lunes, 4 de septiembre de 2023

NO ME PIDAS MÁS


Llevo un rato escuchando la lluvia caer, a veces furiosa, otras ralentizando el ritmo y convirtiendo su música en un golpeteo suave que arrulla la noche.

A lo lejos, se oyen los truenos que antes anunció un relámpago, y no sé si el centro de este huracán se acerca o se aleja, porque ya no me fío de mis sentidos.

Me siento abandonada por todo.

Por mí cuerpo y por mi mente en primer lugar.

Llevo meses sometida a fuertes presiones, dolor y duelo compartiendo espacio en un alma que ha dejado de ser elástica. Como la Tierra cuando la presión y la temperatura se alían, se que un día no podré más y reventaré. Alguna de mis grietas deshará mis costuras frágiles de mujer rota y el desastre que ahora solo se intuye arrasará con todo.

No sé los demás, pero yo necesito que me hablen con cariño y respeto. Qué me cuiden y no me anulen, me rebajen o me juzguen a cada instante, interpretando mis razones como excusas que no son. No sé si conozco a alguien más responsable que yo, nunca he eludido nada, cuanto menos, lo que pudiera beneficiarme.

Si digo que no puedo es porque ya no puedo más.

Si digo que ya no puedo más, no me pidas más.

Yo sola encontraré el camino.

miércoles, 16 de agosto de 2023

CUANDO NO ENCUENTRAS LO QUE NECESITAS

O te lo inventas o te lo fabricas tú mismo, no hay más.
Hay un punto en la vida en el que descubres que no se puede esperara nada de los demás, por mucho que tú dés.


martes, 15 de agosto de 2023

HASTA EL FINAL DEL VERANO


Hasta que termine el verano, los cuatro ebooks de estas novelas costarán 0,99€. Después, salvo Oasis de arena, que es un relato y me parece que por su longitud es más justo que no sea así, costarán 3,99€. Así que hoy, por cuatro euros, los tienes todos.





lunes, 14 de agosto de 2023

COSAS QUE HACER SOLO EN CASA CUANDO NO ESTÁS SOLO EN CASA

No tengo una casa para mí sola. Creo que si volviera a vivir, ese sería mi objetivo vital, buscarme la vida para no tener que compartir espacio con nadie, porque a la hora de hacer cosas divertidas, mi gente nunca se apunta.




Por eso me he puesto a buscar por ahí cosas que hacer solo en casa cuando no estás solo en casa. No había, así que he tenido que inventarme mi lista a parte de otra. Quitando cosas. Lo primero que se ha caído ha sido bailar o cantar a voz en cuello, les daría la mejor excusa del mundo para echarme una bronca. Luego se me han caído las series, porque no tengo acceso a la televisión ni al sofá. Esos tienen dueño y yo solo puedo ver lo que se me antoja cuando estoy sola, sola. O sea, prácticamente nunca. Y lo de ver series en compañía está descartado porque no comparto gustos.

Lo primero que he encontrado es que termine un libro. Bien, pero eso ya lo hago, de hecho leo tres a la vez, hay que seguir buscando.

Haz manualidades. Lo hago, incluso incluyo en ellas ganchillo y punto de media, que por una razón que desconozco sé hacer. Pero me da pereza porque ya no tengo la paciencia de antaño. Quiero hacer algo con principio y final en una sesión y eso es imposible. A veces miro la manta de ganchillo que hice cuando nació mi hijo y me preguntó si los días entonces tenían más horas o yo era otra con más paciencia.

Ponte a ver vídeos de YouTube. Bueno, aunque al tercero me canso.

Aprende a usar Tiktok. Estoy en ello, aunque hay que estar solo en casa para grabar vídeos y como que en el baño, que es el único sitio donde me puedo encerrar, no me apetece. Pero los hago. En los cinco minutos que me dejan a solas, lo primero que se me ocurre. Sin filtro...

Cocinar. Tengo ataques de hiperactividad en este sentido. Ayer cociné como para quince personas. Lo tengo casi todo congelado para ir comiéndolo poco a poco yo, en mi casa no aprecian nada la cocina variada, son de sota, caballo y rey.

Cambia de sitio los muebles. Estoy pensando en cambiar mi mesa de habitación. Casi tengo decidido dónde la voy a poner. Me permite más privacidad y podré escribir por las noches.

Limpia las fotos de la galería de tu móvil. Los borré todos en marzo y cada noche dedico unos diez minutos a deshacerme de la mierda que llega por whatsapp, de las capturas de pantalla y de lo que descargo sin querer. Poco entretenido para mí es esto.

Plantea una cita. Vale, la escribo para una novela, porque las citas reales para mí son un recuerdo vago de hace tanto que tendría que hacer un curso de reciclaje de citas para saber por dónde empezar. En la ficción hay mucho margen. Puedes quedar hasta en Noruega si te apetece.

Haz deporte. No te lo crees ni tú. Camino y listo. Me estudio una oposición antes que apuntarme a un gimnasio, fíjate lo que te digo.

Tira la ropa que no quieras. Ya la he tirado, como tire más no tendré nada que ponerme. Bueno, no la he tirado, la doné.

Limpia. Es mi pasatiempo favorito, pero la casa tiene un límite y los rincones también. Y como hago mantenimiento diario, pues tampoco es que haya mucho más que pelos de Ulises por todas partes que da igual que recoja, se sacude y al momento estamos en las mismas.

Sombra aquí y sombra allá, maquíllate. Me encantaba hacerlo, aunque antes de salir a la calle me lo quitaba, pero resulta que ahora le tengo alergia, se me ponen los ojos como un cristo.

Manda un mensaje a los amigos diciéndoles que los echas de menos. Es verdad, he dejado de hacerlo. Hay alguno que me deja en visto desde 2020 y me entró pereza. 

Deshazte de gente en redes. Uf, qué peligroso, me borró Twitter por su cuenta a una individua y se dedicó a insultarme después. Su nombre empezaba por I y el adjetivo que más le pega por g.

Mándale una carta a tu futuro yo. Me lo apunto. Ya se la mandé a la niña del pasado. Me gusta, aunque no la fecharé más allá de tres años.

Haz pizza desde cero. Eso no tiene nada de novedoso, lo hago siempre.

Ordena los libros. Pues aquí tenemos un problema. Yo sé dónde están a pesar del desorden y como los ordene con algún criterio va a ser cuando no los voy a encontrar. Pero siempre puedo sacarlos, limpiarles el polvo y tenerlos en las manos de nuevo.

Mira fotos antiguas. Siempre acabo llorando, así que no. Me falta casi toda la gente importante de mi vida, se han ido muriendo, así que los álbumes no son alegría ahora mismo.

Copia tus frases favoritas. Cierto, tengo una agenda con algunas de ellas que no actualizo hace mucho.

Aprende a dar las gracias en todos los idiomas que seas capaz. Bien, esto es divertido, también me vale.

Hazte rizos con el rizador. Vale, otra cosa que me sirve.

Planea un viaje para cuando todo esto haya acabado. No hace falta, ya lo tengo planeado desde hace mucho tiempo.

Haz 120 abdominales. ¡Estate tú que sí!

Escucha podcast. No encuentro que me entretengan nada. Seguiré buscando.

Inspirado en esta entrada.


sábado, 12 de agosto de 2023

HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA

Hoy he salido a pasear, pero no era temprano y la verdad es que el calor ha hecho que ese rato de ejercicio necesario para mi cuerpo dolorido no haya sido placentero.

Ha sido un paseo silencioso, donde solo un pensamiento ha puesto brillo a este día feo de agosto, el mes más horrendo del calendario para mí. Le leí hace poco, el verano sin vacaciones y sin paga extra simplemente se convierte en el infierno, y no puedo estar más de acuerdo. El pensamiento brillante es que, a lo sumo, al infierno le quedan un par de semanas. Yo no sé lo que son unas vacaciones de verano desde que las hacía con mi padre y mucho menos lo que significa una paga extra, así que solo me queda el calor que no soporto.



Qué le vamos a hacer, no tengo nada de caribeña, gracias al dios que haya que dárselas. A pesar del color del pelo y de la piel, mi espíritu procede de Noruega. Si no es del Polo Norte.

En este paseo incómodo, he ido pensando en lo que quería escribir, pero al llegar a casa apenas me he sentado diez minutos. Mi yo del espejo, la única persona que me cuida, me ha dicho que hoy no corra. Que si no está la comida a las dos, no se va a hundir el mundo. Si hay polvo en los muebles, que lo interprete como que tengo una pizarra para pintar corazones con el dedo.

He sacado una botella de vermú y unas aceitunas, he hablado con una amiga de Tarazona por WhatsApp y me he sentado en el sofá mientras no hacía nada.

Me he dicho lo que sé que me diría Ana, que me quiera y que me cuide. Que si tengo ganas, escriba. Si no, que toque las narices. Y, que si lo veo bien para mi ánimo, pierda el tiempo. O dibuje ojos, o narices, o un pato del revés.

"Haz lo que te dé la gana", lo he escuchado perfectamente en mi cabeza con la entonación de su voz. Y eso es lo que estoy haciendo hoy.

Lo que me da la gana.