lunes, 21 de diciembre de 2020

COSAS QUE (NO) ME PASAN

 Durante estos meses que llevamos siendo víctimas del virus, me han pasado algunas cosas: he publicado una novela y un relato, autopublicado otra novela y otra de mis obras de editorial se ha tirado siete meses en el top de Amazon. He vuelto a experimentar qué es que te llegue feedback positivo y motivador todos los días, lo cual es de agradecer muchísimo.

Y también que se siga diciendo de mí que soy una autora que no le suena de nada ni siquiera la gente que dice leer con asiduidad el género que frecuento (lo que me recuerda que puedo poner todo el spam que me dé la gana porque no voy a molestar en realidad a nadie).

Pero durante estos meses de enclaustramiento involuntario, no me han pasado otras cosas.

A lo largo de este tiempo, varios de mis compañeros escritores, de los que tengo en el entorno más próximo y que también destacaron en el top, me han ido contando cómo recibían ofertas editoriales y varios agentes literarios se han interesado por ellos.

Mira que pensaba que en este mundo me había pasado de todo, bueno y malo (véanse solo los dos ejemplos que he puesto arriba), pero lo del agente literario no me ha sucedido nunca. No me he encontrado ningún correo de ninguno volviéndose loco para que trabajásemos juntos.

Hace tiempo me puse a investigar cómo se hace para llegar a un agente y descubrí que es más complicado de lo que parece, porque no eres tú quien lo tiene que buscar, son ellos los que te buscan a ti si te ven con potencial. Supongo que eso les ahorra mucho trabajo: solo tienen que fijarse en quienes destacan y pasar por alto a todos aquellos que lleguen de otro modo.

Es como un "reservado el derecho de admisión", pero a lo literario.

Al final, en la lista que llevo de las cosas que no me van a pasar después del tiempo que llevo publicando, además de lo de la adaptación cinematográfica y la traducción a otros idiomas he tachado lo del agente. No pasa nada, todos sabemos que hay techos que no se pueden romper a cabezazos y yo el mío ya lo toqué. Todo lo que me suceda en adelante será repetido y poco importante.

Lo dije en Facebook, después de leerme un especial sobre Delibes: solo soy un pececito insignificante en un mar saturado de tiburones.

Bastante será conseguir que no me devoren. 


4 comentarios:

  1. Quizás algún día te lleves la sorpresa. A veces también es cuestión de suerte. Yo sigo sin entender el éxito de algunos escritores, a los que no veo tan buenos. Y Mayte, yo creo que aún no has tocado techo. Y no te lo digo por decir. Cada vez me gustan más tus historias, tu forma de contar, tus personajes...
    Besotes!!!

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    1. Muchas gracias, Margari, es este tipo de feedback del que hablaba antes, el que te empuja a seguir compartiendo una parte (diminuta) de lo que escribes, pero también tengo los pies en la tierra. El especial de Delibes me ha abierto mucho los ojos. Esto del agente es, en realidad, solo anecdótico, algo en lo que no había pensado porque tal vez no me paré a ello.

      Besos

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  2. Tú nada a tu bola, querida, los pececitos somos felices si pasamos desapercibidos, no vaya a ser que nos vea el tiburón y nos coma. Un besote grande de otro pececillo a su bola.

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