Hace un tiempo había un programa de televisión en el que la periodista, Samantha Villar, se ponía en la piel del protagonista de su reportaje. Durante 21 días, bajo la premisa "no es lo mismo vivirlo que contarlo" experimentaba lo que suponía vivir, por ejemplo, sin el sentido de la vista o el penoso trabajo en una mina andina.
Un famoso periodista, preguntado por ese experimento, declaró que le parecía una aberración. Viviendo la experiencia se pierde ese punto de objetividad y de distancia que se le presupone al que se dedica al oficio de cronista de lo cotidiano. Yo, que no soy periodista, estos días he hecho como Samantha, ponerme en la piel de un escritor, experimentar para saber cómo es la experiencia de autoeditar en una de las plataformas que la red pone a nuestra disposición a un solo click de distancia: Amazon. Después de haber publicado, os cuento mi experiencia. Es, cómo no, subjetiva, personal y absolutamente mía, por lo tanto, nulamente extrapolable para nadie más. Es, llanamente, un experimento sin valor.
El principio fue difícil. No entendía nada de cambios de formato, códigos html (y sigo más o menos igual) o programas de conversión. Orientada por un buen amigo fui dando pasos, sorteando obstáculos y, de paso, poniéndome cada vez más nerviosa con aspectos como la maquetación. Entiendo perfectamente que haya gente que se dedica a ello, no es nada sencillo. Ayer mismo descubrí que algunas palabras, en tantos cambios de formato y pruebas para que todo estuviera en su lugar, han mutado hasta convertirse en extraños vocablos que no existen en el castellano, ni actual, ni antiguo. Son producto de la tecnología o, más bien, de mi falta de dominio de ésta.
Superada la fase de preparación tocó subir el archivo. Es fácil en el fondo, seguir las instrucciones y poco más, pero las dudas sobre si lo estaba haciendo bien hicieron que algo que debería haber durado unos minutos se prolongase por espacio de dos horas y se llevase por delante mi paciencia.
Ver la novela finalmente publicada fue casi más complicado que escribirla. También fue emocionante, lo reconozco, pero eso sólo era el principio. Quedaba enfrentar el proceso de promoción, algo para lo que tampoco estoy preparada, empujarla para que los demás la conocieran y se pudieran acercar a su lectura. De todo, sin ningún género de dudas, lo más complicado, lo más duro. No sé hacerlo, me agota y me siento una pesada repitiéndome, pero he luchado con mi tendencia natural a esconderme y he concentrado la energía que empleo siempre en proyectos ajenos en uno en el que soy la protagonista.
¿Resultado? En los quince primeros días, mi objetivo (nada ambicioso por otro lado) era vender una novela al día. Prueba superada con creces. Es más, no sólo se produjeron ventas en amazon.es, como esperaba, sino también en la plataforma alemana, lo que me provocó más de una sonrisa. Inimaginable, poco frecuente pero muy en mi línea de ir por caminos siempre poco transitados.
En los rankings variables cada hora que ofrece Amazon, he llegado a ponerme número dos en algunas categorías varias veces e incluso durante un día estuve en el top 100 de Amazon.es. Y eso que rechacé hacer una promoción gratuita, para no alterar de ninguna manera los datos que quería para mi "estudio personal".
No he llegado al número uno y eso es bueno en el fondo. La absurda apuesta con mis alumnos de tatuarme el medallón que da título a la novela si lo conseguía no la tendré que cumplir (aunque estaba dispuesta a hacerlo si ocurría, de eso que no quede ninguna duda). Supongo que al apostar estaba más segura de que "ganaría" que mis oponentes. Soy tonta pero no estoy loca... no del todo, al menos.
De esto concluyo varias cosas. La publicación digital está planteando cambios en el mercado muy importantes. Las estrategias de marketing van a marcar las diferencias y, sobre todo, creo que tenemos que esperar tiempo para estar seguros de qué pasará al final con todo esto. ¿Por qué lo digo? Pues porque, de momento, nos falta la perspectiva del tiempo, algo que al ser un fenómeno tan reciente no tenemos. Ahora estoy hablando de literatura y no de libros, ni de ventas, ni de posiciones ocupadas en una lista variable a cada segundo. Me acuerdo que hace unos años, en el libro de literatura de cuarto de ESO, entre los nuevos valores que apuntaban a convertirse en referentes para el futuro, había nombres como José Ángel Mañas o Ray Loriga. ¿Alguien se acuerda de Historias del Kronen o de Lo peor de todo? Supongo que alguien, pero para la mayoría son novelas que se han ido perdiendo entre las miles que se publican a diario. Sin embargo, todos conocemos La Colmena o El Camino, y no hace falta decir quienes las escribieron. Son literatura, no libros de moda.
Perspectiva. Eso es lo que nos hace falta. Tiempo para observar, para decidir qué o quién se queda. Esto que estamos viviendo es nuevo, sorprendente y tendrá un impacto. A lo mejor acabamos estudiando a la "generación amazon", pero ahora nada de lo que está en primer plano tiene su puesto asegurado. Hoy hay novelas autoeditadas que nos parecen geniales, pero nadie nos asegura que, entre los códigos html del archivo digital, escondidas, lleven las cifras de su fecha de caducidad.
Un famoso periodista, preguntado por ese experimento, declaró que le parecía una aberración. Viviendo la experiencia se pierde ese punto de objetividad y de distancia que se le presupone al que se dedica al oficio de cronista de lo cotidiano. Yo, que no soy periodista, estos días he hecho como Samantha, ponerme en la piel de un escritor, experimentar para saber cómo es la experiencia de autoeditar en una de las plataformas que la red pone a nuestra disposición a un solo click de distancia: Amazon. Después de haber publicado, os cuento mi experiencia. Es, cómo no, subjetiva, personal y absolutamente mía, por lo tanto, nulamente extrapolable para nadie más. Es, llanamente, un experimento sin valor.
El principio fue difícil. No entendía nada de cambios de formato, códigos html (y sigo más o menos igual) o programas de conversión. Orientada por un buen amigo fui dando pasos, sorteando obstáculos y, de paso, poniéndome cada vez más nerviosa con aspectos como la maquetación. Entiendo perfectamente que haya gente que se dedica a ello, no es nada sencillo. Ayer mismo descubrí que algunas palabras, en tantos cambios de formato y pruebas para que todo estuviera en su lugar, han mutado hasta convertirse en extraños vocablos que no existen en el castellano, ni actual, ni antiguo. Son producto de la tecnología o, más bien, de mi falta de dominio de ésta.
Superada la fase de preparación tocó subir el archivo. Es fácil en el fondo, seguir las instrucciones y poco más, pero las dudas sobre si lo estaba haciendo bien hicieron que algo que debería haber durado unos minutos se prolongase por espacio de dos horas y se llevase por delante mi paciencia.
Ver la novela finalmente publicada fue casi más complicado que escribirla. También fue emocionante, lo reconozco, pero eso sólo era el principio. Quedaba enfrentar el proceso de promoción, algo para lo que tampoco estoy preparada, empujarla para que los demás la conocieran y se pudieran acercar a su lectura. De todo, sin ningún género de dudas, lo más complicado, lo más duro. No sé hacerlo, me agota y me siento una pesada repitiéndome, pero he luchado con mi tendencia natural a esconderme y he concentrado la energía que empleo siempre en proyectos ajenos en uno en el que soy la protagonista.
¿Resultado? En los quince primeros días, mi objetivo (nada ambicioso por otro lado) era vender una novela al día. Prueba superada con creces. Es más, no sólo se produjeron ventas en amazon.es, como esperaba, sino también en la plataforma alemana, lo que me provocó más de una sonrisa. Inimaginable, poco frecuente pero muy en mi línea de ir por caminos siempre poco transitados.
En los rankings variables cada hora que ofrece Amazon, he llegado a ponerme número dos en algunas categorías varias veces e incluso durante un día estuve en el top 100 de Amazon.es. Y eso que rechacé hacer una promoción gratuita, para no alterar de ninguna manera los datos que quería para mi "estudio personal".
No he llegado al número uno y eso es bueno en el fondo. La absurda apuesta con mis alumnos de tatuarme el medallón que da título a la novela si lo conseguía no la tendré que cumplir (aunque estaba dispuesta a hacerlo si ocurría, de eso que no quede ninguna duda). Supongo que al apostar estaba más segura de que "ganaría" que mis oponentes. Soy tonta pero no estoy loca... no del todo, al menos.
De esto concluyo varias cosas. La publicación digital está planteando cambios en el mercado muy importantes. Las estrategias de marketing van a marcar las diferencias y, sobre todo, creo que tenemos que esperar tiempo para estar seguros de qué pasará al final con todo esto. ¿Por qué lo digo? Pues porque, de momento, nos falta la perspectiva del tiempo, algo que al ser un fenómeno tan reciente no tenemos. Ahora estoy hablando de literatura y no de libros, ni de ventas, ni de posiciones ocupadas en una lista variable a cada segundo. Me acuerdo que hace unos años, en el libro de literatura de cuarto de ESO, entre los nuevos valores que apuntaban a convertirse en referentes para el futuro, había nombres como José Ángel Mañas o Ray Loriga. ¿Alguien se acuerda de Historias del Kronen o de Lo peor de todo? Supongo que alguien, pero para la mayoría son novelas que se han ido perdiendo entre las miles que se publican a diario. Sin embargo, todos conocemos La Colmena o El Camino, y no hace falta decir quienes las escribieron. Son literatura, no libros de moda.
Perspectiva. Eso es lo que nos hace falta. Tiempo para observar, para decidir qué o quién se queda. Esto que estamos viviendo es nuevo, sorprendente y tendrá un impacto. A lo mejor acabamos estudiando a la "generación amazon", pero ahora nada de lo que está en primer plano tiene su puesto asegurado. Hoy hay novelas autoeditadas que nos parecen geniales, pero nadie nos asegura que, entre los códigos html del archivo digital, escondidas, lleven las cifras de su fecha de caducidad.
Me ha parecido super interesante tu entrada y me ha hecho reflexionar sobre un montón de cosas, incluso me he imaginado a mi misma tratando de maquetar mis libros y... ¡Horror! Soy pésima para todo eso, que le vamos a hacer, jeje.
ResponderEliminar¡Besos!
Es cierto que este fenómeno de la autopublicación digital nos está desbordando, que se está convirtiendo en la oportunidad de muchos que ya no caben en las editoriales de prestigio. A mí me marean tantos datos digitalizados, tantos títulos… Como tú bien dices, estamos en el comienzo, no sabemos en qué acabará todo este maremágnum. Mi experiencia, por el momento, es moderadamente buena. Me he identificado mucho son la tuya.
ResponderEliminarUn saludo.
Leí ayer, cuando lo publicaste en Facebook, que habían comprado tu novela desde la plataforma de Amazon en Alemania. La verdad es que no me imagino lo contenta que tienes que estar.
ResponderEliminarSinceramente, me alegro que, ya que las grandes editoriales no os dan esa oportunidad, podáis dar a conocer vuestras novelas a través de este medio, gracias al cual (también) os hemos conocido.
Si este es el futuro... bienvenido sea, siempre que os reporte beneficios (y no hablo sólo de lo económico).
Besos.
Las reglas del juego están cambiando Mayte y creo (me temo) que para los canonizadores las obras de referencia van a seguir siendo las mismas. No creo que estén dispuestos a cambiar La casa de Bernarda Alba por Crepúsculo. Y harán muy bien. Pero también me temo que entre la avalancha ingente de la autopublicación alguna cosa buena se les escapará. Como bien dices tú... Wait and see.
ResponderEliminarLas reglas del juego están cambiando Mayte y creo (me temo) que para los canonizadores las obras de referencia van a seguir siendo las mismas. No creo que estén dispuestos a cambiar La casa de Bernarda Alba por Crepúsculo. Y harán muy bien. Pero también me temo que entre la avalancha ingente de la autopublicación alguna cosa buena se les escapará. Como bien dices tú... Wait and see.
ResponderEliminarLas reglas del juego están cambiando Mayte y creo (me temo) que para los canonizadores las obras de referencia van a seguir siendo las mismas. No creo que estén dispuestos a cambiar La casa de Bernarda Alba por Crepúsculo. Y harán muy bien. Pero también me temo que entre la avalancha ingente de la autopublicación alguna cosa buena se les escapará. Como bien dices tú... Wait and see.
ResponderEliminarUna gran entrada Mayte!! Nos movemos por modas, pero de ellas siempre hay alguien que perdura para siempre. Seguramente de Amazon también saldrán algunos grandes escritores, no tengo ninguna duda. Disfruta de todo este proceso y ya verás que algún día tendrás que tatuarte el medallón.
ResponderEliminarPara que vayas aprendiendo un poquito de alemán tiene un premio en mi blog.
Un beso
Me ha encantado tu experimento, cómo lo planteas, cómo lo cuentas... es genial. Ha estado muy interesante, siempre es un placer leerte, porque cada entrada tuya es un soplo de aire fresco para mí. Muchos saludos.
ResponderEliminarMuy, muy, muy buena entrada. Siempre será mejor que todo el mundo tenga derecho a que se le conozca que la tiranía de los "superiores". Luego, quedarse en un pequeño espacio de tiempo o perdurar, es otro tema.
ResponderEliminar¡Un besazo!
Felicidades por el éxito al llegar y superar tus metas. Es impresionante el camino que llevas recorrido como escritora. No finges serlo como esa peridista de la que hablas. Lo eres.
ResponderEliminarPues me identifico con tus sensaciones en muchos detalles, Mayte. Me reconforta saber que no soy el único bicho raro al que le agobia la maquetación y la autopublicación. Por desgracia, también me fastidia el diseño, la presentación, la promoción... Tanto es así que estoy temiendo el día que acabe mi segunda novela, pues comenzaría una fase que no me agrada lo más mínimo.
ResponderEliminarEn cuanto a la fecha de caducidad llevas toda la razón: hay que esperar para ver qué ocurre. El eterno olvido comenzó en Amazon con una media diaria de 2,5 ejemplares. Ahora va por 1. Poquito a poco se va apagando. ¡Con ese título no podía aspirar a otra cosa, jaja!
Un placer, como siempre, pasarme por tu rinconcito.
Cristina, maquetar puede hacer perder los nervios a cualquiera. Me parece que, como yo, prefieres escribir.
ResponderEliminarUn beso
Mercedes, la experiencia está siendo positiva, interesante y enriquecedora. Ya veremos en qué queda todo esto con el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo, compañera.
Sandra, lo de Alemania me dejó perpleja. Creo que Amazon es un gran escaparate, pero como es grande, a veces te puedes sentir un poco perdido. Por eso hace falta un poco de tiempo, para que las cosas vayan ocupando su lugar.
ResponderEliminarYo me alegro también de que esto suponga conocer a gente muy interesante, como tú, por ejemplo.
Besotes
Emilio, eso, wait and see, y a ver en qué queda todo. (Te contesto sólo una vez, que te has repetido, supongo que sin querer).
ResponderEliminarMillones de besos
Emilio, eso, wait and see, y a ver en qué queda todo. (Te contesto sólo una vez, que te has repetido, supongo que sin querer).
ResponderEliminarMillones de besos
Marga, las modas siempre van dejando cosas buenas por el camino. Lo de aprender alemán... no sé, tengo la cabeza un poco dura y con el inglés y el italiano tengo suficiente.
ResponderEliminarEn muy poco, recojo el premio.
Besos.
Sarah, me encanta que te guste esta reflexión. Están cambiando tantas cosas que creo que, de vez en cuando, es positivo pararse a recapitular.
ResponderEliminarBesos
Román, haremos un poco de ruido y a ver qué eco nos encontramos después. Lo más importante de todo este tema será siempre, sin ninguna duda, lo que nos quede a nosotros como personas.
ResponderEliminarBesos
Dácil, intento ser honesta con lo que escribo, pero hay veces que, al leer lo de los demás, libros que me parecen geniales, tengo tendencia a pensar que la palabra me viene grande. Siempre estás tú para corregirme.
ResponderEliminar¡Qué ganas tengo de que haga buen tiempo!
besos
Enrique, de escritores autoeditados agobiados podría salir una entrada bien larga. Es mucho esfuerzo el que empleamos en esto.
ResponderEliminarY sobre el olvido... no estoy de acuerdo. Tu novela deja en el que la lee cosas que no se van así como así.
Besos
O quizás entre códigos html se encuentren esos primeros pasos de escritores que si quedaran. ¿No crees?
ResponderEliminarDe todas formas, lamentablemente no compro ningún libro autoeditado, aunque entre ellos existan grandes obras. Lo mejor de todo es que lo bueno, si se trabaja acaba llegando, o eso quiero creer
Muy buena entrada. Y es que está cambiando este mundo de la publicación, autopublicación y todo esto a pasos agigantados. Me ha gustado conocer tu experiencia. Yo creo que con lo torpe que soy, me hubiera quedado a la mitad.
ResponderEliminarSobre la fecha de caducidad? Pues creo ahora mismo que queda lejos. Porque está gustando esta experiencia. Porque hace más asequibles los libros para todos. Luego, los habrá mejores, los habrá peores. Pero esto es como siempre. Que no todos los libros publicados por editoriales son buenos... El tiempo dirá quién permanece.
Besotes!!!
Besotes!!!
El arte de sentir, lánzate a los autoeditados, te vas a llevar sorpresas.
ResponderEliminarUn beso
Margari, en la entrada quería insistir en eso, en el tiempo que queda para saber quién se quedará. De momento es cierto, está siendo interesante y es un privilegio verlo desde aquí.
ResponderEliminarBesos
aun no he hecho nada en Amazon por falta de tiempo, pero en verano lo intentaré... me alegra ver que funciona
ResponderEliminarCreo que la mejor época para publicar en Amazon es esta, no hay duda. Después vendrán muchos títulos de las grandes casas editoriales y competirán a los mismos precios bajos, aunque eso no parecer un detalle importante cuando el libro es famoso o cuando el autor lo vale.
ResponderEliminarComo decía Fernando Trujillo Sanz, uno de los decanos e la publicación en Amazon: El momento es ahora. Ya mismo la competencia es bárbara. Y si no dedicas unas cuantas horas a la promoción tu libro se perderá en el olvido, pues tenemos memoria inmediata con tanto que hay por ver.
Hola, Mayte. Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado :) ¡Enhorabuena! Tu entrada me ha parecido fantástica. Yo también soy escritora y autoeditora, y una vez concluya los últimos repasos y retoques, me lanzaré a la publicación en Amazon (espero que la semana que viene pueda estar colgado). Saludos de una nueva seguidora.
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