más dramáticos, que ella rebaja con un lenguaje irónico y divertido.

Trata temas presentes en nuestra sociedad, pero siempre desde esa mirada optimista que ella tiene. Estoy deseando saber cómo ha encarado esta vuelta al pasado con su última novela. Seguro que tiene mucho que aportar.

La semana que viene, otra autora más de mi generación. ¿Quieres seguir sabiendo quiénes son?

martes, 24 de diciembre de 2019

ROBERTO MARTÍNEZ GUZMÁN

La segunda entrega de las que estoy preparando estos días trae a otro autor de mi grupo literario. Como dije el otro día, el orden es directamente proporcional a la rapidez de su respuesta, así que, aunque no son mayoría, hoy le toca a otro de los hombres. Algo curioso, son los menos en mi entorno y esto creo que es reflejo de una realidad que no podemos ignorar: cada día escriben más mujeres.

Del éxito de la empresa, mejor hablaremos en otro momento...

Podría decir que sé exactamente el día que nos conocimos, pero no es verdad. Ya le había visto en las redes, pero cuando fui consciente de Roberto Martínez Guzmán fue en el momento en el que él estaba buscando blogs que quisieran participar en una lectura conjunta de su primer libro. Como todo autor que empieza, trataba de abrirse camino y chequeó los blogs que en ese momento existían. No eran tantos como ahora, solo éramos unos pocos los osados que nos habíamos atrevido en aquellos momentos con blogs literarios, así que acabó tropezando con El espejo de la entrada. Me escribió con toda la amabilidad del mundo, ofreciéndome incluso su novela en papel y yo le dije que no me interesaba.

No sé si fui muy amable, la verdad, pero es que me pilló en un día terrible.

Supongo que la máxima de la ficción, esa que dice que las buenas historias tienen principios sorprendentes, nosotros la cumplimos a la perfección. Pero la historia siguió y, desde entonces, nuestro camino no ha dejado de ir en paralelo.






BIOGRAFÍA LITERARIA

Ourense, 1969.

Hijo de una familia trabajadora, Roberto Martínez Guzmán ha pasado prácticamente toda su vida en la ciudad que lo vio nacer, salvo el tiempo que estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela y algunas etapas cortas en las que, por motivos de trabajo, residió en otras ciudades. Alguno de esos trabajos tempranos en los que desempeñó su actividad estaban vinculados con el sector editorial. En la actualidad es funcionario de la Xunta de Galicia, aunque no descarta dedicarse de lleno a la literatura en los próximos años.

SUS NOVELAS

Su carrera literaria comenzó con la publicación de Cartas desde el maltrato (2010), un original libro de no ficción en el que una víctima de malos tratos, que aparece protegida bajo el nombre ficticio de Montse, cuenta en primera persona su experiencia. Roberto, autor solo de la parte que enlaza las cartas reales que forman este libro, se sitúa como espectador y deja que sea ella quien exponga ese tiempo difícil. Es uno de los primeros ensayos publicados sobre un tema tan delicado y el primero en el que una víctima lo narra en primera persona.



El libro fue originalmente publicado por una editorial. En este sentido, Roberto presenta un perfil también un poco diferente al resto de los autores de los que hablaré, como le pasaba a Víctor Fernández Correas. Él toma el camino tradicional, la edición clásica, pero solo dos años después, cuando se presente la oportunidad en España, probará suerte en Amazon.  

Será en ese momento cuando investigue las posibilidades que ofrece la autoedición, el hecho de controlar una obra literaria en toda su extensión, y decida subir a la plataforma su primera novela, Muerte sin resurrección (Eva Santiago 1, 2012). Roberto es un hombre que no tiene miedo a apostar por las cosas en las que cree y decide hacer algo que a mí, personalmente, me sorprendió mucho en ese momento: vender el ebook tres veces más caro de lo que lo estaba haciendo la mayoría de autores. Lo que podría haber sido un despropósito (lo fue para otros autores que lo intentaron en ese momento y fracasaron), en él acaba funcionando porque tiene una historia potente entre las manos. Muerte sin resurrección, una novela cargada de intriga, pronto alcanza los primeros puestos de ventas de Amazon, no solo en España sino también en mercados con el mexicano o en otras plataformas europeas.

A día de hoy, está aún entre las más vendidas.


AUTOR HÍBRIDO

Como dije al principio, Roberto procede de la edición tradicional. Tras una experiencia no demasiado satisfactoria, es muy cauto a la hora de escuchar las propuestas que le van llegando desde distintas editoriales españolas de primer orden. Estudia minuciosamente lo que le ofrecen para, al final, tomar la decisión que a él más le convence. Casi siempre ha ganado seguir manejando sus libros, pero hay un momento en el que se arriesga con algo diferente.


Café y cigarrillos para un funeral (Eva Santiago 2, Serial Books, 2015) lo publica bajo este sello. Se trató de un experimento en el que cada semana se publicaba un fragmento de lo que al final constituyó esta segunda entrega de la inspectora Santiago. Al terminar, se decidió publicar a costo cero en las principales plataformas y ha sido la puerta de entrada de muchos lectores a su narrativa. La originalidad, tanto del planteamiento como de la resolución de este relato, el manejo de la intriga por parte del autor, hace que los lectores quieran repetir. Tuve el privilegio de firmar el prólogo que acompaña al relato.


Con su tercera novela, Siete libros para Eva (2016), elige participar en la III edición del concurso indie de Amazon. Las buenas críticas no se hacen esperar y, aunque no recibe premio alguno, para los lectores que lo han ido conociendo con las novelas anteriores se asienta de manera definitiva como un autor que no solo maneja la intriga en las novelas, sino que sabe dotarlas de ritmo y finales siempre inesperados. Siete libros para Eva, además de tratar una desaparición, mezcla temas como la corrupción política local, las relaciones de familia, los secretos… convirtiéndose en una novela muy completa y redonda, narrada además con agilidad.

Esta novela fue número 1 de ventas en Google Play en 2017 y el día del libro de este mismo año fue la más recomendada en Twitter según el estudio realizado por el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (ICC) de la Universidad Autónoma de Madrid. En este 2019 ha pasado casi todo el año entre las más vendidas en Amazon.


Su última obra, La suerte de los idiotas (2019) abre la puerta a una saga protagonizada por Lucas Acevedo, un policía en excedencia que vuelve a su Galicia natal y cuyo carácter le hará, al menos en esta primera entrega, complicarse la vida casi nada más llegar. Esta novela, mucho más negra que las anteriores, es un homenaje a la novela policíaca clásica, está plagada de elementos reconocibles para los amantes del género y cuenta además con una potente banda sonora.

Como no, también está entre las más vendidas desde que se publicó hace unos meses.


También este mismo año colabora en la Antología solidaria Un 4 de febrero, cuyos beneficios se donan a la Fundación Aladina. Personalmente, su relato, El último vozka, me parece uno de los más redondos de los que forman estos cuentos.

UN EJEMPLO DE CONSTANCIA

Roberto Martínez Guzmán es un ejemplo de constancia y manejo en las redes sociales. Dedica a ellas un tiempo todos los días y cuida de que sus novelas siempre estén visibles. Sabe que los lectores, en estos tiempos en los que prima la rapidez, también olvidan a la misma velocidad y por eso no le importa repetir hasta la saciedad sus promociones. Puede que existan lectores a quienes esto les moleste, pero frente a ellos hay un batallón que los ignora y otros muchos que acaban viéndolos por primera vez y comprando sus libros.

No es de extrañar que prácticamente todas sus novelas hayan sido número uno en Amazon, y no solo en España, y se mantengan durante meses entre las cien más vendidas de la plataforma, llegando a estar tres de ellas de manera simultánea en el ranking. Hasta ahora no se ha dedicado plenamente a la escritura, pero si hay uno de nosotros que quizá sería capaz de ganarse muy bien la vida solo escribiendo sería él.

SU ESTILO

Para mí, la palabra que lo define es limpio. Huye de las florituras literarias, construye frases claras en las que otorga al lector la parte de información que él quiere que en ese momento maneje para seguir conservando esa intriga que necesita en sus historias. No quiere esto decir que escriba de manera simple, de ningún modo, si hay otra cosa que destaca en su narrativa son las frases que se pueden extraer de sus novelas, muchas de las cuales usa en las promociones de los libros y que la red ha propagado.

En esas reflexiones certeras aprovecha para hacer crítica social, para pararse a pensar sobre nuestro mundo. Aunque las suyas parezcan, en principio, novelas de evasión, no lo son del todo. Analiza el comportamiento humano en momentos extremos y sus reacciones. Escribe de nuestro presente, de problemas como el maltrato o la corrupción política y sabe cómo llegar hasta el lector.

En la próxima entrega de esta serie de entradas conoceremos a una mujer. ¿Me seguís acompañando?



viernes, 20 de diciembre de 2019

VÍCTOR FERNÁNDEZ CORREAS


Empiezo la serie dedicada a autores de mi grupo literario hablando de Víctor Fernández Correas. Llegó a mi mundo literario un día impreciso, no sé si de invierno o verano, solo recuerdo que un amigo común nos puso en contacto. Iba a ser una leve consulta, un ligero cambio de impresiones, pero aquella primera conversación fue más que eso, la puerta de entrada a muchas otras, la primera de un camino que decidimos, sin decidirlo en realidad, emprender al lado.

Comienzo con Víctor porque fue el primero en prestarse voluntario para esta recopilación de autores a los que me unen lazos literarios y de amistad. Autores vinculados a mí, y yo a ellos, a través de las palabras.



BIOGRAFÍA LITERARIA

Saint Denis (Francia) en 1974.

Hijo de emigrantes extremeños, sus raíces personales están repartidas entre en La Vera de Cáceres y Cuenca, de donde se siente hijo adoptivo. Actualmente vive en Madrid y se gana la vida como periodista freelance, consultor de comunicación, gestor de redes sociales y redactor de notas de prensa y comunicados, aunque su verdadera pasión son otras letras, aquellas con las que cuenta sus historias de ficción.

ALGUNOS PREMIOS

Víctor Fernández Correas arriba en la literatura en el 2000, con 26 años, tras ganar un certamen de relato corto en Valverde de la Vera (Cáceres). Animado por el resultado, se presenta al año siguiente y repite con un relato titulado Epílogo imperial. También en ese año resulta ganador del I Primer Certamen de Relato Corto 'Princesa Jariza' de Jaraíz de La Vera y en otro en Jerez de los Caballeros.

SUS NOVELAS

Son esos premios los que le hacen plantearse que tal vez pueda escribir una novela y se pone manos a la obra. El Epílogo imperial, ese primer relato, ampliado y documentado, acaba convirtiéndose en La conspiración de Yuste (La esfera de los libros, 2008), obra de ambientación histórica que narra los últimos coletazos del reinado de Carlos I de España y V de Alemania.


Cuatro años después, publica otra novela, La tribu maldita (Temas de hoy, 2012). Este año es realmente el momento clave en el que la autoedición da un vuelco al panorama literario en España. Las editoriales, que no esperan de ninguna manera el éxito que van a tener algunos autores que decidirán emprender su camino en solitario, tampoco cuentan con los tremendos cambios que se van a ir produciendo en el mercado. La reacción que tienen, buscar en esa bolsa de nuevos autores que Amazon, la plataforma de autoedición recién llegada a España, deja fuera del foco a Víctor Fernández Correas. Le sucede como a otros muchos escritores que apenas están empezando; su condición de autores nuevos, pero con estructuras editoriales que empiezan a dar síntomas de agotamiento, los deja momentáneamente de lado. Su libro, una recreación de qué le pudo ocurrir a ese grupo de treinta Homo heidelbergensis cuyo yacimiento —la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca en Burgos— excava verano tras verano el Equipo Investigador de Atapuerca, prácticamente pasa de puntillas por las librerías.



Los siguientes años, Fernández Correas no deja de escribir. Artículos, efemérides, esa vida en diez líneas de Word en Facebook que con tanto interés muchos esperábamos cada tarde, relatos… van llenando páginas de su página personal en las redes sociales, mientras en solitario sigue escribiendo novelas. Sabe que la autoedición es un camino que no ha explorado, pero quizá el haber conseguido publicar dos veces con editorial, y su carácter reflexivo y sereno, le hace no desistir en intentarlo de nuevo por el modo tradicional.  Participará en la antología Cervantes tiene quien le escriba (Ediciones Traspiés , 2016) para conmemorar el cuarto centenario de la muerte del escritor alcalaíno y después publicará su tercera novela Se llamaba Manuel (Versátil Ediciones, 2018) que llegará avalada por un enorme éxito de crítica.

               



UN CORTOMETRAJE QUE AÚN NO SE HA ESTRENADO

En 2018, obtiene el premio del jurado por el relato Del color del aceite, en el Primer Premio Internacional de Relato Corto sobre Olivar, Aceite de Oliva y Oleoturismo, organizado por la asociación MásQueCuentos (MMQC). Publicado en la recopilación Tinta de Olivo (Editorial Lieberman, 2018), en este relato se basa un cortometraje, Love Aove, dirigido por el director Luisje Moyano que en enero podremos disfrutar y en cuyo rodaje ha participado.





Finalmente, en 2019, aporta un relato a la antología autoeditada Un 4 de febrero, a beneficio de la Fundación Aladina.





COLABORACIONES

Las inquietudes literarias de Víctor Fernández Correas se mezclan con las periodísticas , es asiduo colaborador de la revista Pasar Página, y un apasionado de la Historia como demuestra prácticamente la totalidad de su producción literaria, novelas que siempre están insertadas en un contexto histórico.

LA AUTOEDICIÓN EN VÍCTOR

Todos los autores de mi generación, decía en la primera entrada de esta serie, tienen en común la autoedición y, sin embargo, en el caso de Víctor, el proceso lo está haciendo de forma inversa: primero publicó con editorial para, poco a poco, ir madurando la idea de dar el salto a la autoedición y convertirse en uno más de los autores híbridos de esta generación.

La experiencia con la antología Un 4 de febrero, quizá también la influencia que ejercemos los unos en los otros, le han hecho plantearse este camino en un futuro no muy lejano. Las largas charlas sobre la comodidad de poder controlar cualquier aspecto del libro, el precio, el formato, las promociones, la corrección de cualquier error casi en tiempo real… le han llevado a preguntarse cómo sería vivir esta experiencia y está preparándose para ella.

SU ESTILO LITERARIO

En cuanto al estilo de Víctor, su narrativa presenta frases cortas y descripciones que, a través de simples pinceladas, dibujan con asombrosa fidelidad el ambiente en el que instala a sus personajes. No le hacen falta grandes párrafos para crear la atmósfera adecuada en cada momento y eso lo consigue a través de una sintaxis especial, con interrupciones muy personales que a su vez crean un ritmo que, en suma, dota de una voz poderosa a sus textos. El equilibrio entre narración y diálogo está presente en todas sus novelas, salvo en La tribu maldita por razones de planteamiento de la misma novela.

Sus personajes son atípicos, desde los homos que en su segunda novela ni siquiera hablan, o el Canelita, un homosexual en pleno franquismo que aparece en la tercera, o el mismísimo Carlos I, del que hace un retrato de su lado más humano, pero todos tienen en común una caracterización minuciosa que no se queda en lo físico, sino que ahonda en el alma humana. Da igual que sean personajes de otro tiempo, él indaga sobre las emociones y las reacciones de los hombres y, en algunos de sus libros, no se ahorra la crítica a al tiempo al que pertenecen.



 En próximas entradas os iré presentando a otros autores de este particular grupo literario.



lunes, 16 de diciembre de 2019

GRUPO LITERARIO

Oficina En Casa, Estación De Trabajo, Oficina, Negocio


Andaba yo estos días dándole vueltas al concepto de generación literaria y si, de algún modo, era plausible pensar que pertenezco de algún modo a una. Al fin y al cabo, hace una década que escribo y mi mundo cotidiano se rodea de escritores, todos con inquietudes similares a las mías.

En su libro En torno a Galileo, 1933, José Ortega y Gasset, al que podemos incluir en el Novecentismo, dice que existe una definición histórica de generación. No es la palabra que he puesto en el título de esta entrada, eso lo explicaré más adelante. Para él "una generación es el conjunto de hombres (yo añado "y de mujeres") que han nacido en una determinada zona de fechas (no superior a quince años) y que comparten un mismo mundo de creencias colectivas".

Me atrevería a añadir, porque yo soy muy osada y hasta a Ortega me atrevo a puntualizarlo, que también puede considerarse en la definición que existen vivencias colectivas. Porque lo vivido nos marca y nos define por encima de todo.

Según esto, la concepción del mundo cambiaría con cada generación, es decir, en lapsos de tiempo de unos quince años. De ahí que ese sea más o menos el límite que se plantea sobre en papel para integrar a escritores en una generación u otra.

El problema es que debe existir un acontecimiento que suponga una ruptura con lo anterior para decir que existe una generación nueva.

En cuanto a generaciones literarias, no basta un nacimiento próximo para que los escritores formen un grupo coherente en ideas y estética. Julius Petersen, en 1930, hablaba de algunos hechos que cohesionaban a los autores y que debían tenerse en cuenta.

El primero de ellos era una formación intelectual semejante. En este sentido, los autores con los que siento afinidades, podría decirse que se formaron en los antiguos bachilleratos y que, en su mayoría, estudiaron EGB. En la universidad se licenciaron o doctoraron.

Después habría que pensar en años de nacimiento poco distantes. En este caso estaríamos hablando de autores nacidos en la década de los sesenta y primeros años de los setenta del siglo XX.

Otro rasgo generacional son las relaciones personales entre los autores. Evidentemente, si yo incluyo a todos estos autores en mi grupo literario (más adelante), es porque con todos ellos tengo estas relaciones personales, pero además también las tienen entre ellos. Algunas son físicas, pero los tiempos han cambiado mucho desde 1930 y también hay que incluir en esto las relaciones que se establecen a través de las redes sociales, tan profundas como las que se generan al sentarse en una tertulia.

Algo más que define a una generación es la participación en actos colectivos propios. En este caso, no todos hemos estado reunidos en el mismo lugar, aunque sí se ha dado que tres, cuatro y hasta cinco de nosotros hayamos coincidido en actos literarios, incluso muchos formamos parte de una Antología, Un 4 de febrero, libro de relatos publicado en febrero de 2019, cuyos beneficios íntegros son para la Fundación Aladina.

El rasgo esencial para unificar a todos tiene que ser ese acontecimiento generacional que aglutine sus voluntades, y en este caso no tengo duda alguna, se trata de la autoedición. En un momento en el que la irrupción de las nuevas tecnologías permitió que cada escritor decidiera dar el paso de publicar al margen del mercado editorial, todos sentimos la necesidad de explorar ese camino. Más que una reunión y una foto, lo que nos une es una manera de enfrentarnos a esto.

La presencia de un guía es algo con lo que he tropezado al hacer este repaso por las características que proponía Petersen. En un mundo sobre informado, no puedo encontrar a alguien que nos aglutine de alguna manera significativa.

En cuanto a los rasgos comunes de estilo, si bien todos somos muy distintos, a pesar de las afinidades, cada uno ha enfocado su producción literaria en un sentido o en otro, sí encuentro que compartimos una visión crítica de la sociedad y no nos la ahorramos en nuestros textos.

El último rasgo a tener en cuenta es el anquilosamiento de la generación anterior, aunque en este caso yo más bien diría que ni siquiera está claro cuál es la generación anterior. Todavía hay que esperar para saber qué se quedará. Por eso, aunque este texto intente hacer una sistematización literaria, no es más que un juego personal, de ahí lo de "mi grupo literario". No pretendo más que poner en claro cómo y con quiénes he llegado hasta aquí en esta década larga de literatura que, es probable, no se más que mía.

Por eso antes advertía de que no era una generación, sino un grupo literario.

Hace unos años se acuño el término Generación Kindle. A mí nunca terminó de convencerme aquello de que se reuniera a los autores con un nombre que hacía alusión a un dispositivo electrónico, más bien tendía a pensar que lo que nos unió fue una página de internet, Amazon. Fue la plataforma la que nos dio la opción de presentarnos al mundo y ni siquiera era necesario que el lector dispusiera del dispositivo (el pirateo electrónico, nuestro gran enemigo, lo demuestra cada día).

Da igual que no tengamos nombre, todos los que aquí estamos lo que compartimos es un profundo respeto por la literatura y, sobre todo, por los lectores. Nos dejamos la piel en que cada texto que salga de nosotros lo haga del mejor modo, pulido, limpio. Corregido hasta la extenuación, porque es el modo que tenemos de presentar nuestros respetos a quien estará al otro lado cuando se produzca la interacción literaria.

Otra cosa que compartimos es ese espíritu crítico con lo que nos rodea. En nuestras obras se tratan temas actuales, como la corrupción, la violencia de género, los peligros de las redes sociales, el amor tal como se entiende en este principio de siglo.

Somos reflexivos y hasta cuando escribimos de otro tiempo nos preocupa la huella que ha dejado el pasado en nuestro presente, son patentes en nuestros libros las similitudes y las diferencias entre un tiempo y el que nos ha tocado vivir.

La literatura, para nosotros, tiene ese punto de evasión necesario para que cumpla su función, pero no por ello dejamos de provocar con ella, de añadir elementos que suponen una agitación de la conciencia de quienes  nos leen.

Un elemento, que también forma parte de nuestro tiempo, es que trabajamos con ordenadores y procesadores de textos, creo que ya se ha abandonado del todo la escritura a mano del primer manuscrito, aunque sigamos tomando nuestras notas así.

Y, algo más, somos muy críticos con nosotros mismos. Hay por ahí una frase "Alaba en público, critica en privado". Lo hacemos entre nosotros, sin ahorrarnos nada, antes de que las obras salgan a la luz.

En las próximas entradas hablaré de estos autores que, para mí, son mi generación literaria.

jueves, 12 de diciembre de 2019

NO PASA NADA.



Esta mañana, en Twitter, una lectora comentaba que, por más que se esforzaba, no había logrado conectar con una autora. Lo había intentado dos veces y en ninguna de las dos había conseguido entrar en la historia. Y no lo decía como una crítica hacia su literatura, sino con pesar, porque de verdad le hubiera gustado ser capaz de disfrutar leyendo.

Nunca soy de dar una sola oportunidad, porque he comprobado que a veces, aunque una novela no te llegue, otra del autor puede suponer una lectura satisfactoria. Alguien que no te gustó en principio, en otra novela te conmueve. O, también pasa, te gustó, después otra historia no te gusta y a la tercera te rindes a sus pies. Nunca hay que dar nada por sentado (o casi nunca, reconozco que hay novelas que no se enderezan ni a martillazos).

Pero, en ese tuit, me sentí identificada como lectora. Una vez al menos. Di tres oportunidades y la cosa iba a peor con cada una. Y era raro, porque tiene críticas excelentes y legión de fans, pero, por lo que sea, yo no conecto con lo que me cuenta, por mucho que me gustaría hacerlo.

NO
PASA
NADA.

No he corrido a poner que escribe peor que mal, porque seguro que no es cierto. No se me ocurre decir que sus libros sean malos, porque lo que pasa es que no estamos en la misma sintonía.

Y
NO
PASA
NADA.