viernes, 21 de agosto de 2015

DESMORALIZADA



Vengo desmoralizada.

He conocido a Alberto, segundo de ESO, un excelente estudiante. Me ha estado contando cosas de su instituto e irremediablemente hemos llegado a los libros. De los dos que ha tenido que leer este curso, uno era Rebelión en la Granja de George Orwell. Me ha parecido bien, un libro que tiene dos lecturas y que sirve muy bien para ampliar conocimientos de historia.

Estupendo hasta que le he preguntado cómo lo habían trabajado.

Pues nada, la profesora les dio el título y el autor, un plazo para entregar una ficha del libro (resumen y datos técnicos como el número de páginas) y otra para hacer un examen.

En este punto mi cara se ha debido parecer a ese emoticono al que se le abren mucho los ojos y se le descuelga la mandíbula, pero he seguido preguntando, por si acaso me estaba adelantando.

"¿Qué has entendido del libro?"

Alberto me ha contado que transcurre en una granja, donde los animales se rebelan contra un granjero injusto y, poco a poco, los cerdos se van haciendo con el control de la granja, siendo tan malos como era el granjero.

"¿Y qué más?" No quería volver a adelantarme.

Le he preguntado si han dedicado algún día a explicar esa otra lectura que tiene Rebelión en la granja, esa en la que descubrimos que el autor ha escrito realmente una fábula en la que está haciendo una crítica al régimen soviético de Stalin.

Alberto me ha mirado con la cara del emoticono de antes. No sabe, por supuesto, quién fue Stalin, ni se había enterado de que existía la posibilidad de que hubiera otra manera de entender el libro.

Mientras tomaba un aperitivo con su madre y otra amiga, le he explicado que los libros tienen muchas veces -o sería lo deseable- dos lecturas. Una, la simple, la que está en la superficie. El resumen de lo que hacen los personajes y poco más, eso que ha valorado su profesora a la hora de puntuar el examen. Pero, si el autor es un poco inteligente, siempre deja caer otra lectura más profunda.

Es evidente que a Alberto no le han enseñado a abrir los ojos. No ha podido hacer otra lectura porque ni siquiera intuía que se pudiera.

Ahora me pregunto, ¿tampoco ha aprendido a hacerlo su profesora? ¿No ha tenido una miserable hora para explicarles el libro? ¿No sería mucho más rentable en cuestión de aprendizaje dejarse de exámenes y diseccionar el libro en clase? ¿Es ella una de esas lectoras que no son capaces de leer entre líneas? ¿Alguien así educa a nuestros hijos? ¿Estoy pidiendo demasiado?

Me temo que sí, que cada día veo más claro que leer se leerá, pero la comprensión de lo que se lee se está convirtiendo en una quimera.

Y me da mucha pena.

6 comentarios:

  1. Es triste, pero este tipo de situaciones se dan con demasiada frecuencia. No recuerdo ni un solo libro en mis años de estudiante que se trabajara más allá de Haz un resumen o Contesta a preguntas sobre él en un examen.

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  2. Eso provoca que no se desarrollen todas las herramientas necesarias para abordar una lectura un poco más allá de lo meramente superficial. Lo estoy viendo constantemente y me desespera. Al menos con mis hijos intento hacer esa labor, y con los chicos que me confían, pero mi alcance es muy limitado.

    No me pongo a contar ya lo que pasa cuando les das un comentario de texto. Lo de leer entre líneas, lo de entender dobles significados no está al alcance de casi ninguno. Una verdadera tristeza.

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  3. Hola:

    Lo que me sorprende es que ese libro se mande a un alumno de segundo de la ESO, cuando en el temario de Sociales todavía no se ha visto para nada el siglo veinte. Algunos de nosotros vivimos la caída del muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética tal y como la conocimos, pero a las nuevas generaciones les suena a chino. Ese es el error, dar algo para lo que no se tiene un bagaje cultural adecuado.
    Cuando puse en Tutoría la película "Good Bye Lenin" a un grupo de segundo, antes dediqué toda una sesión a trabajar el trasfondo histórico y poder centrarnos en los valores de la historia que ocurre en ese trasfondo. Creo que las cosas hay que trabajarlas bien para enseñar a pensar.

    Un saludo,

    Francisco Tapia

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  4. Claro, pero ya que lo pones, lo menos que puedes hacer es trabajarlo un poco, no dejar que piensen que este es un libro que trata sobre unos animalitos y punto. No digo que haya que entrar en muchos detalles para este curso, pero rasgos básicos de la crítica que hace a las dictaduras (porque sirve para todas) se pueden tocar y enseñarles que los libros tienen dobles lecturas. Y que hay que entrenarse para encontrar todos los matices porque si no te estás perdiendo lo más importante de la novela.

    Yo como autora intento siempre que lo que escribo tenga dos planos y tengo la suerte de que la mayoría de los lectores me pillan, pero cuando me encuentro un comentario en el que me dicen que soy "superficial" me entristece, pero no por mí, yo sé lo que he hecho y me consta que no está tan mal. Me entristece por la persona que no ha sido capaz de leer ni uno solo de los mensajes que están entre líneas, aunque algunos, como precisamente una crítica a la ESO que hay en La chica de las fotos, no estén ni disimulados.

    En fin, seguiré intentando que, en lo que pueda, con los niños que tenga a mi cargo, fomentar ese espíritu crítico que es básico para moverse con inteligencia por la vida.

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  5. Que pena! A veces es mejor poca cantidad y mucha calidad. Me conformaría con que leyeran un sólo libro al año en el cole y le sacaran todo el provecho a la lectura

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  6. Lo hacen a propósito, porque a través de la ignorancia se ejerce el control y el despotismo. A la gente que establece los planes educativos, a los que dirigen este país, no les interesa que aprendamos a abrir los ojos. Biquiños!

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