Empezar es difícil siempre: uno no conoce los atajos que la práctica pone ante nosotros. Por eso hoy sólo hablo de propuestas para pensar. Yo he cogido el título de una canción de Ismael Serrano y, a partir de ella, he reflexionado un poco.
YA VES
Cada día que paso dando clase siento que la vida da pasos hacia atrás. No sé si sólo tengo contacto con muchachos problemáticos, con una inteligencia tan limitada que es imposible pedirles a los 15 que hagan una redacción que hubiera sido mediocre en mi clase de quinto o que en realidad no son una excepción de su tiempo. De su deficiente educación de la que, desagraciadamente, también soy responsable.
Creo que explico lo necesario para afrontar el reto de poner más de diez palabras en un folio con sentido, pero no puedo hacer nada con ese vocabulario que no sale de "haber", "tener" y "ser" como verbos estrella, ese léxico tan pobre que los únicos adjetivos que dominan, porque de paso son los únicos que entienden, son los tacos. Hasta yo misma, que antes buscaba siempre el momento de emplear la palabra nueva que había aprendido en el último libro que estuviera leyendo, me reprimo por miedo a que no me entiendan. Y digo más palabras malsonantes que nunca.
Fiable, paraje, fatiga, vil, orondo, alborozo, escarnio, frenético, ... son palabras de dos páginas del último libro que están leyendo. No conocen ninguna, les suenan extrañas, nuevas, como si en sus quince años de existencia nunca nadie las hubiera cruzado con ellos. Y puede hasta ser cierto porque en este lugar se dan "chingoletas", en lugar de volteretas, hay "gurriatos" en lugar de gorriones y se dice "verás" cuando quieren preguntar: ¿verdad?
No encuentro el modo de inculcarles el amor a los libros que tantas veces a mí me salvó de las horas vacías, de la soledad, que aumentó mis ganas por conocer este mundo en el que vivo. Tampoco sé si alguna vez, a mi hijo, pequeño ahora, le interesará otra cosa que no sea pararse frente a la televisión o embrutecerse aún más jugando a matar peatones en un juego de ordenador.
Demasiado triste contemplar hacia donde se dirigen las nuevas generaciones. Un abrazo...y tú sigue ahí
ResponderEliminarLos inicios siempre son difíciles. Luego se crece y se va a más, con esfuerzo o a la fuerza, por suerte o con fortuna. Tú lo has hecho. Cabe esperar que ellos, al menos algunos, lo harán. Felicidades por estos siete años.
ResponderEliminarNo te conocía hace once años, ya ves.
ResponderEliminarFelicidades por el blog y encantada de haberte conocido.
Yo puedo contar grandes lecturas gracias a tus consejos, ya ves.
Un millón de besos.