jueves, 14 de abril de 2011

LAS LLANURAS DEL TRÁNSITO

En esta nueva entrega, Auel cuenta el camino que recorren Ayla y Jondalar, para atravesar lo que más tarde será Europa y llegar a la tierra de los Zelandonii, el pueblo originario de él. La autora aprovecha este viaje para hacer un repaso a las condiciones climáticas del momento, la flora, la fauna y, de paso, a repasar de nuevo historias planteadas ya en los libros anteriores. La pareja se encuentra con pueblos por los que ya pasara Jondalar en su viaje de ida y alguno nuevo, y el recurso de la técnica de Ayla para hacer fuego (con pirita y pedernal) y el asombro que provoca siempre su llegada acompañados por el lobo y los caballos, son explotados al máximo, repitíendose siempre que se encuentran con humanos. Del mismo modo, el discurso de Ayla y su defensa del clan, su enfado por la poca comprensión de los de su especie, son una constante.
De este libro empezaron cansándome un poco las repeticiones, pero, sobre todo, las presentaciones y el hecho de que había poco nuevo. En este libro los nombres empiezan ya a multiplicarse y eso, sinceramente, me agotaba. Aunque, de momento, podía con ello. Lo volví a leer, pero sólo una vez más. Y fue el último que repetí.
Siempre digo que en este espacio no hagó críticas de libros y sus correspondientes argumentos, eso queda para los lectores que creo que deben tener su propio criterio y jamás fiarse de lo que otros les cuenten. Dejo sensaciones, pinceladas de lo que el libro y su lectura supusieron para mí. A quien se acerque a la historia le queda, por su cuenta, sacar sus propias conclusiones. Yo sólo soy yo, y esto es sólo un reflejo. Puede que difuso, incompleto, personal como todo lo que hacemos cada uno de nostros. El mío, nada más.