jueves, 6 de agosto de 2015

MUERTE SIN RESURRECCIÓN DE ROBERTO MARTÍNEZ GUZMÁN



Sinopsis:

 Una serie de asesinatos amenazan la tranquila ciudad de Ourense, sin aparentemente relación alguna entre ellos. Pero una señal de identidad de la asesina deja claro que se trata de la misma persona, Emma, una mujer sumamente inteligente con un plan elaborado y un motivo que la lleva a actuar de esa forma. Eva Santiago, inspectora de policía, es la encargada del caso. Así comienza una carrera contrarreloj para evitar más muertes. 

Antes de empezar:

Esta reseña, la revisaré antes de publicarla, pero su base lleva escrita más de un año. La redacté cuando leí la novela, para publicarla cuando considerase oportuno, pero se quedó en una intención que se frustró cuando mi anterior ordenador falleció el verano pasado, asesinado por una dueña que no lo apagaba jamás. Al revisar los archivos que rescataron de él la vi, pero, aunque he pensado muchas veces publicarla, al final siempre pasaba algo que hacía que decidiera posponerlo. Hoy ha llegado el día.

Mis impresiones:

No sé que esperaba encontrar cuando abrí Muerte sin resurrección. A finales de 2012, si no recuerdo mal, recibí un email del autor invitándome a participar en la lectura conjunta de la novela, pero rechacé el ofrecimiento. Había participado en algunas y la experiencia no me gustó, porque soy de las que abandonan libros o no hablan aquellos que no me convencen. Una lectura conjunta honesta me obligaría a decir si el libro me había llegado o no, buscar sus puntos fuertes y sus debilidades y, la verdad no me apetecía nada escribir sobre un libro que no me gustase. Y podía ocurrir.

Me olvidé del tema.

Meses después de esto el autor me escribió para preguntarme si había leído el libro y me faltó muy poco para mandarle a paseo. Me sorprendió tanto que consiguió... que lo descartase de mis siguientes lecturas. Si tenía alguna posibilidad de que lo leyera se la había cargado con su impaciencia.

No fue la última vez que me preguntó, aunque en medio hubo otras conversaciones, pero yo seguía en mis trece: si seguía preguntando yo seguiría sin abrir el libro, del que, por otro lado y como ya he dicho, no sabía nada. No me había enterado de que se había publicado por capítulos primero en Facebook y que esa era la razón por la que eran cortos, para poder ser leídos del tirón sin que decayera el interés. No tenía ni idea de que se habían vendido miles de ejemplares de la novela en Amazon, siendo uno de los libros autoeditados con mejores resultados en cuestión de ventas. Tampoco tenía constancia de que el autor tuviera cientos de miles de seguidores en las redes.

Yo, a mi aire.

¿Por qué la leí entonces? Porque dejó de preguntar.

Así de sencillo, así de tonto, así de normal. La leí porque un día la abrí y me apeteció. Sin imposiciones ni peticiones. Yo sola. Como leo todos los libros, decidiendo por mí misma. Como hago, en realidad, todo en la vida: cuando estoy convencida.

Me encontré con una historia que arrancaba fuerte: una mujer está confesándose en la iglesia de Santa María, en Vigo. Es Domingo de Ramos y el sacerdote le explica que no puede darle la absolución, de momento. Ella consigue que le prometa que estará una semana después en un lugar que ellos han pactado, pero que el lector desconoce. En el primer capítulo de ella solo sabremos que se llama Emma.

El misterio ya está servido, ya te ha enganchado y no queda más remedio que continuar leyendo.

¿Qué tiene de particular esta novela? Lo primero, que desde el principio sabemos quién es la asesina. Sabemos que ha trazado un plan y que está dispuesta a llevarlo a cabo, y durante la novela iremos viendo cómo, uno por día de esa trágica semana, ejecuta a cada una de sus víctimas. Visto así podría pensarse que la lectura no tiene mucho sentido. Si sabemos qué va a pasar, ¿por qué seguimos leyendo? Precisamente por eso, porque desconocemos, hasta el final, el porqué. Esa única pregunta es la que mantiene la intriga del lector y le arrastra por las páginas de la novela. Y la palabra arrastrar no es casual porque es un libro que se hace corto. Además de que es complicado dejar de leer, dada esa estructura en episodios cortos, la forma de escribir, sin artificio alguno, casi periodística, empuja al lector a seguir un poco más. Y así, poco a poco, van pasando los días de esa terrorífica semana en Ourense.

Ah, que eso no lo he dicho.

Otra de las características de esta novela es que transcurre en Ourense, un escenario poco habitual en las novelas (no me suena haber leído otra que suceda allí)* y que el autor decide quizá porque se trata de su ciudad y puede que quisiera hacerle un homenaje. O que la conoce muy bien, que también podría ser la razón, eso habría que preguntárselo a él.

Las palabras que me venían a la cabeza mientras leía este libro eran dos: rencor y venganza. Son las dos sensaciones que laten con fuerza en las motivaciones de Emma, y están muy bien plasmadas.

En el otro lado de la balanza, si decidimos que Emma encarna al mal de esta novela (que eso después lo hablamos), estaría la inspectora Eva Santiago, que es la encargada de investigar los crímenes. Es una mujer inteligente, pero, durante la fatídica Semana Santa en la que transcurre la historia, va siempre un paso por detrás de la asesina. No he sentido mucha empatía con este personaje, me ha parecido muy normal, pero también bastante fría. No sé qué esperaba, la verdad, quizá un poco más de sangre en las venas, algo de pasión en su vida, un poco de... sal. Es inteligente, resolutiva, analítica y hace bien su trabajo, pero lo tocante a su vida y la relación con su marido me ha parecido un poco floja. Quizá queriendo centrar todo en la investigación, el autor ha dejado de lado otras facetas que podrían haber enriquecido el personaje.

Una de las cosas interesantes de la investigación es que la autora de las muertes, Emma, quiere que la policía no tenga ninguna duda de que los asesinatos los está cometiendo la misma persona. Para ello deja su firma, una pelota de golf.

Al final de la historia, por sorprendente que parezca, no he sentido rechazo por la asesina. Averiguar su por qué, aunque no esté para nada de acuerdo con su manera de proceder, la vuelve más humana y más cercana, incluso aparece un punto de comprensión en el lector bastante inesperado.

Si tú eres todavía uno de los que no han leído esta novela, ya sabes, en Amazon.

*He leído después Café y cigarrillos para un funeral, del mismo autor, ambientada en la misma ciudad, pero no lo había hecho cuando redacté esta reseña.

El autor anuncia para antes de que acabe 2015 que estará disponible otra novela que tiene como protagonista a la inspectora Santiago, Siete libros para Eva. La leeré cuando sea.