martes, 6 de mayo de 2014

ENCUENTRO CON LECTORES EN LECTURARTE AZUQUECA.

Mañana, a las siete de la tarde, estaré en la Sala de Conferencias del Centro Cultural de Azuqueca de Henares, en el encuentro que cierra el programa LecturArte, que a lo largo de este 2014 ha contado con la presencia de destacados autores del panorama literario actual como Kirmen Uribe, Blue Jeans, Esteban Navarro, Maite Carranza, Adela Cortina, Manuel Loureiro, Javier Ruescas, José Antonio Portillo y Carlos Jano.

Para mí, novata en todo esto, es un verdadero honor haber sido invitada a cerrar este ciclo y que se haya contado con mi presencia, en medio de nombres tan grandes como los que os acabo de mencionar.

LecturArte: el sabor de la lectura y otros placeres, ha contado con el apoyo del Ministerio de Cultura. El objetivo de este programa ha sido potenciar el intercambio cultural y poner en contacto directo a creadores de 10 comunidades autónomas con los lectores, además de ofrecer la posibilidad a los ciudadanos del contacto directo con los creadores de las obras literarias que se presentan. Se buscaba disfrutar, sobre todo, de la literatura, tanto para niños, jóvenes o adultos. El objetivo es transmitir el placer de la lectura. ¿Hay algo más hermoso que llenar la imaginación tan solo con leer un texto?


Mañana me sentaré detrás del la mesa para hablar con los miembros de los distintos clubs de lectura (y quien se quiera acercar) de mi novela Detrás del cristal. Iré dispuesta a contestar preguntas, así que os animo a que os las vayáis preparando.



¡Os espero!

domingo, 4 de mayo de 2014

LA MEDIOCRIDAD SE HA CARGADO EL INVENTO

"La mediocridad se ha cargado el invento".

Me lo decía un amigo escritor a propósito de Amazon y los libros digitales autoeditados. Nada se parece a ese inicio, cuando a finales de 2011, principios de 2012, muchos nos lanzamos a la aventura de subir nuestros textos a una plataforma novedosa que permitía que el autor "publicase" sin coste alguno y, no solo eso, obtuviera además beneficios por ello.

¡Una maravilla!

Muchos textos, algunos muy, muy buenos, pudieron abandonar los cajones donde llevaban años esperando una oportunidad sin encontrarla.

Encima que se superaba la traba del rechazo editorial, los autores podíamos aspirar a cobrar por nuestro trabajo. Eso sí, dentro de los estrechos márgenes de poner las obras a un euro porque todo aquel que pretendió subir más allá, enarbolando la bandera de la dignidad o la calidad personal (los había de todos los colores en sus razonamientos) se dieron un tortazo de muerte, algo que no había que ser demasiado listo para intuir. Salvo honrosísimas excepciones se convirtieron en invisibles en las listas de ventas, aunque a final de mes el 70% de beneficios que reporta subir por encima de los tres dólares el precio compensase esas ventas menores. (Las compensa pero, ¿compensa tener menos lectores cuando ya has decidido salir del cajón?)

El hecho de que encima, casi nada más empezar, las editoriales se lanzasen a la búsqueda del ansiado best seller (es mucho más cómodo que te digan, lee esto que merece la pena, que ir buscando tú entre un montón de manuscritos) contratando a los autores que les parecía que encajaban con sus catálogos, hizo que la gente se lanzase en masa a subir todo lo que tenía entre sus manos, dejando de lado en muchas ocasiones algunos pasos que deberían darse antes de lanzarse al vacío.

Autocrítica.

Reposo de los textos.

Revisiones exhaustivas.

Autocrítica.

Autocrítica.

Autocrítica.

¿Me repito?

A lo mejor es que como yo soy tan crítica conmigo misma me parece que es lo más importante, valorar si todo lo que aterriza en Amazon es interesante por algún aspecto o si subimos la primera mierda que nos aparece por el disco duro porque esto, como leí en el blog de todo un experto que tiene una docena larga de libros publicados (bajo seudónimos varios, según él, así serán) esto no es más que un negocio que hay que alimentar.

Una inmensa hoguera de vanidades, añado yo.

Está ocurriendo algo, dentro de unos meses volvemos a ello si queréis. Lo primero, la sensación que tengo, es que se venden muchos menos libros que hace simplemente un año. Los libros que ocupan en top tienen unas ventas inferiores a las que tenían el año pasado otros libros en los mismos lugares. Lo segundo es que estoy convencida de que hay menos calidad en general y lo tercero es que, como decía mi amigo, la mediocridad se ha cargado el invento.

Algo de razón tiene.

En mi kindle he inaugurado una lista. Cruelmente la he llamado NO (para eso el kindle me lo compré yo solita y es mío). Significa que no voy a leer esos libros, que los he empezado y me han decepcionado tanto que no voy a perder un minuto de mi vida en ellos. ¿Por qué? Pues sin decir títulos, allá cada uno con su conciencia, voy a contaros qué me pasó con algunos.

Primero de la lista: me aburrió profundamente antes del cinco por ciento. No le encontré la gracia aunque no estaba mal escrito. Creo que no tiene alma y cuando algo no tiene alma...

Segundo: uf, uf, uf... que simple soy. Tanta profundidad me perdió al siete por ciento. Me hace falta alguna carrera más para entenderlo. Eso, o que no hay por dónde cogerlo.

Tercero: ¿pero esto qué es? Un aburrimiento absoluto, sin ningún estilo al que agarrarse como salvavidas. Llegué con las expectativas altísimas, muchas recomendaciones y no pude superar el 10% de cortesía. Me superó él a mí.

Cuarto: este me llamó la atención lo malísimamente mal escrito que está. Cambia de tiempos verbales como quien se está probando ropa mirándose a un espejo. La sinopsis era interesante, la portada buena pero el contenido... una pena. Pero de las gordas.

Quinto: un peñazo. Floritura tras floritura para demostrarme que sabe usar muchos adjetivos unos detrás de otros pero sin ningún ritmo. En el primer diez por ciento no había pasado nada así que cerré y a otro.

Voy a parar porque así tengo treinta. Menos mal que en el otro extremo hay noventa que sí me han gustado, pero el porcentaje de error es demasiado alto como para que ahora vaya alegremente a comprarme un libro a Amazon. Por mucho que cueste un euro o tres, por muchas opiniones buenas que tenga. Tengo que asegurarme primero de que lo vale.

En el extremo opuesto, os lo he ido contando, libros que pese a su sencillez en algunos casos cubren con creces mis deseos lectores pero encontrarlos cada vez cuesta más.


viernes, 2 de mayo de 2014

LA TÍA TULA MIGUEL DE UNAMUNO




Sinopsis:

Gertrudis, Tula, al morir su hermana se hace cargo de su cuñado y sus sobrinos a los que siempre llamará hijos. Renuncia a una vida propia pero se adueña de los destinos de los otros, manteniendo la unidad familiar con su severo temperamento, fruto de una exacerbada castidad.

El conflicto entre el anhelo de maternidad y la aversión hacia el amor carnal lo afronta la Tía Tula con voluntad de hierro, rasgo acorde con su conducta católica donde el alma significa pureza y el cuerpo pecado.

Mis impresiones:

Quería volver a Unamuno. Durante algunos años tuve que leer varias de sus obras y, aunque recordaba argumentos e incluso algunas frases. el paso del tiempo había desdibujado su estilo en mi mente así que el otro día decidí regresar a él. Pensé en leer de nuevo San Manuel Bueno, martir, pero no sé dónde tengo ese libro. Supongo que en algún traslado se ha debido perder porque no logré encontrarlo. El que sí apareció fue La Tía Tula. Curiosamente este nunca lo había leído así que empecé con él.

Es corto, en mi edición apenas ciento cuarenta páginas, por lo que me ha durado un suspiro. Está estructurado en veinticinco capítulos cortos, lo que siempre facilita la lectura, precedidos por un prólogo. Este es curioso porque Unamuno advierte en él al lector de novelas que se lo salte si quiere porque es una digresión filosófica que puede obviarse perfectamente sin perjudicar al entendimiento de la novela.

Una vez superado, empieza esta novela (o nivola) corta. Aunque se publicó en 1921 y el argumento es bastante sencillo, Unamuno tardó veinte años en pulirla. No es su intención el simple entretenimiento de quien se acerque a este libro sino la reflexión en torno a una paradoja: el tema de la virgen-madre. Tula, casta hasta el final, se acaba convirtiendo en la madre de los hijos de su hermana Rosa, en la madre de los hijos del segundo matrimonio de su cuñado, incluso un poco de él, al que llama hijo en varias ocasiones. Su necesidad es tal que actúa también un poco como madre de Manuela, la segunda esposa de Ramiro, su cuñado, y extiende ese trato a Caridad, la que será la mujer del mayor de sus sobrinos. Pero no es una maternidad frustrada la de Tula, voluntariamente asume la crianza de sus sobrinos y desarrolla el instinto maternal sin necesidad de perder la virginidad. Es madre sin haberlo sido nunca.

En esta novela el personaje principal, en el que Unamuno centra toda su atención, es Tula. Los demás, Rosa, Ramiro, sus sobrinos, son meros instrumentos para dibujar a un personaje de gran fuerza narrativa, presa en contradicciones que la acompañan hasta la muerte. La dibuja por dentro, firme, con un carácter arrollador pero en muy pocos momentos da datos concretos (más allá de sus ojos apenas habla de nada más de ella) porque no le interesa, dejará que sea el lector quien le ponga rostro.

Unamuno elige para contarnos esta historia un narrador omnisciente en tercera persona al que a menudo interrumpen, entre comillas, los pensamientos de la protagonista. Todo el texto está salpicado de diálogos, muchas veces entre dos personajes en los que prescinde del recurso de recordar al lector, durante muchas intervenciones seguidas, quién es quien está hablando en cada momento. Incluso, al final, dado que la conversación que cierra el libro es entre tres personajes, prefiere situar delante de la intervención de cada personaje la inicial de su nombre, acercándose con esto a un recurso del teatro.

A mí, personalmente, la novela me parecía muy teatral todo el tiempo.

La novela me ha gustado mucho, como no podía ser de otra manera. Tiene un tono muy litúrgico, como lo recordaba, y he sido consciente de que la obra está llena de leísmos, algo que sabía que forma parte de su manera de escribir pero que no recordaba con tanta intensidad. Otro elemento que antes no he mencionado es que en la novela hay una confusión que parece no importar a Unamuno. En algún momento confunde el sexo de los hijos de Ramiro, donde decía hijo ahora es hija. No sé si eso fue un error consciente o en realidad era tan poco importante para él, estaba tan en segundo plano con respecto a lo que en realidad quería transmitir, esa idea de la maternidad entregada, la paradoja de ser la mejor madre sin serlo, que le dio lo mismo.

Igual que creo que se debe conocer lo que sucede a nuestro alrededor ahora mismo, conocer autores nuevos, leer a los clásicos es un buen ejercicio para el espíritu. Además de un excelente aprendizaje.

Voy a aprender un poco estos días. Ya tengo otro clásico entre manos.

viernes, 25 de abril de 2014

POLÉMICA EN LOS BLOGS DE RESEÑAS

Hay que generar polémica.

Esta es la conclusión a la que llego leyendo post en los blogs, o estados en las distintas redes sociales. Cuanto más borde y más ácido seas, más seguirán tus palabras, más retuits obtendrás y más visitas generarás para tu sitio web. A la gente no le gustan las buenas noticias. No le gusta que seas feliz y tengas la desfachatez de contárselo. No le gusta que te guste un libro y lo alabes.

No.

Prefieren hacerse eco de lo deprimente, de lo absurdo, de lo controvertido, meter constantemente el dedo en los ojos de quien sea para ver cómo reacciona el atacado y alimentar la hoguera de la mala baba.

Lo peor, es que entramos en ese juego.

Y no estoy hablando solo de los ataques gratuitos a los que nos enfrentamos quienes, por hache o por be, de pronto destacamos en esto de la escritura, que daría para mucho.

Hoy hablo de otra cosa. He leído un post sobre las reseñas literarias en los blogs, la razón por la que han proliferado los sitios que ofrecen comentarios de libros para que los lectores tengan cierta orientación a la hora de elegir una lectura. Es verdad que los hay que se han abierto con el único fin de que las editoriales alimenten gratis las estanterías de casas particulares y que sus reseñas no tienen nada de reseñas, pero también es cierto que hay gente honesta en este mundo, que la generalización que se hace me parece tristísima.

Conozco blogs que hacen análisis pormenorizados de los libros, disecciones dignas de un cirujano, de diez quizá en un examen pero no son los que más frecuento porque quizá restan magia a la hora de ponerte a leer: te lo han destripado entero.

Conozco otros que cuentan perfectamente sin contar, que analizan desde un punto de vista tan sutil que, si no has leído el libro, tampoco es problema porque han sabido darle el punto justo para hacer ese análisis sin destrozar las sorpresas.

Conozco otros que simplemente son sensaciones lectoras, lo que personalmente aportó cada novela al reseñador que esconde el blog.

Desde hace seis años soy de las que simplemente aporta sensaciones lectoras porque cuando abrí este espejo no sabía ni que existían blogs de reseñas. Tampoco he querido entrar en el juego de pedir libros a nadie. Me compro los que me apetecen, salvo algunos que me han llegado solos a través del correo con la petición de que les hiciera una crítica. Un limitadísimo porcentaje de ellos lo ha logrado porque para que aparezca un reflejo en el espejo primero hay que convencerme a mí. No se trata de hacerle la pelota a nadie, hay personas que probablemente pensaron que sus libros estarían aquí porque me conocen y aunque los he leído no me han convencido y no voy a dar en público mis razones. Son mías y estoy en mi derecho de guardármelas, ¿no creéis?

Ha habido también malos momentos, situaciones personales que aplazaron un comentario y para cuando me encontré mejor ya no tenía frescas las sensaciones y los dejé correr.

Creo que cada uno de estos blogs, en su estilo, está aportando algo, empujando o frenando una lectura pero hay algo importante que no se ha dicho en ese post: nadie obliga a nadie a leer lo que publicamos.

Entonces, ¿hoy se han levantado con ganas de polémica?



REMATANDO ABRIL

Desde el pasado sábado estoy viviendo una semana muy intensa en cuanto a presentaciones del libro y encuentros con los lectores. Para mí, aunque ya había experimentado sentarme delante de un grupo de personas que se habían acercado a mis novelas, está siendo algo en cierta manera nuevo porque estoy yendo sin el apoyo que supuso, por ejemplo, sentarme en Madrid el 14 de febrero al lado de Antonia J Corrales o el 21 de marzo con María José Moreno.

Hoy cierro el ciclo de abril a las seis de la tarde en la Biblioteca de Fuenterrebollo (Segovia) y será la vez que más sola me encuentre porque además ninguna de las personas (anonimas en las redes) que me acompañan de manera habitual, pueden estar conmigo. Supongo que no habrá fotos que compartir (no se me ocurre cómo hacérmelas a mí misma) y tampoco tengo muy claro cuál será el enfoque que le daremos a la charla, pero de lo que estoy segura es de que lo disfrutaré, como todo lo que me está pasando en este último año y pico, desde que subí a Amazon Detrás del cristal.

Al fin y al cabo, eso es lo que quedará cuando todo esto acabe.

He estado pensando en la huella que me están dejando todas estas experiencias, el poder saber de primera mano lo que opinan los lectores de las palabras que escribes, cómo, a pesar de la "locura" con la que arranca la novela, encuentras lectores que asumen que es ficción, se sumergen en ella y se dejan llevar de la mano. Me encanta que me señalen frases que de pronto abandonan el contexto del libro para posicionarse frente a sus ojos con significados aplicables a sus propias vidas y que me cuenten otras historias que, quién sabe, igual en el futuro acabarán inspirando a otros personajes de ficción.

Todo esto me enriquece como persona y siento como si estuviera tomando notas, en una libreta imaginaria, para después trasladar las sensaciones al papel. Porque sé que, al final, cualquier detalle se acabará colando en una novela, a modo de guiño que tal vez sólo entienda yo.

Iré con los ojos abiertos y los oídos dispuestos.