Sinopsis:
España, 1517. Razones de carácter social, marcadamente tradicionales, obligan a Elena Zúñiga a aceptar un matrimonio pactado con el hombre al que idealizó siendo una niña. No obstante, cuando llega el momento de la boda, el tiempo ha pasado y Elena se ha forjado una cierta autonomía personal que le hace rechazar la idea de convertirse en una marioneta en manos masculinas. Así se lo hará saber, la misma noche de bodas y con serena rotundidad, a su marido.
Diego Martín y Peñafiel, conde de Bellaste, es un gentil caballero y ha accedido a prestarse a la farsa de un enlace aparente, renunciando incluso a la posesión física. Sin embargo, no tiene intención de consentir que la situación se prolongue demasiado, y se ha propuesto conquistar a su propia esposa, tan altiva como él mismo.
Sus propósitos se ven frustrados con la llegada del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, regente de España en ausencia de Carlos I, que trae noticias alarmantes: la reina Juana de Castilla le ha pedido su ayuda tras descubrir un complot para acabar con la vida de su hijo Fernando. El cardenal solo conoce a un hombre capaz de impedir el magnicidio.
Mis impresiones:
Esta no es la primera vez que leo a Nieves Hidalgo, ni será la última, por supuesto. De hecho, mi intención era leer estos días A las ocho, en el Thyssen, pero Destinos cautivos se cruzó en el camino y decidí empezar por ella. ¿Por qué? Pues no lo sé, quizá porque la trama de esta novela la encuadra en romántica histórica, en un período que tengo muy fresco en la mente (mi hija está en plenos exámenes de este momento de esta parte de la historia de España) y me atrajo más. De todos modos ya tengo la otra esperando y caerá pronto, porque tiene una sinopsis que también me seduce.
Y las ha escrito Nieves.
Es una delicia leer a esta autora. Se maneja como quiere con el lenguaje, logra que te metas en la historia y te sientas en ella. Que me gusta, vaya. Mucho.
Destinos cautivos narra un momento convulso de nuestra historia. La Reina Juana de Castilla está encerrada en Tordesillas, Valladolid. Su padre, Fermando, el Católico, así lo dispuso, incapacitándola para gobernar los reinos de los que era legítima heredera. A la muerte del rey, el gobierno se queda en manos del Regente, el antiguo confesor de Isabel, el Cardenal Cisneros. A él acude Juana al enterarse de que hay una trama urdida por los partidarios del príncipe Carlos, su hijo, para acabar con el infante Fernando, otro de sus hijos. Cisneros, enfermo y envejecido, acude a Trujillo, a la Hacienda de los Arrayanes, propiedad de Diego Martín y Peñafiel, conde de Bellaste, a quien solicita ayuda para frenar el magnicidio. Diego, además de este, tiene otro problema: Elena, la joven con la que se acaba de casar y que se niega a cumplir con su deber de esposa.
Puedo decir que esta novela es romántica-histórica y que si te gustan la historia y el romance, es tu novela. Al terminar me he enterado de que Diego y Elena son personajes secundarios de otra de las novelas de Nieves, Amaneceres cautivos. Bien, yo esta no la he leído, no se me había pasado por la cabeza que había otra novela, y tampoco la he echado de menos, así que os puedo decir que se puede leer de manera indepediente cien por cien.
¿Por qué no la he echado de menos?
No, no es por mi perenne despiste, que podría ser, pero no, es que esta novela no la he comprado en digital, que es donde probablemente habría acabado viendo que hay otra: tengo mi ejemplar en papel. Dando vueltas por la revista de Círculo de Lectores me dio un vuelco el corazón al encontrarme a Nieves, deshice el pedido que había hecho sin ninguna convicción y puedo decir que después de mucho tiempo comprando tostones (mira que la revista no da una conmigo últimamente) por fin ha caído algo en casa que merece la pena.
Lo de Círculo lo digo en serio, las cuatro anteriores que compré las he regalado porque no pude con ellas. Y otras las leí más por cabezonería que por otra cosa. Acabaré borrándome si no mejoran el catálogo. Si no lo he hecho, lo he dicho un montón de veces, es porque el trabajo está como está y no quiero que mi agente pierda el suyo, que será cutre, pero es el que tiene.
Destinos cautivos está contada por un narrador ominisciente en tercera persona y en pasado. Abundan los diálogos y las descripciones que aparecen están muy bien medidas, de modo que en ningún momento la novela se hace pesada. El texto se divide en 48 capítulos y un epílogo.
Los personajes principales de la historia son Diego y Elena. A él nos lo presenta como un héroe, guapo, elegante y generoso con sus vasallos. Elena es hermosa y terca como una mula. Gran parte del conflicto sentimental sobre el que gira la novela es que a ella no le consultasen sobre su matromonio con el conde de Bellaste. No es porque no esté enamorada de él, lo está desde la infancia, que es desde que se conocen, pero es una mujer independiente y le molesta muchísimo que tanto su padre como él se hayan tomado la libertad de acordar su boda sin ni siquiera consultárselo.
No se lo va a poner nada fácil a su atractivo esposo.
Como secundarios, tenemos a Camelia, la abuela inglesa de Elena y el Cardenal Cisneros, a quien Nieves pinta como un señor algo más bondadoso de lo que yo logro imaginar. Cierto es que en la novela se narran sus últimos días de vida, pero me cuesta mucho creer que alguien tan relacionado con la Inquisición (por cierto, no podía faltar y no falta en una trama sobre esta época) sea tan suave.
Hay otros secundarios de lujo como Juana de Castilla, su hijo Fernando, Germana de Foix (segunda esposa de Fernando, el Católico, y después amante de su nieto Carlos...) a los que se unen otros sacados de la imaginación de Nieves.
Y hay una aventura, acción, peleas, tensión sexual y amor.
Una lectura que me ha encantado.
¿Te animas?