martes, 21 de julio de 2015

¿NECESITAS UNA CORRECCIÓN PROFESIONAL PARA TUS TEXTOS?

En una entrada, no hace mucho, comentaba la importancia que tiene que otros ojos analicen tu trabajo antes de exponerlo al público. El escritor, de tanto repasar el texto, lo acaba interiorizando, de tal modo que a veces resulta imposible ver una errata por muy obvia que esta sea.

Con Brianda. Elorigen del medallón tuve un problema bastante serio. Por un problema de conversión de archivos desconfiguré el corrector de Word. No en todo el texto: a tramos, que creo que es aún más complicado. Era una locura porque, a mi ceguera, se unía que nada de lo que escribía le parecía mal al programa. Daba lo mismo que escribiera burro con “v”, me lo pasaba como si estuviera bien. Así, montones de tildes desfilaron por mis ojos sin estar, y otras que estaban mal puestas, directamente no las vi. Incluso escribí esta palabra y me quedé tan ancha:

Dífícíl.

Tres tildes por falta de una, se ve que ese día estaba muy generosa. Menos mal que siempre hay gente buena y apareció Montse Martín Domínguez -para quienes tenéis Twitter @almaprendida - que tuvo el coraje de repasar conmigo la novela en un solo día. ¡Y tiene más de 400 páginas! De no ser por sus ojos, que ven más allá de lo que es casi normal, hubiera sido un completo desastre, porque yo era ya incapaz de detectar ningún error más.

Fue un trabajo de locos, todo el día (todo el día se dice pronto pero no lo es) estuvo conmigo repasando, página por página. Corriendo contra un plazo que yo misma había marcado sin darme cuenta de que necesitaba esa última revisión exhaustiva.

Me señaló, además, una incoherencia histórica, un nombre que había cambiado. Mariana, Margarita… me debieron parecer igualitos y cometí un error con una reina que, de no ser por ella, se habría cargado el tiempo de investigación que empleé con esta novela.

Desde hace unos meses, Montse está al frente de una empresa que se dedica a la maquetación y corrección de textos. Pero no solo eso, también realizan informes literarios y corrección de estilo, para que tu obra salga lo mejor posible al mercado. Esto no es una tontería. Seas autoeditado o tengas una editorial detrás que respalde tu trabajo, las cosas siempre hay que intentar hacerlas del mejor modo posible. Yo leo muchos libros descargados de Amazon (siempre menciono a esta plataforma porque tengo un kindle y no pirateo, compro) y algunos dan pena. Hubieran necesitado un pulido antes de exponerse al público. Hay un dicho: "Nunca tendrás una segunda oportunidad de causar una buena impresión", que no deberíamos perder de vista. En un mundo tan lleno de posibilidades como es este, donde lo que no falta son libros, si alguien se decide por el tuyo y lo encuentra lleno de errores es muy posible que nunca más te vuelva a leer.

Todo lo referente a las tarifas de estas correcciones profesionales podéis consultarlas en su página web y es sencillo encontrarlos a través de Twitter, Facebook, Google + y su blog.

Yo sé que trabajan muy bien, que son muy serios y se comprometen con el autor. No tengo ninguna duda en deciros que, si necesitáis alguien que eche un vistazo a vuestros textos, son una magnífica opción.

¿No os he dicho cómo se llaman? ¡Qué despiste!






Un nombre perfecto para su cometido.


jueves, 16 de julio de 2015

A PESAR DE TODO

La chica de las fotos, la novela con la que fui finalista del III Premio Digital HQÑ de la editorial Harlequin (ahora HarperCollins Ibérica), ha sido durante el pasado mes de junio la novela más vendida en digital en dos de las principales plataformas que distribuyen estos libros en España, Amazon y Fnac, y la quinta en La Casa del Libro.

Solo puedo decir que estoy muy agradecida a quienes se han acercado a ella y han decidido que era una buena opción de lectura y que, además, lo han hecho de manera legal.




Leía un post de Antonia J. Corrales, impotente al ver que al poco de publicar su novela ya está pirateada. Unos días antes se quejaba de lo mismo Rafael R. Costa y podría seguir mencionando nombres, porque es una lista infinita. Es un mal con el que convivimos todos, la mía lo fue a las siete horas de estar a la venta y he perdido la cuenta de las páginas que han clonado y duplicado estos enlaces. No os cuento ya lo que sucede con las que llevan años en la red. No sirve protegerlas con DRM o que nos cuenten que ya mismo habrá una ley que perseguirá esto, porque en la práctica lo primero no sirve y lo segundo menos. Eso es para volverse loco. Los autores sentimos que se menosprecia nuestro trabajo y no nos vale con eso que dicen, que si te piratean es porque te quieren leer. Todo el mundo, por su esfuerzo, recibe una recompensa y parece que la nuestra debe ser inmaterial, porque lo de comer de esto, como que no es posible y, como gente lista que somos, debemos asumirlo.

Pues a mí me sigue cabreando.

Y mucho.

Por eso, dar las GRACIAS, así, grande, a las personas que han decidido que lo que hago tiene un valor, es más que necesario, obligatorio. GRACIAS por valorar mi tiempo. GRACIAS por darle valor a mi esfuerzo. GRACIAS por no pensar que descargar un libro de manera ilegal no tiene importancia. GRACIAS por darme la oportunidad de seguir haciendo lo que más me gusta. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

viernes, 10 de julio de 2015

CAFÉ Y CIGARRILLOS PARA UN FUNERAL DE ROBERTO MARTÍNEZ GUZMÁN



Tras este llamativo título se esconde la última propuesta literaria del autor de Muerte sin resurrección, Roberto Martínez Guzmán. Se trata de un relato en el que la intriga es la base para mantener al lector enganchado en su medio centenar de páginas.

¡Y vaya si lo consigue!

Aún no podéis leerlo entero, está siendo publicado por SerialBooks por entregas, una a la semana, pero cinco blogs hemos sido seleccionados para leerlo en exclusiva y contaros nuestras impresiones.

Intentaré hacerlo lo mejor posible, eso sí, siempre sin desvelar demasiado, porque merece la pena que seáis vosotros los que descubráis el relato.

¿Os cuento de qué va?

La historia arranca el viernes 19 de julio a las dos de la mañana. A esa hora tan intempestiva, el doctor Delfín Sánchez se presenta en la comisaría de Ourense, muy asustado. Quiere hablar con alguien porque está convencido de que le quedan muy pocas horas de vida y necesita que alguien le proteja. Llega hasta la inspectora Eva Santiago -protagonista de Muerte sin resurrección-, y le cuenta que lleva un año recibiendo cartas que le anuncian su muerte para el 20 de julio a las siete de la tarde: exactamente en el momento en que cumplirá 50 años.

A las cartas, además, se han unido flores para su entierro.

Es tan extraño que despierta el interés de la inspectora Santiago que acepta el caso. En una carrera contra el reloj investiga el entorno del médico, sus pacientes, cualquier persona que tenga una relación con él, pero a cada paso que ella da lo único que encuentra son sólidas coartadas que oscurecen cada vez más la historia. Entonces, ¿quién está mandando las cartas y las flores? ¿Cómo piensa el asesino acabar con la vida del doctor Sánchez?

Roberto Martínez Guzmán, como ya hiciera en su anterior novela, escribe sin rodeos. El lenguaje es directo, claro, y esto contrasta con lo complicada que se vuelve la trama. A cada interrogante que plantea le sigue otro y otro más y tú, como lector, acabas convencido de que te ha llevado a un callejón donde no habrá salida.

Pero no.

La tiene y yo ni la he intuido. Jamás me lo hubiera imaginado como resolución del misterio, y eso que después de leerla tiene mucho sentido.

Los personajes están bien esbozados, aunque no los desarrolla demasiado al tratarse de un relato. De Delfín Sánchez, el protagonista, nos queda sobre todo su sensación de angustia ante el plazo vital al que se enfrenta, a lo que se suma la desazón de no saber quién se esconde detrás de esa macabra idea de pronosticar su muerte para el día y la hora de su cumpleaños. Eva Santiago es un personaje que ya conocemos de la otra novela de Roberto, Muerte sin resurrección, una mujer un tanto fría y muy analítica, que va poniendo delante de los ojos del lector todas las hipótesis hasta las que la conducen las pistas, sin que sepamos en ningún momento, hasta que no termina el relato, qué se esconde detrás de esa amenaza hacia el doctor Sánchez.

También, como hiciera en Muerte sin resurrección, la trama la localiza en Ourense, zona que el autor conoce bien puesto que vive allí.

Como os decía este relato está siendo publicado por SerialBooks, ahí lo podéis seguir con un simple registro y comentarla. Además, el autor ha abierto un reto en su blog. Tiene premio adivinar qué pasará al final de este relato: quién, qué y cómo. El cuándo es lo único que sabemos de antemano. Si os apuntáis, es aquí. También dice cuál será el premio por resolver todas estas preguntas, pero tienen que ser TODAS. Leed la entrada y averiguad vosotros mismos lo que hay que hacer.

Evidentemente yo ya lo sé, pero me lo guardo. Os digo que merece la pena descubrirlo.

Esta es la primera reseña que se publica del relato.

jueves, 2 de julio de 2015

LOS CRÍMENES AZULES DE ENRIQUE LASO



Sinopsis:

Los cadáveres de dos jóvenes hallados en la orilla de un lago de forma casi simultánea. Un condado cuyos habitantes guardan oscuros secretos. Un prometedor agente especial de la Unidad de Análisis de Conducta del FBI asignado al caso. Un crimen similar acaecido casi dos décadas antes...
Enrique Laso nos deslumbra con su primera incursión en el género policíaco con una novela inquietante, cargada de suspense y misterio Una novela fascinante que te agarra desde la primera página y que te mantiene atado a ella hasta su deslumbrante final.

Mis impresiones:

Hace tiempo que quería leer algo de Enrique Laso, así que, aprovechando que veía constantemente en Twitter los enlaces de la versión digital de Los crímenes azules, al final hace unos días me hice con la novela. Tengo una torre de libros pendientes encima de la mesilla de noche, pero me gusta alternar las lecturas digitales con el papel y al leer la sinopsis de la novela me resultó tan atractiva que no me lo pensé.

La novela empieza con una cita que comprendes en toda su dimensión al terminar la lectura:

En ocasiones la victoria, el éxito, tiene un sabor amargo. Deja un regusto terrible en el paladar que se queda atrapado en la memoria durante años, y que impide disfrutar nunca jamás de la gloria.
Esta es, pues, la historia de un enorme fracaso…”

El protagonista de las novela es Ethan Bush, un prometedor agente, miembro de la Unidad de Análisis de Conducta del FBI. Su primer caso permitió atrapar a un asesino en serie que llevaba en su haber 21 víctimas y por eso han pensado en él para resolver los asesinatos de dos jóvenes en Kansas: Clara Rose y Donna Malick. Para ello tendrá que trabajar codo con codo con su equipo, que viajará con él desde Quantico (Liz, Mark y Tom), y Clark Stevens, sheriff del condado de Jefferson y sus hombres. Los federales se instalarán en Oskaloosa y pronto serán informados por el sheriff de que hay otro caso, ocurrido 17 años antes, que tiene muchas papeletas para estar relacionado con los que acaban de suceder: el asesinato de Sharon Nichols.

Lo que en principio parecía una investigación sencilla, poco a poco se va complicando. Aparecen posibles sospechosos, pero ninguna prueba sólida los incrimina. Ethan está perdido y encuentra consuelo en la compañía de Patrick Nicols, el padre de Sharon, la primera víctima, con el que sale a correr y que le recuerda a su padre, muerto diez años atrás. En el transcurso de la investigación, Ethan Bush descubrirá lo diferente que es la sociedad rural a ese mundo urbano donde él creció. Aprenderá que la investigación debe hacerse, si cabe, con más pies de plomo, pues en este mundo es complicado moverse con discreción.

La novela está narrada en primera persona desde la perspectiva del agente Bush, aunque en algunos fragmentos podría confundirse con un narrador omnisciente, sobre todo cuando nos pone en antecedentes sobre los personajes que van entrando en la novela. Esta dualidad hace que no perdamos detalle, salva el escollo que podría suponer un narrador de este tipo para tener todos los ángulos de la investigación. Cuando él hace este repaso tienes la sensación de que está consultando un informe sobre el individuo, del que no deja escapar un solo detalle.

Confieso que, en mi despiste monumental, no supe quién era el asesino hasta el final. Es verdad que un par de veces lo pensé, pero no se me ocurría cómo encajar el por qué y es la clave en este libro. Saber por qué acaba con las vidas de unas jóvenes que apenas estaban empezando a vivir.

Los personajes de la novela están todos bien perfilados, aunque por esa postura del narrador al que más vamos a conocer es a Ethan. Creo que es un personaje tan interesante como para protagonizar más novelas. Tiene un punto de pasado atormentado y mente brillante que hacen de él alguien muy atractivo como protagonista de una saga de libros.

Nada más empezar, y de manera inevitable, pensé que esta novela podría ser un capítulo de Mentes criminales, una serie de televisión que he seguido durante mucho tiempo. A medida que avanzaba la lectura supe que, además de las coincidencias obvias con la serie, había otra cosa. El libro es muy cinematográfico, es muy sencillo visualizar lo que nos cuenta. No sería extraño que acabase convertido en una película, como le ha pasado a otra de las novelas de Enrique Laso, Desde el infierno, dirigida por Luis Endera. La historia de su gestación es muy interesante porque se financió a través de un proyecto de crowdfunding, se rodó en 2013 y ya se puede ver online. Aquí tenéis más información sobre esto.

El título de la novela me encanta. Suena bien y encaja a la perfección con el argumento, además de que tiene su propia explicación dentro de la novela.

De vez en cuando, el narrador hace algunas reflexiones que hacen que te pares a pensar. Esto, el que la novela se lea casi sin darte cuenta, que mantiene la tensión y entretiene, hacen de ella una excelente opción de lectura.


¿Os animáis?

jueves, 25 de junio de 2015

EL LECTOR CERO


El otro día hablaba del Lector ideal, refiriéndome a la figura de la que habla Stephen King en su ensayo Mientras escribes, y decía que no es lo mismo que lector cero. A simple vista puede parecerlo, porque ambos van a cumplir una función en cierto modo similar: la de impedirnos saltar a la piscina y que esté vacía.

Eso, por supuesto, siempre que estemos dispuestos a escuchar.

Entonces, ¿cuál es el matiz?

El Lector Ideal, según él, es alguien para quien escribes de manera inconsciente, mientras que el lector cero no tiene por qué. Por eso él decía que ese LI solía ser de tu entorno próximo, mientras que el cero no necesita cumplir ese requisito. El LI nunca te hablará de erratas porque no es su función (a no ser que escribas “hojo”, claro, que eso lo ve cualquiera), pero notará enseguida si te has salido de tu voz narrativa, contagiándote de la última lectura que has hecho, o si usas expresiones que en ti no son en absoluto habituales. Verá agujeros en la trama, pero quizá no sea capaz de decirte qué hacer con ellos. Ah, y no se va a ahorrar contarte en qué partes no paró de bostezar, o en qué otras no podía soltar el libro, aportando una información más que útil para el ritmo.

Sin embargo, todo lo que recibamos del LI será emocional.

Lo técnico se lo dejará a ese lector cero del que hablamos.

¿Quiénes pueden ser lectores cero? Obviamente, gente que lea. Que parece una tontería que haya que señalarlo, pero hay veces que se nos olvida. Tiene que poder ayudarte con una corrección ortográfica (aunque esta convendría dejarla en manos de profesionales cuando se acabe la novela) y tener capacidad crítica suficiente para que su lectura sirva para algo. Y tiene que ser de absoluta confianza porque vas a darle una obra inédita.

El lector cero te dirá si cierras bien las tramas o te dejas cabos sueltos, te hablará de los personajes, de los ambientes y te dirá en qué puntos hay frases mal construidas, proponiéndote alternativas. Ojo, proponiendo; siempre la última palabra debe ser del autor, que para eso la criatura es suya.

Yo, además, le atribuyo otra función.

Puede darte una idea del público potencial de la novela.

Cuando decidí buscar lectores cero para Detrás del cristal sabía que, de la forma que presentaba la historia, era probable que el público potencial fuera femenino, entre 20 y 50 años. Aproximadamente. Seleccioné alguna persona de ese rango, pero, además, busqué la opinión de tres hombres de edades diferentes. La sorpresa fue mayúscula cuando me encontré que ellos percibían la novela con mucha más profundidad y eso me anticipó algo que ha sucedido con este libro: ha gustado a hombres casi más que a mujeres.


No sé si hay gente que cobra por hacer lecturas cero (seguro, en esta vida hay de todo), pero yo hasta ahora no los he encontrado. Intento compensar su tiempo con algún detalle (el libro en papel, una cerveza…) aunque es verdad que tengo a un par de ellos que por razones de distancia y aplazamiento de planes, cuando quiera saldar mi deuda va a ser muy muy grande. En mi caso, también juega el “hoy por ti, mañana por mí” porque vivo rodeada de escritores.