sábado, 3 de agosto de 2019

UN DESCAPOTABLE MARCÓ EL PRINCIPIO DEL SIGLO XX

Para escribir una novela ambientada en un período de la historia que no es contemporáneo al autor es necesario documentarse mucho más que para una que sí lo es. Es la única manera de empaparse del momento y crear la atmósfera necesaria para que el lector se sienta en el instante que se le quiere mostrar.

En ese proceso de documentación, mucha de la información que se recopila no sirve para después redactar la novela. En realidad debe ser así, pues de otro modo nos acabarían saliendo libros con miles de páginas que aburrirían hasta al lector más dispuesto.

Una de las cosas que no he utilizado en la novela que estoy a punto de presentaros, La colina del almendro, es todo lo relativo a un coche.

Como es sabido, a finales del siglo XIX, Nicolaus August Otto diseñó el primer motor de combustión interna. Fue un invento revolucionario en el que enseguida se fijaron mentes despiertas que empezaron a desarrollar un sector absolutamente novedoso y revolucionario: la automoción. Al principio, como es lógico, los automóviles eran objetos de lujo que solo estaban al alcance de muy pocos. Entre las clases altas empezaron a sustituir a los coches de caballos como medio de transporte y la realeza, por descontado, también los adquirió. En 1914, un automóvil descapotable como el Gräf & Stift era algo que muy pocos se podían permitir.



Cierto es que Henry Ford había empezado a fabricar en serie el modelo T, aplicando las teorías de Taylor  en su industria, que con inteligencia y muchas dotes de algo que hoy se llama marketing acabó haciéndose multimillonario, pero el mundo no viajaba a la velocidad de hoy y algo que había empezado en 1908 en EE.UU. no había llegado a Europa en 1914. Todavía se veían pocos vehículos, que solían compartir las calles con los coches de caballos y las bicicletas.

El 28 de junio de 1914, a bordo de un coche, iba a cambiar la historia. El Archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, acompañado de su esposa Sofía, recorría una calle de Sarajevo en el asiento trasero de un  Gräf & Stif. Asistía a un acto oficial, en el que se iba a producir una inauguración y un acto en el ayuntamiento cuando, a mitad de recorrido, una bomba lanzada por uno de los integrantes del grupo terrorista que pretendía asesinarlo rebotó en la capota, cayó al suelo y explotó bajo el siguiente vehículo de la comitiva.

En un primer intento, el Gräf & Stift Double Phaeton, o más bien la casualidad, les salvó la vida.

Los actos oficiales no se interrumpieron y el Archiduque se trasladó, como estaba previsto, al ayuntamiento. Allí tenía que pronunciar un discurso. Se dice que, en algún momento, medio en broma, le comentó al alcalde que vaya manera de recibirlo habían tenido (esto no lo he podido confirmar, pero no me resistía a guardármelo).

Al terminar, las autoridades decidieron que los archiduques hicieran un recorrido diferente al que estaba previsto, evitando las calles más estrechas del centro. Era una buena idea, pero se les olvidó avisar al conductor. El resto de los coches de la comitiva empezaban a tomar otro rumbo y el chófer, al ser avisado por sus compañeros de los cambios que se habían pactado, paró para dar marcha atrás.

El motor se caló.

Fue ese momento el que aprovechó el activista de la Mano Negra, Gavrilo Princip, para disparar a los herederos: al Archiduque en el cuello y a Sofía en el abdomen. El resto de la historia es bien conocido. Austria dio un ultimátum a Serbia, al creerlos cómplices del asesinato del heredero y su mujer. Es decir, no se acusaba del atentado, puesto que no se había podido probar después e la investigación policial, pero sí de tolerarlo. El malestar que se generó se fue extendiendo por una Europa que en esos tiempos era un polvorín y el resultado es de sobra conocido, el primer gran conflicto de la historia a escala mundial que supuso el principio de el siglo XX.

Y todo, empezó en un coche...

viernes, 2 de agosto de 2019

POR FIN... QUIZÁ



Hoy, después de cinco años, puedo decir que he empezado a ver un poco de luz en la oscuridad.

Hoy he ido a recoger unos análisis que tenía pendientes y estaban casi perfectos. El verano pasado eran un puñetero desastre, pero hoy parece que las cosas empiezan a enderezarse y los valores están todos donde deberían. Incluso algo que no parecía estar muy allá, al repetir una prueba ha dado bien, así que por ese lado puedo dejar de preocuparme.

Hoy, también, he vuelto a casa con un tratamiento esperanzador.

Llevo cinco años viviendo con un dolor que a ratos es insoportable, un dolor sordo que me vuelve loca y que combato como se me ocurre, porque ante la ausencia de evidencias más allá de lo que yo siento, no tenía un fácil diagnóstico. Sin embargo, otro síntoma que ha dado la cara por otro lado, algo que aparentemente no tiene mucha relación, ha hecho que los planetas se alineen, una idea se haya puesto en primer plano y un tratamiento probable se haya sentado en la mesa de la consulta. Ambas cosas, diferentes en apariencia, pueden tener el mismo origen y esta vez si hay algo visual que puede ayudar a encontrar qué es lo que está pasando.

Dentro de un rato, cuando termine de redactar esta entrada y el calor insoportable de la calle baje un poco, iré a buscar mi medicina a la farmacia. Soy consciente de una cosa, tal vez puede que no funcione, pero quienes hayan pasado por lo que yo estoy pasando saben que este es un paso de gigante. Ya no me dirán que estoy loca, que soy una hipocondríaca, que me estoy inventando algo o que estoy muy estresada y soy yo misma la que se provoca estos síntomas. Porque ahora ya sí hay algo que se ve y que está iluminando el camino.

También siento alivio porque sé que no es grave. Quizá sea crónico, quizá me tenga que quedar con mi dolor, pero también es posible que sienta cierto alivio, que algunas veces he necesitado con desesperación y no he tenido. A lo mejor, tal vez, quizá... funcione y me olvide de todos los palos de ciego. De los dos años tratando otra cosa que yo estaba segura de que no era el camino y que me provocaron más mal que bien. De los montones de veces que me he sentido sola e incomprendida cuando esto se ponía cansino y me decían que no era para tanto. De las vueltas que ha dado mi cabeza, porque cuando estás así no puedes evitar pensar que quizá lo que tengas sea grave y, para cuando lo descubran, ya no haya tiempo.

Ya viví eso con mi padre.

Pero no, parece que esto no me va a matar, incluso hasta el posible que, con paciencia, con suerte, con un poco de fortuna, se pase para siempre.

¿No sería magnífico?

Llevo todo el día imaginando que así es, que podré volver a hace cinco años, cuando lo noté por primera vez y me tomé un ibuprofeno pensando que se pasaría. Podré volver a una vida que no dependa de llevar el bolso lleno de remedios tontos. Incluso, si sueño un poquito más, hasta pueda dejar de depender de mi férula, quizá hasta pueda dormir sin ella...

Me ha venido bien que sea justo ahora cuando sucede esto, cuando la esperanza se abre hueco y la luz entra a raudales, porque lo interpreto como una pequeña victoria. Y en un tiempo que parecía lleno de derrotas, vencer lo que parecía invencible, o al menos tener un arma en las manos para defenderte de ello, es más que suficiente.

Sé que no estoy siendo clara con lo que me sucede, pero permitid que no lo sea, que esta entrada sea solo un grito silencioso de victoria en mi casa virtual, en mi refugio de palabras, el aliento que a veces se necesita para poder seguir respirando.

Voy a poder con esto, va a funcionar. Lo deseo con todas mis fuerzas y voy a poner todo mi empeño en que no se me olvide tomar la medicina ni una sola vez. Ya está bien de dolor, ya lo necesitaba, ya necesitaba que esto se enderezase, porque sé que sin esto, lo que viene, que es mucho y muy bueno, lo voy a disfrutar mucho más.

Y quizá, solo quizá, pueda volver a sentarme a escribir en estas tardes calurosas de verano con un café helado al lado del portátil, quizá pueda contar esa historia que tengo a medias o, si me animo, empezar esa otra que está solo dentro de mí y que no se parece a nada de lo que he hecho hasta ahora.

Quizá...

miércoles, 31 de julio de 2019

LA COLINA DEL ALMENDRO, MI NUEVA NOVELA




Os enseño la nueva novela que publicaré con HarperCollins Ibérica. Como veis, se llamará La colina del almendro, en honor a un árbol de la propiedad en la que vive la protagonista de mi historia en 1913, año en el que arranca la historia.






No es la primera vez que escribo una novela con un marco histórico, pero si que la ambiento fuera de España. Esto tiene una razón y está en la misma gestación de la novela. Como de momento no voy a contaros mucho de la trama, sí que os voy a decir cómo nació.

Octubre, 2014.

Un mes antes, había terminado la redacción de La chica de las fotos. Registré la novela y, sin perder un día, la mandé al Certamen HQÑ. Quería probar suerte en un concurso importante pero, sobre todo, me seducía  la idea de que ellos se quedaban con la opción de publicar el manuscrito en el caso de que les hubiera resultado interesante. Solo por esto último, por tener esa opción, me presente.

Después, me quedé vacía.

Cuando terminas una novela estas como un poco perdido, pero además ese verano también había terminado Brianda. Necesitaba escribir algo nuevo.

2014...

1914...

De pronto recordé que estábamos en el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial. ¿Y si escribía algo en este contexto? La Primera Guerra Mundial no era un acontecimiento que yo conociera a la perfección, pero sí sabía de su importancia como hito que marca un cambio de mentalidad, el paso del XIX al XX, la sensación de que todo lo conocido se desmorona frente a los asombrados ojos de quienes sobreviven al horror que supone y el momento en el que empieza a gestarse un mundo en el que la ciencia empuja a la religión y las mujeres buscan su lugar en la sociedad.

Mi planteamiento era una novela en tres partes: antes de la guerra, la guerra, los felices años 20. Pero pensé ambientarla fuera, porque España fue neutral en ese conflicto.

Pensé en una historia en capítulos cortos, o más bien divididos en escenas que irían precedidos de una carta de alguno de los protagonistas. Con el armazón de mi historia bien anclado, empecé a escribir.




Después, por aquellas cosas que pasan en la vida, quedé finalista en el HQÑ con La chica de las fotos y mi historia se quedó inconclusa. 2015. Después me entraron ganas de contar lo que les había pasado a Paula y Javier después de Su chico de alquiler y escribí Entre puntos suspensivos, 2016. Y también tuve un deseo irrefrenable de escribir otra novela muy distinta, con un protagonista masculino. Seguía siendo 2016. Luego publiqué Entre puntos suspensivos con HQÑ. 2017.

Y llegó entonces, algunos asuntos personales me pusieron freno.

Ese año es para no recordar. Intenté avanzar con esta novela, pero cada día era más complicado. Tuve que esforzarme muchísimo y, solo al final, fui capaz de encontrar el tiempo necesario para dedicárselo. En ese tiempo de parón, había mutado. Aunque no escribiera, no dejé de documentarme y eso hizo que mi idea principal se fuera acomodando a lo que descubrí en esa fase que es la de documentarse, esencial y una de las más enriquecedoras cuando escribes. Ya no contaba solo lo que en principio quería contar, sino que la sencilla historia que había planteado se había ido convirtiendo en un espejo de lo que sucedió en ese momento. En el campo de batalla, en la retaguardia, en la sociedad... y lo que pasó con las mujeres, sus reivindicaciones para conseguir el voto que también es un modo de lograr alzar la voz contra otras injusticias y tener la posibilidad de decidir. Un primer paso necesario para que mi protagonista tomase conciencia de lo injusto de lo que a ella misma le estaba pasando, aunque en principio no pareciera tener mucho que ver con eso de votar.

Esto es lo que traigo, una novela larga, dulce a ratos, dura otros porque una guerra como esta lo requiere. Con algunas dosis de aventura y personajes que se quedan contigo. Sobre todo esos niños secundarios que, no se por qué, se me dan tan bien.

En esta, mi niña se llama Virginia...

Espero que me acompañéis en esta aventura. Sería un honor.

Esta es la sinopsis de la historia, que ya está en preventa:

El mundo y la vida de Mary Ellen se quiebran cuando su padre, el conde de Barton, entra en su cuarto. Ha decidido casarla con un rico comerciante sin rastro de nobleza afincado en Boston. Mary no puede creer que su padre renuncie a que su prometido sea aristócrata, pero sabe que de nada le servirá protestar por no haber sido consultada. Ha sido educada para aceptar que todas las decisiones de su vida las tome el varón de la familia.
Tras una precipitada boda, se ve obligada a trasladarse a Londres desde Almond Hill. Poco después de llegar a la ciudad, Mary descubrirá los secretos que encierra su extraña boda. Y también que al corazón no se le puede atar con un contrato.
Ambientada entre el final de una época y los convulsos años que marcan el principio del siglo XX, La colina del almendro es una historia de venganzas, supervivencia, amor y guerra.

Saldrá al mercado a finales de agosto y en papel el 11 de septiembre.

jueves, 18 de julio de 2019

COMER Y AMAR, TODO ES EMPEZAR

Ya estamos a 18 de julio, así que termina la preventa de Comer y amar, todo es empezar, y podrá comenzar a descargarse en vuestros dispositivos desde multitud de plataformas. Puedo contar poco de esta historia porque es muy cortita y me cargaría esos minutos de lectura que espero que sean amenos para quienes se decidan a acompañarme, pero sí puedo abriros el apetito. (No, no os voy a dar la receta que incluye el libro porque lo interesante es que la descubráis vosotros).

Pero sí puedo contaros... por ejemplo... 

Que esta historia, transcurre en Grimiel, (veo en mi mente a tres personas sonriendo después de leer este nombre). Grimiel es un pueblo pequeño de Castilla, en el que hace mucho, mucho frío en invierno. Es un pueblo de esos bonitos, con una plaza antigua, casas de piedra y un bosque en los alrededores...


No es un relato de muchos personajes, la misma longitud del planteamiento no permitía que me fuera por las ramas, así que, con mucha pena, porque estoy segura de que podría haber contado muchísmas más cosas de haber tenido más libertad, lo dejé en tres personajes.


Carlos

El dueño del picadero de caballos, un joven que ha decidido montar un negocio por su cuenta que le permita vivir en su pueblo. 


Paola

 Su contrato en la farmacia se acaba y tiene que dejar Grimiel el irse a vivir a la ciudad cuando pase la Navidad.


Leyenda

La yegua de Paola, que además es su mejor amiga, y que de pronto se convierte en un problema para su nueva vida.

En medio de todo, la Navidad, una decisión, una receta de solomillo con pasas y arándanos (que está de morir de rico) y mi deseo: haceros pasar un tiempo de lectura agradable.

¿Me acompañáis en esta aventura?





¿Quién se anima a mandarme fotos de la receta?

martes, 9 de julio de 2019

RECETAS PARA EL CALOR DE UNA NOCHE

Hace una semana, HarperCollins Ibérica, dentro de la colección HQÑ, empezó a poner a la venta una serie de relatos románticos ideales para el verano. Nueve autoras -entre las que me encuentro- os vamos a ir presentando historias de amor aderezadas con comida. Lo que habéis leído: cada uno de los relatos tiene una receta que comparten los protagonistas y las instrucciones para preparala narradas. Son historias cortas, perfectas para leer en un ratito completas, y además han pensado en los lectores porque solo van a costar 0.99€ (menos en alguna plataforma, que cuenta con descuentos propios y costarán aún menos).




De momento solo estarán a la venta en digital, pero dependerá un poco de vosotros, de vuestra respuesta, que acaben formando parte de un volumen conjunto que, quizá, en algún momento pueda salir en papel.

Llevamos muchos meses preparando esto -ya se sabe, los tiempos editoriales son como las cosas de palacio, van despacio- y todas estamos muy ilusionadas, porque ha sido un reto. Una cosa es escribir lo que tú quieras y otra intentar amoldarte a lo que te proponen. En mi caso en concreto, el reto ha sido el espacio, condensar en las páginas que en otros proyectos no son más que el principio una historia completa. Las palabras límite también limitaban lo que quería contar y me han obligado a pensar mucho.

¡Bravo por los que escribís relatos con arte! Creo que es un género de lo más complicado.

El calendario de fechas de salida de los relatos os lo pongo, acompañado de una imagen de cada uno. Si queréis ver las portadas, todas en la misma línea, y leer las sinopsis pinchad en el título y os llevará hasta ellas. Todas las imágenes, incluida la que está más arriba, son cortesía de Carla Crespo, salvo la de Erika y la mía, que las he hecho yo. Estuve enredando con ellas y no sé dónde las he guardado.



Una influencer gastronómica viaja a un pequeño pueblo de la costa de EE.UU. para resolver un misterio, quién deja algunas noches en la playa una olla de deliciosa sopa de almejas para deleite de vecinos y turistas. 






Amelia es chef de un restaurante de París que tiene dos estrellas Michelín. Ansían una tercera, pero lo que flojea en la carta son los postres. Por eso, y porque necesita un pequeño descanso, se apunta a un curso de cocina en el Basque Culinary Center, donde conocerá a Eneko, el profesor de repostería. ¡Cómo es Eneko!




¿Por qué elegir si lo puedes tener todo?

Paola se tiene que marchar de su pequeño pueblecito a causa del trabajo, y para ello debe renunciar a muchas cosas que ama, entre ellas una yegua blanca llamada Leyenda. Nada parece que pueda cambiar eso, pero un solomillo con pasas y arándanos y un paseo a caballo por el bosque con Carlos, el chico del picadero, le demuestran que quizá a lo que no se debe renunciar es a ser feliz.




Empezar de nuevo siempre es complicado, aunque también puede ser un regalo, la maravillosa oportunidad de volver a la casilla de salida. Lucía Pedraza recibió ese regalo cuando regresó a Madrid y decidió que ya era hora de ponerse en marcha, cuando entendió que la mejor forma de avanzar era dar el primer paso. Ni saltos al vacío, ni acciones heroicas, ni grandes aventuras, simplemente andar y dejarse sorprender porque la vida, hasta en un inesperado curso de postres, te puede sumergir en la más mágica y apasionante historia de amor.












Espero que los disfrutéis muchísimo, que nos hagáis un hueco cada semana y, entre lectura y lectura larga, os animéis a leer nuestros relatos. Y, por qué no, también a hacer las recetas tan fantásticas que os proponemos.

¡¡Felices lecturas de verano!!