Hace años que buscaba un momento para ponerme con este libro, pero siempre que miraba el volumen del ejemplar decidía que no era el momento. Encontrado por fin en las vacaciones que acaban de terminar, la semana pasada lo empecé y, como suponía desde la primera vez que lo vi, no pude abandonar hasta que no lo acabé del todo. Tenía un hermoso recuerdo de El último judío, una novela que leí sin mirar siquiera la sinopsis y que he repetido en dos ocasiones más, así que sabía que ya conocía el estilo del autor y, si la traducción no era mala, me iba a encantar. (Las traducciones malas son capaces de cargarse muy buenas novelas).
La historia de Rob J. Cole te atrapa desde la primera página y la singularidad de todos los episodios que se narran en la novela te arrastran irremediablemente. He seguido con atención sus andanzas, desde que era un niño y queda huérfano y en manos de un cirujano barbero que le enseñará a ganarse la vida, hasta cuando pierde a este entrañable personaje y en compañía de su gata, un carro y una yegua decide cruzar medio mundo para convertirse en alumno del médico más insigne del mundo. Las circunstancias, la intolerancia religiosa sobre todo, le obligarán a hacerse pasar por judío para ser aceptado en una escuela donde los cristianos no son bien recibidos. Cole se enamorará, conocerá a altos mandatarios y se hará un lugar entre ellos. Todo, por cumplir su sueño: convertirse en médico.
Me ha gustado todo de la novela: la descripción de paisajes, de personajes, los ambientes, las distintas religiones y sus diferentes maneras de acercarse a un Dios que siempre es el mismo. Confieso que siempre tengo miedo a los libros largos porque me he llevado un par de decepciones muy gordas en los últimos tiempos, pero no ha sido el caso con este. Sencillamente, me ha encantado. Es de los que, estoy segura, cuando no encuentre nada que me atraiga, volveré a leer.
MAYTE ESTEBAN. Escritora. Abrí paso en España al mundo de la autoedición. Hoy publico con HarperCollins.
domingo, 24 de abril de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
SU CHICO DE ALQUILER EN LA RED
Alberto siempre me pregunta por qué tengo mis libros en descarga gratuita, que si no me interesaría más ganar dinero con esto y creo que lo hago por cosas como esta. Bárbara Jimenez, de La Magia de los libros, un blog que os recomiendo desde hace mucho (está en el lateral derecho de la pantalla) se ha leído el libro para ayudarme con un detallito que necesitaba para la contra, y ha hecho una entrada en su blog. Los comentarios, en sólo un día, han sido ¡sorprendentes!. Espero que la historia llegue a mucha gente, que pasen un buen rato y, quién sabe, quizá algún día sea capaz de ver alguna de mis novelas entre las más vendidas (siempre digo que soñar no cuesta...)
Si queréis seguir el enlace, podréis ver la sinopsis de Bárbara y leer los comentarios.
su chico de alquiler
Si queréis seguir el enlace, podréis ver la sinopsis de Bárbara y leer los comentarios.
su chico de alquiler
jueves, 14 de abril de 2011
LAS LLANURAS DEL TRÁNSITO
En esta nueva entrega, Auel cuenta el camino que recorren Ayla y Jondalar, para atravesar lo que más tarde será Europa y llegar a la tierra de los Zelandonii, el pueblo originario de él. La autora aprovecha este viaje para hacer un repaso a las condiciones climáticas del momento, la flora, la fauna y, de paso, a repasar de nuevo historias planteadas ya en los libros anteriores. La pareja se encuentra con pueblos por los que ya pasara Jondalar en su viaje de ida y alguno nuevo, y el recurso de la técnica de Ayla para hacer fuego (con pirita y pedernal) y el asombro que provoca siempre su llegada acompañados por el lobo y los caballos, son explotados al máximo, repitíendose siempre que se encuentran con humanos. Del mismo modo, el discurso de Ayla y su defensa del clan, su enfado por la poca comprensión de los de su especie, son una constante.
De este libro empezaron cansándome un poco las repeticiones, pero, sobre todo, las presentaciones y el hecho de que había poco nuevo. En este libro los nombres empiezan ya a multiplicarse y eso, sinceramente, me agotaba. Aunque, de momento, podía con ello. Lo volví a leer, pero sólo una vez más. Y fue el último que repetí.
Siempre digo que en este espacio no hagó críticas de libros y sus correspondientes argumentos, eso queda para los lectores que creo que deben tener su propio criterio y jamás fiarse de lo que otros les cuenten. Dejo sensaciones, pinceladas de lo que el libro y su lectura supusieron para mí. A quien se acerque a la historia le queda, por su cuenta, sacar sus propias conclusiones. Yo sólo soy yo, y esto es sólo un reflejo. Puede que difuso, incompleto, personal como todo lo que hacemos cada uno de nostros. El mío, nada más.
De este libro empezaron cansándome un poco las repeticiones, pero, sobre todo, las presentaciones y el hecho de que había poco nuevo. En este libro los nombres empiezan ya a multiplicarse y eso, sinceramente, me agotaba. Aunque, de momento, podía con ello. Lo volví a leer, pero sólo una vez más. Y fue el último que repetí.
Siempre digo que en este espacio no hagó críticas de libros y sus correspondientes argumentos, eso queda para los lectores que creo que deben tener su propio criterio y jamás fiarse de lo que otros les cuenten. Dejo sensaciones, pinceladas de lo que el libro y su lectura supusieron para mí. A quien se acerque a la historia le queda, por su cuenta, sacar sus propias conclusiones. Yo sólo soy yo, y esto es sólo un reflejo. Puede que difuso, incompleto, personal como todo lo que hacemos cada uno de nostros. El mío, nada más.
domingo, 10 de abril de 2011
LOS HIJOS DE LA TIERRA: LOS CAZADORES DE MAMUTS
En esta tercera novela, Ayla vuelve a tener contacto con otros seres humanos, además de Jondalar. Son los mamutoi, los primeros de su especie que ve la chica desde que perdiera a su familia con el terremoto. Los mamutoi, fascinados por el poder que Ayla ejerce sobre los animales que la acompañan, la aceptan pronto, pero también aparecen los recelos cuando se enteran que ha sido criada por el clan, a los que ellos llaman Cabezas Chatas, a los que consideran animales.
Esta es la primera de las novelas de la saga que introduce una historia de amor al más puro estilo novela (triángulo amoroso que se forma debido a malos entendidos y silencios y que acaba deshaciéndose en favor de lo que espera el lector). Las repeticiones de historias que aparecen en las dos novelas anteriores son constantes, pero están bien hiladas, por lo que no se hacen nada pesadas. A los personajes nuevos nos los va presentando poco a poco y eso ayuda a que el lector no se aturulle entre tanto nombre. Además, la investigación que hace la autora sobre las viviendas, los enseres que usaban y las técnicas de caza, son interesantes. He leído por ahí a escépticos que afirman que puede que se haya inventado todo y quienes la leemos nos lo creamos sin plantearnos que dice auténticas aberraciones (dicen que no nos vamos a poner a investigar si lo que nos cuenta es real o no). A ella no sé qué la llaman, pero a nosotros, los lectores, nos están llamando idiotas por disfrutar estas novelas. Para ellos tengo un comentario: acusar a un novelista de inventar demuestra que el que lo dice no sabe todavía que los escritores no somos estudiosos del mundo sino fabuladores. Que se lean Caperucita, por ejemplo. A ver sobre qué base científica situamos el cuento... A las novelas no se les pide que sea reales sino verosimil, y estas, definitivamente, lo son.
La única cosa que encuentro yo, lo que siempre me ha parecido curiosa es que, a pesar de que se trata de culturas que vivieron hace miles de años, tienen valores que se parecen muchísimo a los actuales. Eso, si has estudiado un poco, es altamente improbable. En la Prehistoria, el hombre está en pañales. Es como un niño, por lo que presumir que era capaz de pensamientos tan complejos como los que se plantean aquí es chocante. Y fascinante a la vez.
Esta es la primera de las novelas de la saga que introduce una historia de amor al más puro estilo novela (triángulo amoroso que se forma debido a malos entendidos y silencios y que acaba deshaciéndose en favor de lo que espera el lector). Las repeticiones de historias que aparecen en las dos novelas anteriores son constantes, pero están bien hiladas, por lo que no se hacen nada pesadas. A los personajes nuevos nos los va presentando poco a poco y eso ayuda a que el lector no se aturulle entre tanto nombre. Además, la investigación que hace la autora sobre las viviendas, los enseres que usaban y las técnicas de caza, son interesantes. He leído por ahí a escépticos que afirman que puede que se haya inventado todo y quienes la leemos nos lo creamos sin plantearnos que dice auténticas aberraciones (dicen que no nos vamos a poner a investigar si lo que nos cuenta es real o no). A ella no sé qué la llaman, pero a nosotros, los lectores, nos están llamando idiotas por disfrutar estas novelas. Para ellos tengo un comentario: acusar a un novelista de inventar demuestra que el que lo dice no sabe todavía que los escritores no somos estudiosos del mundo sino fabuladores. Que se lean Caperucita, por ejemplo. A ver sobre qué base científica situamos el cuento... A las novelas no se les pide que sea reales sino verosimil, y estas, definitivamente, lo son.
La única cosa que encuentro yo, lo que siempre me ha parecido curiosa es que, a pesar de que se trata de culturas que vivieron hace miles de años, tienen valores que se parecen muchísimo a los actuales. Eso, si has estudiado un poco, es altamente improbable. En la Prehistoria, el hombre está en pañales. Es como un niño, por lo que presumir que era capaz de pensamientos tan complejos como los que se plantean aquí es chocante. Y fascinante a la vez.
viernes, 8 de abril de 2011
LOS HIJOS DE LA TIERRA: EL VALLE DE LOS CABALLOS.
Lo primero que tengo que decir es que, aunque el mejor de todos es El clan..., éste es el que más veces me he vuelto a leer.
Esta segunda parte de la saga Los hijos de la Tierra me pilló un poco descolocada, más que nada por la manera de estructurar la historia que usó la autora. Me resultaba molesto que un capítulo lo dedicase a Ayla y su supervivencia en el valle y otro al viaje de Jondalar y su hermano. Y me resultaba molesto porque, cuando había logrado entrar en una historia, se me acababa el capítulo y tenía que colocar mi mente en lo que les pasaba a los otros personajes. Por eso, el resto de las veces que lo he leído lo he hecho como si se tratase de tres libros: uno narra el viaje de Ayla desde que es expulsada del clan hasta que se instala en el valle y empieza a construir su mundo; otro cuenta el viaje de Jondalar y Thonolan; finalmente, otro tercer libro, ese que cuenta el encuentro entre Ayla y Jondalar. Este último, al principio, si soy sincera, me decepcionó un poco. No esperaba que tuviera "páginas pegote". Ya lo he explicado alguna vez, le llamo así a los encuentros sexuales explícitos que aparecen en muchas novelas, sobre todo del mundo anglosajón. Les llamo "pegote" porque hay veces que parece que en las editoriales tuvieran en plantilla a un pobre infeliz que se dedicara a escribir todas las páginas de ese tipo para cualquier novela donde considerasen oportuno incluirlas. Sobre todo si la novela estuviera pensada para llegar a un público femenino.
Pero es lo único que no me gusta. Creo que la parte en la que Ayla está sola en el valle es impresionante. Un solo personaje y su lucha para seguir sola te atrapan y te enganchan y la historia de los dos hermanos también está genial. Y me gusta sinceramente el tercer "libro", aunque le haya puesto unos peros.
Este es el único libro de la colección que he leído en inglés también. La verdad es que no fue muy buena idea. Como está lleno de descripciones aparecen miles de adjetivos y el hecho de que Ayla maneje muchas plantas también incorporaba a la lectura sustantivos desconocidos para mí. Me costó tanto que pensé que me había pasado de lista pensando que podía leer en inglés. Menos mal que después publicaron Harry Potter and the Deathly Hallows y no tuve problemas.
Esta segunda parte de la saga Los hijos de la Tierra me pilló un poco descolocada, más que nada por la manera de estructurar la historia que usó la autora. Me resultaba molesto que un capítulo lo dedicase a Ayla y su supervivencia en el valle y otro al viaje de Jondalar y su hermano. Y me resultaba molesto porque, cuando había logrado entrar en una historia, se me acababa el capítulo y tenía que colocar mi mente en lo que les pasaba a los otros personajes. Por eso, el resto de las veces que lo he leído lo he hecho como si se tratase de tres libros: uno narra el viaje de Ayla desde que es expulsada del clan hasta que se instala en el valle y empieza a construir su mundo; otro cuenta el viaje de Jondalar y Thonolan; finalmente, otro tercer libro, ese que cuenta el encuentro entre Ayla y Jondalar. Este último, al principio, si soy sincera, me decepcionó un poco. No esperaba que tuviera "páginas pegote". Ya lo he explicado alguna vez, le llamo así a los encuentros sexuales explícitos que aparecen en muchas novelas, sobre todo del mundo anglosajón. Les llamo "pegote" porque hay veces que parece que en las editoriales tuvieran en plantilla a un pobre infeliz que se dedicara a escribir todas las páginas de ese tipo para cualquier novela donde considerasen oportuno incluirlas. Sobre todo si la novela estuviera pensada para llegar a un público femenino.
Pero es lo único que no me gusta. Creo que la parte en la que Ayla está sola en el valle es impresionante. Un solo personaje y su lucha para seguir sola te atrapan y te enganchan y la historia de los dos hermanos también está genial. Y me gusta sinceramente el tercer "libro", aunque le haya puesto unos peros.
Este es el único libro de la colección que he leído en inglés también. La verdad es que no fue muy buena idea. Como está lleno de descripciones aparecen miles de adjetivos y el hecho de que Ayla maneje muchas plantas también incorporaba a la lectura sustantivos desconocidos para mí. Me costó tanto que pensé que me había pasado de lista pensando que podía leer en inglés. Menos mal que después publicaron Harry Potter and the Deathly Hallows y no tuve problemas.
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