Mi intención era actualizar cómo voy con la novela el 2 de agosto, el día que hacía tres meses desde que empecé la novela.
No ha sido posible.
He pasado unos días un poco intensos, en los que se suponía que iba a estar descansando, pero que los he pasado apagando fuegos (traducción: llevando a médicos, colaborándole a un albañil, limpiando y desalojando el agua de una inundación en el garaje de mi madre).
No he escrito ni una palabra.
Pero, a pesar de esto, estoy contenta porque llevo 16 capítulos, cuatro horas de grabación de novela y casi 40.000 palabras.
Todavía me queda documentación por leer, así que es posible que tenga que ajustar algunas cositas antes de darla por concluida, pero no sé yo. Hice un pedido a IberLibro, a una librería de A Coruña, y hace ya una semana que se supone que debería haber llegado, pero no tengo noticias de ella.
Eso sí, cobrarla, el primer día.
Esta novela me está abriendo el apetito de Granada, pero también de volver a París. Y Roma. Y, sobre todo, Portici.
Quiero notar en mi piel su luz.