domingo, 8 de mayo de 2016

IMAGINAMOS LO QUE QUEREMOS



¿Imaginas toda una vida obligado a fingir que eres otra persona? ¿Imaginas pasarte el tiempo aparentando ser quien no eres? ¿Imaginas no poder contarle a nadie tus verdaderos sentimientos? ¿Imaginas sentirte solo en medio de la multitud?

A primera hora de esta tarde he estado pensando en ello. A mí no se me puede dejar pensar un poco porque enseguida mi mente maquina una historia que me entran ganas de escribir inmediatamente. No tengo tiempo para tanto, de momento hay dos novelas a medias que debería terminar antes de arrancar con otra, así que ni siquiera me he tomado la molestia de anotar todas las preguntas que circulaban por mi mente.

Hasta ahora, que me han entrado unas ganas irrefrenables de venir aquí y lo he hecho. Así, a lo bruto, como si agarrase un bote de pintura y me pusiera a hacer grafitties por las paredes de casa (esta es mi casa también).

Os preguntaréis si no es un poco absurdo poner una idea de una novela en público -te la van a copiar, seguro que estáis pensando-, pero no tengo miedo. Las mismas preguntas se le pueden hacer a un hombre o una mujer. A alguien que nació en el llamado primer mundo o en medio de un país tercermundista. La trama se puede ambientar en medio de una gran ciudad o en un entorno rural. Incluso la profesión del/la protagonista podría ser desde conductor de autobús, a economista, político, jueza o limpiadora. Yo que sé. Son tantos los matices que solo por unas preguntas no saldrían historias ni parecidas.

Y además, que a lo mejor ni siquiera me da por escribirla.

Al hilo de esto, mi mente ha seguido dando vueltas mientras me paseaba por delante de la estantería de una librería (vale, lo reconozco, en cuanto puedo ir a una, entro aunque solo sea para disfrutar del olor a libro). Me he puesto a pensar en lo que imaginamos con solo unos pocos datos, algo que nos sucede siempre cuando tomamos un libro entre las manos. El título muchas veces nos lleva a pensamientos engañosos. Nos imaginamos lo que querríamos que nos contase el autor y a veces eso hasta nos decepciona porque no se parece a lo que a él le apetecía contar. Incluso a veces lo mismo sucede con la portada, que nos transporta a lugares diferentes a los que en realidad el autor puso en palabras.

He seguido encadenando pensamientos.

Con las personas que no conocemos pasa lo mismo. Las imaginamos como queremos. A veces fuertes, otras atractivas, algunas sensibles y hasta se nos ocurre que son responsables y mágicas cuando, si nos parasemos a conocerlas de verdad, la fortaleza se volvería fragilidad y el atractivo se diluiría como el azúcar en un vaso de agua. Y magia es la que nos gustaría manejar para que desaparecieran...

No me hagáis mucho caso, es la madrugada de un domingo.

5 comentarios:

  1. ¡Hola! La verdad es que cuando la idea no es muy concreta, no debería importarnos compartirla porque cada uno podemos desarrollar una idea concreta, diferente a la de otra persona (como tú bien has indicado).

    La verdad es que me pasa lo mismo jeje, así que te entiendo perfectamente ;)

    ¡Saludos! <3

    ResponderEliminar
  2. Es lo que pienso, que las mismas preguntas pueden conducir a diferentes respuestas, igual que nos pasa a veces al leer la sinopsis de las novelas, que imaginamos caminos distintos al que toma el autor. Y eso es bueno.

    ResponderEliminar
  3. A mí me parece fantástico que algo que te ronda en la cabeza lo compartas, quizá las respuestas que recibas te sirvan para enfocarlo de otra forma o te ayude con esa idea.
    Y que vengas aquí como terapia de desahogo tb me parece estupendo, proque nos permite a los demás leer tus inquietudes.
    Por cierto, leí Pan de limón y semillas de amapola ;)
    BEsotes

    ResponderEliminar
  4. Esperando impaciente a ver qué me cuentas de ese libro.

    ResponderEliminar
  5. Esperando impaciente a ver qué me cuentas de ese libro.

    ResponderEliminar

Si dejas tu comentario, entenderé que aceptas formar parte del reflejo de este espejo. Gracias por tu visita.