martes, 15 de febrero de 2022

NOCHES COMO HOY



Hoy ha sido un día especial, un día en el que un premio ha marcado una muesca más en este juego literario del que no me gustaría despegarme nunca. De madrugada, con la resaca de una tarde increíble en la que había tanto a lo que atender que me era imposible llegar a todo, pienso.

En el camino.

En todos los pasos dados a lo largo de estos años, desde que decidí que al menos una vez en la vida se debe apostar por uno mismo. 

En todas las alegrías que llevo, que dan para pavimentar ese camino de baldosas amarillas que lleva hasta la ciudad Esmeralda.

En mirlos blancos.

En historias de largo recorrido.

En la ilusión de la primera presentación y los maravillosos recuerdos de la última.

En toda la gente bonita que he conocido en este tiempo.

En los lectores que me permiten contarles historias y me las devuelven con intereses.

Un premio es un reconocimiento público, pero también te obliga a pararte de madrugada a pensar en lo que te ha traído hasta aquí. Llevo un rato escuchando mis pensamientos, mientras de fondo la oigo esa tormenta artificial sin la que ya no soy capaz de dormir. Y me doy cuenta de que no han sido solo las cosas buenas que todos ponemos en primer plano. Esas son motivación para sentarte a escribir. Alas blancas que te acarician el alma con su suave tacto. Ángeles que te susurran las partes dulces de la historia, como si fueran esas musas de las que hablaban los griegos. 

Hay otras.

Las ganas de abandonar cada dos por tres.

El desaliento cuando no encuentras las palabras.

La soledad de muchos días. Y muchas, muchas noches. 

Las historias sin recorrido que al final tenían tanto que te ahogaron en medio del océano porque tú no dabas la talla.

Son las partes malas, las crueles, las que te hacen levantar del suelo, sacudir la tierra de las rodillas despellejadas y tirar de eso que tienes dentro. ¿Orgullo? No sé si es la palabra. Quizá se parece más al coraje, a la valentía mezclada con un poquito de rabia.

Fue un mes en el que mis rodillas acabaron magulladas, después de que me empujaran al suelo, cuando decidí que tenía que ponerme a prueba. La novela estaba escrita, reposada y corregida. La novela me gustaba.

Casi nadie supo de mi decisión, ni siquiera se la conté a los más íntimos porque cuando uno se pone a prueba no hacen falta testigos. Era yo la que necesitaba salir a flote con mis propios medios. Era yo la que quería saber si ese océano podía cruzarlo a nado y llegar viva al otro lado. Y me importaba muy poco si a los demás les parecía bien o mal que lo hiciera, y no quería testigos de mi esfuerzo o de si, al final, acababa engullida por el mar. 

No quería testigos porque para saber de qué estamos hechos la única persona que importa es uno mismo.

Una mañana de diciembre, me desperté y el mar ya no estaba. Quizá esa novela tan bonita para mi madre, que al final fue de todos, despejó el agua. Dejaron de importar muchas cosas a las que yo misma había concedido una importancia inmerecida y solo se quedó eso que me impulsa a mover los dedos por el teclado como si fuera un piano que reproduce la música de mi mente. Y llegó enero y su frío, pero yo ya no lo sentía igual. Y empezó febrero, y se me había olvidado que en el verano, cuando me hicieron sentir tan pequeña que el mar parecía inabordable, me había puesto a prueba.

Ni siquiera me acordaba de que se fallaba el premio esta semana.

Por eso, quizá, me ha sabido más dulce.

Por eso, hoy solo quiero pensar bonito.

Tengo experiencia para saber que las tormentas volverán, pero debo recordar también que pasan y que puedo con ellas.

Y otra cosa más.

Debo acordarme de una colección de personas muy especiales que no me han dejado sola ni un instante. Sin adjudicarse títulos, sin pretender lugares, han estado ahí. Conmigo. A un WhatsApp de distancia contestado al instante.


martes, 8 de febrero de 2022

TODO AL ROJO

Hay refranes que son muy sabios, que hablan de no poner todos los huevos en la misma cesta ni meter nada donde esté lo que da de comer.

A la que te despistes, te quedas solo.

O te arruinas.

Pero hay veces que apuestas. Se re va la cabeza y pones todas tus fichas en el mismo lugar, confiándole a la suerte tu destino. Si ganas, lo tendrás todo. Si pierdes...

A veces no se contempla perder.

A veces, cuando la vida brilla, un todo al rojo nos parece la opción perfecta. Solo cuando en un instante nos encontramos con las manos vacías vemos la dimensión de la apuesta.

El riesgo. 

La pérdida.

Y no sirven las lágrimas, porque nadie te puso una pistola en el pecho.

Fuiste tú quien se empeñó en que tu cielo no tenía límites. 







domingo, 30 de enero de 2022

LO QUE SE ESCAPÓ DE MIS MANOS, LO QUE QUEDA

Durante casi dos años he estado dándole vueltas a lo que este maldito virus me ha hecho perder. Hoy, barriendo la terraza, me he dado cuenta de algo de lo que no había sido consciente. No es un descubrimiento mío, para nada, pero me ha hecho tomar conciencia de lo despistada que he estado en los últimos 22 meses.

¿Qué ves en esta fotografía?

 


Lo inmediato, de hecho lo mismo que me ha llevado a este pensamiento, porque he visto algo parecido en la pared de mi terraza, es contestar: una mancha de humedad. Se puede precisar más, pero no es importante para comprender el pensamiento que ha brillado con luz propia y que me ha hecho valorar todo de otro modo.

En realidad, mucho más grande que una mancha de humedad, en esa fotografía hay una pared. Incluso, si me apuras, una ventana por la que entra la luz. La mancha no ocupa toda la superficie, pero sí toda nuestra atención. Es como si su poder pernicioso lo ensombreciera todo y nuestra mente fuera incapaz de darse cuenta de que hay muchas cosas más.

Yo he estado así en los últimos meses.

Tan obcecada por lo que este virus me ha hecho perder -las oportunidades, un principio prometedor, la promesa de muchas sonrisas y un montón de cariño- que no he visto la pared. Todo lo que había alrededor de esa mancha. 

Y sí, he perdido mucho, pero queda una inmensa pared en la que he encontrado a alguien que me estaba esperando sin saberlo. Alguien que ha tenido la inmensa paciencia de sentarse durante 22 meses a que me diera cuenta de que perder y ganar son antónimos, sí, pero siempre que se pierde algo, también se gana otra cosa, porque forman parte de un todo que tiene que estar equilibrado para que el mundo funcione.

En los últimos 22 meses, alguien estaba ahí, día a día, preocupándose por mí, alentando los sueños que se libraron de focalizarse en esa mancha.

Alguien que me escucha.

Alguien que me respeta.

Alguien que me quiere.

Alguien que siempre va a estar a mi lado por muy feas que se pongan las cosas.

Alguien a quien le importo.

Ni siquiera era capaz de ver lo que tenía tan cerca, perdida en un duelo absurdo, porque en realidad solo habían muerto unos sueños y de esos hay muchos. Se levantan en un instante, se construyen sin problemas. Se modelan a medida y nos sirven de nuevo. Porque, mientras estemos vivos, son tan infinitos como tu imaginación.

Esa persona, era yo misma.

Aunque haya perdido oportunidades, un principio prometedor, la promesa de muchas sonrisas y un montón de cariño, me tengo a mí y tengo paz. Serenidad para aceptar lo que no sale bien y paciencia para limpiar la pared de manchas.

Si he sabido esperarme, sabré continuar conmigo.

miércoles, 12 de enero de 2022

TUS PRIMERAS VECES CONMIGO



Cuando apenas hace un mes que salió a la venta Con suerte... en Navidad (suerte la mía por lo bien que la habéis recibido), vengo a presentaros Tus primeras veces conmigo, una novela romántica contemporánea que saldrá en febrero (el día 9) y que tiene los dos protagonistas más bonitos que he creado nunca.

Si Diego es un encanto, un personaje que va cambiando a lo largo de la novela hasta que al final te lo quieres quedar para ti para siempre, no os cuento cómo es Elora. Es preciosa, por dentro, por fuera, por los lados, en el corazón, en sus emociones... 

Elora es auténtica.

No es nada egoísta, aunque cuando tiene que ponerse ella en primer lugar, sobre todo para seguir adelante respirando de manera regular, lo hace.

Elora es una buena persona, muy lejos del modelo de chica que "triunfa" con los hombres, porque su atractivo está mucho más allá de una fachada atrayente o una personalidad aventurera. Elora es magia cuando te mira, es la bondad personificada, es valiente y luchadora, aunque no lleve armaduras encima ni parezca una guerrera. A Elora hay que mirarla para verla. 

Justo lo contrario que le pasa a Victoria. La ves primero, porque es eso que todos los hombres persiguen: sensual, atractiva... Pero cuando la miras... Entonces todo cambia. Porque si de cerca Elora gana, Victoria, a tu lado, lo acaba perdiendo todo. Y lo complica. Y pone a algunos personajes, como Ángel, de frente contra sus propios miedos. O inseguridades. O defectos.

Y luego está Alicia, o Bárbara. En esta novela vamos a conocer una de sus facetas, pero me guardo en el bolsillo la posibilidad de, cuando me apetezca, presentarla del todo. Porque sé que tiene tantas cosas que contar que no procedían en una novela donde su papel tenía que ser solo secundario.

A Diego y Elora me los he llevado a Mykonos, una pequeña isla del Egeo de la que me enamoré cuando tenía 22 años y a la que no he podido volver aún. Por eso, porque el deseo anidaba en mí desde hace mucho, escribí una historia que me permitiera soñar en alto con ella. Con su blanco y azul, con esa luz tan especial que hace que te enamores de ella nada más bajar del ferry.

Con sus faros, esos que usa para no volver a perderse nunca más.

Los faros que me presentó Elora y que ahora forman parte de mí misma y, si nada se tuerce, pronto también de mi piel.



Hay un tema por ahí que estaba de actualidad cuando la escribí, y que, curiosamente, en este principio de 2022 ha vuelto a saltar a la prensa, pero tenéis que descubrirlo porque si lo cuento es un spoiler de la novela.

Tus primeras veces conmigo saldrá en papel y en digital, bajo el sello HQN, y estoy muy contenta de poder volver a las librerías. Espero que este año, ya sí, podamos vernos en alguna de ellas.

Por cierto, el diario de los deseos volvió a hacer magia. Con ella también. Espero que con vosotros se cumpla.

jueves, 6 de enero de 2022

REBAJAS DE ENERO

Una comedia con el maltrato de fondo, una chica que alquila a un chico para tapar una mentira, una madre que pierde a su hijo y una hija que pierde a su padre. Y, como final, un libro que ayuda a entender qué nos pasa por la cabeza a los escritores cuando escribimos una novela. Todas juntas, 4,45€. Cada una por separado, 0,89€.

Pueden ser para ti o recuerda que es muy fácil hacer un regalo desde la página de Amazon.

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