Hay
libros a los que vuelvo.
Siempre.
He
perdido la cuenta de las veces que los he leído, me sé pasajes de ellos de memoria, sus hojas se desprenden sin remedio y, sin
embargo, cuando las lecturas de otros se me atascan, cuando no encuentro un
libro de esos que me llenen, vuelvo a ellos.
Para que Celestina me grite al oído "confesión" y constate que a pesar
de las apariencias, de las putas convirtiéndose
en protagonistas y de los brebajes reparadores de virgos, las cosas habían
cambiado muy poco todavía a principios de ese siglo XV. Para que Jorge Manrique me susurre sus coplas al oído, acariciándome el alma
con ellas, recordándome que la familia es tu vínculo más fuerte. Para que Enid Blyton me transporte hasta mi
infancia de la mano de una pandilla de ensueño, donde el protagonista era el
perro que no me dejaban tener. Un perro, todo sea dicho, más listo que mucha
gente.
Vuelvo
a leer El clan del oso cavernario,
me vuelvo Ayla, perdida y sola en
medio de un mundo en el que no habría ni cien mil ejemplares de nuestra especie,
en el que todo era nuevo y difícil. Viajo a la Inglaterra medieval, y me convierto en uno más de los albañiles que construían la catedral de
los Pilares de la Tierra,
observadora de las intrigas que la ostentación del poder empuja a urdir. Viajo
con El mercader de Venecia, de la
mano de Shakespeare, me sigo
asombrando con su capacidad para construir una historia redonda, donde todo
encaja, y vuelvo a escuchar a las brujas mientras Lady Macbeth se retuerce
las manos. De pronto, una varita mágica me da en la cabeza y me vuelvo una niña
crédula, y leo y releo las miles de páginas de Harry Potter repletas de tanta magia como encanto. Y me da igual lo
que piensen los adultos, me hechiza la profesora Mcgonagall y me caen tan mal
los mortífagos como los nazis en los que se inspiró J.K.Rowling. Conozco a cada
uno de los amigos de Harry, que son los míos mientras leo, incluso sonrío
acordándome de mi lechuza (sí, tuve una que rescatamos en una carretera,
después de que la atropellaran y le rompieran un ala) que no sabía traer el
correo pero que miraba muy gracioso.
Mis libros de siempre son valores seguros.
Sé que
cuando no me encuentre en ninguna historia podré volver a ellos.
¿A qué libros vuelves tú?
Me gusta hojear de vez en cuando "La colmena" o "Señora de rojo sobre fondo gris". Para mí dos libros maravillosos.
ResponderEliminarBesos
Compartimos a Enid Blython, a Harry Potter y a Shakespeare. Creo que a los que suelo volver mucho es a los de Shakespeare, sin duda. También releo a Tolkien, no lo puedo evitar. Y luego, tengo una manía especial: por navidades siempre vuelvo a leerme "Cuento de Navidad" de Charles Dickens. Y, por supuesto, creo que he leído unas cincuenta veces "Cartas de Papá Noel" de J.R.R. Tolkien, que os recomiendo muchísimo, muchísimo, muchísimo, de verdad de la buena.
ResponderEliminarUna buena elección la de volver a tener entre manos a viejos conocidos. Qué tiempos aquellos los de Enyd Blyton y Las aventuras de los cinco. Y de La Celestina o las Coplas, pue ni te cuento. Nunca me olvidaré de mi buen caballero andante don Quijote de la Mancha, a quien profeso un cariño profundo. Harri Potter, sin embargo, nunca me atrajo y eso que mi hija tiene algún libro suyo por ahí. Pero esos clásicos siempre me esperan. Es una buena opción para evadirse, pese a que hay muchos lectores que no quieren saber nada de ellos ¿será porque les recuerde al colegio?. Saludos.
ResponderEliminarLos libros a los que volvía una y otra vez se quedaron en Las Palmas de Gran Canaria cuando comencé una nueva vida aquí. Mi madre se encarga de guardarlos hasta que me decida a ir a por ellos. Cuando mis chiquitines crezcan un poco más comenzaré de nuevo a hacer acopio de mis propias "joyas literarias" de nuevo.
ResponderEliminaruy pues yo no vuelvo nunca a un libro, creo que excepto cuando era jovencita Rebeldes que me encantó y lo lei un montón de veces luego nunca más, con todo lo que tengo por leer no puedo releer
ResponderEliminarbesos
¿Verdad que sí, Pakiko? Está bien descubrir nuevos valores pero también tener presentes los que nos convirtieron en lectores.
ResponderEliminarBesos
Mónica, las navidades pasadas, por fin leí el original de Dickens y me gustó más de lo que pensaba. A Tolkien no lo conozco, ya ves tú. Siempre se me ha resistido este hombre.
ResponderEliminarBesos
Francisco, Don Quijote es otro crack, sin duda. Yo me dejé atrapar por Harry Potter y ya no he sido capaz de soltarlo, quizá porque con su lectura descubrí mucho más que lo que hay en apariencia, y además me di cuenta de que soy capaz de leer en inglés (los leí en ese idioma la primera vez)
ResponderEliminarUn beso
Dácil, ya te veo sobrecargando el avión, jajaja. Espero que tu madre te los guarde bien.
ResponderEliminarUn beso
Tatty, Rebeldes lo leí muchísimas veces también, lo tengo en la estantería del salón. Fue un libro especial.
ResponderEliminarTe entiendo, tienes tantos por leer que como para repetir. ¡Como para que no te agobies!
Besos
Vuelvo a leer La perla cuando estoy triste, y Capote, casi me da lo mismo aunque A sangre fría es especial. Y Las flores del mal también.
ResponderEliminarEs cierto que hay libros que son fijos, llenos de post it, marcas de guerra, hojas dobladas del uso y alguna mancha. Esos son mis favoritos
Besos
En tiempos releía mucho. Ahora tengo tanto nuevo a mano por descubrir que me olvido de mirar atrás.
ResponderEliminarLos libros de Los Cinco fueron muy releídos en su época, no podía comprarme todos los que quería así que los que tenía los leía una y otra vez, me los sabía casi de memoria.
Después el libro al que más he vuelto y con el que disfruto siempre es Los gozos y las sombras.
Otras veces recorro las estanterías hasta que uno consigue ser el elegido.
Besos
Pues llevo tiempo sin volver a un libro, que con tantas lecturas pendientes... Pero cuando vuelvo, siempre vuelvo a Galdós y su Misericordia o su Fortunata y Jacinta, a Tolkien con esa valiente comunidad del anillo, a La Regenta de Unamuno, al Cuento de Navidad de Dickens, a El camino de Delibes, a Momo, que siempre me sorprende su increíble capacidad para escuchar y esos hombres grises que robaban el tiempo, a La historia interminable, al Principito...
ResponderEliminarBesotes!!!
El libro al que mas veces acudo es "Los pilares de la tierra", también de vez en cuando vuelvo a releer algún capítulo de "Platero y yo", libro que me recuerda a mis principios como lectora y por eso le tengo especial cariño.
ResponderEliminarUn beso.
Silvia, esta es la entrada que te decía que recordé haber escrito cuando leí la tuya.
ResponderEliminarSé que hay mucho pendiente, pero cuando un libro se queda contigo, suele ser para siempre.
Besos
Jara, leí Los Gozos y las Sombras el año pasado y creo que es una maravilla, de esos libros que no hay que obligarte a leer, sino esperar a que llegue el momento.
ResponderEliminarUn besito
Margari, por trabajo, leía todos los años El camino, y ahora, de vez en cuando, le digo a mi hijo que pruebe con él, pero no me hace ni caso. Como he dicho por ahí, habrá que esperar que llegue su momento. De Momo él también ha disfrutado ya.
ResponderEliminar¡Besos!
Dolores, no sé qué tiene ese libro de Ken Follet que ha marcado a mucha gente, conozco incluso quién se hizo lector a través de él.
ResponderEliminarY qué decir de Platero y yo... ¡si es que hay mucho bueno por ahí!
Un beso
Yo, como Tatty, rarísimo que vuelva a un libro y, cuando lo he hecho,en cierta manera me defraudaron, porque los tenía idealizados y no me llenaron tanto como la primera vez.
ResponderEliminarQuerida Mayte, tengo tantos nuevos por leer, de tantos compañeros, que me es imposible releer ninguno. Menos mal que no tengo tu trabajo.
ResponderEliminarEntre los que he leído varias veces, antes de tener el Kindle, está La fórmula de Dios de José Rodrigues dos Santos; El informe Phaeton de Albert Salvadó y Los hijos de Anansi de Neil Gaiman.
Un abrazo para todos.
Me ha encantado encontrar en estas líneas a Jorge Manrique. Nunca me canso de leer sus coplas. Aún recuerdo cuando las expliqué para mis alumnos americanos, hace dos o tres años. Al principio les costó, pero al final entendieron la esencia de aquellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
No releo demasiado, será por la gran cantidad de libros que tengo pendiente. En unos días volveré a "84, Charing Cross Road".
ResponderEliminarBesos