martes, 21 de noviembre de 2017

NOVELAS 2.0



Las novelas 2.0, esas que han surgido a la par que se ha ido desarrollando el mundo de los libros digitales y la difusión del ebook son en extremo exigentes para el autor.

Pensadlo.

Raras son las que no traen adosada una playlist en Spotify -¿qué sería de una novela sin su banda sonora?-, las que no se presentan con montones de fanArts poblados de caras guapas conocidas que incrementan su atractivo y booktrailers impresionantes que nos venden los textos como si de una producción de Hollywood se tratase. Luego está, para apoyarlas, el marketing online, las estrategias de posicionamiento del libro que el autor tiene que dominar -metadatos y demás jerga específica- o, en el caso de que se sienta torpe, dejar en manos de un community manager experto. Y ya, si lo que se quiere es internacionalizar del todo el proyecto, conviene no publicar con el nombre que te puso tu madre, sino elegir un seudónimo en inglés para abrirse puertas y vender en otros mercados, que como esto de internet es global no hay que perder ninguna oportunidad.

Acabo extenuada de tanto extranjerismo y de tanta tontería, y eso que solo he estado pensando en lo que exige la planificación de este tipo de novela, sin ni siquiera empezar a escribirla.

Yo creía que escribir era otra cosa. Pensaba que se trataba de contar la mitad de una historia y, cuando alguien al final la leyera, si es que teníamos suerte de ser leídos, la terminaría en su mente. Virgen de nuestras decisiones, tomando las suyas porque, al final, el lector es la otra mitad del proceso creativo y ¿quién es el autor para quitarle ese papel dándoselo todo hecho?

¡Qué tiempos más extraños y más románticos los de las novelas analógicas! Qué extraño fenómeno el de dejar al lector la libertad absoluta de imaginar y al escritor tiempo para idear la trama, para pensar, como Juan Ramón, en el nombre exacto de las cosas. Para construir universos en el ese raro mundo de la fantasía compartida por dos extraños el que se entraba cuando abrías las páginas de un libro.

¡Qué tiempos cuando el fondo y la forma eran un todo de palabras e ideas y no un barullo de estrategias  de venta y de caras guapas que lo único que hacen es desviar la atención de lo importante!

Como sigo teniendo imaginación, me ha dado por pensar en Clarín preparando un fanArt para la publicación de La Regenta. He visto al pobre hombre dando vueltas por Google, intentando decidir si para el papel de su Ana Ozores era mejor la imagen de Blanca Padilla o la de Lucía López, pegándose con el Photoshop para probar con cuál filtro queda mejor el cielo de Vetusta. Incluso me lo he podido imaginar dando vueltas con su teléfono móvil por Oviedo, intentando captar las mejores imágenes de la catedral con las que ilustrar el principio del booktrailer.

Empezaría, seguramente, con un primer plano del edificio y un texto que recorrería la imagen, el principio perfecto de su novela:

"La heroica ciudad dormía la siesta..."

Luego he despertado de mi ensoñación y me he acordado de que don Leopoldo, además de ser un crítico literario feroz -que moriría de un patatús viendo lo que se publica en muchos casos hoy en día- era un hombre serio y muy cabal, seguro que todo esto de los fanArts y de las gilipolleces en las que se ha metido la literatura en los últimos tiempos se habría tirado de los pelos.

O habría despotricado contra la estupidez que nos rodea.

Parece que ya no importan las palabras, que lo importante ahora es lo accesorio y que las figuras literarias han tenido que ceder el paso a las de la pasarela porque una buena metáfora vende menos que una cara guapa pasado por un filtro de Instagram y una frase trillada, pero chula, expuesta en el escaparate de nuestras redes sociales.

Echo de menos otros tiempos, tal vez, solo tal vez, porque me estoy haciendo mayor...

17 comentarios:

  1. Es todo un absurdo. No me gusta ver booktrailers, porque siempre me decepcionan, no es lo que yo he imaginado.
    Creo que sigue habiendo escritores y lectores que huyen de estas tecnologías. ¡Menos mal!

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    1. Yo no digo que no se hagan, lo que pretendo reflejar es que en muchos casos se ponen por delante del texto mismo, de la esencia de la novela. Y cuidar más el papel con el que envuelves el regalo en lugar del mismo regalo, me parece, a mí, un error.

      Besos

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  2. Llámame rara pero odio toda esa parafernalia. No me gustan los booktrailers que utilizan imágenes de personas, no me gustan los libros con imágenes de personas en las portadas.
    Soy lectora y odio que me impongan lo que debo imaginar. Aún tengo el poder sobre mi imaginación y pienso seguir ejerciéndolo. Soy lectora de otro tiempo.
    Un abrazo

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    1. A mí me gustan más las portadas que juegan con tipos de letra y elementos ajenos a las personas, pero te aseguro que hay que tener mucho arte para diseñarlas. Lo cómodo es la foto y eso, por desgracia, es a lo que acudimos todos. Me incluyo en ello, yo no estoy libre de pecado.

      Besos

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  3. El signo de los nuevos tiempos. Antes bastaba con contar una historia. Ahora, además de contarla, hay que vestirla, adornarla... Los nuevos tiempos. ¿Mejores, peores? Distintos. A mí, como a ti, me sigue gustando al aroma del pasado. ¡Muy buena reflexión!

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    1. Echo de menos la fuerza de las palabras frente a la fuerza de las imágenes. No quiero novelas para ser vistas sino sentidas, palabras y más palabras, libertad para imaginar yo los personajes con la cara que quiera, o sin cara, que tampoco pasa nada.

      Besos

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  4. Soy solamente lectora pero creo que tienes toda la razón.
    ¿Qué más me da a mi que en la portada salga una persona real o que ese fanArt (al principio no sabía ni de que hablabas) hayan personas guapísimas en poses sugerentes? Si va a ser mi imaginación la que a raíz de lo que lea empiece a funcionar.
    Porque aquí lo importante es la historia y dejar volar la imaginación.
    Besos

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    1. Estoy de acuerdo, lo importante es la historia, pero por alguna razón, importa más venderla.

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  5. Pues en esto no estoy totalmente de acuerdo. Clarín era un hombre de su época y nosotros lo somos de esta. No debemos despreciar lo que tenemos a nuestro alcance. Creo que todo en su justa medida puede ser útil, muy útil. El problema está en volcarse más la forma y descuidar el fondo, que es lo que está sucediendo. Besitos

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    1. Clarín era un ejemplo loco de los míos (espero que me lo perdone). Intento ser de esta época y tú, porque has estado a mi lado, sabes que he utilizado los medios que están a nuestra disposición, pero no acabo de entender que sea en eso y no en las palabras, en la fuerza de las historias, donde se esté poniendo hincapié. Tal vez el género en el que he publicado es el que más lo acusa y cada vez me siento más incómoda con lo que veo, con que todo el mundo piense que poner cuatro palabras y dos fotos bonitas ilustrándolas y subirlas a una plataforma sea escribir.

      Besos

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  6. En realidad, Mayte, creo que esto va unido a tu entrada anterior, de la visibilidad, del tema web, bal bla.
    Creo que todo es un gran globo donde entra todo lo que comentas, la playlist, la web, y bla bla.
    Y te digo lo mismo que el otro día, hay que hacer lo que a uno le da la gana. ¿Qué es para ti escribir? Eso es lo que hay que seguir.,
    Besitos.

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    1. Lo sé, pero hay temas de los que tenemos que hablar en ámbitos que no sean solo lo privafo. Hay gente que me ha dicho que me perjudica como autora ser clara, pues igual es cierto, pero es que esto no es un tema sin importancia.

      Besos

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    2. Venía a darte las gracias por el coment que acabas de ponerme, muchas gracias. SUper interesante, ¡me lo apunto!

      Y ya que he visto tu respuesta, te diré que no es que sea como escritora, es que eres una persona de hablar claro y con sinceridad. Y te llevas palos, porque a mí tb me pasa, hablo de manera directa, con respeto, pero me gusta la claridad. Y chica, al menos somos fieles a nosotras mismas.
      Sigue haciéndolo.
      Besotes.

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  7. En este tema creo que hay que hacer caso de la máxima: «Renovarse o morir». Son nuevos tiempos, creo que es bueno que al lado de los maravillosos clásicos, siempre atemporales, los escritores modernos hagan uso de las nuevas tecnologías para promocionar sus novelas -sobre todo en algunos géneros - porque es cierto que dejan menos espacio a la imaginación pero no es menos cierto que en estos tiempos se lee poco o cada vez menos (según las estadísticas) y puede haber potenciales lectores que se animen con estas promociones que, de no existir, probablemente no conseguirían atraer su atención. En el término medio está la virtud, como en todo. Pero es sólo mi opinión, claro. Lo que es innegable es que cada vez cuesta más destacar como escritor y yo cada vez admiro más a quienes se dedican a este noble oficio. Un beso, Mayte.

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    1. Me he renovado, me he tratado de adaptar y he hecho todo lo que se le "exige" a un autor estos días, pero llega un momento en el que te das cuenta de que eso te hace perder un tiempo maravilloso que podrías emplear en corregir el texto o desenredar la narrativa (hay párrafos en algunas novelas publicadas hoy en día que ríete tú de la que se montó cuando en 1453 se les olvidó cerrar una de las puertas de Constantinopla y los turcos la invadieron).

      La gente no lee, claro que no lee. Ni siquiera leen muchos de los que van leyendo en el autobús. Leer es también extraer del texto algo. A lo mejor es porque me muevo todos los días entre adolescentes que me miran con cara de flipados cuando leemos una sola página, les pido que resuman y son incapaces. ¡Por dios, una página! En la que apenas subyace una idea. No les digo que busquen la tesis del texto, solo que me digan qué han entendido y no se han enterado de nada. NADA. Por eso, esta literatura visual que no demanda esfuerzo es tan inútil como que vean la tele.

      Por cierto, para ver la tele o un película, ya están la televisión y el cine.

      Besos

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  8. Sí, a veces se añoran esos tiempos... Pero bueno, son estos los que nos ha tocado. Y supongo que todas estas cosas influirán para la venta de un libro. Aunque en mi caso prefiero no ver booktrailers ni dejarme influir por nada. Y que mi imaginación trabaje un poco, que luego se acomoda y se vuelve floja.
    Besotes!!!

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    1. Claro que son estrategias de venta. Mira, se me está ocurriendo (ahora que no estoy perdiendo casi amigos por se clara como el agua) que en sus perfiles, para no engañar a la gente, podrían poner "vendedores de libros" en lugar de escritores.

      Lo que más me fastidia es que muchas de estas personas ponen a parir a gente como Ken Follet, por poner un ejemplo, cuando ya les gustaría a ellos ser la mitad de coherentes contando historias.

      Yo sigo sin considerarme escritora, lo he puesto en el blog porque tengo tres libros con editorial, varios premios y la certeza de que, para mí, esto no es un negocio. Pero si fuera vendedora de libros no lo habría puesto.

      Besos

      (se nota un poco que estoy enfadada, creo)

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