jueves, 3 de octubre de 2019

UN CONGRESO, UNA PRESENTACIÓN, UN ENCUENTRO Y UN REENCUENTRO.

Llevo un final de septiembre movidito, sobre todo por asuntos derivados de la publicación de mi última novela, La colina del almendro, una historia ambientada en los convulsos años en torno a la Primera Guerra Mundial. (Más información si pinchas en el título).

El día 11 fue su puesta de largo en papel, un recorrido que espero que se tome con calma y que me depare muchas alegrías, porque creo en esta novela. En realidad, creo en todas las que he publicado, pero también soy lectora y profesora, y estoy convencida de que es la más redonda de las que tengo. Por la trama sólida, por las emociones que se deslizan por las páginas, por el uso del lenguaje. Si veo una ventaja a mi manera de trabajar, lenta, tomándome tiempo, es que también soy capaz de tomar distancia con lo que hago y ser mucho más dura y objetiva.

Si no fuera dura, a estas alturas quizá tendría 30 novelas publicadas y no las que tengo, pero yo misma no las salvo. A esta sí la salvé. También estoy segura de que me costará, después, salvar a otra, así que habrá que esperar también para ver una nueva. O no, a lo mejor la inspiración llega de golpe y descargo en el papel, en poco tiempo, la historia que me ronda por la cabeza. Y me sale perfecta...

No lo sé, solo sé que, lo que publique, no será producto de unas prisas.

Por eso, como voy con calma y me puedo concentrar en darle a esta novela su tiempo, decidí que este año saldría un poco de casa con ella. El 20 se septiembre tenía una cita en Dos Hermanas, en el congreso Ex Libris. Las organizadoras me propusieron participar en una mesa hace unos meses (gracias, Eva) y me pareció muy buena idea. Era una excusa para volver a Sevilla, y además organizamos el 21 de septiembre una presentación en Córdoba, en La República de las letras, organizada por el Café Literario Literatura entre las sábanas y el blog Persiguiendo sueños. Gracias infinitas a Rocío y Alejandra y, por supuesto, a Pilar Muñoz y María José Moreno, mis brujas cordobesas, mis escritoras con magia, que me acompañaron en ese encuentro, rodeándome, arropándome para que no me sintiera sola. Siempre están ahí, son mi equipo, el mejor regalo que me dio esta decisión loca de autoeditar sin ser consciente de lo mucho que me iba a cambiar mi biografía.

Entre una cosa y otra, daba por iniciada esta gira con la novela.

Para mí fue espectacular, solo hace falta ver las fotos de los dos encuentros, el brillo en mis ojos, la sonrisa (es que me cuesta tanto en las fotos) para darse cuenta de lo que los disfruté. Pude ponerle cara a lectores a los que conocía por las redes, conocí a otras y conocí a escritoras que me parecieron personas increíbles. Y disfruté. Pude llevarme mi librito bajo el brazo y ya sé lo que opinan algunas de las personas que se lo compraron.

Estoy empezando a pensar que existe la magia.

Pero ahí no queda todo. El día 27, HarperCollins organizó un encuentro con lectores en la editorial, para ver las instalaciones y hablar de La colina del almendro. Se sortearon 10 pases y allí estuve con las lectoras (una no pudo venir por problemas de agenda y a su sustituta le pasó lo mismo). ¿Sabéis lo bonito que fue? Un detalle que quisieron tener con ellas fue regalarles el libro en papel, pero como no se lo dijimos, alguna ya se lo había comprado y leído. Trazamos un plan B, para que nadie se quedase sin libro, pero hubo que pasar al C. Cosas de las sorpresas y de mis lectoras, que he descubierto que me quieren mucho. No había que leer el libro, eso que quede muy claro, y de hecho alguna me lo preguntó por las redes y le dije que no, que prometía no hacer ningún spoiler. Gracias infinitas a la editorial por organizarlo, a Almudena, Laura y Elisa por acompañarnos. Tengo que deciros que fue íntimo y muy agradable, ese contacto con el lector que te lee y busca tus libros era algo impensable para mí hace una década.

He titulado esto un congreso, una presentación, un encuentro y un reencuentro. Es porque el pasado fin de semana hubo un reencuentro; fui a llevarle un ejemplar de la novela a Olga, que fue profesora de francés de mi hijo y que me ayudó a hacer que Camille sonase "francesa". No quería que dijera las palabras que nos sabemos todos, sino más bien frases que de pronto resulte difícil traducir. Y Olga me ayudó a que estuvieran bien escritas. Nos reencontramos con un café y me di cuenta de lo poquito que hace falta a veces para ser feliz. Tres personas en una mesa contándose unos meses de ausencia y deseando encontrar un momento más adelante para volver a charlar de nuevo. No hicimos foto, las fotos se te olvidan a menudo cuando estás muy feliz.

Dejo aquí otras, el registro en imágenes de lo que estoy viviendo.












martes, 10 de septiembre de 2019

UNA CARTA PARA MARY

Querida Mary E. Davenport:

Tal vez hayas pensado, al recibir esta carta, que al fin te contestaba Camille. O John Lowell. O James Payne para contarte las dificultades de una vida por la que temes. Pero no es así. Quien te escribe esta carta ni siquiera es una mujer de tu tiempo, sino alguien que ha sido testigo de tu historia de viva voz y a través de unas letras maravillosamente escritas y quiere mostrarte ahora su más profunda admiración.

No he tenido la suerte, o tal vez la desgracia, de formar parte de la sociedad inglesa de principios del siglo XX a la que has pertenecido tú, pero nada me hubiera gustado más que haber sido testigo directo de la vida de la mujer fuerte, valiente y un tanto rebelde que demostraste ser, una mujer que a pesar de su juventud y palpable inexperiencia afrontó vientos en contra que la hicieron tambalearse, que abrió los ojos al mundo feroz al que la empujaron sin más armas que las de sus propias manos, su ingenio y ese orgullo perdido en tantas y tantas otras coetáneas tuyas y que tú desempolvaste, dando una lección incluso a más de una de las que ahora conocerán tu historia.

Han sido muchos los inconvenientes por los que has pasado: algunos, tomando forma fuera de ti, como esa guerra maldita que tanto sufrimiento causó; otros, dentro de tu corazón y en nombre de un amor reñido con las costumbres, las imposiciones y los designios de un padre a cuya voluntad te debías. A pesar de lo pudieras sentir.

No sé si quien lea tu historia te juzgará; aunque lo dudo. Yo no lo he hecho, al contrario, he sentido hacia ti una empatía inmensa. He deseado con todas mis fuerzas que te sonriera la vida y, sobre todo, el amor. Que uno de los dos hombres que compartían tu existencia te correspondiera con la intensidad que merecías, con la misma que sentías tú.

Yo hoy me siento emocionada por que el mundo te conozca. Sí, ya sé que no aciertas a comprender la razón; no sabes ni siquiera quién soy. Pero eso no importa. Mis mejores deseos están contigo y con aquella otra mujer que ha querido que tus vivencias vean la luz.

Espero de todo corazón que tú, mi desde siempre querida Mary, conquistes a todo aquel que tenga a bien abrirte las puertas de casa. Que tenga a bien escucharte. Que tenga a bien mirarte a los ojos mientras te encuentra entre las líneas de tus hojas de papel.

Recibe un cordial abrazo. O como solemos decir en mi tiempo:
¡Un besazo enorme!

Pilar.

lunes, 9 de septiembre de 2019

MIÉRCOLES 11 DE SEPTIEMBRE, LA COLINA DEL ALMENDRO EN LIBRERÍAS

El pasado 29 de agosto estrené novela, La colina del almendro, publicada por HarperCollins Ibérica en la colección Top Novel en digital. El miércoles 11 de septiembre será el día en el que llegue a las librerías en formato papel.

Me consta que la estáis esperando así, y os aseguro que me encanta saberlo porque para mí significa algo. También tengo preferencias en cuanto a los libros.

Cuando no me dicen nada, puedo leerlos a través de programas con KU o Prime reading. No me importa porque intuyo que serán libros que me dejarán poca o nula huella. Si lo hacen, la verdad es que los acabo comprando en digital casi siempre para tenerlos o para releerlos cuando quiera (releo cuando me atasco y no encuentro nada que me llene).

Cuando me apetecen, pero no estoy segura de que me vayan a volver loca, primero los compro en digital y, si superan la prueba, me los regalo en papel. Si hay suerte hasta algunos he conseguido que me los firmen los autores.

Cuando me apetecen muchísimo, no me lo pienso, los compro en papel directamente. Sé que estoy loca, porque tengo la casa ocupada por libros, pero no me pienso mudar y, cuando me muera, mis hijos me han dicho que los van a tirar todos -son así de sinceros-, que no ocuparán espacio en sus vidas, así que también en ese sentido estoy tranquila, no serán una molestia para nadie.

Así que, si me decís que la queréis en papel antes que en digital, yo interpreto eso como algo muy, muy bueno.

Vamos a ver cómo transcurre esta aventura.


viernes, 6 de septiembre de 2019

TENEMOS UNA PROPUESTA PARA TI

Se acerca el 11 de septiembre, día en el que se publicará en papel La colina del almendro, mi última novela, y desde HarperCollins Ibérica tenemos una propuesta.





Sí, para ti.

¿Quieres la novela firmada, completamente gratis?
¿Te apetece conocer las instalaciones de una editorial y ver cómo trabajan en ella?
¿Te gustaría charlar un rato conmigo allí?

Pues solo tienes que apuntarte en el siguiente formulario:


Se sortearán 10 pases junto con 10 ejemplares en papel y estoy segura de que será una experiencia enriquecedora para todos. Es posible hasta que os invite a comer un pedacito de bizcocho. ¿Por qué? Bueno, lo entenderéis al leer la novela...

viernes, 30 de agosto de 2019

LE LLAMABAN BRONCO, DE LAURA SANZ


Sinopsis:

Texas, 1868

Rose Randolph vuelve al rancho familiar tras haber pasado los últimos años en Chicago. Las ilusiones que tenía puestas en su retorno al hogar se ven pronto truncadas al descubrir que su padre la ha hecho regresar para casarla con un desconocido. Su tristeza y desolación se verán mitigadas por la presencia de un atractivo e inaccesible vaquero que trabaja domando mustangs salvajes a las órdenes de su progenitor, por el que se sentirá irremediablemente fascinada. Gabriel Salas, el hombre con nombre de arcángel, al que todos llaman Bronco.

Bronco Salas no lo ha tenido fácil en los últimos tiempos. Trabaja en Las Claritas, uno de los ranchos más prósperos de la zona, mientras espera poder cumplir una promesa que le hizo a su familia, por la que ha empeñado su vida y su futuro. La llegada de la hija mayor de su arrogante patrón le supone un contratiempo con el que no había contado. Aun a sabiendas de que cualquier relación con la señora Randolph está destinada al fracaso, y que permitirse caer en la tentación que esa mujer personifica sería un gran error, no puede evitar sentirse atraído por ella.

Ciertas historias de amor están condenadas a no suceder, otras, aun pareciendo imposibles, están escritas en el destino desde el principio. La de Gabriel Salas y Rose Randolph es una de ellas…


Mis impresiones:

Le llamaban Bronco es la sexta novela que leo de Laura Sanz. Desde que la conocí con La chica del pelo azul han pasado unos años y en ellos he visto su evolución positiva como narradora. Durante cuatro novelas dejó la novela de ambientación histórica por la contemporánea, pero esta ocasión vuelve a sus orígenes de alguna manera, a una novela que transcurre hace siglo y medio, y que ha necesitado de un tiempo de documentación para hacer que la historia fuera verosímil.

Pero yo me he dicho a mí misma que no iba a hacer una reseña, que no iba a hablar del narrador equisciente, ni del pasado en el que se nos narra la historia. Tampoco del uso cuidado del lenguaje, teniendo tan en cuenta el decoro poético que hasta se ha documentado en las expresiones mexicanas de algunos de los personajes para que existieran ya en el período que nos narra, y que le dan un tremendo sabor a los diálogos.

Tampoco me apetece hablar de esos capítulos que se enlazan a través de cómo los dos personajes van viendo la misma situación, sin llegar a parecer que se repite, porque ha tenido mucho cuidado en que esas introducciones, necesarias, fueran breves. Os mataría de aburrimiento si me pusiera técnica o me entretuviera en contar que parece que estás en el Oeste americano, cuando describe las calles del pueblo o el rancho Las Claritas. O la forma en la que se visten, o las herramientas que usan, o cómo doman los caballos salvajes.

Quiero hablar de otra cosa.

Quiero hablar de lo que he sentido como lectora.

En esta sexta novela de Laura me ha pasado como en las anteriores, quería encontrar un momento para seguir leyendo. No me he dado cuenta de la cantidad de páginas que tiene, ni siquiera he ido pensando si estaba empleando bien o mal los tiempos verbales, porque en realidad estaban todos tan  bien elegidos y me había metido tanto en la historia que solo quería enterarme de lo que pasaba con Gabriel y Rose.

(También hubo un momento en el que me entraron ganas de asesinar a Laura, pero esto mejor no lo explico mucho. Por si os entran ganas de mandarle a un sicario por hacernos sufrir.)

Le llamaban Bronco tiene lo que le pido a una novela: un punto de intriga, un tanto de romance, una escritura sin escollos, una lectura envolvente que me haga olvidarme del mundo y esa sensación de querer dejarlo todo para leer.

No creo que necesite más razones para enamorarme de una historia, y esta me las ha dado todas.