domingo, 30 de enero de 2022

LO QUE SE ESCAPÓ DE MIS MANOS, LO QUE QUEDA

Durante casi dos años he estado dándole vueltas a lo que este maldito virus me ha hecho perder. Hoy, barriendo la terraza, me he dado cuenta de algo de lo que no había sido consciente. No es un descubrimiento mío, para nada, pero me ha hecho tomar conciencia de lo despistada que he estado en los últimos 22 meses.

¿Qué ves en esta fotografía?

 


Lo inmediato, de hecho lo mismo que me ha llevado a este pensamiento, porque he visto algo parecido en la pared de mi terraza, es contestar: una mancha de humedad. Se puede precisar más, pero no es importante para comprender el pensamiento que ha brillado con luz propia y que me ha hecho valorar todo de otro modo.

En realidad, mucho más grande que una mancha de humedad, en esa fotografía hay una pared. Incluso, si me apuras, una ventana por la que entra la luz. La mancha no ocupa toda la superficie, pero sí toda nuestra atención. Es como si su poder pernicioso lo ensombreciera todo y nuestra mente fuera incapaz de darse cuenta de que hay muchas cosas más.

Yo he estado así en los últimos meses.

Tan obcecada por lo que este virus me ha hecho perder -las oportunidades, un principio prometedor, la promesa de muchas sonrisas y un montón de cariño- que no he visto la pared. Todo lo que había alrededor de esa mancha. 

Y sí, he perdido mucho, pero queda una inmensa pared en la que he encontrado a alguien que me estaba esperando sin saberlo. Alguien que ha tenido la inmensa paciencia de sentarse durante 22 meses a que me diera cuenta de que perder y ganar son antónimos, sí, pero siempre que se pierde algo, también se gana otra cosa, porque forman parte de un todo que tiene que estar equilibrado para que el mundo funcione.

En los últimos 22 meses, alguien estaba ahí, día a día, preocupándose por mí, alentando los sueños que se libraron de focalizarse en esa mancha.

Alguien que me escucha.

Alguien que me respeta.

Alguien que me quiere.

Alguien que siempre va a estar a mi lado por muy feas que se pongan las cosas.

Alguien a quien le importo.

Ni siquiera era capaz de ver lo que tenía tan cerca, perdida en un duelo absurdo, porque en realidad solo habían muerto unos sueños y de esos hay muchos. Se levantan en un instante, se construyen sin problemas. Se modelan a medida y nos sirven de nuevo. Porque, mientras estemos vivos, son tan infinitos como tu imaginación.

Esa persona, era yo misma.

Aunque haya perdido oportunidades, un principio prometedor, la promesa de muchas sonrisas y un montón de cariño, me tengo a mí y tengo paz. Serenidad para aceptar lo que no sale bien y paciencia para limpiar la pared de manchas.

Si he sabido esperarme, sabré continuar conmigo.

miércoles, 12 de enero de 2022

TUS PRIMERAS VECES CONMIGO



Cuando apenas hace un mes que salió a la venta Con suerte... en Navidad (suerte la mía por lo bien que la habéis recibido), vengo a presentaros Tus primeras veces conmigo, una novela romántica contemporánea que saldrá en febrero (el día 9) y que tiene los dos protagonistas más bonitos que he creado nunca.

Si Diego es un encanto, un personaje que va cambiando a lo largo de la novela hasta que al final te lo quieres quedar para ti para siempre, no os cuento cómo es Elora. Es preciosa, por dentro, por fuera, por los lados, en el corazón, en sus emociones... 

Elora es auténtica.

No es nada egoísta, aunque cuando tiene que ponerse ella en primer lugar, sobre todo para seguir adelante respirando de manera regular, lo hace.

Elora es una buena persona, muy lejos del modelo de chica que "triunfa" con los hombres, porque su atractivo está mucho más allá de una fachada atrayente o una personalidad aventurera. Elora es magia cuando te mira, es la bondad personificada, es valiente y luchadora, aunque no lleve armaduras encima ni parezca una guerrera. A Elora hay que mirarla para verla. 

Justo lo contrario que le pasa a Victoria. La ves primero, porque es eso que todos los hombres persiguen: sensual, atractiva... Pero cuando la miras... Entonces todo cambia. Porque si de cerca Elora gana, Victoria, a tu lado, lo acaba perdiendo todo. Y lo complica. Y pone a algunos personajes, como Ángel, de frente contra sus propios miedos. O inseguridades. O defectos.

Y luego está Alicia, o Bárbara. En esta novela vamos a conocer una de sus facetas, pero me guardo en el bolsillo la posibilidad de, cuando me apetezca, presentarla del todo. Porque sé que tiene tantas cosas que contar que no procedían en una novela donde su papel tenía que ser solo secundario.

A Diego y Elora me los he llevado a Mykonos, una pequeña isla del Egeo de la que me enamoré cuando tenía 22 años y a la que no he podido volver aún. Por eso, porque el deseo anidaba en mí desde hace mucho, escribí una historia que me permitiera soñar en alto con ella. Con su blanco y azul, con esa luz tan especial que hace que te enamores de ella nada más bajar del ferry.

Con sus faros, esos que usa para no volver a perderse nunca más.

Los faros que me presentó Elora y que ahora forman parte de mí misma y, si nada se tuerce, pronto también de mi piel.



Hay un tema por ahí que estaba de actualidad cuando la escribí, y que, curiosamente, en este principio de 2022 ha vuelto a saltar a la prensa, pero tenéis que descubrirlo porque si lo cuento es un spoiler de la novela.

Tus primeras veces conmigo saldrá en papel y en digital, bajo el sello HQN, y estoy muy contenta de poder volver a las librerías. Espero que este año, ya sí, podamos vernos en alguna de ellas.

Por cierto, el diario de los deseos volvió a hacer magia. Con ella también. Espero que con vosotros se cumpla.

jueves, 6 de enero de 2022

REBAJAS DE ENERO

Una comedia con el maltrato de fondo, una chica que alquila a un chico para tapar una mentira, una madre que pierde a su hijo y una hija que pierde a su padre. Y, como final, un libro que ayuda a entender qué nos pasa por la cabeza a los escritores cuando escribimos una novela. Todas juntas, 4,45€. Cada una por separado, 0,89€.

Pueden ser para ti o recuerda que es muy fácil hacer un regalo desde la página de Amazon.

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domingo, 26 de diciembre de 2021

MI AÑO LECTOR

Hace unos años me pasaba meses preparando esta entrada del blog. Iba recopilando todo lo que leía, hacía una lista de las mejores y las peores lecturas y después me sentaba en el ordenador a escribirlo.

Hoy, tiro de memoria.

Una, la de la aplicación de kindle, que me ha dicho que este año he leído exactamente 36 títulos (puede que esta semana añada alguno más). Otra, mi memoria, esa que es menos fiable, de los libros en papel. Ahí puede haber otra docena. No está mal para no tener apenas tiempo para dedicarle a la lectura, sino un ratito antes de dormir.

También ha habido otros libros, los que todos los años se releen por trabajo, los que repaso hasta la saciedad, pero esos me he acostumbrado a no tenerlos en mis cuentas.

LOS QUE SÍ

Hay libros, de los que he leído este año, que son un sí rotundo. Entre ellos destacan estos dos:







Ambas, como todas las novelas que me gustan mucho, tienen reseña en el blog, unas impresiones que me guardo sobre todo para mí misma, ya que este espacio nació con ese fin, aunque a veces no lo parezca porque, por cortesía, escribo como si alguien lo estuviera leyendo.

Me han gustado también el montón de novelas de Christine Cross que han caído en mis manos, no estoy segura de si han sido seis o siete, debería mirarlo, pero no me apetece. Es una gran narradora y me resulta muy sencillo involucrarme en lo que me cuenta.

Otra autora que me gusta muchísimo es Joana Arteaga. Creo que este año han sido dos los libros que he leído de ella. Erlendur, además, se llevó una reseña en el blog porque me ha parecido de lo más original.

Dos novelas de Laura Sanz se han colado en mis lecturas, las dos preciosas, My shinning star y Tan fuerte, Marine.

Hay algún libro de Erika Fiorucci, otro de Delibes, alguno más de Nuria Llop...

Y La envidia de los mediocres. Ese es un libro que siempre va a ser especial para mí porque, al abrirlo para empezar su lectura, me encontré con la dedicatoria. Era algo que justo en ese momento ya no esperaba para nada, así que tuve que preguntar si estaba tonta o realmente era para mí. Parece que sí, que este año me han dedicado un libro.

Me lo tomaré como una compensación de todo lo feo que he vivido en 2021.

LOS QUE NO

Pues ha habido solo uno, porque todos los que eran un no los he abandonado como hago desde hace muchos años. El tiempo no está para perderlo en libros que no aportan nada con todos los que hay por leer en esta vida, y si uno no me gusta no tengo ningún reparo en dejarlo por donde vaya.

Pero ha habido uno que tuve que terminar.

Contraviniendo mis normas, llegué a la última página, porque es una de esas historias que parecía que le estaba maravillando a todo el mundo. A mí, en cambio, me horrorizó. 

LOS MÍOS

Solo hay uno, una comedia navideña que ha cosechado un éxito inesperado en lo que viene siendo mi trayectoria actual, y que me tiene descolocada perdida. Me encanta, todo hay que decirlo, que una historia tan sencilla se haya colado en el corazón de tanta gente y hayan sabido entender esta comedia que tiene un poco de tristeza por ver cómo el mundo rural en el que vivo se muere y tiene esa penilla que me da el trato tan interesado con el que a veces nos relacionamos con nuestros mayores.




A 2022 le pido suerte con lo que elija. Y más librerías, por favor. No tengo estanterías ya, pero estoy deseando tocar libros.

viernes, 24 de diciembre de 2021

EL DIARIO DE LOS BUENOS DESEOS

 Hace unos años le regalé a alguien un diario para llenar de buenos deseos. Prometía en su portada que, si lo hacías con fe, esos deseos se acababan cumpliendo. Supongo que era una estrategia publicitaria para vender muchos ejemplares, porque ¿quién cree en la magia?

El caso es que esa persona no creía en absoluto en el diario. Rellenó dos páginas y lo dejó tirado. Un día le pregunté si me lo podía quedar.

En realidad, creo que en ese momento yo tampoco creía mucho en su poder, pero necesitaba una agenda y soy muy de reciclar, reutilizar, reducir. Será por mi máster en Medio Ambiente, no sé, pero el caso es que me daba mucha pena que tantas páginas que podían ser útiles acabasen en un contenedor. Aunque fuera de los azules.

Me lo quedé.

Un día, mucho tiempo después, revisando mi estantería, lo vi. Yo tenía entonces un deseo. Uno de esos poderosos, algo que me nacía muy dentro y que, por otro lado, veía inalcanzable para una chica que vive en el medio rural. O una mujer, que ya era mayorcita aunque en mi cabeza a veces parezca que no he cumplido ni los 18.

Saqué el diario, me quedé mirándolo y agarré un lápiz.

No escribí el deseo, lo dibujé. Luego le añadí las pertinentes palabras que lo redondeasen, pero lo primero que sentí ganas de hacer fue eso, dibujar.

Lo volví a poner en la estantería y se me volvió a olvidar que lo tenía hasta que, un tiempo después, lo abrí. Se me había olvidado hasta lo que había dibujado así que, cuando tropecé con la página el corazón se saltó unos cuantos latidos. Había conseguido eso, lo que dibujé. Exactamente lo que estaba en mi imaginación.

Tengo que decir que detrás de ese deseo hubo muchísimo trabajo, pero también que sé que a veces, por mucho que trabajes, lo que deseas se acaba malogrando. Por eso me sorprendió tanto, por eso me desconcertó un montón y, por eso, volví a dibujar.

El segundo deseo era tan ambicioso como el primero, pero tenía un plus: no dependía de que yo trabajase como una loca para conseguirlo (el primero tampoco, pero menos).

Se cumplió.

No sé cuántos van ya, escritos en sus páginas. Algunos se han retrasado un poco, pero TODOS los he conseguido. Es verdad que no escribo tonterías, que escribo en él solo cuando siento que lo que estoy deseando es algo grande. Y, por grande que sea, esas páginas me lo conceden. Por muy difícil que parezca, sucede.

No sé por qué sucede, prefiero no hacerme muchas preguntas porque seguro que pensaré que estoy muy loca, pero el caso es que ahí está. Y, lo más importante, es también una semilla para la ficción. Es una idea. Quizá algún día cuente una historia de un diario que concede deseos. Me va a salir creíble, porque creo en ello con todas mis fuerzas, porque llevo años viviéndolo.

Eso sí, no contaré los míos.

No porque los deseos que se cuentan no se cumplan (mentira, yo se los cuento todos a esas páginas), sino porque son muy míos y muy especiales.

Hoy he añadido un deseo.

Estoy deseando comprobar cuánto tardará en hacerse realidad.


Feliz Navidad

Mayte Esteban